Miguel A. Arévalo

Iberdrola ha decidido subir un 8,6% los precios de la energía y, en concreto, encarecerá a partir del mes que viene la tarifa de la luz al final del túnel.

La empresa argumenta que la demanda de optimismo ha aumentado exponencialmente desde la llegada de la crisis, produciéndose en ocasiones saturación en la red y abusos de numerosos usuarios que se agarran a un clavo ardiendo y provocan cortes en el suministro.

Las facturas llegarán a la velocidad de la luz

“La luz de mi vida cada día es más cara y muchas veces lo veo todo negro. Crees que habrá luz al final del túnel y luego resulta que no, que tenías un recibo pendiente. Si alguien sabe cómo llegar a fin de mes con estos sueldos y estas tarifas, que me ilumine”, se queja Alfredo G., uno de los clientes de la compañía.

Iberdrola insiste en que en España hay mucho iluminado “y eso tiene un coste que se tiene que pagar”.

Adelantándose además a los posibles impagos, la empresa ya ha advertido de que se la cortará a todos aquellos que no paguen el consumo de la luz. “Encima dicen que te la cortan. Pues que me la corten, porque estoy tan deprimido que ya ni la uso”, insiste Alfredo G.

Asimismo, ha molestado especialmente a los ciudadanos el anuncio de que las facturas de Iberdrola se enviarán a la velocidad de la luz. “Por temas relacionados con el continuo espacio-tiempo, es posible incluso que empecemos a facturar el consumo de 2020 antes siquiera de que éste se haya producido”, alerta Iberdrola en una nota publicada en su página web.

Libre Mercado 2013-10-30

Un estudiante noruego, llamado Kristoffer Koch, descubrió el bitcoin cuando este empezaba a desarrollarse en 2009. En ese momento decidió adquirir 150 coronas noruegas (unos 19 euros) de la moneda digital para ver cómo funcionaba.

Los bitcoins se almacenan en carpetas protegidas con una contraseña que Koch olvidó. Hace unas semanas Koch encontró la carpeta y se hizo con la contraseña. Las 150 coronas con las que compró 5.000 bitcoins se habían convertido en más de 600.000 euros. "Me comunicaron que tenía 5.000 bitcoins y que en la actualidad eso equivale a 641.892 euros", ha explicado el noruego en una entrevista recogida por The Guardian. El experimento de Kristoffer sirvió para que adquiriera un departamento en una de las zonas más adineradas en Oslo.

¿Burbuja en la moneda digital?

La moneda digital de moda, creada en 2008, ha experimentado un crecimiento en su cotización en apenas cinco años que ningún experto pronosticaba. Cuando comenzó su andadura su precio era muy bajo. Con un dólar se podían adquirir aproximadamente 1.300 bitcoins. La crisis económica, la inflación y la crisis del euro han ayudado a bitcoin a pasar de una especie de experimento futurista a una realidad en la que confían miles de personas. Algunas empresas influyentes han empezado a aceptar el pago de bitcoins y hoy la cotización de esta moneda descentralizada ha llegado a superar los 200 dólares.

Pese a que muchas empresas han empezado a aceptar el pago con esta moneda y su uso se ha generalizado en todo el mundo, el bitcoin es una moneda que se mueve en una zona de alegalidad. Es una moneda descentralizada, es decir, no depende de ningún banco central del mundo. Sin embargo, en el momento que empezase a ser molesta a los bancos centrales o para los gobiernos estos podrían declararla ilegal. Esta incertidumbre asociada a la moneda digital puede hacer que en cualquier momento la cotización se desplome.

Además, los gobiernos de diferentes países empiezan a darse cuenta que el bitcoin se utiliza en algunas páginas web que comercializan productos ilegales y para blanquear dinero. Hace unas semanas la justicia de EEUU cerraba la web clandestinaSilk Road, conocida como el 'ebay o el amazon de las drogas'. En este sitio los usuarios podían comprar estupefacientes y otro tipos de productos ilegales. "La página web Silk Road ha servido como un enorme bazar del mercado negro, donde los usuarios han realizado actividades de compra y venta de drogas ilegales y otros bienes y servicios ilícitos", explicó el agente del FBI Christopher Tarbell.

