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04 May 09:15

El éxito de los indignados de derechas en el Reino Unido

by Iñigo Sáenz de Ugarte

En el Reino Unido, hay una parte de la derecha que está indignada, realmente indignada, y ahí reside la clave del éxito de los euroescépticos de UKIP en las elecciones locales. Inevitablemente, hay que pensar que el tema europeo tiene que estar detrás del avance conseguido por este partido.

La realidad es muy diferente. Por un lado, los tories son también euroescépticos. Por otro, los datos de los sondeos sobre las prioridades de sus votantes cuentan otra historia. La economía, la inmigración y la seguridad han aparecido antes que la odiada UE en algunas encuestas. En otras, se cuela la crítica al ‘welfare’, el gasto en subsidios sociales.

La Inglaterra profunda se ha rebelado contra los tories. Tres años de Gobierno de Cameron, en coalición con los liberales demócratas, les han dejado muy insatisfechos, casi sorprendentemente frustrados tras una victoria que había puesto fin a una larga estancia en la oposición. Hay una base tory permanentemente cabreada a la que el reciente fallecimiento de Thatcher les ha recordado la época en la que el partido no sólo no tenía que pactar con ninguna otra formación, sino que ni siquiera estaba obligado a escuchar a los sectores más moderados del propio partido.

Como siempre, el mito tiene más fuerza que la realidad. Y hay muchos votantes conservadores que prefieren agarrarse al mito antes que a la realidad de un político como Cameron al que no terminan de querer. Si es verdad que el 43% de los votantes de UKIP tienen más de 65 años, eso da un amplio margen para vivir engañado por la nostalgia.

El voto de protesta de las elecciones locales se repetirá probablemente en las europeas y quién sabe si entonces UKIP podría rebasar a los tories. Sería muy extraño que llegara a consolidarse en unas elecciones generales. El sistema electoral es implacable en el Reino Unido y los votantes lo saben. Abandonar en masa a Cameron equivaldría a entregar las llaves de Downing Street a Ed Miliband, incluso si los laboristas se quedaran en algún punto entre el 30% y el 35%.

En 1983, la alianza de liberales y socialdemócratas obtuvo el 25,4% de los votos, sólo 2,2 puntos menos que los laboristas. Eso le dio 23 escaños, por 209 de la izquierda.

Concentrar los escaños en una zona del país es una forma de escapar de las limitaciones del sistema mayoritario. Si el empuje de UKIP debilitara a Cameron en el sur de Inglaterra, eso sí que serían noticias terribles para los conservadores. Pero los avances conseguidos por los laboristas en el sur en estos comicios locales parecen ser muy escasos, lo que explica que el partido de Miliband no haya salido de esta cita con las urnas con la estampa del ganador, a pesar de ser el más votado.

Ahora los tories tendrán la tentación de girar a la derecha para contrarrestar la nueva amenaza. Es un error típico en política, el mismo en el que insistieron los conservadores en la época de Blair (pensar que perdían porque no eran lo bastante de derechas) o los laboristas en los años de Thatcher (lo mismo pero hacia la izquierda). En los últimos meses, ya han dado algunos pasos en ese camino, sin que les haya sido de mucha utilidad. Tratándose de los tories, será inevitable que continúen agitando la bandera de un referéndum para salir de la UE. Una vez que ya has prometido que lo convocarás si ganas las próximas elecciones, no sé qué más ventajas puedes obtener, pero el euroescepticismo es el plan B de todos los tories que creen que necesitan aumentar su apoyo a corto plazo.

El mensaje antiestablishment ha favorecido a UKIP. Lo curioso es que ese es un espíritu también bastante extendido entre dirigentes tories a nivel local, gente que desconfía de Londres, la ciudad menos inglesa de Inglaterra, y de sus autoridades. Una concejal tory derrotada se queja amargamente de que los políticos “no escuchan” a la gente corriente. En realidad, no le escuchan a la gente como ella, que cree que todos los problemas proceden de Europa y de esos extranjeros que están por todos los sitios. Es un buen retrato de los votantes de UKIP.

—-

–Para los interesados en saber qué pasaría en unas elecciones generales: en primer lugar, aún faltan dos años. Pero si quieren saber más datos, es interesante la encuesta reciente que encargó el empresario Lord Ashcroft, un ex vicepresidente de los tories que financia habitualmente estudios electorales más extensos que los habituales en los medios. Los datos son alentadores para Miliband. Del sondeo (19.000 votantes en 213 escaños en los que las diferencias fueron escasas en 2010) se deducía una mayoría absoluta de nada menos que 84 escaños para los laboristas.

–Un efecto del éxito de UKIP: el voto a los ultraderechistas del BNP, relevante en algunas zonas en anteriores comicios locales, casi ha desaparecido.

04 May 09:06

¿Errores en la EPA? Sí, claro, porque es una encuesta

by Josu
Algunos de ustedes habrán visto estos días la discusión en ciertos medios de comunicación sobre la fiabilidad de la Encuesta de Población Activa (EPA), asunto que viene de lejos, ya que con cierta frecuencia alguna gente muy ignorante, muy despistada o muy interesada (táchese lo que no proceda) pone en duda que los datos de la EPA, y en particular los de desempleo, sean correctos.

La crítica habitual suele tener que ver con que la EPA es, como su nombre indica, una encuesta, a "sólo" 60.000 familias (unas 180.000 personas mayores de 16 años), y las encuestas son, supuestamente, menos fiables que los registros, como el del Servicio Público de Empleo, donde los parados están inscritos uno a uno, con su nombre y apellidos. Esta es una crítica que a primera vista puede sonar razonable, pero que es errónea por muchos motivos, que se explican bastante bien en este artículo de El País, publicado el pasado mes de febrero, unos días después de que nada menos que el presidente de la CEOE, Joan Rosell, diera pábulo a ese tipo de críticas. Kiko Llaneras y Jorge Galindo, de Politikon.es, lo explican también muy clarito en este texto que publicaron ayer. Las encuestas como la EPA, por las razones que se explican en esos dos textos, son el estándar internacional usado en todos los países para medir la ocupación y el desempleo, y son en todas partes preferidas a los datos del registro de personas apuntadas en los servicios de empleo.

