Chexpirit
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Descubren esto en el Twitter de Perez Reverte y ahora empezamos a entender muchas cosas, por @athmalandis
La reflexión de este chico sobre porque es racista hacerse fotos con niños pobres cuando viajas, por @leocherni
ChexpiritAcaba de descubrir el humanitary
Y encima el pedido se ha restrasado, por @notherIdiot
ChexpiritNunca pidí nada por AliExpress. Alguien?
Colores imaginarios, una ilusión visual producto de la forma en que percibimos los colores
Bandas estrechas color amarillo imaginario (arriba) y azul imaginario (abajo)
Estas bandas de color azul y amarillo imaginarios son la forma en que Akiyoshi Kitaoka, profesor de psicología de la Universidad Ritsumeikan en Kioto (Japón) explica cómo la asimilación de colores y el contraste nos causan a veces confusión visual y nos hacen ver colores que no existen– algo parecido a lo que sucede en la ilusión de White con el blanco, negro y los tonos de grises – más conocida por el tablero ajedrezado con sombras.
En los cuadrados no hay ni bandas amarillas ni bandas azules: en la parte de arriba hay magenta + rojo, cián + verde y azul + negro… pero nada de amarillo. En las de abajo hay rojo + púrpura, verde + cián y amarillo y blanco… pero no azul. (El efecto del amarillo parece más poderoso que del azul).
Como suele suceder con este tipo de efectos no todo el mundo lo percibe exactamente igual. Dicen que la forma más fácil de verlo es utilizar la visión periférica (es decir, mirar ligeramente de lado, fuera del dibujo, con el rabillo del ojo) y probar a diferentes distancias. Hay quien lo ve claramente y quien lo ve menos; a veces incluso hay quien ve el amarillo pero no el azul, o sólo el azul en la figura central (donde domina el cián, que es casi azul) pero no en las otras.
Las bandas del corazón izquierdo parecen amarillas, pero son tan blancas como las de la derecha
Otra versión del mismo efecto son los corazones atravesados por bandas blancas; lo que cambia es el color del resto de las bandas (verde o cián) pero no hay amarillo en ningún lugar – aunque el corazón de la izquierda parezca amarillo.
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DeskSpace, para cuando necesitas tu propio espacio para trabajar
ChexpiritPara Ruf
Esta recreación de los planetas del Sistema Solar es obra de la gente de DeskX, que actualmente anda a la caza y captura de financiación colectiva en Indiegogo.
Los planetas de DeskSpace están “hechos a mano con amor y pulidos hasta la perfección” (bueno) pero no están a escala, lo cual puede perturbar a más de uno (estos de Little Planet Factory, sí lo están.)
Para cada uno de los nueve planetas se ha utilizado un tipo de mineral diferente y adecuado según el color predominante y el tono de cada planeta real: la Tierra con sodalita, Marte con obsidiana, Júpiter con ojo de tigre,... y Plutón con ojo de tigre. Porque Plutón también está, porque sí.
Según la gente de DeskX todos los minerales provienen de minas respetuosas con el medio ambiente. El precio es desde 75 euros ahora mismo.
Vía Yanko Design.
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Para triunfar en Tinder, las mujeres deben ser selectivas y los hombres acaparadores
Recientemente, un equipo de investigadores de la Queen Mary University de Londres ha publicado el primer estudio que analiza, desde un punto de vista científico, el comportamiento de hombres y mujeres al utilizar Tinder, la aplicación para cortejos y apareamientos más importante del mundo. Existen muchas formas de abordar el tema de las relaciones entre […]
Este post Para triunfar en Tinder, las mujeres deben ser selectivas y los hombres acaparadores, escrito por Eduardo Bravo, se publicó originalmente en Yorokobu.
Estas dos fotos son exactamente iguales, píxel por píxel (aunque puede no parecerlo)
Ambas fotos son la misma, puesta una copia al lado de la otra. No son tomas desde diferentes ángulos.
Esta imagen de la misma fotografía duplicada, de djeclipz en Reddit, puede dejar indiferente o puede causar cierto desconcierto. En este último caso conviene aclarar que, aunque tal vez no lo parezca, ambas imágenes son exactamente iguales, píxel por píxel.
Y si te desconcierta es porque se produce un efecto óptico que hace que en la foto de la derecha el ángulo que forma la calle parece más pronunciado, pero es el mismo. Puedes comprobarlo cambiando el orden de las fotos con un editor de imágenes: el efecto se mantiene.
Otro ejemplo del mismo efecto se puede apreciar en The Leaning Tower Illusion.
Vía DIY Photohraphy.
Los humanos no están invitados
Es difícil que te inviten a esta fiesta por mucho que intentes superar el inflexible captcha.
Es un proyecto de Do Something Good, vía Do One Thing.
A la ciencia no le sorprende que el «mindfulness» no sirva para nada y que sea más o menos como ver la TV
ChexpiritScience strikes back
La revista Nature ha publicado un estudio científico acerca de «los efectos de la meditación», algo que en sus diversas variantes es más popular hoy en día como mindfulness. La versión abreviada es que no hay evidencias de que sirva para nada. Tal y como cuenta el neurólogo Steven Novella en su blog NeuroLogica «es un hecho que resulta completamente poco sorprendente» para quienes entienden un poco de esos temas. De hecho llega a afirmar que meditar no es mucho mejor que ver la televisión.
El estudio completo de Kreplin, Farias y Brazil se titula The limited prosocial effects of meditation: A systematic review and meta-analysis y es una revisión sistemática realizada sobre el tema.
Una definición sencilla de «meditar» es simplemente sentarse y dejar la mente en blanco, intentando no pensar en nada sino más bien concentrarse en el momento y en sí mismo. Ahí surge uno de los primeros y es que «no hay una definición clara de la técnica» y luego resulta que cada maestrillo tiene su librillo.