Las compras y ventas en esta web se hacían mediante bitcoins. El desmantelamiento de la misma provocó un desplome inmediato de la cotización de la moneda virtual que, poco tiempo después volvió a dispararse.

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La actriz Ángela Molina ha recibido este miércoles la Medalla de Oro de la Academia de Cine en un acto simbólico que se repetirá esta noche durante una fiesta que tendrá lugar en un conocido hotel de la capital. Este galardón es "un acto enorme de justicia" que reconoce la dilatada trayectoria de Molina, ha señalado Enrique González Macho. El presidente de la Academia ha destacado la calidad "profesional y humana" de una actriz que, miembro de una saga de artistas, comenzó su carrera hace 40 años.

Tras reconocer su devoción por 'Las cosas del querer', película de 1989 dirigida por Jaime Chávarri y protagonizada por la madrileña, llegó el posado con la actriz. Y la locura. El galardón, diseñado por Chus Burés, fue pendiente, corazón, aureola y forma sagrada en manos de Molina. Rezumaba fragilidad y despiste. "Estoy como en un sueño. No sé si estamos aquí o en un lugar de la memoria", declaraba. Después de agradecer la labor de sus compañeros de oficio, ha hecho lo propio con los espectadores: "El amor es lo que me ha hecho actriz, el amor de los demás. Sin el público este trabajo no sería 'sagrado', como digo yo".

La actriz acumula más de un centenar de apariciones en cine y televisión desde su estreno cinematográfico en 'No matarás' (César F. Ardavín, 1974), cinco nominaciones a los premios Goya y una Concha de Plata a la mejor actriz por su interpretación en 'La mitad del cielo' (1986), de Manuel Gutiérrez Aragón. Sus canas son célebres en el cine español: "El cine es tan verdad como la vida, y a veces en los personajes que hago me doy cuenta de lo mayor que soy", reconoce. "Lo único que me da la edad es respeto. Pero observando a mi madre me parece lo más sublime: la verdad de la experiencia".

La actriz ha recordado que el presidente de la Academia le dejaba entrar gratis al cine cuando estaba en los Renoir. "Me venía bien no pagar", bromea. Pero como no todos los espectadores tienen la misma suerte, Molina ha dado su opinión sobre el éxito rotundo de la Fiesta del Cine (con películas en cartelera a 2,90 euros): "El público nunca falla si la dicha es buena. Sería preferible que las entradas del cine fuesen... 'sensatas', para que el público no tenga que entretenerse en pensar si puede pagarlas o no. No tendría que haber ninguna traba para poder entrar en un museo o un cine", ha señalado. "La cultura es nuestra, somos nosotros los que la generamos y nos la merecemos", ha subrayado.

Lanzado el guante a las salas, tocaba hablar del IVA cultural. ¿Cree que habrá marcha atrás? "Sí, creo que están a punto de hacerlo, ¿no?". Y venga risas. Los cambios que ha experimentado la industria del cine durante las últimas décadas ha empujado a los actores a "hacer más teatro y televisión" y a adaptarse a los tiempos. "Malos tiempos", concreta. "Hay poca producción, pero estamos unos con los otros, y somos muy conscientes de que tenemos que disfrutar de nuestro trabajo pase lo que pase".

By Graham Smith on October 18th, 2013 at 7:00 pm.

Ultima Ratio Regum is a “a semi-roguelike game inspired by Jorge Borges, Umberto Eco, Neal Stephenson, Shadow of the Colossus, Europa Universalis and Civilization.”

Ultima Ratio Regum so far procedurally generates a solar system, a planet and its continents, ziggurats, the riddles and block-pushing puzzles that allow you to explore those ziggurats, and the positions of the vines covering the blocks you’re pushing. It’s beautiful.