Otra crítica menos habitual, y completamente disparatada, es la que lanzó William Chislett en El País el pasado lunes, afirmando que la tasa de desempleo de la EPA estaría mal porque cuenta como parados nada menos que a dos millones de jóvenes que están estudiando. Como bien explicó, en un rápido artículo de respuesta, José Fernández-Albertos en Eldiario.es, esa afirmación es taxativamente falsa, como lo es en general el razonamiento del artículo de Chislett.  Que esto lo diga un alumno despistado que por primera vez usa datos de EPA en un trabajo de una asignatura tendría un pase. Que lo diga un veterano investigador asociado del Instituto Elcano clama al cielo.

Ahora bien, que haya gente ignorante criticando la EPA por malas razones no quiere decir que la EPA no esté, efectivamente, precisamente porque es una encuesta, sujeta a cierto margen de error. De hecho, el INE publica cada trimestre los errores de muestreo relativos para las principales magnitudes de la encuesta (sección 4 de las tablas con resultados principales, sección 8 de las tablas con resultados detallados). Aunque la propia página del INE que divulga la EPA no lo explica bien, en otros documentos (como este) se explica que ese error de muestreo es lo que suele llamarse en estadística el error estándar de la distribución muestral, y debe utilizarse de la siguiente manera (con datos de 2004):

A partir de la estimación y su error de muestreo otros intervalos de confianza pueden formarse con análoga interpretación, por ejemplo:
  • estimación ± 1 vez el error de muestreo = intervalo de confianza del 67%.
  • estimación ± 2 veces el error de muestreo = intervalo de confianza del 95%.
  • estimación ± 3 veces el error de muestreo = intervalo de confianza del 99,7%.
Por ejemplo, la estimación del total de parados en el tercer trimestre del año es 2.031.300 con un error de muestreo relativo del 1,14%. Esto significa que existe una gran confianza, en términos de probabilidad una confianza del 95%, de que el valor verdadero del total de parados se encuentre en el intervalo comprendido entre 1.984.986 y 2.077.614 (esto es, 2.031.300 ± 2 x 23.157).

Aplicando ese razonamiento a la EPA recién publicada, cuyo error de muestreo  para el número de desempleados es de 0,86%, diríamos que el margen de error para un intervalo de confianza al 95% es de 106.674 personas (6.202.700*0,0086*2). Y por tanto, solo podemos decir con un 95% de confianza que el número verdadero de parados se encuentra entre 6.095.330 y 6.308.670. [Actualización: como apunta Félix en los comentarios, esas cifras dan una falsa impresión de precisión. Debería redondearse al menos a los millares, y decir que la cifra real de paro está entre 6.095.000 y 6.309.000.]

El error de muestreo relativo es muy pequeño para las grandes cifras (el número de activos, el número de parados) y va creciendo para las cifras más pequeñas, al estimar el paro por sectores, por edades, por provincias, o por combinaciones de varias de estas cosas (en realidad, en números absolutos, el error decrece, pero respecto a la propia cifra estimada, el error crece). Así, por ejemplo, el error de muestreo relativo para los parados en Andalucía es el 1,47% y para los de Cantabria el 5,11%. El margen de error relativo, para un intervalo de confianza al 95% sería, en esos dos casos de ± 3,94% y ±10,22%. Es decir, que los parados andaluces son, con un 95% de confianza, 1.473.700 ±43.327, y los cántabros 56.900 ±5.816. [Actualización: Después de hacer la operación, mejor redondear.]

Dicho de otra manera, a medida que hablamos de cifras más y más pequeñas, la EPA es (relativamente) más imprecisa en la estimación. Y por tanto, también, las variaciones de unos trimestres a otros, o de unos años a otros, las debemos de interpretar con más cuidado cuando se refieren a números pequeños, ya que al ser el margen de error relativamente mayor, pueden aparecer oscilaciones en la muestra que no respondan exactamente a la realidad.

Por lo tanto, es bastante arriesgado, basándonos en la EPA, escribir noticias como estas de Elmundo.es y de Expansión de hace unos días, con titulares que subrayaban que las empresas públicas habrían ampliado su plantilla en el último año, mientras el resto del sector público la reduce. El argumento se basa en que la EPA del primer trimestre muestra que hay ahora 159.300 personas empleadas en empresas públicas, frente a 147.700 hace un año, lo que supondría un aumento de plantilla de 8.400 personas (el 7,9%). ¿Pero cuál es el margen de error de esas estimaciones? No lo sabemos con exactitud, porque no aparece ese detalle en la página web del INE. Pero podemos estimarlo aproximadamente con el error muestral, sí publicado, de otras cifras de carácter nacional de similar tamaño. Por ejemplo, el error muestral relativo del número de activos en la rama de actividad de suministro de agua, saneamiento y residuos, que son según la EPA 145.100, es de 5,88%. Por lo tanto, para el 95% de confianza, el margen de error sería de ±11,8%, es decir, de ± 17.000.

Si el margen de error fuera similar para la estimación del número de empleados en empresas públicas, una variación, en un año, de un 7,9% estaría dentro del margen de error, y por tanto, podría deberse simplemente a una variación aleatoria en la muestra. De hecho, la evolución en los últimos años del número de empleados en empresas públicas, según la EPA ha sufrido ocasionalmente caídas y ascensos bruscos, incluso en un solo trimestre, que seguramente se deben a la aleatoriedad.

En definitiva, que por ser la EPA una encuesta tiene, es verdad, errores, derivados  de que se estudia una muestra, y no toda la población. Pero esos errores no son las burradas que dicen Rosell y Chislett, sino mucho más pequeños. Por ejemplo, para el 95% de confianza, el margen de error en el número de parados de la última EPA sería de ±106.674 personas, como hemos visto arriba. Para otras cifras más pequeñas el error es también más pequeño, en números absolutos, pero mayor en términos relativos al número que estimamos. Por lo tanto, al analizar cambios y variaciones en esos números pequeños debemos tomar extremo cuidado. O acabaremos diciendo tontás.
03 May 16:53

La NASA vuelve a pagar a Rusia para que sus astronautas puedan ir al espacio

by noreply@blogger.com (Daniel Marín)
La NASA ha vuelto a pagar a la agencia espacial rusa Roscosmos para que sus astronautas puedan viajar al espacio. La agencia norteamericana destinará 424 millones de dólares para comprar seis asientos en las naves Soyuz rusas desde 2016 hasta junio de 2017, lo que significa que cada billete saldrá por 70,7 millones de dólares cada uno. No está nada mal... para los rusos, se entiende, que han vuelto a subir el precio. En el anterior contrato entre Roscosmos y la NASA para transportar astronautas en 2015 y 2016 cada plaza costaba unos 63 millones de dólares. Y es que, como podemos ver en la gráfica inferior, Roscosmos no ha parado de aumentar el precio de cada asiento de la Soyuz. Cosas del monopolio espacial.


