Silvio Berlusconi. Fotografía: Cordon Press.

He esperado casi un mes pero nada, en Italia nadie dice ni pío. A veces en los países se dan extraños y unánimes silencios colectivos que en realidad dicen mucho. Sin ir más lejos lo hemos visto estos días en España con la abdicación del rey, sin que nadie en los grandes medios diga nada medianamente crítico. Sobreviene una especie de hipnosis general de responsabilidad o temor institucional. En el caso de Italia me refiero a algo más grave, la condena definitiva a siete años de cárcel de Marcello Dell’Utri por sus relaciones con la Mafia y por ser durante dos décadas el enlace de Silvio Berlusconi con la cúpula de Cosa Nostra.

La noticia salió a muy mala hora, el viernes 9 de mayo por la noche, a eso de las diez, y en general la mayoría de los medios la dieron bastante mal al día siguiente. Quizá es excusa en España, que tampoco, pero desde luego no en Italia. Solo La Stampa abrió el periódico con la noticia y los dos principales diarios, el Corriere y La Repubblica, no la daban en primera página o aparecía solo un titularcito. Un día después, con más tiempo para hacerlo mejor, nada de nada: el Corriere dedicaba el mayor espacio de la primera página a una foto preciosa de los colores de los anillos de Saturno y La Stampa ilustraba con otra foto que Venezuela ha prohibido el reguetón. Menudos temazos. Ah, se destacaba mucho en todas partes que el Vaticano condena con energía la corrupción, así que todos muy atentos. De las teles ni merece la pena hablar, llevan años en otro planeta.

Naturalmente, se daba la noticia en las páginas interiores, pero se limitaban a referir de forma neutra la condena de Dell’Utri, adornada con el vistoso culebrón de su fuga in extremis a Líbano. Hasta ahí bien, faltaría más, pero nadie iba más allá: las directas y evidentes implicaciones que todo esto tiene para Berlusconi, ex primer ministro, uno de los hombre más ricos de Italia, el mayor empresario de la comunicación del país, líder de la derecha y en ese momento en plena campaña de las elecciones europeas como cabeza visible de su partido. Por resumir y para quien no esté del todo enterado:

—Marcello Dell’Utri, de setenta y dos años, abogado siciliano, ha sido secretario personal y mano derecha de Berlusconi desde que ambos iban a la universidad en Milán en los sesenta. Luego él se fue a Palermo como empleado en un banco, un breve paréntesis que cerró a toda prisa cuando su amigo le volvió a llamar para que trabajara para él.

—Dell’Utri conocía a algunos mafiosos y a través de él Berlusconi organiza una reunión en 1974 con la cúpula de la Mafia de entonces. El futuro primer ministro se vio en su despacho con Stefano Bontate, entonces uno de los máximos capos de la Cosa Nostra, y otros mafiosos y cerraron un pacto de protección.

—Un potente capo mafioso, Vittorio Mangano, estuvo viviendo en la mansión de Berlusconi entre 1974 y 1976 como garante de la protección de la Mafia para evitarle secuestros.

—El imperio empresarial de Berlusconi estuvo pagando durante casi dos décadas periódicamente a la Cosa Nostra.

—En resumen, Dell’Utri ha sido «mediador» entre Berlusconi y la Mafia entre 1974 y 1992. De ahí en adelante no está probado.

Por todo esto y mucho más el Supremo italiano ha condenado de forma definitiva a Dell’Utri por concurso externo en asociación mafiosa. Esto ya se sabe de anteriores autos del Supremo; el texto de esta sentencia, las llamadas motivaciones (motivazioni), se conocerá en las próximas semanas, y dirá más cosas. Si es que no se hace de nuevo un silencio descuidado sobre ello, que suele pasar, porque el texto sale cuando ya se sabe la condena y es como agua pasada. Ahora bien, hasta un niño de cuatro años se daría cuenta de que, siendo todo esto importante, lo es aún más que queden por fin demostradas las relaciones de Berlusconi con la Mafia a través de este señor, Marcello Dell’Utri, con quien siempre ha sido uña y carne. Con sus consecuencias políticas, morales y públicas. Pues nada de nada. Ni palabra. Ni una pregunta. Ni sacar el tema. Y es curioso, sabiendo que:

—Berlusconi y Dell’Utri idearon, formaron y fundaron Forza Italia, el partido con el que el magnate entró en política y ganó las elecciones en 1994. Ha dirigido el Gobierno de Italia con mayoría absoluta en 1994, de 2001 a 2006 y de 2008 a 2011. Según varios arrepentidos, la Mafia, sin padrino político desde el derrumbe de la DC (Democracia Cristiana) entre 1992 1993, apoyó en 1994 a Berlusconi, a la espera de concesiones legales y penitenciarias. Esta cuestión está actualmente en los tribunales como parte del gran proceso de la Trattativa (Negociación).

—Una vez abiertas las investigaciones que han desembocado en la actual sentencia, Dell’Utri se ha beneficiado de un escaño permanente del partido de Berlusconi, tanto en el Parlamento italiano como en el europeo, para blindarse ante cualquier arresto cautelar. No iba nunca, era solo para eso y él mismo lo ha confesado.

—En los últimos años Berlusconi le ha pagado, según él por mera amistad, más de cuarenta millones de euros.

—En vísperas de lo que se creía que iba a ser su sentencia final, en marzo de 2012, Berlusconi le ingresó a Dell’Utri catorce millones de euros que terminaron en una cuenta suya en la República Dominicana, país sin convenio de extradición con Italia y donde Dell’Utri tiene casa. Al final, por sorpresa, el Supremo ordenó repetir el último juicio, lo que hizo demorarse dos años más el fallo final, hasta ahora, pero la jugada quedó al descubierto.

—Esta vez, de nuevo en vísperas de la sentencia final, la Fiscalía pidió dos veces la retirada del pasaporte de Dell’Utri por peligro de fuga, pero su solicitud fue desestimada. Se fugó, naturalmente, y fue detenido en Beirut, donde aún se encuentra a la hora de escribir estas líneas.

Qué decir. Conocidos los detalles, es para ponerse filosófico. Y es meterse en un berenjenal, pero me van a perdonar por un día que comparta mis ocurrencias. Porque todo esto nos lleva a un tema muy inaprensible, la mentalidad que lo hace posible, y de entrada advierto, a riesgo de parecer contradictorio, que en algunos aspectos estoy totalmente a favor. A ver cómo lo explico, y seguro que me pierdo. Como cualquiera que vive aquí, uno se pasa la vida intentando descifrar este país. En principio se parte de una regla: en Italia las sentencias no son definitivas hasta la tercera y última del Supremo, y hasta entonces el imputado se considera inocente, con todo derecho. Obviamente casi ningún político dimite antes de esa sentencia final y los demás políticos no suelen decir nada del tema hasta la resolución definitiva del Supremo. El problema es llegar a ella, como en este caso, porque la justicia italiana es una injusticia, lentísima, un desastre. Esta vez han pasado veinte años, y todos callados sin decir nada, pero cuando por fin llega la condena final, resulta que se sigue sin decir nada. Porque entre tanto ya se ha ido asumiendo y se da por ventilado. Ha pasado el efecto de sobresalto. Imaginen veinte años sobresaltándose. Es como cuando se muere alguien famoso que llevaba años olvidado y uno pensaba que ya estaba muerto.

Todo se desenvuelve en una atmósfera de sobreentendido y se hace como si nada, salvo que uno sea un pobre diablo y entonces te machacan. Dell’Utri y Berlusconi no lo son. Diríamos más bien que son uno rico. Berlusconi sigue siendo alguien muy poderoso y solo le pedirán cuentas cuando todos estén seguros de que no se vuelve a levantar, pero ni un minuto antes. Pasado un tiempo se empezará a hablar de esto como algo sabido, aunque no se hizo saber mucho en su día, pero en el fondo todo el mundo lo sabe. Este país es así. Ya saben, todos en auxilio del vencedor.

Hay un aspecto religioso, de la forma piadosa de vivir en Italia la fe católica, que yo siempre le veo a muchas actitudes públicas. La única sentencia definitiva, en resumen, debe de ser la del Juicio Final, cuando uno se muere, y si usted no es creyente pues tiene un problema, porque en este mundo difícilmente obtendrá justicia. En esta vida, pensando más en el culpable, que se suele considerar víctima, uno se confiesa y vuelta a empezar. Públicamente también se absuelve a la gente con facilidad, predomina la pretensión de perdón —aunque casi nadie lo pide, el sentimiento de culpa es muy tenue— y no la exigencia de castigo. En Italia hay pecados, no delitos, y nada es imperdonable. Cada uno se siente libre, con derechos pero sin deberes, en un alegre ambiente de irresponsabilidad general. En cierto sentido es un país casi infantil.

Ahora toco un factor mucho más etéreo y me meto aún más en el terreno de las generalizaciones, pero ya que estamos… Es algo así: en Italia hay terror a lo explícito, a lo irrevocable, a lo irremediable. Prefieren lo ambiguo, lo elástico, lo reversible, porque favorece el principal interés general, que no es el bien común, sino que cada uno pueda seguir haciendo lo que le dé la gana, su interés privado. El pavor a lo concreto se manifiesta muy bien en la superstición: enunciar literalmente una desgracia o una hipótesis negativa genera rechazo, como si fuera de mal augurio. Pero ocurre casi más con lo contrario, expresar un deseo equivale prácticamente a imposibilitar su realización. Decir ahora una frase como esta: «A ver si Italia gana el Mundial», es casi ofensivo, una afrenta, como echar un mal de ojo.

