A una semana de la segunda vuelta la campaña retoma sus bríos.
Parecía estar estancada, en suspenso y, muchos se apresuraron a dar por elegido a Iván Duque, dada la diferencia en votos con Gustavo Petro luego de la primera vuelta y las adhesiones de los políticos y los partidos tradicionales a su candidatura.
Sin embargo, los hechos de los últimos tres días alrededor de la candidatura de Gustavo Petro, volvieron a detonar la agitación política y sacudieron el marasmo en que se encontraba la etapa de la segunda vuelta.
Los ocho días que vienen son vitales.
El electorado está moviéndose y definiendo su voto con base en los acontecimientos alrededor de las campañas. Por ello, disminuir, desestimar el impacto del ingreso de Antanas Mockus y Claudia López a la campaña de la Colombia Humana es equivocado.
La fórmula Gustavo Petro presidente y Ángela María Robledo Vicepresidente está creciendo y sus posibilidades de ganar son altas.
La foto de Ángela María Robledo, Antonio Navarro, Antanas Mockus, Angélica Lozano, Gustavo Petro, Jorge Iván Ospina, Claudia López, María José Pizarro, David Racero, es una foto poderosa.
Nadie puede decirles ladrones, todos han construido sus procesos a punta de esfuerzo, de esfuerzo propio.
No nacieron ungidos por sus apellidos. Todo lo contrario. Sus procesos se han construido a contracorriente.
Expresan y representan una historia de búsquedas, frustraciones, derrotas, persistencia por mayor democracia y por el cambio.
Expresan todo lo contrario a lo que representan Iván Duque y muchos de sus aliados, conocidos por acusaciones en unos casos, y condenas por otros, de hechos que van desde corrupción hasta asesinato, como bien ha documentado La Silla Vacía, entre otros.
A la campaña Petro, se suman Ingrid Betancourt, la vice de Humberto de la Calle, líderes de opinión como Antonio Caballero, contradictores como Daniel García-Peña, que deciden poner más allá de sus dudas, consideraciones para evitar el regreso al poder de los mismos a la Presidencia y al gobierno nacional.
El dilema Uribismo- Antiuribismo, ha sido superado por fortuna y lo que tendremos que definir en ocho días es cambio contra continuidad.
De manera evidente, el juego de esta segunda vuelta se ha reducido a sí los colombianos vamos a elegir un gobierno de los mismos poderes de siempre, o daremos la oportunidad para que sectores, visiones e historias personales distintas sean las que gobiernen a Colombia luego del 7 de agosto.
Tenemos entonces ocho días intensos en el corazón y el pensamiento de cada votante.
No parece que lo que digan los candidatos por estos días transforme mucho la voluntad del elector, en cambio, lo que vaya ocurriendo alrededor de las candidaturas será decisivo.
Lo que es un hecho innegable es el nivel de politización positiva que le han significado estas elecciones a Colombia.
Ciudadanos con información de reglas electorales y no, hablan con propiedad de los formularios E-14, de las inconsistencias del Registrador, del fraude grande o pequeño, pero probado según el Consejo Nacional Electoral, CNE.
Hablamos de los temas electorales como comentando las jugadas de la Selección, en esa bella costumbre de sentirnos técnicos mientras seguimos el partido de fútbol.
El debate sobre la utilidad o inutilidad del voto en blanco, dejó de ser un tema de analistas. La política ha dejado de ser el ejercicio simple de depositar el voto en la urna para complejizarse en la identificación de qué intereses defienden los candidatos, qué historia hay detrás de quienes los apoyan. La promesa de una chamba, o el pago de las cincuenta o cien barras por el voto, no es el factor dominante.
La participación electoral libre en la Costa Caribe, es un partir de aguas en la historia electoral de estos departamentos. Es una liberación de las cadenas más oprobiosas que amarraron por años la conciencia ciudadana y la sumieron en la indignidad y la miseria.
Esperemos que esa libertad se incremente en la segunda vuelta y que sea sostenida en el tiempo, especialmente de cara a las elecciones locales del siguiente año.
Estos ocho días, mucha templanza.
Ojalá la campaña de Iván Duque, brinde la posibilidad de un debate y elimine la sensación que deja, de tener miedo a confrontarse con Gustavo Petro.
Ojalá que los medios escritos, radiales y televisivos sean respetuosos y objetivos con sus audiencias, y entreguen herramientas para comprender porque es mejor la continuidad que defienden, que el cambio.
Que expliquen, por qué es mejor apoyar el candidato de César Gaviria, Andrés Pastrana, Álvaro Uribe, los banqueros, las asociaciones gremiales de siempre, dirigidas por funcionarios que salen de los ministerios a los gremios y de los gremios a los ministerios.
¿Por qué es preferible que la educación superior sea privada con estímulos para los estudiantes más brillantes de los estratos bajos, mientras las universidades públicas están desfinanciadas y destruidas?
¿Por qué eso es preferible a tener una educación pública superior universal, de acceso gratuito para todos, conviviendo con un modelo de universidades privadas?
¿Por qué?
Que ayuden a entender a los electores ¿por qué razón es preferible el anuncio de ministros jóvenes defendiendo postulados viejos, a tener ideas y criterios nuevos que dirijan el gobierno?
Ya el país vio a Andrés Felipe Arias en el poder, joven educado con honores, que iba conociendo el país mientras ejercía nada menos que de ministro de Agricultura.
En fin, que convenza Darío Arizmendi a sus oyentes, sobre por qué es preferible un privilegiado sistema de medios de comunicación de propiedad de empresarios y banqueros, a uno mixto en el que los sectores sociales y las comunidades tengan redes propias que narren sus historias en sus propias voces y puedan dar cuenta de sus visiones, en igualdad de condiciones frente al mercado.
Cambio o continuidad dilema sostenido de 70 años para Colombia.
El cambio, una ambición enarbolada por Jorge Eliécer Gaitán, por Camilo Torres, por Luis Carlos Galán, por Bernardo Jaramillo y Jaime Pardo Leal.
El cambio ambicionado por Carlos Pizarro, por Carlos Gaviria, por tantos idos pero también la ambición de muchos vivos, de Antanas, de Sergio Fajardo, Claudia López, de Jorge Robledo y su consigna de no más “los mismos con las mismas, de Antonio Navarro, y de quiénes soñamos con la Constitución de 1991. El cambio que usted desea. El que yo deseo.
Ese dilema Continuidad o Cambio lo podremos resolver dentro de ocho días. Marcando con una X la continuidad con Iván Duque y Martha Lucía o el cambio marcando a Gustavo Petro y Ángela María Robledo.
En ocho días usted decide.
@alvarojimenezmi
ajimillan@gmail.com