THE ORIGINAL? Deliveroo / Pot Noodles – 2020 “Send noods, not nudes” (during Valentine’s Day) Source : DailyStar, Marketing Week Agency : Unknown (United Kingdom) |
LESS ORIGINAL Kraft Macaroni & Cheese – 2021 “Send noods” (to your lover during lockdown) Source : Cannes Lions SILVER Agency : Mischief Brooklyn (USA) |
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Send noods, not nudes / La vérité nue : c’est du déjà-vu!
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“Seeing this side of the Price is Right wheel feels illegal”
La nada es mía
A [Artículo publicado en Almudí. Revista de cultura de Murcia, nº 12, julio de 2021]
La noticia se hizo viral a finales del pasado mayo: el artista Salvatore Garau vendía por 15.000 euros una obra invisible. Io Sono era el título de esta escultura inmaterial que mostraba una idea, una emoción pura, una proyección mental del artista en un espacio vacío.
Varias semanas después, el artista el norteamericano Tom Miller demandó a Garau porque él ya había expuesto una nada de esas características en 2016, Nothing, que fue “instalada” en una plaza de Gainesville, en Florida. Por si eso fuera poco, unos días más tarde, otro artista, el español Boyer Tresaco también denunció que él llevaba realizando este tipo de esculturas invisibles desde hacía años. Una de ellas, 2.200 decímetros cúbicos de Nada, se encuentra “expuesta” en la Fundación-Museo que el artista tiene en La Manga del Mar Menor.
Por eso prefiero referirme aquí a otra cuestión central que emerge de esa sucesión de noticias sobre las esculturas inmateriales: el debate en torno a la originalidad y la propiedad intelectual de algo tan ambiguo como la nada. Y me interesa porque, entre otras cosas, pone sobre la mesa una cuestión central que sobre todo opera en el arte contemporáneo: el sentido de la obra va mucho más allá de lo que se ve, de tal manera que incluso obras aparentemente semejantes pueden estar a años luz en su intención, acción y significado. A esto lo denominó Arthur Danto “indiscernibilidad visual” y, en un contexto diferente, pero con unas implicaciones cercanas, Erwin Panofsky lo llamó “pseudomorfismo”. En ambos casos se trataba de la toma de conciencia de que una forma o una apariencia semejante no revela un significado o un mundo equivalente. Es decir, dos cuadros negros iguales pueden surgir de impulsos diferentes y construir significados incluso opuestos. Y eso, por supuesto, es lo que ocurre con las tres nadas por cuya originalidad pugnan estos artistas.
De hecho, la tendencia al cero o la nada ha sido una constante en el arte moderno. La nómina de vacíos, obras invisibles, silentes o desmaterializadas es infinita. Pero, sobre todo, su origen o su sentido proviene de varios caminos y genealogías. Ya Lucy Lippard y John Chandler hablaron de ellos en “La desmaterialización del arte”, su célebre artículo de 1968, Se referían al arte conceptual, pero también al arte que desustanciaba el objeto y lo hacía desaparecer. Una tradición que, en realidad, proviene de varias líneas. Una, fundamental, se vincula con el romanticismo y lo sublime: el desbordamiento del lenguaje y de lo visible, que nos lleva hacia lo inmaterial y lo intangible, casi en contacto con lo sagrado. Es la nada de la galería vacía de Yves Klein o la nada de James Turrell. Una nada que conecta también con el pensamiento oriental y que hace su aparición en el arte contemporáneo gracias a artistas como John Cage.
Junto a esa nada romántica, también encontramos la nada nihilista. La nada del sinsentido. La nada que supone una crítica a las convenciones artísticas, como la nada irónica del dadaísmo. La nada del Aire de París, de Duchamp, la nada del arte conceptual, de las obras mentales de Robert Barry, de las esculturas de humo de Robert Morris. Y, por supuesto, la nada política y existencialista: la nada de Teresa Margolles –la vaporización del agua con el que se han lavado cadáveres en la morgue de la Ciudad de México–, la nada del gas que inunda una sinagoga alemana en la polémica obra de Santiago Sierra, o la nada de los monumentos invisibles sobre el Holocausto de Jochen Gerz. La nada que evidencia el dolor, la violencia, la muerte, la ausencia.
La lista es larga. Mucho más de lo que uno imagina. Nadas y vacíos con formas semejantes y significados contrapuestos. Por eso hacen gracia estos debates estériles. Reclamar la originalidad o la invención de la nada o lo invisible es como reclamar la invención del lenguaje o la propiedad del cielo. Una tontería. Pero es cierto que nos sirve para algo: para ponernos sobre la pista de artistas que, con toda probabilidad, no hayan entendido nada de nada.
Colin MartinChild Actor I, 2018Oil on canvas, 14 × 12 inches
Colin Martin
Child Actor I, 2018
Oil on canvas, 14 × 12 inches
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Louisa Gagliardi
Louisa Gagliardi (Swiss, 1989)
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ChexpiritLa camisa le ha dejado marca
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this image is probably the most accurate visual representation of the United States education system
Oh boy.
Do I have a story for you…
So this is the iconic and beloved clock of Moszkva square in Budapest, Hungary. Or more precisely it was.
It was a very popular meeting point for generations.
„2pm on Moszkva, under the clock?” „sure” It was in the middle of the square, so you could see each other pretty easily from anywhere.
When they „renovated” (rebuilt) and renamed the square that is now called Széll Kálmán tér (only by youngsters and tourists who don’t know any better - it will remain for a lot of us „the Moszkva”) the old clock was removed.
So. Removing the clock was very controversial, but it had to go, because someone dreamed about a new shiny one. Here it is. New, and weird and DIGITAL.
The problem is, it stopped working. For days. (you see, fixing it was time-consuming…) And they came and fix it. But it broke down in a couple of days again and again, so the lovely people around helped to fix it. Some of the best solutions:
Graffity: ?Is this a clock? No" and Where is the old clock? Furthermore, on the clock it states that it shows the right time.
An artistic rendition:
But my favorite one is where people got enough of the breaking down abomination, and the heartless people taking down the actually working clocks (it is a very busy square with a lot of public transport connections), and things escalated quickly:
I think this is the most of them we had taped on at once.
The papers state: In memoriam of the unknown time. Rest in Peace
So… I guess, Hungarians do.
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