Ultima Ratio Regum is one of a few ambitious, long-term projects which I think represent the most exciting things about indie game development, about PC games, and about what technology can do for the games of tomorrow. I emailed Mark Johnson, the game’s solo developer, to talk about all of the above.

Procedural generation is being used more and more in the creation of games. Is that due a technological leap, or necessity?

In a way, I think it’s neither. Procedural generation has been used in games for a few decades, and whilst I can understand the necessity argument for creating games of a certain scale and making the game shoulder some of the weight of generating content, so to speak, I think it’s a more social phenomenon.

Games like The Binding of Isaac, FTL and Spelunky have taken roguelike mechanics from being only in a fairly niche set of games to a wider audience, and more and more people now see the kind of interesting and highly challenging gameplay they can produce. To me, the real proof of this was when the word “roguelike” was mentioned on stage at E3 2013 – a truly momentous occasion for roguelike players! I think there’s also a certain appeal in designing a game that can still surprise the designer, and throw up interesting/emergent things you might not expect.

What made you decide to rely so heavily on it for content creation in Ultima Ratio Regum? Is it about making content creation easier for you when you’re a single developer?

I’m not sure if procedural generation makes content generation easier or harder; the time you save in creating hand-drawn levels is then spent again making sure everything fits together. I find doing 95% of a generator takes 5% of the time, then the remaining 95% of the time is spent handling exclusions, telling the game how to deal with unusual situations the generator might throw up, and so on. At the same time, you can’t “close off” too many options, otherwise you then lose the benefits of procedural content, so I think there’s a balance to be struck there (and one that takes quite a while to code).

Personally, it was a combination of being a long-term player of games with procedural content, and also just wanting to see what kinds of interesting worlds a complex generator could throw up. The other reason for me personally is that a lot of URR will be “puzzles”, procedural riddles or certain kinds of hidden/subtle content, and I didn’t want that stuff to be so easily spoiled by a wiki or similar.

What are the benefits from the player’s perspective?

The two big benefits to the player are that a procedural game is fresh every time you play it (or at least fresher than a non-procedural equivalent), and also that it demands a very different kind of skill. It is no coincidence, in my opinion, that many procedural games are very challenging – as Daniel Cook described very well, games with randomness demand “mastery”, rather than skill, which he describes as the ability to navigate the game’s random systems and do the best you can with whatever the game gives you. It stops you from rote-learning strategies and gets the player thinking every single time they play, which is something I value a lot in the games I play. No matter how technically skilled I’ve become at one, it can always produce difficult and unusual situations.

What’s hard about procedural generation? What are the current limits on what we can do with it?

As I say, the hardest part is creating generators which can produce a huge range of situations, but can also intelligently handle any weird situations that might arise – like two rooms that aren’t connected, or making sure procedural keys and doors are correctly placed, and that kind of thing.

One major goal of URR is to challenge the idea that roguelikes are graphically simple, and to do this by creating “procedural graphics”, which isn’t really something that’s been extensively explored in roguelikes until now. For instance, the “landscape” in the main menu is generated uniquely every time you load the game, and each design on the stone blocks in ancient ruins has dozens of permutations.

You’re making an ANSI 4X RPG set in a fantasy world with puzzles and combat and armies and history and so many different things. What’s your key passion? What drives you to make this thing?

I’ll be the first one to admit my key goal has changed over the project! With that said, it has very much now settled. The key driver at this point is to make a game that moves procedural content in new and interesting ways, and also to connect on some level to my daytime work as a social scientist (hence the civilization/history generation, etc).

A large inspiration for the project is the work of Jorge Borges, an Argentinian author who wrote a lot about themes (labyrinths, infinity, etc) which resonate with roguelikes but haven’t been fully explored. I think there’s a lot of room for creating some very interesting gameplay ideas based on his work, and even though I’m over two years into the project, that’s only just now starting to come together.