Muchos se preguntarán por qué la NASA decide pagar con tanta antelación a Roscosmos. La explicación es sencilla: la empresa RKK Energía necesita unos tres años para ensamblar una Soyuz, de ahí que la NASA deba reservar sus asientos ya si quiere que sus astronautas vuelen en 2016. Desde la retirada del transbordador espacial en 2011 los Estados Unidos carecen de una nave espacial tripulada propia, por lo que se han visto forzados a pagar a Rusia por el acceso a la estación espacial internacional. En realidad, la NASA lleva pagando religiosamente a Roscosmos desde el inicio del programa de la ISS, ya que las Soyuz han sido hasta la fecha las únicas naves que pueden permanecer acopladas a la estación durante largos periodos de tiempo -seis meses-, sirviendo así al mismo tiempo como vehículos de emergencia.

Como ocurre siempre que se anuncia un nuevo pago a Rusia por parte de la NASA, el descontento al otro lado del Atlántico se hecho patente. En los EEUU son muchos los que piensan que la administración Obama no está destinando todo el dinero que necesita el programa CCP (Commercial Crew Program) para desarrollar una nave tripulada privada. La Dragon de SpaceX, la CST-100 de Boeing y el Dream Chaser de Sierra Nevada son los principales candidatos a ser la próxima nave espacial norteamericana, que no de la NASA. De acuerdo con esta tesis, el gobierno estaría retrasando a propósito el desarrollo del CCP para permitir que la nave Orión -esta sí de la NASA- y su cohete SLS estén listos en 2017. En otras palabras, la NASA no quiere que la iniciativa privada le quite protagonismo a su nave Orión.

La Soyuz es más cara (NASA).

Independientemente de que esto sea cierto o no -no tengo evidencias de que lo sea, pero tampoco de lo contrario-, debemos recordar, una vez más, que la NASA se ha metido en este lío ella solita. O mejor dicho, la administración Obama. Fue Obama quién decidió retirar el shuttle en 2010 -finalmente los retrasos en los lanzamientos provocaron que se retirase en 2011- sin tener un sustituto listo, o mejor dicho, sin tener si quiera un sustituto en el horizonte (como comparación, cuando la última nave Apolo fue lanzada, el transbordador ya había empezado a ser construido). Sí, la anterior administración fue la que decidió retirar el transbordador en 2010, pero se hizo así porque se suponía que la lanzadera debía dar paso a la nave Orión y a los cohetes Ares del Programa Constelación, también cancelados por Obama en 2010. La actual administración podía haber optado por prolongar unos años más la vida útil del transbordador y minimizar así el periodo sin vuelos tripulados, pero no lo hizo. También podía haber optado por no cancelar la nave Orión -que el Congreso volvería a resucitar un año después- y el Ares I, pero no lo hizo. O podía haber ordenado que la nave Orión fuese rediseñada para ser lanzada por un Atlas V o un Delta IVH, pero no lo hizo.

Por supuesto, no todo es culpa de Obama. El Congreso se ha empeñado en ligar el destino de la nave Orión con el del cohete gigante SLS, un proyecto que tiene muchas papeletas para ser cancelado en los próximos años. Y a todas estas no nos olvidemos de que la vida útil de la ISS finaliza en 2020 -aunque lógicamente podría ampliarse-. La retirada de la ISS dejaría a la iniciativa privada sin un destino claro al que lanzar sus naves y sin su cliente favorito (es decir, la NASA).

En un principio se anunció que la iniciativa privada tendría un vehículo privado listo para 2015, pero ahora la NASA no espera que esté listo antes de 2017. Para ser más concretos, la agencia estadounidense espera lanzar la primera misión tripulada comercial a la ISS, denominada USCV-1 el 30 de noviembre de 2017. Por supuesto, SpaceX o Boeing podrían lanzar sus naves antes de esa fecha por su cuenta y riesgo (y de hecho deben hacerlo si quieren pasar los hitos de la NASA para certificar sus vehículos). SpaceX ya ha comunicado que lanzará su primera Dragon tripulada en 2015.

En fin, un verdadero lío mayúsculo que, o se resuelve correctamente, o bien podría significar el fin de los vuelos espaciales tripulados de la NASA.

03 May 08:04

Digg Plans to Launch Their Google Reader Replacement in June

by Nate Hoffelder
Bernat Ruiz Domènech

Pues llegan un poco tarde...

digg-logo[1]It’s been just over a month since Google announced that they were killing Google Reader and the replacements are still coming out of the woodwork.

Digg has previously shared plans to launch a Google Reader replacement, and they have been studying which features that current GR users wanted the most. This social reading developer posted a few new hints today drawn from their latest user poll.

Over 8,600 readers participated in this latest poll, and Digg found that over 75% of respondents preferred to share links and content by email.

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Email was the most popular sharing option by a significant margin, with Facebook and Twitter coming in second and third, and Google+ a distant 4th. Digg is naturally going to make sure that the 3 leading options are included in the beta launch of their news reader.

Next, the survey showed that over a third of the 8,600 respondents don’t use a “save for later” service, but for those who did Pocket, Evernote, and Instapaper were the 3 most popular options. Digg plans to support them all.

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Evernote is more of a note-taking service than a reading service, so I was a little surprised to see that it was more popular than Instapaper and Readability.

A later survey question revealed that nearly half of the respondents indicated that they had never used the social features of Google Reader, and only 17% said that they had used them often. The lack of interest seems to have moved social reading down the list, though it does not seem to have affected the sharing features (which were obviously quite popular).

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This graph is especially interesting because it shows that a significantly percentage of readers shared stories but weren’t social readers. That’s an interesting distinction, is it not?

It’s like saying the readers don’t want to chat about everything they’re doing but they do want to let other readers know what might worth reading. That’s very different from what a lot of the social reading platforms assume, and in fact it is closer to what I do every morning in the Morning Coffee posts.

Digg’s news reader is expected to be released in June as a beta test. It will be free during the beta but Digg is looking at the possibility of offering a paid product.

