Hoy vamos a hablar de un tema que al que más y al que menos nos ha afectado. ¿Qué sabemos de la resaca? ¿Tiene cura? ¿Qué es cierto y qué no lo es? Echamos un vistazo a todo lo que la ciencia ha podido desvelar hasta el día de hoy.
¿Quién no se ha despertado alguna vez y se ha encontrado con un compañero de más en la cama? Hablo por supuesto de la resaca, esa cosa que todos (o casi todos) hemos experimentado alguna vez en nuestra vida. La resaca provoca pérdidas millonarias, molestias y nos amarga la existencia un poquito (o mucho). Hoy os contamos todo lo que sabemos sobre ella.
Y es que sabemos más bien poco. Para ser un problema que viene afectándonos a la humanidad desde siempre, especialmente desde que nos dio por destilar bebidas alcohólicas, es curiosa la poca cantidad de estudios que enfocan a la resaca, ya sea para conocer sus efectos o para tratar de mitigarlos. Sobre todo si tenemos en cuenta que sí existen muchísimos trabajos que analizan el efecto del alcohol en nuestro cuerpo pero no de qué es lo que pasa a la mañana siguiente del experimento. Vamos a verlo con detenimiento y tal vez, solo tal vez, el próximo domingo sea un día un poco más feliz para algunos.
¿Qué es la resaca?
Como de costumbre, lo primero es conocer el problema. La resaca es esa sensación de mareo, malestar general y falta de concentración que se une a problemas gastrointestinales, boca seca, hiperexcitabilidad, ansiedad, sudores, nausea y otra serie de efectos igual de agradables. Normalmente la resaca la notamos en el momento en el que ha desaparecido el alcohol de nuestra sangre aunque podemos notar algunos de sus efectos antes de que esto ocurra. El término medico para la resaca es veisalgia y se La resaca también se conoce como veisalgia, caña, cruda, guayabo, ratón o goma
conoce coloquialmente como caña, cruda, guayabo, ratón o goma en diferentes países de Latinoamérica.
La resaca, según muchos de los estudios llevados a cabo, provoca más de 160 mil millones de dólares en perdidas solo en Estados Unidos debido al absentismo laboral y más del 77% de los consumidores de alcohol lo han sufrido en diversas ocasiones. Pero hablando de la resaca ¿a qué se debe? La respuesta a esto es mucho más inquietante de lo que ninguno pueda imaginar: nadie lo sabe. Muchos dirán que es por la deshidratación. Otros que si por la mezcla de alcohol. Hay quien está convencido de que se debe a los productos de la destilación. Y lo cierto es que no hay pruebas directas de ninguna de estas teorías. La resaca es un proceso complicado, mezcla de muchos factores, lo que limita muchísimo nuestro conocimiento y también la búsqueda de un remedio efectivo.
Esto es lo que sabe la ciencia sobre la resaca
Aunque pocos, como decíamos, existen estudios sobre la veisalgia, o resaca, desde los años 70. Lo que los estudios señalan es que la resaca se debe principalmente a un cambio metabólico y endocrino y especialmente a una respuesta inmunológica. La cantidad de sustancias que produce el estar borracho unido a la producción de metabolitos relacionados con los procesos de inflamación y enfermedad serían los culpables. Según lo que sabemos (y estos estudios han de ser actualizados) los niveles en sangre de vasopresina, aldosterona y renina aumentan. Esto provoca, entre otras cosas, una bajada de pH de la sangre (lo que se conoce como acidosis) y por tanto un transporte deficiente de oxígeno, lo que genera un aumento de cuerpos cetónicos, grasas y lactato. Todo esto, junto con una ligera deshidratación, que sí, ocurre pero no es importante, provocaría la sensación de sed y boca seca.
Ni la deshidratación, ni los compuestos secundarios, el principal culpable podría ser el sistema inmunitario
De hecho, todo apunta a que la deshidratación y la resaca son dos procesos que ocurren al mismo tiempo, pero causando efectos distintos y que se suman al malestar, teniendo dos mecanismos diferentes. Por ejemplo, como decíamos, los parámetros del sistema inmune se ven alterados aumentando la concentración de inter-leukina 12, interferón gamma y otras sustancias. Esto podría tener mucho que ver en el proceso de recordar las cosas al día siguiente. Además, se pone en "alerta" al sistema, muy parecido a cuando enfermamos, lo que produce la sensación de malestar debido a una relación entre estas sustancias y otras liberadas en nuestro cerebro y que podrían ser la principal razón.
