Se acerca el Black Friday y nunca está de más empezar a informarse por si encontramos una buena oferta en televisores. En esta no tan pequeña guía de compras encontraréis una explicación detallada de las características principales en las que tenéis que fijaros, los engaños de los fabricantes con los que hay que tener cuidado, y algunas de las televisiones más recomendables en 32, 40, 43, 55 y 65 pulgadas.
Resolución
Todavía hoy en día la mayor parte de las emisiones en la TDT son, como mucho, HD (High Definition o alta resolución) o Full HD, o lo que es lo mismo, son señales con una resolución de 1280×720 y 1920×1080 píxeles respectivamente. Sin embargo, ya es difícil encontrar en el mercado televisiones que no sean UHD (Ultra High Definition o 4K), con una resolución de 3840×2160 píxeles; e incluso se han presentado ya los primeros televisores 8K, aunque tardaremos años en tener contenido disponible para poder disfrutarlas realmente.
Si tu intención es exclusivamente ver la TDT, puede que ni si quiera te interese comprar una televisión 4K y sea más conveniente que busques alguna Full HD antigua que pueda quedar en stock, como la OLED LG 55EG9A7V, con la que disfrutarías de mejor calidad a menor precio.
Si quieres estar preparado para el futuro, o si ya consumes algo del poco contenido 4K que se puede encontrar hoy en día (alguna serie de Netflix en suscripción premium, por ejemplo), obviamente, sí te interesa una 4K.
Tamaño de pantalla
Al comprar una televisión el factor más determinante es, obviamente, el tamaño de la pantalla. Todos querríamos tener salas de cine, pero nos vemos limitados por el espacio disponible, el precio y, en menor medida, la distancia de visionado.
En concreto, el tamaño de pantalla recomendado según la distancia de visionado depende de la resolución del panel: cuanto mayor sea el tamaño de la televisión, manteniendo fija la distancia de visionado, mayor resolución necesitaremos para verla correctamente; cuanto mayor sea la distancia de visionado manteniendo fijo el tamaño de la televisión, menos resolución necesitaremos para disfrutar de ella.
Esto quiere decir que, teniendo en cuenta solo la resolución, teóricamente, no tiene sentido gastarnos más dinero en comprar un televisor 4K de 40» para verlo a 3 metros, porque a esa distancia, incluso con un panel HD Ready, seríamos incapaces de distinguir los píxeles. Y digo teóricamente porque es bien probable que esa televisión 4K sea más recomendable que una Full HD por el resto de tecnologías que incorpore.
Lo que nunca sería recomendable es comprar una Full HD de 65» para verla a 1m, porque veríamos píxeles enormes.
En conclusión, para resolución 4K, que es lo que encontraréis mayormente en las tiendas, necesitaríamos estar muy cerca de una televisión muy grande para poder apreciar los píxeles, por lo que podéis comprar sin ningún tipo de miedo el televisor más grande que os quepa en el mueble, que podáis pagar, y que no os mande al quiropráctico.
Si dudáis, os recomendaría apostar por una televisión de 43» o más, ya que la oferta de pantallas de menor tamaño es bastante regular.
En todo caso en el apartado Recomendaciones podéis ver algunas televisiones que recomiendo en 32, 40 y 43 pulgadas, además de 49, 55 y 65.
Panel
El siguiente punto a tener en cuenta, y no menos importante, es el tipo de panel. Tenemos por un lado los OLED (Organic Light Emitting Diode), que tienen, con diferencia, el mejor contraste, ya que pueden ajustar la luminosidad de cada píxel individualmente, pero pueden sufrir problemas de retenciones (temporal) o quemados (permanente) si se mantiene parte de la imagen fija durante MUCHAS horas, y pueden degradarse algo más con el tiempo.
Por otro lado, tenemos los LED (Light Emitting Diode) tradicionales. A esta categoría pertenecen las carísimas QLED de Samsung, cuyo nombre es un intento del departamento de marketing de Samsung de diferenciarse del resto de televisiones LED y posicionarse en la mente del consumidor como una alternativa directa a las OLED, a pesar de que utilizan LEDs para la iluminación, como el resto de la competencia.
También tenemos las LED IPS (In Plane Switching), que son las más comunes y baratas, y las VA (Vertical Alignment). A nivel de implementación, la diferencia tiene que ver con la forma en que se alinean los cristales de la pantalla LCD (Liquid Crystal Display), de los que los LED son un subconjunto. A nivel práctico, las IPS tienen cierta ventaja en los ángulos de visionado respecto de las VA, pero las VA ofrecen mejor calidad de imagen con un ratio de contraste hasta 6 veces mayor y mucha mejor uniformidad.
