“Ése era un pueblo muy antiguo donde pertenecieron miles de recuerdos entre las gentes que vivían en esta época, era pacificadores, tradicionalistas, pero tenía conflictos con sus vecinos pueblos, Suaqui y Batuc quien se comparaban el origen de las personas que se hospedaba. Tristemente cuando fue a principios de los años sesenta cuando el agua de la nueva presa cubrió los pueblos de Batuc, Suaqui y Tepupa. Ha pasado casi medio siglo y los originarios y descendientes de los tres pueblos siguen añorando el terruño. Para visitar a sus muertos, arrojan coronas de flores al agua. En ocasiones bajan los niveles de la presa y se descubre parte del pueblo. Entonces van y buscan entre el lodo el espacio que ocupó sus casas, sus corrales, sus calles... organizan fiestas y hasta bailes. “ (Tomado de Pueblos en el Olvido.)
En este México nuestro, hubo una vez algo: abundancia de agua, agua limpia, pura, cristalina. Pero hubo también ambición. Quizá esa ambición no se notó al principio pues la población era corta y el territorio tan vasto que ni siquiera se sabía en donde acababa, eso cuando el virreinato. Pasó el tiempo (varios siglos) y hubo también, ya en 1953, el Año de Hidalgo y sabemos bien lo que ocurrió a partir de la “institucionalización” del concepto. Ahora, 2015 estamos en el Año de Morelos, y ni siquiera sabemos para dónde vamos. Esto lo traigo a colación porque lo que vemos ahora es Churumuco, Michoacán, lugar en el que fuera cura José María Morelos y Pavón. El pueblo quedó inundado por la construcción de la presa Morelos, mejor conocida como Infiernillo. Foto tomada de La Voz de Michoacán.
No es solamente en México donde han ocurrido este tipo de cosas, no los “Años de…” sino la inundación de pueblos, ocurrió en Egipto, cuando se construyó la presa de Aswan, en donde se sabía que una zona arqueológica sería inundada pero, los vestigios fueron movidos, se rescataron. Incluso, lo recuerdo, hubo un templo que Egipto regaló a España, como agradecimiento fue el de Debol. Lo que vemos era Viejo Guerrero, en el estado de Tamaulipas, inundado cuando se construyó la Presa de la Amistad.
Este es un caso particular, no es único en el mundo, tenemos, por ejemplo Pompeya, ciudad del imperio romano sepultada por las cenizas del Vesubio, excepcional sitio arqueológico y acá, en Michoacán, hace poco más de medio siglo, hizo erupción el Paricutín y el pueblo cercano, San Juan Parangaricutiro, quedó cubierto por lava volcánica. Lo incluyo en esta temática de inundaciones aunque en este específico caso la inundación no fue de agua, sino de lava volcánica, el lugar me parece sumamente atractivo pero, dadas las circunstancias que por allá se viven, no he podido ir.
El caso del pueblo del Zangarro es, igual que tantos otros en México, que luego de la construcción de una presa, el pueblo desapareció, la foto es, evidentemente, antes de que la presa de La Purísima, en el municipio de Guanajuato entrara en operación. En la actualidad el templo descansa en el fondo de esas aguas, eso decía la tradición, pues más bien en la actualidad se puede ver pues el nivel de la presa ha bajado mucho debido a las sequías que azotan la región.
Varias son las presas que se han construido en el Estado de México, una de ellas para aprovechar las aguas del río Lerma a poca distancia de donde comienza su largo recorrido, esa es la Presa Antonio Alzate, pero no es el caso de la toma que ahora vemos, la cual es en el municipio de Santo Tomás de los Plátanos en el cual ocurrió lo propio. Esto es en las cercanías de la Presa Miguel Alemán, es decir la de Valle de Bravo.