Para producir una resaca es imprescindible el alcohol, siendo imposible "imitar" sus efectos con otras sustancias como un placebo. Su concentración suele alcanzar el 0,10% en sangre (también llamado BAC, Blood Alcohol Concentration) y por encima la resaca es mayor, pudiendo durar entre las 12 y 14 horas. La resaca, además del malestar, provoca una peor calidad de sueño, según muestran los estudios, lo que empeora el efecto y hace aún más difícil el estudio. Otro aspecto que cada vez se conoce mejor es la presencia de "congéneres", es decir, sustancias secundarias utilizadas para colorear o darle sabor a las bebidas alcohólicas. Estos congéneres parecen estar muy asociados a la severidad de las resacas y cada bebida tiene sus propios congéneres, lo que podría enlazarse a la creencia popular de que "mezclar es malo". Entonces, ¿qué es cierto y que es falso en lo que creemos saber popularmente de la resaca?
Mentiras, verdades y mitos
Aunque todavía no la entendemos demasiado bien, cada día hay más trabajos y científicos que se preocupan (probablemente por su bien) en desvelar los misterios de la resaca. Puede que todavía haya mucho por descubrir, pero lo que parece hasta el momento es una cosa bastante clara: casi todo lo que te han contado alguna vez sobre la resaca probablemente sea falso. Algunas cosas todavía no han podido probarse y otras funcionan probablemente mediante mecanismos completamente distintos. Vamos a desvelar algunos de los mitos, contaros unos cuantos hechos y resolver algunas flagrantes mentiras.
Comer antes de beber ¿ayuda a reducir la resaca?
Comer antes o después de beber no ayuda a reducir la resaca en sí. No hay ninguna prueba que lo demuestre ni ningún estudio concluyente que lo afirme. Sin embargo existe los investigadores que creen que una cena moderada (no demasiado grasa pero tampoco frugal) puede ayudar a una absorción de alcohol más lenta y por tanto a un procesamiento del mismo más moderado, lo que ayudaría a una respuesta fisiológica más... llevadera.
¿Es bueno tomar antiácidos, sales de frutas y similares?
Bueno, básicamente puede ayudar al malestar gastrointestinal. El alcohol por diversos mecanismos, algunos tampoco demasiado claros, estropea el proceso de digestión. Estos compuestos no ayudarán con las ganas de ir al baño, pero si nos encontramos con acidez de estómago podría aliviarnos bastante. Pero ni lo dudéis, no hará nada con la sensación de mareo, el malestar o el dolor de cabeza.
Beber agua antes o durante la borrachera ¿hace que no tengas resaca?
Este es uno de los mitos más extendidos y a la vez más malentendido. Como hemos explicado antes, la resaca no se debe a la deshidratación. Hay varios estudios que han demostrado que no existe una relación directa y lo máximo a lo que podemos culpar a la deshidratación es a la sed, la boca pastosa, la halitosis y poco más. El mareo, dolor de cabeza y las nauseas no se deben a esto, definitivamente. Sin embargo beber agua con moderación, como en todo proceso de recuperación, puede ser beneficioso. Pero no esperéis un remedio mágico al respecto.
¿Tomar un anti-inflamatorio como el ibuprofeno va bien?
Precisamente éste es uno de los pocos y ligeros remedios que existen. Los AINE, o anti-inflamatorios no esteroideos, suelen actuar en los procesos de cefalea (dolor de cabeza) y otros malestares leves reduciéndolos. Probablemente por el protagonismo del sistema inflamatorio e inmunológico en la resaca, el ibuprofeno proporciona cierto alivio. Eso sí, al mismo tiempo afecta al riñón, como otros medicamentos, y también al estómago produciendo normalmente cierta diarrea debido a que el sistema digestivo no se encuentra en sus mejores momentos.
¿Si bebes una copa al día siguiente se te pasa la resaca?