Los italianos son extremadamente concretos con lo que les interesa, pero en lo demás son de una extraordinaria laxitud e imprecisión. Por seguir con el símil, basta ver los partidos de la selección italiana: los amistosos les dan igual, pero luego no fallan una cita importante. Esa falta de definición es lo ideal, precisamente, para moverse entre la niebla en busca del propio interés y no cerrarse ninguna puerta. No me refiero solo a la política, también a la hora de fijar una cita, organizar una cena o un partido de futbito. O la incapacidad general para hacer una fila, se prefiere el mogollón y que gane el más listo. O la alergia a los carriles en las autovías, es mejor estar entre líneas, sin elegir, a la espera de ver cuál es el más rápido. Exigir una respuesta o una posición definida genera alarma y desorientación nerviosa, es casi una falta de tacto. Como no saber vivir. No saber vivir al menos en Italia.

Sí, es verdad, lo sabemos todos, en ese espacio vacío entre los átomos, en el terreno de nadie, los italianos se mueven, eso, como nadie, y han creado obras maestras del matiz: el carpaccio, el semifreddo, el agua ligeramente efervescente o el Estado Vaticano. Privilegian sobre todo la ligereza, el juego —lo jocoso—, y de ahí nacen pilares artísticos de la humanidad que todos conocemos, huyen de la gravedad y la solemnidad. Es bueno todo lo que haga la vida más llevadera. No se toma nada a la tremenda, no como en España, pero cuando llega algo tremendo, inapelable, imposible de eludir, que no se puede disfrazar, solo cabe el silencio. Quedan mudos y les invade, por un momento, un desfallecimiento vital, como cuando termina el carnaval y caen las máscaras. La realidad, tal cual, a menudo es deprimente o, al menos, como en este caso, tan vergonzosa que es imposible de tapar o disimular, así que se mantiene la respiración hasta que pase el mal rato. Una sentencia definitiva, algo remoto a ciertos niveles de la política, parece ser una de estas cosas. Al menos en los medios y las instituciones, que son quienes dan forma a lo público. Pasó lo mismo cuando el Senado aprobó en una votación la expulsión de Berlusconi tras su condena por fraude fiscal: en el hemiciclo se hizo un silencio sepulcral, como de funeral. Por cierto, que nunca hubiera ocurrido si no es por la cabezonería del Movimiento Cinco Estrellas del cómico contestatario Beppe Grillo.

Pero este desconcierto dura solo un instante, luego sigue la fiesta. Menos mal que luego está el alegre culebrón de Líbano, como decíamos, para seguirse divirtiendo. Por supuesto ahora lo contamos, que es interesante. Dell’Utri fue arrestado el 12 de abril en Beirut, en el lujoso Hotel Intercontinental Phoenicia, dos días antes de la sentencia final del Supremo (luego se volvió a retrasar un mes porque sus dos abogados se pusieron enfermos, sí, a la vez). Aseguró que no pretendía huir, aunque facturó cincuenta kilos de equipaje y llevaba encima treinta mil euros en un fajo de billetes. Pagaba seiscientos euros al día por la habitación. Salió de la celda al día siguiente y acabó en un hospital, por razones de salud. Se agenció un abogado famoso y carísimo, Akram Azouri, el mismo del dictador tunecino Ben Ali y del responsable de seguridad nacional acusado del asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Al Hariri. En fin, que la extradición se empantanó.

Marcello Dell’Utri, en el centro. Fotografía: Cordon Press.

¿Qué tiene Beirut para que Dell’Utri decidiera irse allí? La prensa italiana ha sacado a la luz conexiones políticas en Líbano de la derecha de toda la vida que, en teoría, podían bloquear la extradición y garantizarle una especie de exilio dorado. Sobre todo con Amin Gemayel, de setenta y dos años, presidente de 1982 a 1988, de la dinastía que lidera las Falanges Libanesas, cristianos maronitas, ligada históricamente a la Democracia Cristiana italiana. Por ejemplo, Gemayel viajó a Roma hace un año a depositar unas flores en la tumba del histórico dirigente democristiano Giulio Andreotti. También, por cierto, relacionado en el pasado con la Mafia.

Esta tesis de Líbano como refugio seguro para políticos italianos de derechas huidos de la justicia se reforzó el 8 de mayo, con el arresto de otro peso pesado del partido de Berlusconi, Claudio Scajola. Le acusaron de ayudar en la fuga a otro colega del partido, el exdiputado Amedeo Matacena, condenado en agosto de 2013 a cinco años de cárcel por lo mismo que Dell’Utri, por sus relaciones mafiosas. En este caso, con la mafia calabresa, la ‘Ndrangheta. Matacena se escapó a Dubai, donde le quitaron el pasaporte, y se quedó allí atascado. Scajola intentaba ayudarle a llegar a Líbano, con contactos similares a los de Dell’Utri.

Lo que es fuerte, muy fuerte, realmente fuerte, incluso para Italia, es pensar que Scajola fue ministro de Interior de un Gobierno de Berlusconi de 2001 a 2002. Y luego lo ha sido de tres carteras más. Y este exministro de Interior, según los fiscales, formaba parte de una red secreta de apoyos institucionales a alto nivel a la ‘Ndrangheta, que en este momento es la mafia más potente y peligrosa.

Berlusconi se ha dicho muy dolido por Dell’Utri y ha defendido a Scajola: «Me parece absurdo arrestar a un exministro de Interior solo por haber ayudado a un amigo, ya huido, a moverse de un país a otro, en suma, la humillación de la cárcel por una cosa así…». En cualquier caso, ha sido Dell’Utri el que se ha defendido con los argumentos habituales de Berlusconi: «Es una sentencia política, soy un prisionero político». Añadió que si al final le extraditan no quiere ir a la cárcel, prefiere hacer unos servicios sociales, como Berlusconi, que atiende ancianos una tarde a la semana. De momento sigue en Líbano y la extradición anda parada. Se supone que han firmado todos los que tienen que firmar, pero ha entrado en un limbo imprevisible. Si alguna vez llega a Italia habrá que ver cómo Dell’Utri gestiona su silencio, que es el más grande de todos.

Que en este escenario la Embajada española en Roma haya impedido presentar en el Instituto Cervantes de la capital italiana el libro Crónicas de la Mafia, en el que se habla entre otras cosas de Berlusconi y Dell’Utri, no deja de ser una decisión coherente con el entorno.

El pasado 25 de mayo, en las elecciones europeas, el partido de Berlusconi obtuvo el 16,8% de los votos. Es el peor resultado de su historia y perdió casi tres millones de votos respecto a las generales de hace 2013, y en esas ya había perdido seis millones respecto a las de 2008. Aun así le han seguido votando 4,6 millones de italianos y es el tercer partido italiano, el primero de la derecha.

ÚLTIMAS NOTICIAS DE LA MAFIA (abril-mayo 2014)

—Un policía asignado a la Cámara de los Diputados y otro a la sede de la Presidencia del Gobierno han sido arrestados por pasar información reservada al clan de los Casalesi, de la Camorra.

—Detenido en la República Dominicana uno de los cien fugitivos más buscados en Italia, el capo de la ‘Ndrangheta Nicola Pignatelli, de cuarenta y tres años, huido en 2011. Tiene pendiente una condena de 13,5 años y es considerado capo de la cosca de Mazzaferro Ursino Aquino, uno de los más importantes del narcotráfico internacional.

—Polémica en Bari porque en la lista del candidato del PD, centroizquierda, hay tres jóvenes de conocidas familias mafiosas locales. Uno de ellos decidió retirarse.

—El capo de los Corleoneses, Totò Riina, será procesado como organizador del atentado contra el tren Rapido 904, que el 23 de diciembre de 1984 dejó dieciséis muertos y doscientos sesenta y siete heridos. El juicio empezará el próximo 25 de noviembre.

—La mujer más rica de Mónaco, Hélène Pastor, de setenta y siete años, dueña de un vasto imperio inmobiliario en Montecarlo, murió el 21 de mayo tras ser herida en un atentado el 6 de mayo en Niza. Su chófer también murió cuatro días después del ataque. El crimen, que conmocionó a Montecarlo, fue obra de un individuo con un fusil. Entre las hipótesis manejadas, según la prensa, aparece la ‘Ndrangheta calabresa, pero el caso aún está abierto.

—Los familiares del juez Giovanni Falcone, asesinado en 1992, entregan a la fiscalía de Caltanissetta un ordenador del magistrado, manipulado tras su muerte, como todos los demás que tenía, por una mano desconocida que borró todos sus archivos. Esperan que las nuevas tecnologías permitan rescatarlos y, tal vez, conocer sus secretos.

—Antonio Iovine, uno de los grandes capos del clan de los Casalese, de la Camorra, ha decidido convertirse en arrepentido y empezar a colaborar con la justicia. Fue detenido en 2010 después de catorce años de fuga. Es el primero del clan que da este paso y se cree que puede desvelar sus complicidades históricas con políticos e instituciones. Es claustrofóbico, y se cree que esto ha pesado en su decisión.

—Se cierra con fuertes condenas, un total de cuatrocientos años, el «maxiprocesso Meta», abierto en 2010 con cuarenta y dos arrestos entre los principales clanes de la ‘Ndrangheta en Reggio Calabria, capital de Calabria. Ha sido uno de los más importantes contra esta organización desde el proceso «Olimpia» de los noventa. Entre los condenados, Giuseppe De Stefano (veintisiete años), Domenico Condello, «il Gingomma» (veintitrés años), Pasquale Condello, «il Supremo», Pasquale Libri y Giovanni Tegano (veinte años cada uno).

—Nicola Gratteri, uno de los más reputados fiscales en la lucha contra la ‘Ndrangheta, ha sido muy crítico con el último plan del Ministerio de Interior para combatir esta organización. Asegura que en Calabria hacen falta mil agentes más y, por ejemplo, en Locri, el pueblo que es la capital histórica de esta mafia, necesitarían al menos otros ochenta.