The post Digg Plans to Launch Their Google Reader Replacement in June appeared first on The Digital Reader, a site you can support by shopping at Amazon.

03 May 07:53

E-reader Beagle, de ‘txtr: para ofrecer un buen producto no basta con un dispositivo

by Bernat Ruiz Domènech
TXTR-Front-Angle-Fin- Imagen: http://corporate.txtr.com/photos/ -  

En octubre de 2012 hablé de la aparición de un e-reader aparentemente disruptivo: 128 gramos, pantalla de tinta electrónica de 5 pulgadas, 8 niveles de gris, 800 x 600 píxeles de resolución, 4 GB de memoria, 3 pilas alcalinas AAA con una duración suficiente para leer entre 12 y 15 libros, conexión a smartphone via Bluetooth. 10 €. Seis meses después, lo que parecía ser un buen producto basado en un dispositivo muy limitado se ha quedado en eso.

El Beagle de ‘txtr está concebido como complemento al servicio de datos de las operadoras de teléfonos móviles –Vodafone, Orange o Telefónica, por ejemplo. El dispositivo carece de Wi-fi, 3G o puerto para tarjeta SD; para la compra y carga de contenidos confía en otro dispositivo ubicuo hoy en día: el smartphone, desde el que se realiza la compra y la gestión. El problema es que si carece del apoyo de una operadora se queda sin un ecosistema seguro en el que operar y deja de ser competitivo.

El Beagle se pondrá a la venta en Alemania por 59€, envío a domicilio gratuito y 10€ de saldo para la compra de libros. Quien adquiera uno necesitará disponer de un smartphone o una tableta Android e instalarse la App de ‘txtr imprescindible para poder hacer la conversión al formato que puede leer Beagle. Es decir: por un precio no mucho más bajo que un Kindle e igual al del Kobo más sencillo, el sufrido comprador del Beagle disfrutará de un dispositivo anticuado en el hardware, de incierta experiencia de software, deberá realizar toda la configuración de su smartphone o tablet y poner un cirio a Santa Rita para que todo salga bien. Toda la facilidad que el Beagle prometía funcionando bajo el paraguas de una operadora de telefonía se convierte en una potencial pesadilla, en una incierta experiencia de compra y de uso.

‘txtr no ha conseguido llegar a ningún acuerdo con ninguna operadora, algo bastante sorprendente hasta cierto punto si tenemos en cuenta que todas van detrás de montar su propio ecosistema y rentabilizar todavía más su servicio de datos. Operadoras como Telefónica ya ofrecen sus propios ecosistemas de lectura digital, pero lo hacen partiendo de e-readers comerciales adaptados cuyo coste de fabricación y adaptación es alto en comparación con el sencillísimo Beagle.

Es una oferta catastrófica, comercialmente incomprensible. Lanzar el Beagle a competir con la gama más baja de Kindle (79€), de Kobo (59€) o, caso de llegar a España, con lo más sencillo de Tagus (89€), es un suicidio comercial que sólo se explica por la esperanza insensata de su fabricante de acabar convenciendo a alguna operadora para que apueste por su invento. Recordemos que todos sus competidores son completos, es decir, pueden funcionar de modo más o menos autónomo y todos ellos cuentan con prestaciones más avanzadas que el Beagle.

Para ofrecer un buen producto es imprescindible contar con un ecosistema agradable al usuario, completo, fiable. Todo lo demás sólo enturbia el entorno ya muy complejo en el que se encuentra la cadena de valor del libro. Sin ecosistema, no hay nueva cadena.

Bonus track: para liarla un poco más, ‘txtr tiene una web en español donde dicen ser la tienda de ebooks líder en Europa. Tan delirante afirmación explica muchas cosas.


03 May 07:53

Releyendo la librería (1): Re-Read, el diablo está en los detalles

by Bernat Ruiz Domènech

REREAD-Todas mas imágenes de este artículo proceden de la página de Facebook de Re-Read

La librería tradicional está en crisis. La crisis también es oportunidad. Este es el primero de una serie de artículos en los que veremos libreros y librerías que saben releerse para reinventarse, para dar una vuelta más a una actividad tan antigua como sólida: la venta profesional de libros de papel y, en suma, la venta profesional de cultura.

Re-Read es una de las respuestas a la crisis de las libreras Laura Garriga y Mercedes Zendrera. La intención inicial de las propietarias de la librería Baïbars era trasladarse al centro de la ciudad para aumentar su clientela. Decidieron hacer algo radicalmente diferente. Se presentan como una librería low cost, la librería de viejo de siempre. Hasta ahí no parece nada nuevo y lo cierto es que no lo es. Pero lo han repensado todo.

El local de Re-Read no tiene nada de especial: 80 metros cuadrados, unos 5.000 libros, un mostrador diminuto, paredes blancas, iluminación sencilla y unas sobrias estanterías blancas que también son de segunda mano. A muchos barceloneses les resultarán familiares porque hasta octubre del año pasado formaban parte de la desaparecida librería Catalònia. Un detalle de justicia poética. Casi un guiño para los gastasuelas de las grandes librerías de la ciudad.

En Re-Read los libros no son viejos ni antiguos, son usados. Pueden ser de edición bastante reciente –unos pocos años- o contar décadas en sus amarillentas páginas. A tenor de lo que dicen en su página de Facebook la rotación es muy alta, pues en las últimas tres semanas han renovado el 64% de los títulos, unos 3.200 aproximadamente. Teniendo en cuenta la naturaleza del negocio y que acaban de empezar, no está nada mal.

El diablo está en los detalles

Re-Read no sería noticia si no fuera por los detalles, tratados y combinados con esmero. Han cuidado diversos aspectos importantes: la imagen de marca, el sistema de precios, las secciones en las que se divide la librería y la comunicación con sus clientes:

Imagen de marca: el primer aspecto importante de una marca es el nombre, en este caso Re-Read –releer, en inglés. Fácil de recordar, universal, descriptivo y breve. Se ha desarrollado una sobria imagen interior; las diferentes secciones se distinguen con libros ficticios las cubiertas de los cuales exhiben su identificación gráfica, como en los ejemplos que se muestran a continuación:

portfolio_ofertasportfolio_policiacaportfolio_novela_historicaportfolio_novela_clasicaportfolio_filosofia

Sistema de precios: un libro cuesta 3€, dos libros se venden a 5€ y cinco libros a 10€, sean cuales sean, sin importar título ni extensión. También suele haber ofertas de libros a 1€. El estado de los libros es entre satisfactorio y bueno y los precios son muy atractivos.