Lo mejor que se puede decir, según el estudio es que por lo general es «un método para relajarse». Pero como más allá de eso las diversas variantes (y sus practicantes) caen en vagas definiciones y en afirmaciones del tipo «pues a mi me funciona» o «no sé exactamente lo que es, pero me va bien» se podría comparar con sentarse delante de la TV a ver un documental de animales o cualquier actividad similar. Sorpresa: ¡también relaja! Más barato, eso sí, porque te ahorras los libros y cursos.
Tampoco encontraron una mejora significativa en la socialización de quienes practican el mindfulness (se supone que es otra de sus ventajas), salvo algunas mejoras poco más que anecdóticas y que además, en el estudio, dependían de quién fuera el profesor del curso – indicando que seguramente hay un importante sesgo al respecto.
Novella también apunta al factor mediático que revolotea todas todas esas cosas «modernas y raras» en las que la gente cree:
Los medios de comunicación y el marketing hacen que haya cierta tendencia hacia las «nuevas ideas» mucho antes de que su eficacia haya sido demostrada adecuadamente. Y cuando ya están enraizadas en la cultura popular son difíciles de erradicar. El público termina creyendo muchas cosas que simplemente no son ciertas.
Cuando al cabo del tiempo los escépticos y los científicos señalan que no se había investigado adecuadamente cierto «fenómeno» –quizá veinte años después– se arguye que «la gente lo lleva practicando mucho tiempo» sin que nadie se preocupara por su validez científica. Por poner un ejemplo: todo el mundo cree que «los antioxidantes son estupendos para la salud», aunque la ciencia haya demostrado que no tienen ningún beneficio.
En la conclusión del trabajo los investigadores acaban prácticamente comparando la meditación con la religión, por sus supuestos beneficios e incluso su pretendida capacidad social para «hacer del mundo un lugar mejor». Dicen que al examinar la meditación o las prácticas de las religiones en condiciones de laboratorio «surgen debilidades metodológicas dado que es algo que está parcialmente inmerso en una neblina teórica». Que es lo menos que se puede decir intentando no ofender.
{Foto: Form @ Unsplash}
La probabilidad de morir en un año determinado explicada en una gráfica
ChexpiritPara Diego. Palaciego
Me encontré en un tuit de @mezvan esta interesante gráfica sobre las probabilidades de morir a lo largo de la vida. Buscando algo más sobre su origen la vi mencionada en la ley de la mortalidad de Gompertz-Makeham y otros lugares. Ojo porque es una gráfica logarítmica, de modo que la zona de probabilidad del eje vertical entre 1 y 0,5 (primeras dos líneas de trazos) es en realidad igual de grande que entre 0,5 y 0 (abajo del todo). El eje horizontal marca las diferentes edades de una persona – probablemente de Estados Unidos (he visto otras de Canadá y son similares). Y la probabilidad va de 0 a 1 (100%, muerte segura) como es habitual.
En la gráfica puede verse el conocido efecto de que la mortalidad en el primer año de nacimiento sea relativamente alta –casi tanto como para los adultos de 54-55 años– y baje poco a poco hasta los 11-13 años. Esto se debe a que el momento del nacimiento es crítico –y antiguamente lo era mucho más– y cierto número de bebés mueren durante el parto o debido a complicaciones de diversos tipos al poco de nacer.
El mínimo (menor probabilidad de morir) se alcanza en la preadolescencia. De hecho se dice ya había oído por ahí que la edad más «segura» para los niños es entre 11-13 años. No sé qué parte tendrá que ver con las enfermedades; pero otros factores a parte a esa edad son suficientemente mayores como para ser autónomos e incluso salir de situaciones complicadas por sí mismos (por ej. ya saben nadar, pedir ayuda o no perderse camino de casa).
El resto es una estupenda pendiente cuesta abajo (en este caso «cuesta arriba») desde el 0,1% de probabilidad de morir con 30 años hasta el 100% cerca de los 100 años de edad, con un curioso acelerón repentino justo en los últimos años. Lo que no se ve en el gráfico debido a que es logarítmico es que esa cuesta es sumamente empinada y aumenta a toda velocidad – aunque, bueno, todo en la vida es relativo.
A todo esto, la mencionada «ley de la mortalidad de Gompertz‑Makeham» viene a decir –de forma simplificada, y sólo para el rango entre 30 y 80 años– que esa curva que indica la probabilidad de morir tiene un crecimiento exponencial.
En los límites de la gráfica llega la parca y FIN, se acabó. Me recordó a la forma en que funcionan los micromorts (un unidad que mide la «probabilidad entre un millón de morir en cada momento» según diversos factores personales).
§
Mirando cosas por ahí encontré que el récord de longevidad «comprobado» (anecdóticos y sin comprobar son innumerables) lo tiene Jeanne Calment, una mujer francesa que murió con 122 años en 1997. El récord actual de «persona más longeva» lo tiene la señora Nabi Tajima, de Japón, que nació en 1900 y tiene 117 años (118 en agosto). Además es la única persona que todavía vive en siglo XXI habiendo nacido en el XIX. En España hace unos días murió Francisco Núñez con 113 años, que también tenía el título en ese momento de «hombre más anciano del mundo».
¡Ah! En 2018 hemos llegado a un punto en el que lo normal para los bebés que nazcan este año sea llegar a ver el año 2100-2101 (con una esperanza de vida de ~83 años más o menos, lo normal sería que incluso aumentara) lo cual quiere decir que empezamos a estar rodeados de pequeñajos y pequeñajas que vivirán en el siglo XXII. Recuérdaselo como dato simpático a sus progenitores la próxima vez que te enseñen un bebé: les dejará flipados.
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