Íñigo Domínguez es autor del libro Crónicas de la Mafia, editado por Libros del K.O.

Seleccionamos unos cuantos álbumes favoritos de 1984. Una añada complicada para el RnR pero con un buen puñado de excepciones que consiguieron sobresalir alejándose del clásico sonido ochentero. Escuchamos canciones de discos que no deberías pasar por algo a cargo de The Long Ryders (Final wild son), The Replacements (Favourite thing), Los Lobos (I got loaded), Barrence Whitfield and the Savages (King Kong), Cock Sparrer (The Sun says), The Meteors (Only a fury in my heart), The Del Lords (Get tough), Violent Femmes (Country death song), The Del Fuegos (Nervous and shakey), The Pretenders (Back on the chain gang), The Barracudas (Dealing with today), Siniestro Total (Quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos), La Polla Records (Muy punk), Burning (Esto es un atraco) y Johnny Thunders (You can’t put your arms around a memory). 

Summer is upon us—the season of saying yes to everything you’d normally reject. After-work drinks? Sure. Kissing strangers in broad daylight? Fine. Peeing in your front yard because you lost your house keys in a river? Acceptable. Summer's great because everyone looks hotter, each weekend feels like a school vacation, and the place you live becomes a place to explore rather than endure.

But then you take it too far. Shoes no longer matter, but for some reason, sea-salt hairspray really, really does. You’re late for work so often that people stop being angry and start getting nervous. You wear “gladiator sandals” and tie-dye maxi skirts and stay up all night smashing laughing gas with the kind of guys who spend the winter trying to pick up girls at bus stops. You start listening to reggae. And after a month of reggae, you go temporarily insane.

The truth is, everything seems like a good idea in the summer, when it truly, madly, deeply is not. Here's some advice on how not to be a dick now that the sun's out.

SOCIAL MEDIA
Each season brings with it its own particular variety of social media bullshit. If in spring Instagram was awash with photos of cherry blossoms and girls flagellating themselves for daring to eat a chocolate Easter egg, then summer is going to be Ugg-clad yoga enthusiasts pouting with Frappuccinos (no, it’s still not interesting if they spelled your name wrong, "Melanda") and requesting rides to festivals they can't afford to go to.

In all honesty, if you’re not going to any festivals or exotic locations this summer, it's best to stay the fuck away from social media. Islands in the sun are like giant petri dishes when it comes to spawning Instabraggers, and who can blame anyone for thinking, I’ve spent $1,500 on this vacation—I've earned the right to make everyone at home hate themselves.

If you are lucky enough to be going away, here are a few tips. I'm not going to patronize you by telling you not to "check in" at the airport or photograph your hot dog legs—these are no brainers. Tan-line selfies, on the other hand, are more complicated. Snapchat them to your crush, but there’s really no need to share with everyone—you'll get loads of compliments when you get home anyway.

If you insist on "tastefully bragging" (no such thing) from paradise, avoid provocative hashtags. #LivingTheDream, #SorryNotSorry, and #CasualMonday on pictures of sunsets is 100 percent going to turn your friends into vengeful whispering snake-bitch people.

When it comes to documenting your vacation for posterity, I'd say take it old school. You know what’s fun? Underwater film cameras you buy at the airport. Postcards with tacky 3D blob things on the front. Getting your hair braided. Henna tattoos.

Photo by the author

GIRLY HOLIDAYS
These are largely age-dependent. For example, everything you’re going to regret doing between the ages of 16 and 20 is going to happen on a “girly holiday.” Twenty-one to 24 is the dignified bracket—you and your friends are going to be too broke and overworked to have a real vacation anyway, so you'll just end up going on a long car trip to nowhere soundtracked by Beyoncé. But 25 to 30 is your time to shine—these are the years reserved for the glory of a quarter-life crisis in full thrust, halcyon years in which you'll finally be irresponsible and self-confident enough to spend decent money flying somewhere hot to give a mysterious ethnic stranger a blowjob.

If you’re off on a “girly holiday” this summer, here are a few dickhead things you should avoid:

–Tattoos: If you’re young enough to think, I’ll get a tattoo on a spot where my parents will never see it, then the tattoo is going to be a mistake. If you’re old enough to make your own decisions, then you’re old enough to know you shouldn't let a guy with a ponytail named Manu loose on you with a needle.

–Not eating: It’s hard not to be body-conscious when you’re walking around half-naked all day, but skip lunch and the whiny one in the group is going to annoy you so much she'll be in tears by dinnertime.

–Mopeds: Bicycles are so much cuter and so much less likely to cause a fractured femur.

–Sex on the beach: "Sand gets everywhere" is the clichéd advice. Arguably more persuasive is the advice that, these days, so do people's cameras:

–Penis-shaped straws: There is a picture of me drinking through one of these somewhere on the internet. I haven’t slept soundly for five years.

All that said, it’s fine to give in to some of your “basic bitch” impulses on a girly holiday. Vitamin D intake from actual sunlight is going to make you much happier, so take advantage of that feeling by opening your mind a little too. Do dance on the bar to Avicii, do wear a neon bikini, do rent a pedalo, do read Time Traveller’s Wife. Cultural snobbery is an exhausting thing to try to pack in a suitcase.

COUPLES HOLIDAYS
Couples holidays are essentially all about finding the right time and place to poop. If you struggle to do this around your significant other because you think he'll react to you taking a shit like you just set his grandma on fire, then you're going to need some subterfuge.

Let's face it: You're not gonna go seven days on a diet of foreign water and fresh shellfish without losing control of the wheel once or twice. If you'd rather not be a grouchy dick to your lover while sharing an expensive hotel room, you need to be chill about getting rid of "that bloated feeling."

Once this is out of the way, you're free to have a good time. I mean, you're on a vacation, with the person you love. What could be better? Use your time wisely by being as disgustingly coupley as possible—lovingly feed each other pasta, coyly splash each other in the pool, go PDA-wild while your bitter single friends at home aren't there to sneer. Just keep the vom-fest off social media, OK?

Photo by Jason McDonald

FESTIVAL CHIC
At some point, people stopped dressing like it was summer and started dressing like they were constantly at a festival. Paris Hilton can get away with it because her whole life is a festival. Yours... isn't, so let's make this the year we lay the idea of "festi-chic" to rest.

Only acceptable at festivals:
Underbutt: This is when your hot pants sit halfway up your butt cheek. It’s a really great way to avoid tan lines and let everyone know that you’re DTF. The problem is that it’s a look mostly worn by 15-year-old girls so it could very easily attract the wrong type of psycho—y'know, the kind of guy who'd ask you how old you were when you lost your virginity on the first date.

Not acceptable anywhere:

–Fedoras: It's the patriarchy's favorite hat. Women who wear fedoras do so because they hate themselves.

–Flower crowns: Leave these to Florence Welch and whoever's job it is to dress the dead prostitutes in True Detective.

–Dip-dyed hair: This actually looks OK until you realize that everyone has it and your festival campsite has turned into a weird sequel to Being John Malkovich in which all of the characters look like Haim.

DRINKING ON WEEKNIGHTS
This, unfortunately, is a double standard. If you are a student, you should really drink and smoke and snort and puke, then do it all over again, for days on end until the world is dark and cold again.

You need to get it out of your system, because once you're part of the workforce, nothing screams DICK louder than showing up to the office in last night's makeup looking and smelling like a clown who got hit by a train.

Photo by the author

DATING
All girls want a boyfriend in the winter, when you can’t afford heating and can’t be bothered to leave the house. But, weirdly, the girls I’ve known to be October's most enthusiastic boyfriend-hunters are the first to callously toss aside their loved ones when an opportunity arises to straddle a bearded bear on the beach after a pocketful of MDMA.

Let 'em. Girls have a way harder time feeling as confident as boys in the summer because they’re expected to get a wax every two weeks, be a realistic shade of bronze, and look good in short shorts. Once we actually achieve this Kendall Jenner–like appearance we might as well have some fun with it.

Girls: Go wild, be as big a dickhead as you want this summer—just avoid hooking up with boys who are dickheads.

Follow Amelia Abraham on Twitter.

Beach romance photos by Jamie Lee Curtis Taete (top), Amdraci (middle) and Javier Izquierdo (bottom).

Ernie Brooks is a very likable fellow who was raised in New York and Connecticut by intellectual, liberal parents, which explains why he became a civil rights activist down South during the violent “Freedom Summer” of the early 1960s. Ernie’s a Harvard graduate who studied English literature, poetry, and rock 'n' roll, along with his college roommate Jerry Harrison, who later became the keyboard player for the Talking Heads. A chance encounter with Jonathan Richman led to a wild ride as one of the founding members of the legendary Modern Lovers, perhaps the greatest alt-rock, pre-punk, indie band that no one has ever seen.

“I’m Straight”

Jerry Harrison, who was my roommate at Harvard, saw Jonathan Richman playing on the Cambridge Commons, which is smaller than the Boston Commons, right by Harvard Square, and said to me, “You gotta come see this weird guy. He’s really nuts, but he sounds very cool…” 

At that time, Jonathan used to wear these suits with a very conservative white shirt and tie, sport coat, and dress pants, and he had really short hair—it was really funny. There was something about it that was really confrontational in an interesting way. 

Jonathan had a band with David Robinson, who was the drummer, and another guy named Rolf, who was playing bass, and they played these free shows on the Cambridge Commons. Jonathan had this blue Jazzmaster guitar with like two strings and had decorated it with the Howard Johnson’s decals. He had painted it light blue and orange like the Howard Johnson's colors—and almost all the songs he played were in E minor—it was very minimalist. "I see the restaurant. It is my friend" was a line from one of the songs.