Secciones: la librería se divide en secciones temáticas como Teatro, Novela clásica, Policíaca y de acción, Novela histórica, Economía, Ciencias, Filosofía y ensayo, y Arte. También hay otras secciones no temáticas como Ofertas a 1€, Acaban de llegar, y Oportunidades.

Comunicación con los clientes: uno de los puntos fuertes es la fluida comunicación con los clientes, mantenida especialmente desde su página en Facebook, siempre actualizada, siempre con novedades e información de interés. También es destacable su sistema de alertas de novedades, que permite fidelizar y rentabilizar la relación con los clientes.

Cambiarlo todo para que todo siga siendo posible

Re-Read no ha inventado nada, lo que han hecho es dotar el proyecto con varias características propias del comercio electrónico. Sin acabar con la incertidumbre inherente a toda librería de segunda mano –es imposible saber qué llegará el mes que viene, la semana próxima o simplemente mañana mismo- ordenan el producto de tal manera que hacen la compra fácil. Se pierde la sensación de rebuscar entre el caos, pero se gana en sorpresa agradable. Si a eso sumamos el trato directo mediante redes sociales, la experiencia de visita, compra y lectura no puede ser mejor.

El aspecto más sutil y el que ha pasado más desapercibido es para mí el más importante: el concepto de negocio es tan sencillo y la imagen gráfica es tan eficiente que todo parece concebido para abrir una cadena de tiendas y/o franquiciar el concepto. Cualquier ciudad con una mínima actividad librera puede acoger una tienda Re-Read. Importa poco, al menos de momento, que la crisis del libro afecte a las librerías tradicionales, porque Re-Read está concebida para competir con la oferta digital, especialmente en aquellos títulos para los cuales el tiempo importa poco o, a la inversa, el tiempo forma parte de la historia.

Destacar, finalmente, que Garriga y Zendrera se han puesto en manos de buenos profesionales para solucionar aquellos aspectos en los que han necesitado ayuda: la acertada imagen es obra del estudio Talking, mientras que en las redes sociales se dejan asesorar por Kimind. Un librero no sabe, no puede, ni debe, hacerlo todo.

Re-Read demuestra que el libro de papel está muy vivo si se le permite competir con imaginación y amplitud de miras. Obviamente no todo es trasladable a la librería tradicional, pero apunta un futuro muy interesante a la transición al nuevo paradigma, una transición que puede ser más larga y fructífera para el papel con soluciones como ésta.

 


03 May 07:51

Obediencia, consumo y ocio

by contacto@eldiario.es (Cristina Fallarás)


Dicen “reinvéntate”. Yo digo no. No te reinventes. Dicen sé “emprendedor”. No, no seas emprendedor. Todo eso acabó. Dicen “ten paciencia”. Yo digo no. Dicen “sé manso”. No, nada de lo que inventen ellos, de lo que pidan ellos, de lo que enuncien, nada de eso tan viejo nos sirve ya. Nada que salga de ahí va a frenar nuestra caída libre hacia la miseria medieval. Algunos contestan “que se unan —poder y oposiciones— para solucionar”. No. ¿Quiénes van a unirse? ¿Los mismos que nos han traído hasta el borde del precipicio y luego nos miran caer? ¿Los mismos que repiten sus cositas, las mismas cositas, desde hace décadas, cada vez más abajo, cada vez más sucios?

No, de ninguna manera.

La base de nuestra educación industrial tiene tres patas: obediencia a la autoridad, consumo y ocio (entendiendo que el consumo es una necesidad; y el ocio una exigencia, más o menos como la felicidad, o por eso). La base de nuestra educación —y, ojo, de la educación de nuestros hijos— podría resumirse: Si eres obediente y acatas, podrás tener todo lo que necesitas, que es mucho, y contarás con tiempo libre para disfrutarlo, sin el cual no “eres persona” (lo de ser persona, con toda su carga litúrgica, apesta de un modo que mancha allí donde lo coloques, mancha esto también).

Ahora todo el mundo se empeña en mirar nuestro cáncer desde el punto de vista de la economía que manejamos, pero el error es más hondo, está en la base de aquello para lo que hemos sido domados.

Hace algunos días, en una de las muchas tertulias de televisión en las que se desarrolla el debate de esto que llamamos política, oí una conversación más o menos como la que sigue:

—…y lo malo es que, si hubiera elecciones, el PP volvería a sacar mayoría, incluso mayoría absoluta.

—Claro, ¿y a quién quieres que voten, si no? ¿A los socialistas?

—Ya, claro. Los socialistas no tienen a nadie.

—No es eso. El PP tampoco tiene a nadie, pero eso a la derecha no le importa, la derecha vota a la derecha. La izquierda, llegado el caso, tiene un dolor de conciencia y deja de votar.

—También está Izquierda Unida.

—¿Izquierda Unida?

Este diálogo podría haberlo oído igual en la cola del mercado, en la barra de un bar o en un retrete público. Cada uno de los partidos nombrados (a los que podríamos sumar UPyD y los nacionalistas) propone sus medidas, más o menos “sociales” pero todas ellas dentro de estos parámetros agonizantes. Ninguno se planta y piensa nuestro mundo –entendiendo como tal la manera en que nos organizamos— desde un nuevo punto de vista. Igualmente democrático, igualmente representativo si quieren, basado en estos mismo mecanismos si les gusta, con estos mismos hilos, sí, pero sobre otro patrón.

Ninguno se plantea que hay que reformular nuestro sistema de consumo, y si alguno lo hace, no se atreve a decirlo.

En realidad, ninguno de los partidos tradicionales nos sirve ya, porque son mecanismos viejos para un mundo caduco. Porque aportan soluciones distintas, pero todas ellas para un mundo que ha terminado. Finito. Kaputt. Chau. No da más de sí aquello que arraigó con la industria y se embarrocó en consumo hasta ahogarnos. Ninguno parece querer admitirlo, y eso que este sería un momento inmejorable. Inmejorable, porque las personas entre 15 y 40 años ya tienen claro que poseerán pocas cosas y podrán disfrutar de menos aún, pero sobre todo, saben que no van a disponer de los medios a su alcance para consumo y ocio, dos de las tres patitas sobre las que están construidos. La tercera, la obediencia, caerá por su propio peso sin las otras dos.