Retroiluminación y dimming
Otra característica importante de los paneles LED es el sistema de retroiluminación, esto es, si las tiras LED se encuentran solo en los laterales, en cuyo caso se llaman Edge LED, o si hay LEDs por la trasera de todo el panel, conocidas como Direct LED o Full Array. Ninguna de las dos opciones es intrínsecamente superior, pero en lo que sí es mucho más efectivo el Full Array es en el local dimming, que es una característica de las televisiones LED en que se atenúa la luz detrás de parte de la pantalla para que los negros sean más oscuros en esa zona. Aunque no llegue a los niveles de los OLED, el efecto puede ser muy resultón, sobre todo en escenas con mucho contraste en una habitación con poca luz ya que, si hay mucha luz, no vamos a poder apreciar tanto la diferencia, al reflejar esa luz en la pantalla del televisor.
En esta imagen de Rtings, que es la biblia en lo que a reviews de televisiones se refiere, podéis apreciar claramente la diferencia que puede suponer tener un local dimming bien implementado y por qué son tan interesantes las Full Array con Local Dimming (FALD):
Algo a tener en cuenta en este sentido es el número de zonas de dimming que tenga el panel. Cuando mayor sea, mejor y más cara será la televisión, porque será más fácil atenuar exclusivamente las partes de la imagen que se supone que deben ser oscuras.
En conclusión, para obtener la mejor calidad de imagen, sería recomendable hacerse con una televisión de panel OLED, siempre que no hagamos un uso que pueda provocar quemados, como utilizarlo continuamente como pantalla de PC. En su defecto, la mejor alternativa sería una LED VA FALD, lo cuál limita bastante las opciones disponibles, todo sea dicho. Salvo para circunstancias muy excepcionales, como el que vayáis a ver la televisión en un ángulo mayor a 20º, no recomendaría para nada las IPS, prefiriendo antes una VA aunque sea Edge LED.
Profundidad de color
La profundidad de color viene determinada por la cantidad de bits utilizados para representar cada color, cuantos más bits utilicemos, más colores podrá representar cada uno de los 3 subpíxeles, y por lo tanto los colores serán más realistas. Lo podemos notar sobre todo en degradados y en contenido HDR. Lo normal es encontrar paneles de 8 bits.
Normalmente cada píxel de la pantalla está formado por tres subpíxeles rojo, verde y azul (RGB) que se combinan para generar los distintos colores de la imagen, aunque algunas televisiones hacen una pequeña trampa y sustituyen uno de los subpíxeles de color por uno blanco (RGBW) lo que hace que perdamos algo de detalle y brillo. También tenemos el WRGB de algunas OLED, en las realmente tenemos un subpixel blanco extra, sumando 4 subpíxeles, pero eso es otra historia.
Si desempolvamos nuestros conocimientos del sistema binario, podemos calcular que cuando nos dicen que un panel es de 8 bits, se refieren a que puede representar 28 bits * 3 subpíxeles = 16,7 millones de colores. Los televisores de 10 bits, pueden representar 210*3 = 1070 millones de colores).
Y un nuevo «engaño», que son los televisores de 8 bits con FRC (Frame Rate Control), que se publicitan en ocasiones como 10 bits. Estos consiguen que un panel de 8 bits se acerque bastante a la profundidad de color de uno de 10 bits haciendo que un píxel parpadee entre dos colores que sí puede representar, lo que hace pensar al ojo que el color representado es el intermedio entre los dos.
HDR
Si hace unos años la tecnología estrella para vendernos una nueva televisión era el 3D, hoy lo es el HDR (High Dynamic Range). Los que seáis aficionados a la fotografía seguramente hayáis oído hablar de esta técnica, infame para muchos, fantástica para otros, según gustos y sutilidad al aplicarla. En fotografía, consiste en fusionar varias imágenes con distintas exposiciones (más oscuras o más claras) para lograr una imagen con un mayor rango dinámico, esto es, la diferencia entre las partes más claras y las más oscuras de la imagen.
En el caso de las televisiones, se implementa en forma de metadatos que acompañan a la señal de vídeo y ayudan al televisor a mostrar la imagen de la forma más efectiva. Existen distintos estándares, siendo los principales HDR10, HDR10+, HLG y Dolby Vision.