Jerry and I were both amazed by Jonathan. I had been studying poetry with different people at Harvard, like Elizabeth Bishop and Robert Creeley, so I was struck by the connection between Jonathan’s deep poetic roots and the idea of talking about everyday things. So the poetry was there—instantly I could hear the visionary poetry. 

Jonathan was doing that song “I’m Straight,” which, of course, he was. Jonathan didn’t take drugs—though, later on, Jerry persuaded him to take a puff of marijuana, and Jonathan suddenly got this weird look on his face and got up and was about to pick up a frying pan and said, “Jerry, I’m gonna have to hit you with a frying pan, 'cause I have to hurt somebody in order to know that I am stoned and I’m not myself...”

And I cracked up and said, “Jonathan, that’s OK. You don’t have to do that…”

Jonathan was really upset that his consciousness had been altered. And as far as I know, that’s how he’s always been—very straight—so in that sense, “I’m Straight” was real and completely true.

At some point, before we saw him on the Cambridge Commons, Jonathan had gone to New York and slept on Lou Reed’s couch and worked briefly as a busboy at Max’s Kansas City, where he was fired because he was really not very skilled as a busboy. But he loved the Velvet Underground—he loved two bands—the Stooges and the Velvets. He used to preach about the Stooges all the time—and that’s what’s funny about Jonathan, his music didn’t sound like either band, but there was some deep connection there.

Anyway, Jerry Harrison and I saw Jonathan a couple times on the Cambridge Commons, but we didn't meet him—and then he showed up at our apartment at 152 Putnam Ave wearing his white plastic motorcycle jacket. Danny Fields, the great facilitator of all things rock 'n' roll, brought Jonathan over, and that was the first time Jerry and I really met him. Jonathan started dancing around and showing us his songs. Jonathan would grab whatever instrument was around; sometimes he didn’t have an instrument, and he’d just start clapping his hands and singing whatever new song was in his head, to whoever was there to listen. He still does that.

I don't know how it came about, but we started talking about Yeats—Jonathan knew some literature, and we connected on that level. You know that Yeats poem, "The Wild Swans at Coole"? "…lover by lover, / They paddle in the cold / Companionable streams…” It’s a very beautiful Celtic twilight kind of vision.

"I’ve Got the AM Radio On...”

So Jonathan was into poetry—but he was also into the first Stooges album, which had just come out. So I talked with Jonathan about what a great rhythm section the Stooges had, and he was really into that, and he was really funny. He also loved the Velvet Underground, but he was very conflicted about them, because of the darkness they presented. I always had this theory that our sound was almost the opposite of the Velvets, that basically we were playing into the light as opposed to the darkness. But you could argue that about anybody—any art that expresses pain is also suggesting a way out of the pain.

I don’t know exactly what Jerry and I said after Jonathan left that day, but we both thought that he was interesting—not like anybody else. Basically everything else was just a lot of blues jam bands and folk rock remnants of the Bosstown Sound (remember Ultimate Spinach and Beacon Street Union?)—and what appealed to me about Jonathan was that he was as new as anything and there was something that was really positive about him.

So it was decided we were going to play this gig with him—our first gig—at some teen center out in Natick, Massachusetts. Natick was one of those beltway suburban towns around Boston, near Route 128, which was just starting to have some high-tech companies and factories. So we went and rehearsed in David Robinson’s basement—he lived with his parents in Woburn, Massachusetts, and his mom made us food, like tuna fish sandwiches or something to eat after we'd play. And Jon Felice, who had been Jonathan’s childhood friend, joined us on guitar. He seemed to be constantly leaving the band and coming back, following his frequent fights with Jonathan. So anyway, we played the teen center in Natick, and that was our first gig.

All of our early gigs were pretty dippy, so, of course, Jerry and I said, “Well, we can probably get some jobs at a Harvard mixer,” like we’re gonna come up in the world and our band can make one hundred bucks!

And we did get a Harvard mixer! But the funny thing about the mixer was that when we were playing something with a good beat, the people would dance—there was always a small group of people who were really into it and were listening—and the rest of the people didn’t give a shit, which I guess is always the way. I mean, most of the guys were there to pick up girls, and we had a song called “The Mixer,” which goes, “Hey, girls, do you notice the smell?” It’s talking directly about girls and the guys at the mixer, confronting them with the absurdity of the situation. It’s a pretty funny song, and we’d play it at these mixers—and nobody got it! Of course, the PA was lousy and they might not have heard the words.

When we first met him, I think Jonathan was incredibly isolated and caught in his adolescence. He really wanted to meet girls, but not knowing how to do it, he focused on the astral plane, in which he could meet someone in this world and communicate with her in a dream state. I mean, he did meet girls, but then he would not know what to do with them or what to say to them. He’d call me in the middle of the night, saying, about a girl we both knew, “Ernie, I think I entered her dream. Do you think that’s right?”

And I’d say, “Well, Jonathan, I guess its OK, I dunno...”

He was describing how he had entered into some girl’s dream and was feeling some connection to her soul. Of course, Jonathan was a big fan of Van Morrison’s album Astral Weeks—that’s such a beautiful record. I wasn’t sure if Jonathan was actually able to do that, enter a girl’s dream—but he really believed in it, which is where that song, “The Astral Plane,” came from—the idea that you can communicate in another dimension with someone who's hard to reach in everyday life.

“I’m In Love with The Modern World…"

Jonathan definitely wrote the lyrics to “Roadrunner,” and we did the arrangement. Jonathan came up with the idea for most of the songs, but the music started out pretty simple. Mostly on one chord, and you could say the nut of it came from Jonathan—and then we filled it in and gave it structure.

I mean, we’d argue in rehearsal—about which song to do, about how to arrange it, or whether we should have the break here or there. We argued from the very beginning. We talked and discussed things endlessly—we all loved to talk—and Dave was the one getting pissed off, saying, “Come on, stop talking, rehearse it, play it!” From early on we had an agreement where we would split all the publishing; all songs would be by the Modern Lovers, kind of like the Ramones. It was a way for us to recoup some of our expenses. It felt really justified at the time because I got the van and Jerry brought a lot of the equipment from Milwaukee.

"When You Get Out of the Hospital, Let Me Back into Your Life"

At some of the early shows Jonathan would set up an easel, and he’d place his drawings on it. I don't know if you’ve seen any of the drawings, but I have a copy of a poster that he drew; it’s of the Modern Lovers—a cartoon of the four of us with a heart flying over the band. It’s got the highway in the background and stuff. And he had this picture of a girl in the suburban town in Massachusetts where she lived and a picture of the hospital she ended up in, and while pointing to the drawings he’d recite the lyrics before he did the song. 

Eventually someone—it must have been Danny Fields—called Lillian Roxon from the Daily News about the Modern Lovers. So Lillian came up and heard us play in this little dump and wrote about it for the newspaper—and that article started a sudden rush of record companies coming to see us. The funniest thing was Clive Davis (head of Columbia Records) coming to see us in this school gym in North Cambridge. We’d set up with our PA, and there were probably 50 totally bored, indifferent high school students there. So Clive was there—he couldn’t hear shit and actually had his ear up against this Shure Vocal Master Speaker—and just said, “These lyrics can be taken on many different levels!”

Clive offered us a record contract, but we didn’t go with him. That was when we started our insanity, thinking we were hot shit and we were going to go check out everybody in the business to find the best manager and the one record company that was worthy of the Modern Lovers.

I think we were just idiots, believing that we could be so demanding, before we had really done very much as a band.

It was a funny bunch of personalities. And I’d say Jerry Harrison and I were the most business-oriented, most reasonable, but David was pretty pragmatic too. However, the three of us were not good at being decisive. Jonathan was more so, but we generally would not agree with him when he was.

“I Don’t Want to Hurt Anybody”

In the spring of '72 we flew to LA to work on a demo for both Warner Bros. and A & M, two of the labels hot to sign us. John Cale, a house producer for Warner at the time, was a big reason we went. We really wanted him to produce the first Modern Lovers record; we were fans of his through the Velvet Underground and through the fact that he'd produced the first Stooges record. The first time I met him was when I went to his apartment years before, somewhere on the lower East Side, and he had photos of someone having a nose job on the wall—a fairly disturbing set of pictures. In the couple of weeks on the West Coast, we recorded all the songs that went into the Modern Lovers album, most of them recorded by Cale in a session where he basically captured us playing our live set. It went well, though all of us thought at the time that it was just a demo, preparation for what would be the "real" record.

In summer of '73 we went back, finally signed to Warner Bros., to record the real deal with John. After staying a while in Van Nuys at Emmylou Harris's place, we got this stucco house on Kings Road in Hollywood, one of those windy roads that runs off of Hollywood Boulevard, sort of hidden in the shrubbery. It was one of the scariest places because these houses were so isolated. One night we could hear the sound of helicopters circling, their searchlights trained on the house just down the road, and then we see the black cars driving up with guys with their sniper rifles and black vests—so we knew something was going on, but we didn’t know what. We heard a lot of shooting and then cars driving away.

There’s something very sinister about LA that people don’t usually talk about. 

And that’s where the problems started, almost immediately. I think it was because Jonathan had been changing. I don’t think it was so much that he was getting tired of the old songs as he was developing this idea that the whole rock-'n'-roll-star-making machinery was corrupt. And part of that was the whole system of burning fossil fuels to generate electricity, using a lot of power for amps and sound systems, playing stadiums—you know, feeling that there was something wrong in profiting from all these things—and he started tying it all together in his mind and decided that he didn’t want the Modern Lovers to be a conventional rock 'n' roll band.

But it made it impossible for us!

David, the drummer, and I shared a love of tight, poppy rock 'n' roll songs, and that’s the way we wanted to make our album. So I had endless conversations with Jonathan, like, “Jonathan, you can do whatever you want afterwards. Let's just make this record, and then let’s go out and play some shows! People need to hear these songs—they’re good songs, and they sound good!”