Ninguno de los partidos que actualmente pelean para ver a quién le duele más no tener soluciones, ninguno quiere admitir que el error está en la raíz, y no en las hojas de este arbusto que se nos secó. No vale un parche, resulta imprescindible reformularlo todo.  

Y por supuesto, ni reinvenciones ni emprendimientos ni pepinos en vinagre. Nada tienen que proponer aquellos que visten el terno del pasado. Y el futuro, por el momento, nos coge a todos en pelotas.

 

03 May 07:45

En defensa de las cifras del paro

by Kiko Llaneras

Artículo escrito por Kiko Llaneras y Jorge Galindo.

Recientemente se han escuchado comentarios que, de forma más o menos velada, ponían en cuestión las cifras de empleo y paro. Por poner dos ejemplos reciente, El País publicaba este artículo —con la réplica necesaria de José Fernandez-Albertos—, y hoy La Razón publica este otro. Siendo este el panorama, hemos pensado que sería útil comparar las cifras de empleo y paro de las dos principales fuentes, la Encuesta de Población Activa (EPA) y el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE, o antiguo INEM). Intentaremos hacerlo desde un punto de vista algo más conciso que el habitual en los medios, particularmente en el citado artículo de La Razón.

Empleo datos

Lo primero que cabe destacar es lo que salta a la vista, esto es: ambas cifras son semejantes. Cuentan más o menos la misma historia y no dibujan mundos discrepantes. No obstante, es cierto que existen diferencias, tanto en cifras de ocupados como de parados. Estas diferencias se explican al menos por dos razones: (1) porque definición de desempleado no es idéntica para EPA e INEM, y (2) porque las fuentes son de naturaleza distinta, la EPA es una encuesta mientras que el SEPE/INEM es un registro.

Los Servicios de Empleo (SEPE/INEM) informan del número de personas que se registran como parados en sus oficinas. Este registro no incluye a ciertos demandantes de empleo, como los que buscan su primer empleo o siguen cursos de formación. En cambio, la Encuesta de Población Activa (EPA) es una encuesta a personas en edad de trabajar. Básicamente, la EPA define al desempleado como aquella persona que quiere trabajar, está disponible, y busca activamente empleo. Veréis que la definición de desempleo es ligeramente distinta , tendiendo el SEPE/INEM a descontar a ciertas personas.

El registro de parados del SEPE/INEM tiene otro problema: no incluye a todas aquellas personas que han desistido de buscar empleo y sencillamente no acuden al registro del paro (solo es obligatorio si uno va a recibir alguna prestación). A la vista de los datos —el SEPE registra en general menos parados que la EPA—, ese efecto parece bastante significativo. Por su parte, la EPA es una encuesta y está sometida a error de muestreo, pero su muestra es amplia y el problema es menor (prueba de ello es su bajo nivel de ruido). En general se tiende a preferir los datos de la EPA. De hecho, se trata de la encuesta armonizada para todos los países de la Unión Europea y es la referencia que usa la agencia europea de estadística (Eurostat).

Para recapitular, volvamos al gráfico. Veréis que la EPA muestra más parados. Todo indica que la razón es la que acabamos de comentar, sencillamente la encuesta de la EPA detecta parados que no están registrados en el SEPE/INEM. No solo eso, esa misma razón explicaría también que la divergencia aumente al avanzar la crisis: conforme más gente agota las prestaciones por desempleo son más los que dejan de registrarse como parados en los Servicios de Empleo. Es probable que el creciente espacio entre paro recogido por la EPA y paro registrado sea, en realidad, una medida indirecta del drama que supone el desempleo de larga duración.

En resumen, la divergencia es relativamente menor y poco misteriosa. Parece razonable pensar que la discrepancia se debe sobre todo a que la gente deja de registrarse en los servicios de empleo, haciendo que las cifras del SEPE/INEM tiendan a infravalorar el paro real. La Encuesta de Población Activa, con sus limitaciones, se ve libre de este problema.

 

02 May 14:55

Las razones “eugenésicas” de Gallardón

by contacto@eldiario.es (Beatriz Gimeno)

En todas las declaraciones sobre la futura ley de aborto que prepara el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, insiste en que va a eliminar el supuesto de aborto por malformación, el llamado aborto eugenésico, y que eliminar ese supuesto es uno de los motivos para hacer este cambio en la Ley. Así en su reciente entrevista en El País, Gallardón explica que a pesar de que el Tribunal Constitucional avaló la constitucionalidad de la posibilidad de abortar por motivo de malformaciones en el feto, hay que retomar el asunto porque España suscribió después, en 2008, el convenio de la ONU para la protección de los derechos de personas con discapacidad, y parecería, tal como lo utiliza Ruiz Gallardón, que este convenio prohíbe el aborto en el supuesto de fetos con malformaciones. 

La discriminación que sufrimos en este país las personas con discapacidad es histórica. No solo los poderes públicos, sino la sociedad, los partidos de izquierda o los movimientos sociales adolecen aquí de un endémico desinterés por la discapacidad que jamás es considerada como un motivo grave de discriminación o de exclusión, y nuestra igualdad social jamás es considerada un objetivo “serio” de ninguna lucha por la igualdad. No pasamos de ser merecedores de ayudas sociales en el mejor de los casos. Solo así, en este desinterés, y ahí tiene razón Gallardón, se explica que en España conviviéramos tanto tiempo con la Ley de aborto de 1985 y su supuesto eugenésico, éticamente inconcebible.

El tercer supuesto de la ley 9/1985 permitía el aborto siempre que “se presuma que el feto habrá de nacer con graves taras físicas o psíquicas”. Era un supuesto contra el que se rebela la ética básica. ¿Qué son taras? ¿Qué son graves? Si a un feto le falta, por ejemplo, una pierna, ¿es eso motivo de aborto? Las asociaciones de personas con discapacidad y los y las activistas de la misma hemos manifestado siempre que prohibir el aborto en general o dificultarlo y, al mismo tiempo, hacer excepciones solo en caso de que la persona por nacer tenga algún tipo de discapacidad es lo mismo que afirmar que la vida de una persona con discapacidad es inferior en valor a la de una persona sin discapacidad. El aborto no puede servir para proteger a las futuras personas con discapacidad de sus propias vidas, ni la ley es quien para considerar que tener un hijo con discapacidad es tan malo que es mejor permitir un aborto en esos casos. Que el Tribunal Constitucional declarara legal un supuesto con ese nivel de vaguedad respecto a la discapacidad solo indica que ésta es una sociedad subdesarrollada en lo que se refiere a la comprensión de la discapacidad y la comprensión del igual valor y dignidad de todas las personas.