As for what drove me to make this thing, I’ve just always wanted to make games, and I finally decided to teach myself to code, get off my backside, and do so! If nobody else is going to make your dream game, only one option remains…

There’s a uncommon scale and ambition to URR, and games like it. What makes you want to do something so large, rather than condensing your ideas?

I suppose the scale has something to do with me as a person – when at university, for instance, I found it very hard to stop myself going off on interesting tangents in my work and focus on the actual question at hand. Similarly, I’m doing a doctorate at the moment and I’ve had to keep “focusing” my work so it actually forms a coherent whole.

URR is a way that I can indulge a bunch of interests – procedural generation, challenging games, social/political science, and also a few philosophical ideas which are going to feature more in the game in the future – in a single place, with no overt “restrictions”. I know that comes with it a risk of the game losing focus, but (although it may not look it) the objectives are now actually far more tightly-knit than they were perhaps a year ago.

How do you remain motivated over such a long-term project?

Various ways. Firstly I have a clear image of where I want it to be in six months, say, or a year, and focusing on that goal really helps. Secondly it’s a real morale booster to spend a week programming in a new and detailed generator, then have it start throwing up coherent levels or ideas. Thirdly the fans I’ve gathered so far have been a huge motivating factor – I’m routinely amazed and humbled by how positive some of the feedback has been. It’s great to see that the ideas have really resonated with some people.

Do you imagine you’ll make lots of games in your lifetime, or do you imagine working on URR for decades to come as the Dwarf Fortress creators do?

I’m pretty confident this is the only large game I’m going to make. I anticipate at least another decade of work on it, give or take. I do also have some very small and very focused ideas for games I’m going to make in the future, setting aside maybe just a week to produce the entire thing. I haven’t done so before this year, but I feel my programming ability is now sufficiently not-awful that I’d have a good chance at quickly firing out another game.

There’s a yearly 7-Day Roguelike (7DRL) challenge, which is precisely what it says on the tin, and next year I intend to do it for the first time with one other idea I’ve had. I doubt I’ll ever make a game without a procedural aspect to it, but my 7DRL ideas are sufficiently weird that I’d really like to try them out.

With such a big project, and such a focus on its world design, how do you approach the design of game mechanics?

This has been a tough part of the project. The last release was the first that actually contained any “gameplay”, though every release from now on is going to have less and less world generation and more and more gameplay.

I’m thinking about design primarily in terms of setting up very difficult and very interesting situations for the player – you can have so many variables in a game like this, ranging from the “macro” like what belief the player follows and the effects that might have, to the “micro” like what particular items you have on you at the time, that I suppose it is about creating broader systems where vast numbers of things can arise in combinations I might not have foreseen.

Equally, even in its final iteration URR will have far less combat than other roguelikes, so I’m trying to make a slightly slower, more exploration-focused game in some ways, without sacrificing the challenge that combat with a lot of variables produces. A lot of the difficulty in the game doesn’t come from combat, but from other sources. The release I’m working on now focuses on procedural traps with various outcomes, triggers and effects, and even from my early testing there’s clearly space for some interesting emergent interactions there.

You’re doing a Space Policy phD. Does that feed into URR in any meaningful way?

I wish I could say yes, but sadly not. My work and reading as a social scientist in a broader sense heavily informs the game – though this won’t become clear until 0.5 is released, which will bring with it all the generation of civilizations, history, religions and the like. Some of the central thematic elements of the game (which as I say are only now starting to emerge) are about how we understand truth, and the ways in which different civilizations perceive reality according to different metrics (science, myth, etc), and that’s all heavily influenced by my day job. Though there won’t be any spaceships. I think.

What games do you love right now?

For better or worse, difficulty and challenge are my primary driving force for the games I play, so I either end up playing games which demand a lot of thought and strategy – Dungeon Crawl Stone Soup is a perennial favourite – or those that need high levels of twitch reflex. On the latter note, the XBLIG game Score Rush [also available as a free-to-play browser game at that link -Ed] is one of my current obsessions, and I really enjoyed Electronic Super Joy and recently (finally) 100%ed Isaac.