Jonathan was saying, “Ohh, I don't know, I don’t know. I don’t want the music if it's too loud. It’s gonna hurt kids' ears, ya know? And if it's real, the people will hear it, even if it's quiet, if there’s magic in it.”

He never denied the magic of rock 'n' roll—he just said if it was really quiet, you could hear the words better, and that was part of this whole shift.

John Cale had a real sense of how he wanted things to sound and was very insistent. So there was a problem in the making there. While working with Cale, things got even more difficult, probably because Jonathan was starting to not want to play loud, powerful, electric music anymore, and that made Cale crazy.

One of the songs we tried to re-record and couldn’t quite get right, I think, was "Someone I Care About," so Cale said to Jonathan, “You gotta sound mean; you gotta sound like you wanna kill somebody!”

And Jonathan said, “Oh, I don’t want to hurt anybody—I wanna make a nice, happy-sounding record,” because this was obviously his new sensibility. Jonathan was headed in a new direction, and Cale wanted the angst and the violence in the sound, which really characterized us in our early days.

John Cale was also not in the best shape: He was drinking a lot, though I don't know if he was taking drugs. I used to go out and play tennis with him at the Burbank tennis courts when he was in a good mood, and Cale was always asking, “What’s going on? What’s with Jonathan? Why can’t we do this record? Why do you have to change the sound?”

He was growing increasingly frustrated with Jonathan and the whole ordeal. As I said, things weren’t going great in Cale’s life. One evening he even called me up and said, “I know my wife’s there!” Of course, part of the story there was that she, Cindy, had been a close friend and bandmate in the GTO's of Miss Christine, who had died of an overdose the year before at the house we were renting on the South Shore of Boston, and that's another part of the story, of things that cast a pall over the Modern Lovers. Miss Christine's death had apparently totally destabilized Cindy.

I said, “John, she’s not here!”

I don't know what was going on, but I don’t think it was good. I have to say, it must have been a terrible thing for Cale, because he was the producer of this potentially great record he wanted to make—that Jonathan wouldn’t let him make—and at the same time we all admired him, but it just wasn’t working out.

So we were all kind of upset because we felt we were on the cusp of greatness—we envisioned everything going right—and at the same time Warner Bros., desperate to keep the project on track, was trying to put us together with a manager. They kept saying, “If we just get these guys a good manager, they’ll fall into line…”

“I Never Said, ‘Fuck You Jonathan!’”

One of the funniest things was when we played at the Swing Auditorium in San Bernardino—the gig was set up by Warner Bros., and we played with Tower of Power in front of 10,000 people—and everyone started throwing stuff at us.

I remember getting hit with a can of something, and that’s where Jonathan said, “We know you don’t like us, but we love you anyway.” And Warner Bros. had all this promotion that said, “The Modern Lovers —Warner Brothers' Big New Hit Group!” That was a pretty comical, and it was the usual thing where a couple kids liked us and ran up and said, “Hey, you guys are good!” Or they handed us a note saying, “You guys are great,” because they were terrified to have their friends know that they liked this band that was getting booed off the stage.

At one of the last gigs we did, when we played “Roadrunner,” we still didn’t have a record out, but that was always a catchy song, and we actually got some applause—and then Jonathan said, “People like that song too much; I don’t think we should do it anymore….”

I think it was just part of Jonathan’s natural inclination that when things seemed to be going well—to go against it. He was very contrary. He was very difficult. I mean, anybody who is on to something new has some element of being a contrarian, because they’re rejecting the status quo. They're doing something in the way they’ve figured out how to do it—and they don’t want to hear something different, even if it could make things better. When Jonathan said, “I won't play 'Roadrunner' anymore," it was pretty much the classic case—you can’t really get any more contrarian than that.

So we got in a heated debate, and I said, “Yes, I can understand how one can be suspicious of people liking something, but at the same time, we are a functioning band, you know? We’re not going to be so particular; we’ll do something if people like it, not to please someone but because it’s a great song. We like it too, so we’re not pandering to anyone by playing it.”

By that time, Jonathan was already rejecting the use of electricity, and a head guy from Warner Bros. called and Jonathan said, “We’ll play the songs for the record, but we won’t do any of these songs when we play live.” Jonathan said this to the guy who had given us this fairly substantial record deal to record the songs—and who didn’t want to hear that.

Jonathan started saying his old songs were too negative and dark, and he started writing things like “Hey There Little Insect,” and maybe he was way ahead of us, but we couldn’t follow him—he wanted us to go, “Buzz, buzz, buzz” on stage, but we were too cool!

Later, there was a conversation with the guy from Warner Bros., who said, “Listen, if you guys aren’t going to do these songs on the road, if you’re not going to play them, we’re not going to keep on putting money into the recording...”

We got about four crazy, not very satisfactory tracks done, and then came the moment when Warner Bros. continued to put pressure on us, which led to Jonathan saying, “Well, I’m just not gonna do this anymore…”

So Warner Bros. dropped us.

So that was a turning point where. It had gotten to where, if we had something that people wanted to hear, Jonathan would refuse. It was a conceptual way of approaching rock 'n' roll—but not a way to make a living or feel very happy.

So we were like, “Jonathan, maybe you’re brilliant, but we’re not gonna go there...”

But I never said, “Fuck you, Jonathan!”

I never said, “I’m not talking to you…”

I really left the band when we were in Boston and Jonathan had been talking a lot to that guy Matthew Kaufman, who ran Beserkley Records. Matthew got Jonathan to fly back to Berkeley and record an album with him. Matthew was telling Jonathan, “Ya know, things aren’t happening with the band, so I’ll take care of you in Berkeley. I’ll manage you. I’ve got musicians here, and you can do what you want.”

But Matthew turned out to be a real crook, and it was really funny, so ironic and so emblematic of that industry. Having presented himself as the honest "alternative" to the big companies, he turned out to be into drugs and gambling, and was dishonest even to the point where David Robinson, after the Cars, hired a lawyer who tried to serve Matthew to find out what was going on with our royalties. Well, it turns out Matthew had kept two sets of books, and if someone tried to serve them they’d actually run away and hide so they couldn’t be served.

The last time I played with Jonathan was for Joey Ramone when Joey was sick, at the Continental. It was before Christmas, so it wasn’t one of Joey’s Christmas shows. I think it was Joey’s birthday party. I didn’t know Joey was sick, but he was. Joey talked to Jonathan and said, “Would you set up with the band and do 'Roadrunner'?”

So I played bass with Jonathan and, I think, Tommy on drums. it was fun, and the crowd loved it. Of course that made me think, “Hey, let's do this some more!”

May was national masturbation month. If, unlike me, your Facebook friends aren’t almost exclusively feminist bloggers and people who make vagina-based art, your FB feed may not have informed you of that important fact. In celebration, my new article for VICE lists some of my favorite facts and musings on the subject. Read it HERE :)

• Bienvenidos a la insensatez, señores ediles
• Reyes Leis confirma que el nuevo gobierno se conocerá el lunes
• El PSOE de Santiago buscará en un pleno extraordinario la dimisión del alcalde

… errr dog!

Thanks Mike (from Spain)

La meva versió del tema/ mi versión del tema

El pasado lunes 2 de junio Juan Carlos I hacía público, a través de una comparecencia de Mariano Rajoy ante los medios, su deseo de abdicar en la persona de su hijo y heredero al trono Felipe de Borbón, que reinaría bajo el nombre de Felipe VI. Tras el anuncio, el consejo de redacción de El Jueves tuvo una reunión extraordinaria para cambiar tanto la portada como algunas páginas interiores del número 1.932 de la revista, el que debía aparecer el siguiente miércoles, 4 de junio.

Albert Monteys comentaba poco después en su cuenta de Twitter que se habían podido llevar a cabo dichos cambios. Monteys es uno de los miembros más veteranos del consejo de redacción y fue director de la revista hasta 2011.

De este modo, la portada que se había aprobado en el consejo de redacción ordinario de la semana anterior, dedicada a Pablo Iglesias, era sustituida por otra que trataba la abdicación, firmada por «Redacción» y por Manel Fontdevila, autor del dibujo.

La nueva portada fue difundida en las horas posteriores por las cuentas oficiales de la revista en las redes sociales. Sin embargo, el miércoles 4 de junio la revista no llegó a los puntos de venta como todas las semanas, sin que hubiera en ese momento ninguna explicación por parte de El Jueves más allá de una disculpa breve.

Al día siguiente, efectivamente, El Jueves 1.932 era distribuida, pero con la portada en principio descartada tras el consejo de redacción extraordinario del lunes 2. La explicación dada por Mayte Quílez, directora de la revista, el día anterior, citada en el programa de Catalunya Radio La tribu de Catalunya Radio (primeros minutos del audio enlazado), apuntaba a un problema de tiempo con la imprenta que habría impedido finalmente el cambio de portada, motivo por el cual la revista se publicaría con la primera opción, la de Pablo Iglesias.

Sin embargo esta versión quedó rápidamente en entredicho según avanzaba la mañana del jueves. El blog El ventano habló de «presiones recibidas desde la Zarzuela» como motivo del cambio, y pronto comienza a propagarse otra teoría: la tirada completa de 60.000 ejemplares con la portada de la abdicación se había impreso y estaba lista para ser distribuida cuando RBA, propietaria de El Jueves, decidió que esa portada era inaceptable y ordenó la destrucción de la tirada completa y su sustitución por otra nueva con la portada de Pablo Iglesias. La mañana transcurrió entre rumores que iban apuntalando la teoría de la censura empresarial hasta que pasado el mediodía Ignacio Escolar la confirmaba en eldiario.es con un artículo en el que, citando fuentes de la redacción de El Jueves, escribía:

Fuentes de la redacción de El Jueves, sin embargo, niegan ningún problema de tiempo y aseguran que se imprimieron 60.000 números con la portada sobre la sucesión en la Corona. Las mismas fuentes indican que los ejemplares han sido destruidos.