Sin embargo, nos hace trampa Gallardón cuando afirma que quiere eliminar ese supuesto porque éticamente es indefendible. Estoy de acuerdo, es indefendible, solo que el supuesto de malformación o tara del feto ya se eliminó, afortunadamente, en la ley 2/2010 que es mucho más específica y en la que el aborto eugenésico solo se permitía en aquellos casos en los que “se detecten anomalías incompatibles con la vida o enfermedades extremadamente graves o incurables”. Ya no hablamos aquí de discapacidad, sino de situaciones incompatibles con la vida. Así que el problema ético de Gallardón -que también era el mío antes de 2010- está solucionado si es eso lo que le preocupa.

Claro que el problema no es ese. Por eso le pedimos que no utilice la discapacidad para restringir un derecho de las mujeres. La discapacidad no puede ser una excepción para permitir el aborto en un contexto de prohibición porque el aborto debe ser considerado como un derecho de las mujeres, sin excepciones ni necesidad de motivación ninguna. Que el feto tenga “taras” o malformaciones debe ser indiferente para la ley, cuya función es la de garantizar la igualdad para todas las personas, sean como sean, así como la de remover los obstáculos que dificultan esta igualdad.

Y, al mismo tiempo, la mujer gestante debe poder abortar sin necesidad de dar razón a nadie de sus motivaciones; solo ella sabe si quiere afrontar un determinado embarazo o no, eso es cosa suya. La discapacidad o tara de un feto debe darle igual a la ley, pero puede no darle igual a la mujer gestante, que tiene todo el derecho para tomar, respecto a su embarazo, la decisión que considere oportuna.

Por último, le pediría a Gallardón que no utilizara tampoco la Convención de la ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad para restringir derechos porque dicha Convención se refiere, como su nombre indica, a las personas con discapacidad y no a los fetos, ni con discapacidad ni sin ella. Una convención que recoge derechos de personas nacidas con discapacidad y en la que, por ejemplo, se exige a los gobiernos firmantes que las personas con discapacidad “tengan acceso a una variedad de servicios de asistencia domiciliaria, residencial y otros servicios de apoyo de la comunidad, incluida la asistencia personal que sea necesaria para facilitar su existencia (…)”, que exige a los gobiernos “garantizar su acceso a la educación con los servicios personalizados necesarios”, “favorecer y potenciar su acceso al empleo”, etc. Todos ellos, y muchos más, derechos que se iban cumpliendo con dificultades pero a los que el gobierno del PP ha dado una patada al vaciar la Ley de Dependencia; al vaciar de recursos la educación pública o la sanidad, al no velar por el cumplimiento de la cuota de personas con discapacidad en las administraciones, al no proteger en absoluto el empleo de estas personas…

Las personas con discapacidad estamos con el gobierno del PP más discriminadas y desasistidas que nunca. No nos tome el pelo y no nos utilice como excusa para recortar derechos de las mujeres, que de eso se trata.

02 May 08:37

Organizaciones y expertos para la gestión del conocimiento en internet

by Pilar Gonzalo
Dicen que en internet está todo. Esta afirmación, tan optimista como desacertada, solo es la muestra de un sentir general de deseo y reivindicación de que ello así sea. Ojalá TODO estuviera en internet, aunque solo fuera la información de interés general. No obstante, y ciñéndonos al caso de España, es evidente que ni la […]
02 May 08:09

El silogismo de la marca personal

by Lucía Caro

Cosecha de vértigos: Lucía Caro

Felipe G. Gil (@abrelatas), 7 de mayo de 2008: ¿Qué piensas de la tendencia generalizada a la “marca personal” que se está dando en internet?

Lucía Caro (@elhilodeariadna), 10 de mayo de 2008: La verdad es que el lenguaje que utilizan muchos de los gurús de la reputación personal me repele bastante… porque en general, tengo la sensación de que todo se inscribe dentro del manido discurso del sueño americano, lleno de clichés y frases hechas reforzadoras a modo de ‘mantras’ que te conducirán hacia el éxito. Así que es un tema al que no he prestado mucha atención […]

Años después sí que le he dedicado mucho tiempo e interés al fenómeno de la marca personal. Comparto este momento de una entrevista que hacíamos pregunta a pregunta, vía email, no recuerdo ya con qué finalidad, porque quería revisar mi posición sobre el tema la primera vez que me acerqué desde fuera. Curiosamente comparto hoy, desde dentro, la esencia de esa intuición primera, aunque por otros motivos. Hoy quiero hablar de algunos de ellos.

Una no tiene una marca personal por defecto

Últimamente me he encontrado con el uso del silogismo de la pendiente resbaladiza : el «se empieza con un porro y se acaba en una esquina con una aguja del brazo» de mi abuela en la adolescencia. Aplicado a la metáfora de la marca personal, toma como premisa inicial uno de los axiomas de la teoría de la comunicación humana de Watzlawick: «es imposible no comunicar», y de ahí se lanza al: «ya tienes una marca personal, si no te defines tú lo harán otros, así que lo que puedes elegir es si la gestionas o no». Y esto ya sí que no.

Tener una marca personal implica pensar en uno mismo en términos de mercadotecnia, es decir, el desarrollo de un trabajo transformador sobre la propia experiencia en torno a quién soy y cómo percibo mi vinculación a los demás y al mundo. Pensar en uno mismo bajo esos parámetros no es inocuo, ni la premisa primera nos lleva lógicamente a la conclusión. Bajo la metáfora de la marca personal subyacen muchas de las ideas centrales de la ideología del capitalismo tardío, que nos son presentadas bajo una pátina de nuevas capacidades individuales para decidir nuestro destino.

marca

Captura de una infografía que invita a las personas que pretenden vivir de la escritura a construir y autopromocionar su marca personal, como una labor más que deben incorporar a su profesión. La infografía completa aquí

Para empezar, nos lleva a analizarnos en relación con los otros en términos de competencia de mercado, en un mercado que, como el económico, es imperfecto y nunca se parte en condiciones de igualdad. Para poder competir, es necesario que definamos cuál es nuestra propuesta, posicionarnos. La definición del posicionamiento implica una sobresimplificación: ¿en qué soy especialista? Esto puede estar bien —o no— en el ámbito profesional, pero claro, el problema aparece pronto cuando nos paramos a pensar qué parcelas de tiempo dedicamos al cultivo de la marca personal en las redes sociales ¿el tiempo laboral o el tiempo personal? Ajá. Así que dedicamos nuestro tiempo otrora de ocio, al desarrollo de contenidos especializados, el cultivo de conexiones profesionales, la recomendación de enlaces de calidad sobre temas relacionados con nuestro territorio de marca personal, etc.