HDR10 y su actualización, HDR10+, son los formatos más extendidos, al tratarse de estándares abiertos libres de royalties. La diferencia principal entre ellos es que mientras en HDR10 los metadatos son estáticos para todo el vídeo, HDR10+ permite metadatos dinámicos, que proporcionan información escena a escena, por lo que la televisión puede mostrar la imagen de forma mucho más eficiente. Podemos disfrutar de contenido HDR10, por ejemplo, con películas Blu-ray 4K, con Netflix y Amazon Vídeo o en nuestra PS4 o Xbox One S.
Dolby Vision es un estándar propietario de Dolby Laboratories por el que los fabricantes deben pagar un canon de unos 3$ por aparato. Teóricamente es un formato superior a HDR10+, siendo la principal diferencia que Dolby Vision soporta profundidades de color de hasta 12 bits, frente a los 10 bits de HDR10+, algo que no es determinante dado que, actualmente, los paneles de los televisores solo son capaces de 10 bits de color. Además, Dolby Vision soporta un brillo máximo de 10000 nits frente a los 4000 nits de HDR10+, pero dado que el contenido actual se produce a un máximo de 4000 nits y el brillo de la mayoría de los televisores actuales es mucho menor, tampoco es determinante actualmente, pero puede ser una baza importante para el estándar de cara al futuro. Podemos disfrutar de contenido Dolby Vision con películas Blu-ray 4K, Netflix o Amazon Vídeo, y Xbox One S, pero no en PS4.
Por último tenemos el HLG o Hybrid Log-Gamma, desarrollado por la BBC y la NHK (el servicio público de televisión de Japón) y que también está libre de royalties. Este está pensado principalmente para contenido en directo y es una tecnología que utiliza, entre otros, YouTube.
Idealmente nos interesa una televisión que soporte el mayor número de estos estándares, pero además, que tenga los medios para mostrarlos correctamente, es decir, suficiente profundidad de color y brillo.
Tasa de refresco
La tasa de refresco del televisor indica el número de frames que puede mostrar por segundo: una televisión a 60Hz puede mostrar 60 imágenes por segundo, mientras que una de 120Hz puede mostrar el doble, 120 imágenes por segundo, por lo que la imagen debería ser más fluida y tener la mitad de motion blur (desenfoque de movimiento).
Pero como nada puede ser tan fácil y tenemos que lidiar con el departamento de marketing, muchas de las televisiones que encontramos en tiendas publicitando una tasa de refresco de 120Hz o superior, no son reales, sino que son valores «emulados», esto es, el televisor utiliza trucos para engañar al ojo y que parezca que la imagen es más fluida, pero no se trata de la tasa de refresco real o nativa.
Si queréis conocer la tasa de refresco real de un televisor, antes que las webs de los fabricantes o las tiendas, os aconsejaría consultar análisis técnicos de las mismas, o páginas como Display Specifications.
Por otro lado, la mayor parte del contenido que tenemos disponible no llega a los 60fps (frames por segundo): la mayoría de películas se ruedan a 24 o 25fps, la mayoría de los programas de televisión a 30fps, y las grabaciones que haces con tu móvil o cámara seguramente sean a 30fps o 60fps, a lo sumo. La conclusión es que, a excepción de las señales de PC, la diferencia en fluidez entre 60Hz y 120Hz nativos no va a ser muy apreciable.
Existe otro motivo por el que las televisiones a 120Hz pueden ser más interesantes, y es que reducen el judder de las señales a 24fps, que es un defecto que se traduce en pequeños saltos que aparecen debido a que no se muestra cada frame en pantalla durante el mismo tiempo. Como 60 no es múltiplo de 24, cuando reproducimos contenido a 24fps en una televisión 60Hz la televisión alterna entre repetir 3 veces y 2 veces cada uno de estos 24 frames reales, de forma que mostremos 12*2 + 12*3 = 60 frames. Sin embargo, las televisiones a 120Hz no tienen este problema, porque 120 sí es múltiple de 24, y basta con que repitan 5 veces cada frame.
En conclusión, los 120Hz son de interés especial para usuarios de PC y gamers, pero pueden ser interesantes también en menor medida para el resto.
SmartTV
El sistema de SmartTV que utiliza la televisión es algo que, yo creo, no debería ser determinante, ya que siempre contamos con la opción de comprar un TV Box, como la Xiaomi Mibox, y de hecho, seguramente sea algo que acabemos haciendo en el futuro, cuando la marca ya no de soporte ni ofrezca actualizaciones a nuestra televisión.
Aún así, podéis tener en cuenta en la medida que os parezca oportuno que hay aplicaciones que son «exclusivas» de algún sistema operativo, como por ejemplo HBO, que solo está disponible actualmente para Samsung Smart TV, aunque podemos enviar el contenido a la televisión de forma un poco más engorrosa si esta cuenta con Chromecast integrado (Google Cast), como es el caso de algunas Sony o Philips.