Mientras se hacían públicos los hechos, la revista guardaba un escrupuloso silencio en redes sociales. Pero poco después de aparecer el artículo de eldiario.es Monteys anunciaba en Twitter que abandonaba la revista tras todo lo sucedido.

Tras él, fueron muchos más los colaboradores de El Jueves que anunciaban públicamente que dejaban de publicar en sus páginas. Manel Fontdevila —autor, recordamos, del dibujo de la portada retirada—, Bernardo Vergara, Guillermo Isaac Rosa, Luis Bustos, Manuel Bartual, Paco Alcázar, Malagón, Pepe Colubi, Bea Tormo, Mel, Iu Forn, Lalo Kubala, José Luis Ágreda y Miquel Gras han sido los que, hasta el momento, han tomado la misma decisión que Monteys.

El propio Monteys difundió un comunicado público en el que explica sus motivos para marcharse y señala que no sólo se retiró la portada aprobada en el consejo sino que también se prohibió expresamente por parte de RBA las alusiones a la monarquía en las portadas de la revista en el futuro.

Durante el viernes Manel Fontdevila fue entrevistado en Hoy empieza todo (a partir del minuto 42), programa de Radio Nacional, y confirmaba todo lo difundido el día anterior. Habla además de «falta de respeto» a los autores de la portada, y manifiesta que no puede seguir trabajando en la revista en esas condiciones: «El trato con RBA siempre había sido que la revista era independiente y hacía lo que quería». Asimismo, Fontdevila sostiene que esto ha sido «una chapuza muy gorda con la que se ha intentado engañar a los lectores», y afirma que su decisión es irrevocable. RBA, hasta la fecha, no ha comentado públicamente la situación.

A fecha de hoy éstas son las conclusiones a las que podemos llegar:

-          Alguien, un alto directivo o propietario de RBA, se ha saltado una decisión tomada por el consejo de redacción de El Jueves y ha hecho abuso de su posición para imponer lo que sólo puede calificarse como censura empresarial y clara vulneración del artículo 20 de la Constitución Española, incluso a costa de pagar el precio de la reimpresión de una tirada completa de 60.000 ejemplares.

-          No hay por el momento prueba alguna de que hayan existido presiones desde Zarzuela, punto que ya ha sido negado —pero que evidentemente tampoco sería reconocido de ser cierto—, y que ninguno de los afectados o implicados ha confirmado. La decisión puede deberse a condicionantes económicos —RBA publica cabeceras de prensa rosa que se nutren en buena medida de informaciones de la Casa Real— o a un pésimamente medido deseo de agradar a la institución en un momento de cierre de filas en torno a ella por parte de la mayoría de los medios de comunicación españoles.

-          El Jueves, por culpa de RBA, queda en una situación extremadamente comprometida, no sólo por la versión difundida, rápidamente probada como falsa, sino también porque ha perdido lo que más se valora en una publicación satírica: la independencia y la libertad para, dentro del marco legal, reírse de cualquier tema y atacar al poder sin cortapisas.

-          Más allá de eso, la gran cantidad de colaboradores que han abandonado la revista —a los que aún podrían sumarse más— hace dudar de su viabilidad a corto plazo, y, en cualquier caso, la merma de calidad de sus contenidos es más que probable, si atendemos a los nombres de primera fila que se marchan.

Una breve historia

Hace pocos días se cumplieron 37 años desde la aparición del primer número de El Jueves, que vio la luz el 26 de mayo de 1977. Su caso es único en la prensa satírica española, porque su longevidad supera incluso a la de La Codorniz, publicada entre 1948 y 1971, y de hecho El Jueves es la única del boom de la prensa satírica de la transición que se mantiene en el mercado. Para hacernos una idea de lo extraordinario que es esto, basta con recordar que la siguiente en el ránking es El Papus, que cerró en 1986. El Jueves en su origen fue una iniciativa de José Ilario, que previamente había puesto en marcha Por Favor en 1974. Su primer director fue José Luis Erviti, y contaba como colaboradores a algunos de los mejores dibujantes del momento: José Luis Martín, Kim, Romeu, Tom, Trallero, Vives… Y pronto incorpora a tres fundamentales: Óscar Nebreda, Ivá y Já, que la dotan de una estética rompedora y feísta, y una ética agresiva, comprometida con los desfavorecidos de manera inquebrantable. La revista sufrió secuestros editoriales y numerosas multas, como todas sus coetáneas, pero a pesar de eso nunca se ablandó en su crítica ni dejó de decir lo que creía necesario decir, gracias a la libertad que le daba el pequeño sello editorial Formentera donde se editaba. Tras las primeras elecciones generales, con toda la carga simbólica y práctica que conllevaron, no dudaron en calificar de «Tongo» la victoria de Adolfo Suárez. Hacía falta valor para hacer eso.

Autor no acreditado, El Jueves nº 4, 17 de junio de 1977.

También hizo falta valor para situar la primera aparición del rey en El Jueves, en un chiste que hoy puede parecernos blanco, pero que entonces supuso una de las primeras imágenes del jefe del estado en las páginas de una publicación humorística, hasta entonces algo considerado tabú.

Autor no acreditado, El Jueves nº 27, 25 de noviembre de 1977, p. 3.

La revista se politizó progresivamente muy pronto, y a partir de esas primeras elecciones generales fue convirtiéndose en una de las más potentes voces del desencanto con el proceso de transición, del que denunció siempre sus sombras y sus olvidos. En noviembre de 1977 el Grupo Zeta compra la cabecera, que se edita bajo su paraguas durante los siguientes cinco años. Fue la primera experiencia dentro de un gran grupo editorial, que no supuso, al menos de forma visible, una merma de su libertad de expresión. Pero en 1982 alguien dentro de Zeta decide que la revista debe ser cerrada, con la excusa de una supuesta baja rentabilidad que no se corresponde con las tiradas de El Jueves. Es entonces cuando varios dibujantes de la publicación deciden comprarla: Gin, Óscar Nebreda y José Luis Martín. Así nació Ediciones El Jueves S.A. y dio comienzo una larga etapa de independencia editorial que supuso un oasis en el desierto del monopolio de unos pocos grandes emporios editoriales que estaban controlando progresivamente la mayoría de medios. El Jueves gozó de tan buena salud en esos años que incluso sobrevivió al cierre casi generalizado de revistas de cómic en los noventa.

Es cierto que en esa etapa la crítica política pasó a un segundo plano y otros temas comenzaron a ocupar más espacio, pero también lo es que ahí siempre estuvieron Já, Ivá y otros autores veteranos para recordar las raíces de El Jueves y qué significa la sátira y cuál debe ser su relación con el poder. Con la llegada de nuevos dibujantes en el cambio de siglo, con el papel destacado de Albert Monteys y Manel Fontdevila, El Jueves vuelve a mirar a la actualidad política de un modo más claro y adquiere también nueva vida artística con una nueva generación de dibujantes. Todo lo cual no impidió que en 2006, precisamente poco después de que Monteys se convirtiera en director de la revista, el grupo RBA adquiriera el 60% de sus acciones y, de nuevo El Jueves perdiera su independencia editorial, aunque, como ha manifestado Fontdevila, había una garantía por parte de RBA que aseguraba la libertad del consejo de redacción de la revista para decidir los contenidos. Cuando en 2007, como en los viejos tiempos de la transición, el juez Del Olmo decrete el secuestro editorial, del famoso número con la portada de los príncipes de Asturias follando, según Fontdevila en la entrevista anteriormente citada, RBA se posicionó de parte de la revista y defendió sus intereses.

La reciente intromisión en la labor editorial de El Jueves por parte de sus dueños pone de manifiesto un cambio en las reglas establecidas en su relación, y eso, sumado a la prohibición de tocar el tema monárquico en las portadas en el futuro, ha sido lo que ha motivado la oleada de renuncias de sus colaboradores.

Lo que ha sucedido estos días es, en mi opinión personal, una muestra más de la enfermedad degenerativa que sufre la prensa escrita española, supeditada cada vez más a grandes grupos con demasiados intereses, turbios o no, como para poder atender a algo tan básico pero en realidad tan insignificante para ellos como la libertad de expresión. El complejo de señorito del cortijo, la sensación de que quien paga manda y que el dinero da todas las razones que se puedan necesitar para cometer cualquier atropello, se han instalado sin ningún disimulo en nuestra sociedad. Con su precipitada decisión, alguien de RBA, quien sea, no sólo ha cometido un error estratégico tremendo, pues la portada ha obtenido una difusión mucho mayor, sino que en su deseo de agradar a la institución monárquica o de evitar problemas al grupo editorial ha herido de muerte a una publicación histórica.

Porque no es posible el humor político y la sátira si no es en libertad. Si el humor político no ofende, si los dibujantes tienen que estar pendientes de qué pueden o no pueden tratar, si se trazan líneas rojas de censura, entonces no tiene ningún sentido. RBA ha demostrado que no entiende eso. No entiende qué era El Jueves.

Desde Entrecomics queremos expresar nuestro total apoyo y solidaridad con los colaboradores de El Jueves que han tomado la difícil decisión de abandonar la revista  y no aceptar ese nuevo escenario de trabajo en el que quien pone la pasta decide qué puede publicarse. Si bien su decisión es estrictamente personal, y como tal debe respetarse, acaba convirtiéndose también en un gesto colectivo de dignidad, en una declaración de principio que han antepuesto a la certeza de que, en pleno derrumbe de la prensa en papel, no hay muchas otras publicaciones en donde publicar. También queremos, por supuesto, mostrar nuestro apoyo a los dibujantes y demás trabajadores que han optado u optarán por permanecer en la revista, ya que lo hacen en un momento delicadísimo para la misma. Los propios colaboradores que han renunciado son los primeros en apoyar a los compañeros que se quedan, lo cual no hace sino reforzar el sentido de solidaridad que estos días se ha generado en torno a un asunto lamentable.