At the moment I’m also doing the rounds of older games I never played at the time – I’m currently going through the original Deus Ex, and System Shock 2′s on the list. At the risk of sounding like the quotidian indie games snob, apart from Dark Souls & XCOM (which has a great permadeath mode) I can’t think of a recent AAA game I actually bought! I guess URR’s objectives are reflected in the games I play – the tougher something is, the more satisfying it is when you figure something out for yourself and develop that kind of mastery over the game’s systems.

Ultima Ratio Regum is currently available to download in version 0.3.1c, and is updated regularly. So far it generates riddles and an entire solar system.

MHH / Iberoamérica / Agencias 2013-10-16

El vicepresidente del Área Económica del gobierno de Venezuela, Rafael Ramírez, ha anunciado que se iniciará un operativo especial de importación de productos desde Argentina, Colombia y Uruguay para combatir la escasez de alimentos que sufre el país. Según algunos informes, el desabastecimiento más grave se centra en productos como el azúcar, la harina de trigo y de maíz y la leche en polvo, esto en especial por el aumento de la demanda y la caída en la producción nacional.

De manera paralela y para asegurar futuras compras en el exterior, se creará un sustento económico de unos 700 millones de dólares a través del Fondo Nacional para el Desarrollo Endógeno (FONDEN) y que llegará directamente de los ingresos del petróleo.

Por el momento, el gobierno de Maduro se ha visto obligado a pagar esta primera importación a través las deudas que esos países tienen con Venezuela y contraída desde hace ya varios años en especial durante el régimen liderado por Hugo Chávez. Como ejemplo, lo importado desde Colombia suma 600 millones de dólares, cifra que el Gobierno cancelará con bonos de Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), que a su vez serán vendidos en el exterior para obtener divisas, según dijo Ramírez.

El diario El Universal señala que los niveles de escasez de productos básicos se mantienen elevados por los controles de los precios y según un último informe sobre las carencias de algunos establecimientos en el mes de agosto, la escasez supera el 41% de alimentos básicos.

Este panorama se une a la grave situación de los precios, en especial después de registrar una inflación en septiembre –calculada en el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC)– del 4,4%, siendo la acumulada de los últimos 12 meses de 49,4%, una de las cifras más altas de los últimos años. Uno de los rubros más afectados es el de los alimentos y bebidas alcohólicas que en este último mes aumentó en 4,9%, dejando la anualizada en 67,3%.

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"Austeridad". Éste es uno de los términos que ha empleado el Gobierno y, más concretamente, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, para anunciar el proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2014 presentado al Congreso la semana pasada. Sin embargo, el análisis de las grandes cifras por el lado de los gastos arroja una imagen muy diferente a lo que, comúnmente, se entiende por austeridad. Y es que, el gasto público, lejos de reducirse, aumentará, como mínimo, otro 2,7% interanual el próximo ejercicio.

En concreto, el gasto total del Estado (Gobierno central, organismos autónomos, Seguridad Social y otras agencias) subirá hasta los 423.227 millones de euros en 2014, según las estimaciones de Hacienda. Es decir, unos 15.000 millones más (3,7%) que los PGE de 2013. Sin embargo, a esta rúbrica es preciso restarle la partida destinada a refinanciar deuda pública (68.605 millones que se emiten para amortizar vencimientos), con lo que el gasto real del Estado se situará en 354.622 millones, un 2,7% más que en 2013 (9.172 millones extra), un ritmo casi cuatro veces superior al crecimiento económico previsto para el próximo año (0,7%).

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El auge del libro electrónico y la competencia que afrontan las editoriales tradicionales ante el comercio en internet es el comentario que se impone en los pasillos, mientras los operarios montan cada 'stand' de la Feria del Libro de Francfort, que comienza el 9 de octubre y que tiene en esta edición a Brasil como país invitado. La Feria afronta su particular crisis existencial, una especie de ser o no ser libro, con optimismo y visión de futuro. Y las cifras prueban que no es un optimismo infundado.