También hay que tener en cuenta que, aunque esté lleno de posibilidades, Android es un sistema operativo que consume muchos recursos, y las televisiones cuyo SmartTV se basa en este sistema operativo pueden ser algo lentas, como es el caso de las Sony, en las que es una queja constante.
Input lag
El input lag (retardo de entrada, no confundir con el tiempo de respuesta) es el tiempo que transcurre entre que un dispositivo genera la imagen y la televisión la muestra en pantalla. Es un valor que puede ser determinante para gamers muy exigentes, pero que puede ser más o menos importante dependiendo del tipo de juego que solamos jugar y la sensibilidad del usuario. Será más determinante en un juego de acción frenética como un first person shooter o un juego de lucha que en un juego de estrategia por turnos. Valores sobre los 40ms son aceptables.
Es importe notar que estos valores cambiarán dependiendo de la resolución y la frecuencia de la entrada y la televisión, ya que si no coinciden será necesario realizar procesos de reescalado e interpolado.
La mayoría de las televisiones ofrecen también modos específicos para juego que desactivan procesamiento y reducen enormemente estos valores.
Recomendados
En el mercado de las 55 y 65 pulgadas, que seguramente sean las medidas más populares hoy en día, en gama alta, os recomendaría sin duda, por calidad y precio, las OLED LG B8 (1700€ en 55» en PC Componentes) y LG C8 (1784€ en Amazon) o sus modelos equivalentes del año pasado, LG B7 (1349€ en PC Componentes) y LG C7. Tienen negros perfectos, un buenísimo HDR, buen input lag, buenos ángulos de visión… Casi perfectas, con la excepción de las posibles retenciones o quemados.
Si no os gustan las OLED, buscáis una pantalla un poco más pequeña, o el bolsillo no os llega, en gama media la LED que os recomendaría en 49, 55 y 65» es la Sony XF9005 (1285€ en Miró). Es una VA FALD con 48 zonas dimmables, con negros impresionantes, aunque no llegan al nivel de las OLED; buen nivel de brillo, muy buena reproducción de color, panel de 10 bits, 120Hz, buena implementación del HDR con soporte para HDR10, Dolby Vision y HLG y buen input lag en modo juego (24ms a 4K a 60Hz y 40ms a 1080p). El sistema operativo Android es un poco lento y el sonido no es nada del otro mundo, pero siempre se puede arreglar con una barra de sonido.
Si podéis encontrarla aún, el modelo equivalente de Sony del año pasado, la Sony XE9005, también sería muy buena compra, y debería ser algo más barata. Tiene menos brillo, menos zonas de dimming (35), peor input lag y un procesador de imagen más antiguo, pero sigue siendo una televisión muy por encima de la media en características.
A un precio bastante superior a la Sony XF9005 (2099€ en PC Componentes) tenemos la QLED Samsung Q9FN, que también es FALD, tiene muchas más zonas de dimming, soporta HDR10+ y es más luminosa. Es una maravilla de televisión, pero antes de comprarla me volvería a pensar dos veces si no sería más conveniente hacerse con una OLED.
En 43» ya solo podemos encontrar televisiones de gama media o inferiores, y las más interesantes no salen muy rentables respecto de sus hermanas mayores. Podemos considerar por ejemplo la Sony XF8596 (799€ en El Corte Inglés), IPS Edge LED, 120Hz, 10 bits reales. Otra opción es la Samsung NU7475 (584€ en MediaMarkt), que no es 10 bits (8 bits + FRC) ni 120Hz, pero es VA Edge LED y tiene mejor contraste; a cambio la Sony tiene mejor ángulo de visionado al ser IPS. Si nos da igual perder zonas de dimming o nos sale mucho más barata, podemos bajar incluso a la Samsung NU7405 (529€ en Amazon).
En 40» las posibilidades se reducen aún más. Prácticamente lo único que recomendaría realmente sería la Samsung MU6405 de 2017 (599€ en Carrefour), que en ese tamaño es VA.
Por debajo ya encontramos televisiones full HD muy básicas en las que no vamos a apreciar muchas diferencias entre modelos. Sobre todo os recomendaría tener cuidado con que la televisión soporte al menos TDT2, para no tener que comprar un sintonizador a posteriori. Los WE de Sony de 2018 no parecen tener, por ejemplo, así que cuidado. En todo caso, si es posible, buscaría una con panel VA, como la Samsung 32M5505 (349€ en PC Componentes), a menos que vayamos a ver el contenido en ángulos muy pronunciados.