Una experiencia personal y familiar cambió la vida de Björn Ulvaeus. Y no hablamos de ganar el festival de Eurovisión (que también). El excomponente de ABBA se ha convertido en adalid de la eliminación del dinero en efectivo. Lo acusa de muchos males, como de la economía sumergida o de la financiación del crimen. Y todo comenzó, irónicamente, por culpa de un delito.
En octubre de 2008, unos ladrones intentaron asaltar la casa de Christian, uno de los hijos de Ulvaeus. No consiguieron hacerlo, pero Christian estaba bastante asustado de que lo intentaran de nuevo. Y así fue: unas semanas después entraron a través de la terraza, mientras el joven estaba trabajando, y se llevaron unas cámaras y una chaqueta de marca. El suceso marcó tanto a Christian que decidió mudarse de allí. Y a su padre le dio que pensar.
“Ellos se llevaron esas cosas y se las llevaron a donde sea y consiguieron billetes, papel moneda”, contaba en una entrevista. “¿Y si no hubiera billetes?”. En ese momento, Ulvaeus comenzó a escribir artículos de opinión en periódicos y portales web. En ellos defendía siempre la misma tesis: la economía criminal depende del dinero en efectivo anónimo y no rastreable.
Según el Banco Mundial, un tercio del dinero físico de la mayoría de los países circula de manera clandestina mediante la economía sumergida o en el mercado negro. Si se eliminaran las monedas y billetes, ladrones o traficantes de drogas no tendrían forma de esconder sus acciones o lo tendrían más difícil.
Para Ulvaeus, pagar con dinero está anticuado y es algo muy abstracto: “¿Por qué pagarías por cosas con símbolos de papel que pueden falsificarse, que pueden usarse en la economía sumergida?”. Así, la evasión de impuestos o la corrupción desaparecerían. Él pone el ejemplo de Grecia: “Qué bien haría que el país estuviera sin efectivo”.
Pero no bastaba con lanzar esos mensajes, sino que el miembro de ABBA también se propuso predicar desde el ejemplo. Así, en 2011, Ulvaeus dejó de usar billetes y monedas. Según afirma, lleva estos seis años sin utilizarlos. Pero había que hacer más cosas: en 2013, cuando creó el Museo ABBA, en Estocolmo, hizo que no se aceptara dinero en metálico en las taquillas o en la tienda de regalos. El día de la inauguración, había carteles en ambos sitios que decían: “Reto a cualquiera a que traiga razones para mantener el efectivo que sobrepasen los enormes beneficios de deshacerse de él. Imagina todo el mundo que sufre debido al crimen, desde el tráfico de drogas hasta el robo de bicicletas. Crímenes que requieren de efectivo. La corona sueca es una moneda pequeña, usada solo en Suecia. Es el lugar ideal para comenzar el mayor esquema de prevención de crímenes. Podríamos y deberíamos ser la primera sociedad sin efectivo en el mundo”.
La figura mediática de Ulvaeus ayudó a continuar el camino que los bancos suecos habían comenzado a trazar años antes: trabajando todas las compañías juntas, propugnaban la eliminación del dinero físico con el fin de reducir el crimen. Empezaron con una campaña que animaba a la gente a comprar cosas con tarjetas en vez de con monedas y billetes para evitar atracos en la calle. Además, retiraron el efectivo de sus sucursales. Todo ello se interpretaba como una nueva forma de eliminar cualquier forma de crimen: si no había dinero ni en los bolsillos ni en las oficinas, ¿qué se podía robar?
En 2013, más o menos cuando el Museo ABBA abrió, estos bancos crearon una aplicación que permitía los pagos virtuales persona a persona, de cuenta corriente a cuenta corriente. Ni siquiera necesitas saber este número; con el de teléfono basta. Incluso hay pequeños negocios que ahora aceptan este tipo de pagos.
Así, entre bancos y la cruzada llevada a cabo por Ulvaeus, las transacciones en efectivo de venta al por menor bajaron del 40 al 20 % entre 2010 y 2014. En el mismo periodo de tiempo, la mitad de las oficinas bancarias dejaron de trabajar con dinero físico. Al parecer, esta tendencia tuvo su efecto: según las autoridades suecas, en 2014 se contabilizaron solo 23 asaltos a bancos, un 70 % menos que 10 años antes. Algo parecido sucedió con los atracos en la calle, que descendieron un 10 % en el mismo periodo de tiempo. La policía asegura que hay menos intención de robar a dependientes o conductores de autobús si estos no aceptan efectivo, y los trabajadores dicen sentirse mucho más seguros. Todo esto se suma a los esfuerzos de la Unión Europea por aumentar las transacciones privadas, más fáciles de rastrear.
En contra de Björn
Sin embargo, también ha habido experiencias negativas por confiar tanto en las transacciones electrónicas: turistas que fueron de visita tuvieron que regresar a casa con todas las coronas suecas que habían cambiado porque nadie se las aceptaba. En un festival de música en el que todo iba a pagarse gracias a unas pulseras digitales, el sistema electrónico falló y los vendedores de cerveza tuvieron que aceptar pagarés. Incluso cuando se hace un ingreso de dinero en efectivo en una cuenta, hay que explicar detalladamente de dónde procede ese dinero, y eso es un problema ni más ni menos que para los sacerdotes, que tienen problemas para registrar el dinero que recaudan con el cepillo. Por no hablar de que, aunque los ladrones no tengan motivos para robar una cartera, tienen razones más que de sobra para hacerse con los datos de cuentas bancarias.
Incluso el ‘lobby’ de la seguridad privada ha criticado la cruzada que está llevando a cabo Ulvaeus: si no hay dinero físico transportado en furgones de una sucursal a otra, hay menos cosas que proteger. El expresidente de Interpol y presidente de la asociación de compañías de seguridad, el también sueco Björn Eriksson, creó Cash Uprising, una asociación para salvar la corona sueca física y en la que se integran jubilados (que ya en 2013 protestaron por las medidas electrónicas), propietarios de pequeños negocios o habitantes de áreas rurales.
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¿Qué bando ganará? No se sabe cuánto tardará en desaparecer el dinero físico, pero el exmiembro de ABBA hará todo lo posible por ello. ¿Volverá a cantar eso de “el dinero debe ser divertido en el mundo de los hombres ricos”?
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Con información de Wired, Bloomberg y Oro y finanzas. Imágenes de Västerviks kommun, Margo Akermark y Ulleskelf.
El dinero no da la felicidad, pero estas historias sí:
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