Otro caso, ocurrido en Tamaulipas, es en la Villa de Padilla, sitio anotado en las páginas de la Historia de México por haber sido el lugar en donde Agustín de Iturbide fuera fusilado. Cuando las ideas políticas se volvieron a confundir se pensó en la heroicidad del declarado el (otro) Padre de la Patria, exhumados sus restos y trasladados a la ciudad de México para, dicen, hacerle las honras fúnebres más fastuosas (amén de solemnes) en México. Décadas más tarde, ya en el siglo XX se construiría la Presa Vicente Guerrero y la Villa de Padilla quedaría sepultada en las aguas. Se construiría la Nueva Villa Padilla.
En Aswan, Egipto, se salvaron esos magnos templos de Abu Simbel, mientras que en Chiapas, cuando la construcción de la Presa de Malpaso, cuyo nombre oficial es Presa Netzahualcóyotl, no importó que el templo dominico de Quechula quedara dentro del vaso que formarían las aguas una vez entrando en operación.
El asunto de la necesidad de agua es latente en nuestro tiempo, lo ha sido desde hace varias décadas, pues aquella abundancia ya no es tal. ¿O es que nos hemos reproducido sin medida? Desaparecieron 4 de los 5 lagos que había en el Valle de México. Desaparecieron el lago que formaba el manantial del “Río Grande de Toluca”, por rumbo de Almoloya del Río; desaparecieron la Ciénega de Zacapu, desaparecieron los lagos de la región de La Laguna, Coahuila, que por algo se llamaba así. Por otro lado, se han creado “lagos” al construir presas, desapareciendo pueblos, como San Luis Taxhimay en el Estado de México.
Me dice un amigo de Sonora que fue una necedad construir la Presa del Novillo, no lo dudo, pero lo que me sorprende (aunque no por obvias razones) es ver que cuando la presa tuvo agua quedaron dentro de sus aguas misiones jesuitas del siglo XVIII.
Por los rumbos de San Luis Potosí también ocurrió la pérdida de un pueblo cuando se creó la Presa de la Muñeca.
Igual ocurrió con la construcción de la Presa Calles y la desaparición del pueblo original de San José de Gracia, Aguascalientes.
Y en Guanajuato, no se cantan nada mal las rancheras, pues ocurrió por los rumbos de León que al hacer la Presa del Palote, la Hacienda del Palote, quedó inundada.
Santa Inés, Acámbaro, Guanajuato, quedó bajo las aguas de la Presa Solís. Igual ocurrió con los vestigios arqueológicos de Chupícuaro, esto es en el municipio de Acámbaro.
Parque de los Tres Pueblos, en Hermosillo, Sonora. "Hay que asentar que el frente de la cantera rosa de esta iglesia fue trasladad a este lugar en 1964, cuando las aguas de la Presa Plutarco Elías Calles, mejor conocida como El Novillo, anegó a los pueblos de Batuc, Suaqui y Tepupa. Hoy en día, el lugar donde antiguamente estuviera la hacienda, luce muy bonito. Incluso que de las 171 hectáreas se podría decir que el predio que ocupara el vivero de la SARH, es lo único que queda del terreno original, o sea tal como lo conoció y adquirió el sargenteo de milicia don Agustín de Vildósola en 1742". (Tomado de Sonora Mágica.)
Una Hacienda que quedó bajo las aguas cuando se construyó la Presa Allende en San Miguel de Allende, Guanajuato. Sé de lo que ocurrirá en los Altos de Jalisco cuando terminen la Presa del Zapotillo y Temacapulín desaparezca, pero, considerando la situación económica actual del país y, peor aun, lo que se proyecta para 2016, al parecer esa presa no se concluirá.
Quizá me falto incluir algún otro sitio, si sabes de uno más que esté en estas mismas características te agradeceré me lo comentes. Nota: todas las fotos las tomé de la red, en algunas no doy el crédito pues no tengo los datos a la mano, como quiera, lo hago solo con el afán de compilar lo que sucede en nuestro país.