El director del evento, Jürgen Boos, espera este año alrededor de 7.400 expositores de cerca de un centenar de países, además de unas 300.000 visitas, datos que no hablan ni mucho menos de un sector moribundo. Además, durante la cita se presentarán 260 títulos. "La feria no quiere permanecer ajena a los principales retos del sector, por eso hemos de analizar concienzudamente la pujanza de empresas como Amazon, el futuro de las bibliotecas actuales o el riesgo de saturación de los potenciales lectores ante la masiva oferta de conocimientos", explica, ávido de intercambio de pareceres con el que configurar una respuesta efectiva del sector.

La Feria del Libro de Francfort, la muestra más grande del mundo en su tipo y cada vez más internacional, se presenta como ágora ideal para buscar solución a los jeroglíficos con los que se encuentra el libro en el siglo XXI. Por esto también tendrán un espacio destacado en Francfort las innovaciones de las editoriales más jóvenes, el creciente fenómeno de la autoedición y la apuesta de empresas de fuera del sector por los libros como complemento de sus otras actividades.

Brasil como país invitado, que presentará 117 títulos propios y organizará más de 500 actos, ha tirado la casa por la ventana, trayéndose a noventa autores a la gran cita editorial alemana, a la que asistirá como máxima autoridad política el vicepresidente del país, Michel Temer. Además de subrayar el esfuerzo realizado para traducir a muchos escritores cuyos libros sólo estaban en portugués, Boos destaca la plataforma que supondrá la feria para crear una red de contactos entre el mundo editorial y la pujante literatura brasileña.

Por lo demás, la portavoz de la feria, Katja Böhne, advierte de que el centro de agentes literarios será este año más grande que nunca e invita a calibrar el espacio propio que tendrá la literatura infantil y juvenil.

Francfort reflejará el vigor del mundo editorial en la red, pero Böhne recuerda también la apuesta de la feria por los "libros valiosos", obras con diseños artísticos y materiales exclusivos, que han demostrado ser productos muy solventes frente a los contenidos digitalizados.

Adrià Pérez Martí 2013-10-08

Las nuevas regulaciones financieras nacionales e internacionales conllevan una doble presión para los bancos españoles: están obligados a elevar el nivel de capital de sus balances y también su calidad. Esto significa deducir de su capital, por ejemplo, gran parte de los activos de baja calidad, como los activos fiscales (pérdidas compensables o deducciones futuras).

Y no por casualidad, desgraciadamente, los bancos españoles están cargados de este activo (alrededor de un 30% de su patrimonio neto). Lo que significa que su deducción del capital impactará muy negativamente en la solvencia de sus balances, y requerirá mayores dosis de capitalización urgente. Por tanto, menos capacidad de financiación para la economía.

Por ello, crecen las presiones e intereses de banca y autoridades de aliviar esta situación a través de ciertas argucias contables y fiscales que minorarían este impacto y elevarían la capitalización bancaria. Una solución implementada ya por Italia.

El problema de la capitalización

La obligada recapitalización de los bancos está siendo un ejercicio lento y muy difícil por la propia situación de la banca y la calamitosa posición de sus clientes, demandantes de capital. De hecho, parte de su capacidad para prestar capital a la economía real la han reservado para atender a las obligaciones legales de incrementar las ratios de capital.

Con todo, los bancos están reduciendo las necesidades de capital mínimo legalmente exigido, a tenor de los últimos datos expuestos por el comité de supervisión de Basilea III. Sin embargo, y en concreto en España, las necesidades de capital de la banca todavía son notables.

A lo que hay que sumar la poca capacidad de la banca de generar capital vía beneficios, dado que, según algunas estimaciones (Credit Suisse), las entidades financieras españolas todavía necesitarían activar provisiones durante los próximos dos años y medio de unos 23.000 millones de euros.