Con el título de Do cómic á novela gráfica. A banda deseñada En España no século XXI Octavio Beares organiza una exposición que muestra el proceso de realización de cómics de varios autores desde sus originales a lápiz hasta los libros impresos. Podrá visitarse en el museo de Pontevedra entre el 20 de junio y el 20 de julio.

Basically American Football is like a combination of film school … and war.

Todos los platillos tienen su historia, y las bebidas no se quedan atrás. La cerveza es considera como una de las bebidas más antiguas de la civilización. Hoy en día podemos escoger entre una variedad impresionante de estilos de cerveza, y aunque parezca que son cervezas “nuevas”, la verdad es que todas ya tienen sus añitos. En este post podrás descubrir la historia de los estilos de cerveza Hefeweizen, Porter, India Pale Ale y Pilsner.

Hefeweizen

Primero descifremos la palabra: Hefe en alemán es levadura y weizen significa trigo, así que se trata de una cerveza elaborada con malta de trigo. Se originó en Bavaria, en el sur de Alemania. Para ser considerada una autentica Hefeweizen, la cerveza debe de contener, como mínimo, 50 por ciento malta de trigo. En su fermentación se utiliza una cepa especial de levadura, única para este estilo, la cual produce los aromas y sabores a plátano y a la especie clavo.

En 1516, los duques de Wittlesbach promulgaron La Ley de la Pureza Reinheitsgebot. Esta ley declaraba que los ingredientes de la cerveza debían ser exclusivamente cebada, lúpulo y agua. En teoría, esta ley se creó para proteger la calidad de la cerveza en Bavaria, pero se cree que los duques tenían otros motivos. Ellos controlaban la producción de cebada y querían tener aseguradas sus ganancias; pero también eran fanáticos de la cerveza de trigo y con esta ley aseguraban que la Hefeweizen se fabricara solamente bajo su dirección y exclusivamente para el consumo de la nobleza.

En los primeros años, existía sólo una fábrica de cerveza de trigo, manejada por los Wittlesbach, hasta que el duque Maximiliano I decidió que una sola fábrica de cerveza de trigo no era suficiente y abrió varias fábricas por todo Bavaria, obviamente todas propiedades de la casa real. Al abrir la venta al público, este estilo se hizo tan popular que se estima que las ventas aportaban casi un tercio de todos los ingresos de Bavaria. Fue hasta la década de 1850 cuando la Hefeweizen dejo de pertenecer al dominio real y se empezó a producir por cerveceros independientes.

Porter

La historia del estilo Porter es un poco confusa. Se sabe que se originó a principios de 1700 en Inglaterra, en plena Revolución Industrial. Era considerada la cerveza de la clase obrera; se cree que fue la primera cerveza fabricada para dar gusto a los trabajadores, concepto que en la actualidad ha permitido que las grandes cervecerías se enfoquen en el público masivo.

En sus inicios, esta cerveza era una mezcla de tres cervezas y su nombre original era Entire (Entera). La Entire se volvió tan popular entre los obreros que con el tiempo se le cambio el nombre a Porter, porque era la favorita de los cargadores (porters) que transportaban la mercancía que llegaba al Támesis por todo Londres.

En 1817 se inventó el tostador de malta y con ello ya no fue necesario mezclar los tres estilos de cerveza. El color café oscuro, casi negro, característico de esta cerveza se podía obtener tostando la malta. En los años 1940, el estilo Porter dejo de producirse porque fue opacado por el estilo Stout. En 1972 el estilo Porter resurgió gracias al movimiento de cervezas artesanales de Estados Unidos.

India Pale Ale

Aunque por su nombre parece que este estilo de cerveza se originó en la India, la verdad es que nació en Inglaterra en el siglo XVIII. Cuando las tropas inglesas viajaban a la India, era indispensable llevar barriles de cerveza. Pero antes de que existiera la refrigeración y la pasteurización, la cerveza se echaba a perder durante el largo viaje en barco. Los maestros cerveceros de la época, decidieron aumentar la cantidad de lúpulo (que es un conservador natural) a las cervezas conocidas como "Pale Ale preparada para el clima de la India Oriental y Occidental", el cual con el tiempo se acortó a "India Pale Ale".

Se dice que fue la primera cerveza fabricada con la finalidad de ser exportada. Se producía en Inglaterra y a los diez días se colocaba en barriles lista para el largo viaje, se cree que el movimiento de los barcos y las altas temperaturas, ayudaban a que al llegar a la India estuviera lista para ser bebida. El mercado cervecero en la India era excelente. Gracias a esta nueva cerveza, las exportaciones de cerveza crecieron drásticamente, con un aumento de más del 500% en los envíos anuales.

Generalmente se conoce por su acrónimo IPA y es el estilo de cerveza favorito dentro del movimiento de cervezas artesanales en Estados Unidos.

Pilsner

Pilsner es el estilo de cerveza más popular en el mundo, se estima que 9 de cada 10 cervezas consumidas son estilo Pilsner. La reputación del estilo Pilsner original se ha denigrado debido a que la mayoría de las cervezas comerciales son fabricadas utilizando granos baratos como arroz o maíz en sustitución de la malta Pils, que es mucho más cara.

El nombre Pilsner es una denominación del lugar de origen de la cerveza, una ciudad de la Republica Checa llamada Plzeň. En esta ciudad, muchas veces el gobierno tuvo que ordenar que se tiraran barriles enteros de cerveza porque estaba descompuesta o infectada. Entre la población surgió la idea de invertir en una nueva y moderna cervecería, en esa época la cerveza con mejor reputación era la de Bavaria.

Así que los checos contrataron al maestro cervecero alemán Josef Groll para que les enseñara a producir cerveza utilizando el método alemán. Groll llevo a la República Checa la levadura lager y en lugar de utilizar las maltas oscuras, clásicas en esa época, utilizó una nueva técnica para obtener una malta muy pálida. Para el resto de los ingredientes Groll decidió utilizar los mejores ingredientes locales: utilizó lúpulo de la región checa de Saaz y el agua extremadamente suave de la región.

La cerveza que surgió de las cuevas de Plzeň fue realmente revolucionaria, era la cerveza más clara que habían visto (los checos estaban acostumbrados a cervezas oscuras y turbias). Y así fue como en 1842, nació el famosísimo estilo Pilsner.

Con la historia de estos cuatro estilos de cervezas seguro ya tendrás bastante tema de conversación en la próxima reunión con tus amigos… acompañados obviamente de unas cervezas.

Imágenes | sashafatcat | globalreset | uıɐɾ ʞ ʇɐɯɐs | Clexow | blondinrikard |

En Directo al Paladar México | Y tú ¿ya probaste una cerveza artesanal mexicana? En Directo al Paladar México | Lollyphile, paletas de caramelo con sabores que no te imaginas

-
La noticia La historia de cuatro estilos de cerveza fue publicada originalmente en Directo al Paladar México por Sweet Cannela.

• Currás se niega a dimitir a pesar de pedírselo la cúpula del PPdeG
• María Pardo: «Yo creo que el alcalde no va a dimitir»
• El PSOE de Santiago buscará en un pleno extraordinario la dimisión del alcalde
• Reyes Leis asegura que otras ciudades, «preocupadas», les piden el fallo que condenó a 7 ediles

5 de junio de 2014. Marcad este día en vuestro calendario por que forma parte de la historia del cómic español y por desgracia no es un día del cual estar orgulloso o feliz, más bien todo lo contrario. Hoy El Jueves se ha puesto a la venta, con un día de retraso, la edición número 1932 de su revista la cual iba a tener como gran tema principal la abdicación del Rey Juan Carlos II y esta era la portada que el mismo lunes decidieron que saldría: Durante la semana se hizo eco de que esta sería la portada, así que todos los lectores de El Jueves estaban impacientes por tener su ración semanal de realidad y mala leche a la cual nos han tenidos acostumbrados desde que nació la revista hace 37 años (el 27 de mayo de 1977). Hoy para sorpresa y disgusto de todos hemos descubierto que la revista que ha llegado a los quioscos en realidad llevaba como portada otra muy distinta: ¿Censura? ¿Cambio de parecer en el último momento? Un servidor pensó más en la segunda opción a pesar de que pueda resultar extraño. “Tal vez la reserven para un especial” pensaba, iluso de mi. Al poco me encuentro con rumores que dicen que en realidad ha sido un error de imprenta, que la portada original iba a ser la de Pablo Iglesias, luego quisieron cambiar a la del Rey pero no les dio tiempo. Esta excusa no me sonaba muy bien y fue cuando comencé a pensar que había habido una bajada de pantalones, una autocensura por parte de la redacción de El Jueves (cosa que tampoco me concuerda mucho con la forma de ser de la revista) hasta que la gran sorpresa llegó a mi en forma de tweet:

@iescolar Pues aguantadme en @eldiarioes, porque en la revista no estaré. Un abrazo. — Manel Fontdevila (@ManelFontdevila) junio 5, 2014

El director del periódico digital eldiario.es Ignacio Escolar saca a la luz la censura que ha sufrido la revista y Manel Fontdevila la reafirma anunciando también su dimisión como colaborador en la revista. “Que fuerte” pensé yo y eso que el día no había hecho más que comenzar. Poco a poco la noticia fue apareciendo en diferentes periodicos digitales que se hacían eco de la noticia siendo elconfidencial.com donde Fontdevila declara que la culpa no es de El Jueves sino de la dueña de la revista, RBA, quienes no solo destruyeron 60.000 ejemplares con la portada original sino que reunieron a la redacción para imponerles que en las proximas semanas el Rey no podía aparecer en la portada de la revista. Ante esta imposición Albert Monteys, director de la revista, decide dimitir: 

Hoy no entro más en twitter, tengo trabajo. Dos cosas: 1- he dejado la revista, 2- mañana os cuento. — Albert Monteys (@AlbertMonteys) junio 5, 2014

Con esta ya eran dos las dimisiones de dos de los más grandes artistas que han trabajado para El Jueves y por supuesto no fueron los únicos. Para apoyar a sus compañeros les siguieron las renuncias de Paco Alcazar, Luis Bustos, Malagón, Bernardo Vergara, Manuel Bartual, Mel Prats e Isaac Rosa. 