Otro de los grandes mitos. Este en particular se debe a que existe cierta creencia popular a que la resaca se debe al síndrome de abstinencia. Por tanto tomar una pequeña cantidad de alcohol ayudaría a que se pasara. Eso no es cierto y de hecho, ingerir más alcohol podría sencillamente alargar el proceso de la resaca aunque normalmente no tiene más consecuencias si no se alcanza el famosos 0,10% BAC. Eso sí, no le vendrá nada, pero nada bien al estómago.
Beber leche al día siguiente ¿hace que se pase mejor?
Desde luego, no. La leche, un componente altamente nutritivo, no contiene nada, absolutamente nada que nos haga pasar mejor la resaca. Es más, muchos adultos con el tiempo desarrollan cierta intolerancia a la lactosa que podría no notarse en su vida diaria pero que con una dispepsia puede convertirse en un auténtico infierno de cuarto de baño.
¿Tomar drogas ayuda a pasar la resaca?
En primer lugar las drogas no son una buena opción en ningún caso. En segundo, no existe ni la más remota idea de qué interacción pueden tener. Es cierto que existen drogas inmunodepresoras y que por tanto podrían ayudar a mitigar la resaca. También podría resultar factible el reducir la percepción de los efectos pero en cualquier caso todo a un coste fisiológico muy alto y que no merece la pena en ningún caso.
¿Comer azúcar y cosas dulces alivia los síntomas?
Un mito también muy extendido. Existen varias investigaciones que asociaban un bajo nivel de azúcares en sangre debido a las constantes micciones (ir al baño, se entiende). Pero recientemente se ha descubierto que no existe relación directa entre la severidad de la resaca y el nivel de azúcares, fructosa o glucosa, en sangre. O si no sería tan sencillo como tomar cócteles dulces por un tubo y todos sabemos que esto no funciona.
El alcohol ¿daña las neuronas de tu cerebro?
Sí y no. No existe relación entre el daño cerebral a corto plazo y el consumo de alcohol. Es decir, el alcohol no mata tus neuronas de la noche a la mañana. Esta creencia está relacionada con las lagunas de memoria, pero estas en realidad se deben a los procesos relacionados con el sistema nervioso central que impiden la correcta fijación de recuerdos inmediatos en nuestra memoria. Sin embargo, recientes estudios sí muestran que el consumo excesivo de alcohol en la mediana edad promueve la pérdida de memoria en la vejez y aumenta las probabilidades de sufrir enfermedades neurodegenerativas, como Alzehimer, de una forma muy seria.
¿Mezclar bebidas provoca que la resaca sea mayor?
A priori no existe una evidencia clara de que esto sea así. Sin embargo, como hemos dicho antes, sí existe ciertos indicios de que los "congéneres", sustancias que dan sabor y olor a los licores, están relacionados aunque no sabemos como ni por qué. De hecho las resacas de las bebidas que más color y sabor tienen suelen ser peores. Por tanto, muy probablemente mezclar diversos tipos de congéneres, es decir distintas bebidas, empeore significativamente la resaca.
¿Las bebidas blancas dan menos resaca?
Siguiendo el mismo argumento, las bebidas destiladas con menos saborizantes y colorantes (naturales normalmente) están relacionados con unas resacas más ligeras. Esto quiere decir que muchas de las bebidas blancas, como la ginebra, suelen tener unas resacas más suaves. Especialmente a destacar el vodka se ha asociado con una inusual resaca, más suave, que la que ejercen el resto de bebidas, aunque tampoco se ha encontrado el por qué y ya hay investigadores que tratan de desmentir estos trabajos anteriores.
¿Existe un remedio infalible contra la resaca?
No. Definitivamente no. Pero ni infalible, ni falible ni nada de nada. No hay ningún remedio conocido, ni medicamento ni brebaje tradicional, infusión o similar que ayude a la resaca. Ni vitamina B12, ni empanadillas grasientas ni vapores de hierbas que puedan solucionar los desagradables efectos del alcohol, me temo. O al menos nada que se haya probado, y se han probado muchas cosas. Lo único claro es que por ahora quedan demasiados interrogantes en torno a la resaca y que hasta que no sean resueltos estaremos condenados a beber con moderación. Eso o sufrir las consecuencias en silencio.