Mucho más presentes en la banca española

Por ello, en los países más afectados, España e Italia, se está barajando la posibilidad de acometer cambios de tipo contable y fiscal que podrían significar una gran bocanada de oxígeno que modifique algo el estado zombi de nuestra banca.

Los activos fiscales (activos por impuestos diferidos) representan, básicamente, la posibilidad de pagar menos impuestos en el futuro y, por tanto, tener más beneficios con los que nutrir los fondos propios de la entidad. El ejemplo más claro son las pérdidas acumuladas que pueden compensarse con futuros beneficios y así pagar menos impuestos. También están las deducciones que temporalmente se harán efectivas en ejercicios futuros.

Gran parte de estos activos se generaron como consecuencia de la dotación de cuantiosas provisiones en 2012, y suponen alrededor del 37% del Capital Ordinario de Nivel 1 (el denominado TIER I: acciones, preferentes, deuda sin pagar, híbridos) de la banca española.

El problema es que, de acuerdo con la normativa Basilea III, estos activos fiscales no pueden computar como capital. Eso significa que entre 2014 y 2018 los bancos deberán ir deduciendo gradualmente estos activos del capital TIER I, es decir, minorándolo. Sin embargo, al mismo tiempo, y, simplificando, las entidades están obligadas a aumentar este capital hasta el 10,5%.

Por tanto, la banca afronta unas medidas que apretarán más las tuercas a los muy débiles bancos españoles y, por ende, a la economía. No en vano, las estimaciones más conservadoras cifran el valor de estos activos en unos 50.000 millones en términos netos (aproximadamente el 5% del PIB). Tan sólo dos de los bancos nacionalizados que se pretenden vender cuentan con unos 5.000 millones de este tipo de activos. La deducción de este tipo de activos del capital de las entidades españolas se dejará sentir mucho más que en el resto de países europeos, pues nuestros bancos albergan en sus balances muchos más activos de este tipo:

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Por qué no pueden considerarse capital

La explicación de por qué no pueden considerarse capital es bastante lógica, y es que no son activos de alta calidad, puesto que, por ejemplo, necesitan beneficios para poder aplicarse. Además, ante shocks importantes no tendrían ninguna capacidad para absorber las pérdidas en caso de insolvencia de la entidad financiera. Es decir, que son activos que no tienen una calidad equiparable al capital, debido al plazo de maduración y al riesgo que conllevan, por tanto, no sanean convenientemente el balance de un banco.

La solución italiana

Una posible solución ya implementada en Italia recientemente seria convertir estos activos en créditos fiscales (que pueden compensarse con otros impuestos e incluso venderse) que sí computarían como capital bajo Basilea III. Pero no todo el activo fiscal podría convertirse, tan sólo los que hayan surgido por deferencias temporales (las deducciones fiscales españolas a las que el banco podrá optar en ejercicios futuros). Es decir, no podrían computarse los 50.000 millones, pero sí una cantidad considerable.

Sin embargo, en opinión del FMI en su último informe sobre la banca española, la capacidad de hacer tal conversión estaría condicionada a los esfuerzos del banco para sanear su balance: no distribuir dividendos durante un periodo de años, emitir nuevas acciones (ampliar capital), acometer planes de reestructuración…

Según algunas estimaciones, la conversión podría suponer incrementar en más de un punto porcentual el capital de los bancos españoles, un alivio bastante difícil de conseguir a través de los mecanismos habituales (cuenta de resultado o ampliación de capital) en las condiciones actuales del mercado.

Una banca privilegiada

El problema de fondo es que el sistema bancario es un sector privilegiado por el Estado en el que se permite legalmente que las entidades financieras puedan operar con unos balances totalmente descompensados, en el que el activo y el pasivo no casan en plazo ni riesgo. De hecho, cualquier otra empresa estaría obligada a presentar concurso de acreedores si tuviera unas ratios de capital tan bajos como los de la banca. El privilegio ha conducido a un desequilibrio de estas entidades que no están sometidas a la necesidad de auto regularse prudentemente como el resto de empresas.

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