Paco Alcazar: “Supongo que la mayoría de vosotros ya estáis al tanto de lo que ha pasado. Como consecuencia de ello, Albert Monteys y Manel Fontdevila (entre otros) han decidido dejar El Jueves. En esas condiciones, yo no me siento a gusto quedándome en la revista. La decisión de RBA ha sido absurda y va en contra del espíritu de El Jueves. Si la cosa no cambia, no le veo sentido a seguir. Estos nueve años en la revista han sido tremendamente felices para mí y, con toda seguridad, los más importantes de mi carrera. Me cuesta pensar en la decisión que estoy tomando sin que se se me haga un nudo en la garganta, pero así son las cosas. Únicamente tengo palabras de amor para la gente de El Jueves. Desde el primer día he hecho lo que he querido y encima me han pagado por ello. Solo puedo estar agradecido. Besos, abrazos y mucha suerte para todos ellos. Ahora quiero hablaros de MacDonald’s. Creo que es una empresa con un gran potencial y estupendo capital humano a la que estoy a punto de unirme y…”

Mi colaboración en la revista cada vez era más esporádica, últimamente a pósters junto a @AlbertMonteys . Por honestidad, también me retiro. — Luis Bustos (@bustox) junio 5, 2014

En solidaridad con mis compañeros y mi profundo rechazo a la censura, mañana comunicare mi deseo de dejar de colaborar con @eljueves — Malagón. (@malagonhumor) junio 5, 2014

Ya somos dos. Yo también he dejado hoy la revista. Un día muy triste. @ManelFontdevila @iescolar @eldiarioes — Bernardo Vergara (@BeVergara) junio 5, 2014

Bueno, pues dadas las circunstancias, creo que merece la pena comentar que yo también me bajo de El Jueves. — Manuel Bartual (@fluzo) junio 5, 2014

Mel Prats en su facebook:

He dejado de colaborar con El Jueves.

Mi solidaridad y apoyo a los compañeros, tanto a los que se van como a los que se quedan.

Mi agradecimiento a la revista por estos 9 años (desde Mister K) de diversión y libertad.

Esta es mi última guillotina en @eljueves He sido feliz escribiendo en una gran revista y con @JJCuerda pero se acabó pic.twitter.com/aAuBcOptHh — Isaac Rosa (@_isaacrosa) junio 5, 2014

Un total de 9 dibujantes han dimitido, siendo aplaudidos y apoyados por una gran cantidad de seguidores que han podido transmitir en las redes sociales el total desprecio hacia la censura impuesta (ya venga directamente de la corona o de los dueños de la revista). El jueves 5 de junio de 2014 será recordado como un día muy triste, un día donde la libertad de expresión fue vulnerada (de nuevo) y un día donde El Jueves puede haber quedado herida de muerte. Desde Gencomics nos unimos a los cientos de voces que apoyan a estos autores por demostrar una dignidad y entereza muy lejana a lo que estamos acostumbrados a ver. Y por supuesto nos horroriza y nos asquea que estos dibujantes hayan tenido que verse obligados a reaccionar de esta manera por la censura impuesta por quienes no respetan a nada ni a nadie cuya libertad de expresión no sea utilizada para crear algo que no entre en sus cánones o les moleste un poco. Buenas noches y buena suerte.

Cover to Spanish satirical comics magazine @eljueves joking about the king’s abdication gets censored and replaced– http://t.co/dF4m2WXcgJ — Panel Syndicate (@PanelSyndicate) junio 5, 2014

–Longtime colaborators @AlbertMonteys @ManelFontdevila @BeVergara @_isaacrosa @iescolar @bustox @fluzo @pacoalczr resign in response. — Panel Syndicate (@PanelSyndicate) junio 5, 2014

Mucho ánimo a los amigos de El Jueves que estén tocados por los acontecimientos recientes. Todo mi apoyo. — Javier Rodríguez (@javiercaster) junio 5, 2014

Y así se muere El Jueves, no con una carcajada, sino con un sollozo. — El Torres (@ElTorres72) junio 5, 2014

Palabras de apoyo de la revista Mongolia:

Establece el artículo 20 de la Constitución de 1978 que:

1.- Se reconocen y protegen los derechos:
a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.
b) A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.
c) A la libertad de cátedra.
d) A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades.

2.- El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa.
La razón de ser de este reconocimiento y protección constitucional es clara y, sobre todo, cuando España venía saliendo de un oscuro periodo de dictadura; justamente de aquella de la que dicen nos sacó el abdicado monarca.

Sin embargo y justo en estos momentos, en que se supone que nos encontramos disfrutando de una sólida democracia, estamos viendo tristes episodios de restricción a derechos tan fundamentales como los de expresión y difusión de las ideas.

A diferencia de lo que ocurría en la época del Servicio Nacional de Prensa, en la actualidad la censura no la ejercita el Estado, al menos no directamente, sino a través de serviles empresarios y directores de medios que la aplican, incluso, con sus propios colaboradores, ya sean dibujantes, humoristas o corresponsales en Nueva York.

La censura previa y las represalias por publicar o difundir determinadas ideas se compagina mal o muy mal con la democracia y, quienes piensan que así sirven mejor a sus señores, como si de lacayos feudales se tratáse, se equivocan pero dejan ver, claramente, quiénes son y cómo entienden lo que es la democracia.

Desde revista Mongolia queremos solidarizarnos con todos aquellos que están viviendo episodios poco gratificantes de censura por parte de sus empresas o directores, con aquellos con los que compartimos miradas y, también, con aquellos con los que discrepamos porque la libertad de expresión no es patrimonio de unos pocos sino de todos aquellos que aspiramos a vivir en democracia.

El silencio es la peor de las complicidades porque cuando callan a unos nos callan a todos.

Unas palabras de Manel Fontdevila

Unas palabras de Albert Monteys

Unas palabras de Manuel Bartual: 

Por matizar un poco y dar explicación a lo que mucha gente me ha preguntado tanto en público como en privado desde ayer, a raíz de ya os podéis imaginar qué:

UNO. Comencé a dibujar en El Jueves en 2007. Desde entonces he publicado allí un buen puñado de páginas, la mayoría correspondientes a Sexorama, la serie con la que me estrené en la revista, la serie que he estado dibujando hasta hace un par de semanas. El cierre deSexorama no tiene nada que ver con lo sucedido esta semana. Fue decisión del consejo de redacción y para mí ha supuesto una buena liberación: os aseguro que siete años hablando todas las semanas de un tema tan específico como es el sexo son un buen montón de años. Tal y como se me comunicó el cierre de Sexorama se me propuso preparar una serie nueva, pero lo que me pedía el cuerpo en esos momentos era continuar colaborando con la revista proponiendo páginas temáticas y de actualidad, y encargándome de los temas que a partir de ahora me propusieran.

DOS. Todo esto cambia con lo sucedido esta semana. Hay quien me ha preguntado que a qué tanto revuelo cuando esto ya sucedió otra vez. El caso de la portada de Manel y Guillermo es bien diferente: allí fue un juez quien ordenó el secuestro de la revista, esta vez ha sido el propio editor quien ha decidido destruir la tirada. El Jueves fue comprado por RBA hace siete años y es RBA quien ordenó la destrucción del número de esta semana, al tiempo que dio indicaciones al consejo de redacción de no volver a tocar el tema de la Corona en portada durante al menos una temporada. Mi decisión de no continuar colaborando con El Jueves viene motivada por esto y en apoyo a Manel Fontdevila y Albert Monteys. No me siento cómodo colaborando en una publicación de la que gente como Manel o Albert ha tenido que dimitir por estos motivos.

TRES. Mi decisión es ante todo eso, una decisión personal. No intento dar ejemplo de nada. Hay más compañeros abandonando la revista, otros han decidido quedarse. Comprendo perfectamente a todos ellos: tan valiente y honesta me parece la decisión de abandonar la revista como la de quedarse en ella para continuar haciendo su trabajo. Yo me he sentido muy bien tratado en todos estos años. Ha sido un lujo formar parte de El Jueves, así que desde aquí le envío un fuerte abrazo a Mayte Quílez y a todo el equipo de redacción. El trago por el que deben de estar pasando no se lo deseo a nadie.

El artículo ¿El fin de El Jueves? – El día que la censura mató a la libertad de expresión apareció primero en GenComics.

(Photo: David Chau)

George R.R. Martin is the author of the A Song of Ice and Fire novel series, which is the basis for the hit TV show Game of Thrones. He’s also a kind, charitable person who cares about the American wolf population. That’s why, for a mere $20,000, he’ll kill you.

(Video Link) 

Martin is raising money for the Wild Spirit Wolf Sanctuary outside of Santa Fe, New Mexico. You can donate online. The level of your donation determines your rewards. If you give the charity $50, you get a t-shirt. For $600, you get a signed Game of Thrones cookbook. If you cough up $20,000 for the wolves, Martin will write you into the novel, then kill you off. And not a quick, painless death, mind you. Martin promises you “a grisly death.”

-via VA Viper