La fetichización de los vínculos

El capital social habla de la confianza entre las personas, la densidad de los vínculos dentro de una comunidad, del valor que aportan estas relaciones a los individuos directamente y al grupo, de modo indirecto. Asistimos a una creciente normalización del uso del capital social como un recurso igualable al dinero o los bienes materiales. Esta consideración no es nueva: «Vales tanto como los contactos que tienes en tu agenda» es algo que he escuchado más de una vez en el trabajo, pero insisto, cuando los límites entre relaciones personales y profesionales se difuminan, así como el tiempo de ocio y el laboral, este uso instrumental del valor de las relaciones deviene en preocupante, descorazonador y casi paranoico: bienvenidos a la democratización de la paranoia del famoso ¿me habla porque le interesa lo que digo o porque quiere que mis 10.000 seguidores en Twitter lo vean hablando conmigo?

Tengo un amigo que nunca, jamás, pese a pasar por muchos sinsabores laborales ha querido emplear ninguna de sus potencialmente muy útiles amistades para mejorar su situación, de ningún modo. Muchos le hemos reprochado esto en alguna ocasión: que un amigo te dé una oportunidad en algo para lo que estás cualificado no devalúa la calidad de esa amistad. Si bien sigo pensando que este purismo quizá sea excesivo, está en las antípodas de instrumentalización de los vínculos implícita en la marca personal.

Probablemente no te contrataría

Al margen de todo lo dicho, y desde un enfoque ya estrictamente pragmático, creo que como estrategia sólo puede tener éxito para cierto tipo de profesionales con altas destrezas en el ámbito digital y en parcelas de alta afinidad como las relaciones públicas o el periodismo. Incluso en estos ámbitos me surgen muchas dudas al respecto: ¿querría yo trabajar con autómatas que siempre hablan sobre lo mismo? Gente que nunca se moja, que no se sale jamás de lo políticamente correcto, que cada día publica en Twitter sus tres tuits sobre informaciones de su área de especialización, hace algún comentario de complicidad a algún gran gurú para extender vínculos y escribe sus tres post semanales en su blog que republica en su Facebook. Uf.

02 May 08:04

La culpa es de los periodistas que no se creen las mentiras del Gobierno

by contacto@eldiario.es (Iñigo Sáenz de Ugarte)

Con esta prensa fatalista q inunda España d pesimismo cuesta más salir d la crisis,pero vamos a salir,sin su ayuda,pero saldremos

— Iñaki Oyarzabal(@inakiOyarzabal) 30 de abril de 2013


El secretario general del PP vasco ha dado con la tecla correcta para descubrir por qué el país se encuentra sumido en el pesimismo. ¿Seis millones de parados? ¿Un paro juvenil del 53%? ¿Un déficit incontrolable? ¿Una deuda que se dirige hacia el 100% del PIB? No, la prensa, los medios de comunicación, esa gente que se niega a aceptar el espíritu Campofrío, periodistas que nos llenan la vida de pesimismo. Si salimos de la crisis, será a pesar de ellos. Esto lo arreglamos entre todos si nos estamos callados.

Es una lástima para Iñaki Oyarzábal que escribiera estas palabras el 30 de abril unos días después de que el Gobierno anunciara el "programa nacional de reformas", recibido incluso entre sectores liberales o conservadores, y dentro del PP, con perplejidad por su falta de ambición y por la rendición absoluta ante las cifras del paro.

No es la izquierda más radical la que se ha sumido en el pesimismo o en la incredulidad al ver que la única salida del Gobierno a la crisis es seguir subiendo los impuestos, negarse a hacer reformas estructurales que perjudiquen a sus amigos (alcaldes del PP, barones regionales, eléctricas, concesionarios de autopistas, notarios, taxistas...) y esperar a que la solución venga de fuera sin hacer nada para que ese milagro aparezca.

Aunque, eso sí, tuvimos el 26 de abril todo un repertorio de sonrisas de la vicepresidenta, explicaciones confusas de Montoro con frases que quedaban colgadas en el aire, y jerga tecnócrata de De Guindos sólo ligeramente más descifrable que las intervenciones del ministro de Hacienda.

Vamos a dejar a un lado la incompetencia manifiesta de la portavoz del Gobierno (y vicepresidenta todos los viernes de cada mes) en permitir que se levantaran unas expectativas que no tenían la intención de cumplir. En ciertas cuestiones básicas de propaganda, la ineptitud es evidente. En otras, no tanto, como ha quedado patente en varias ocasiones.

Ahora, contamos una vez más con otra prueba de que el Gobierno se ha especializado en tender una red de mentiras y medias verdades para condicionar el mensaje de los medios de comunicación. Esa es su prioridad.

El día 30, un día antes del puente madrileño con dos días festivos, conocemos el texto del plan de verdad que el Gobierno ha enviado a Bruselas, con datos que la vicepresidenta y dos ministros decidieron ocultar el pasado viernes. Las nuevas previsiones incluyen ahorros/recortes en el gasto sanitario y en dependencia (páginas 52 y 53). Algunas de esas medidas son discutibles, otras no tanto, y en cualquier caso pueden y deben ser defendidas por los representantes del Gobierno. Pero siempre es más seguro apostar por el ocultamiento. Es triste reconocerlo: funciona con mucha frecuencia.

La jugada les salió bien el viernes porque la prioridad del Gobierno son los informativos de televisión de las tres de la tarde de ese día. A veces, el efecto llega hasta el sábado si el BOE no da pistas. O incluso varios días después, porque el 30 de abril varios medios aún no incluía en sus informaciones todo lo que contenía el plan.

Quizá la respuesta menos adecuada a todo esto sea la de asombrarse. No es la primera vez. Ya elaboraron un presupuesto falso basado en estimaciones de caída del PIB muy inferiores a las marcadas por los organismos internacionales. Lo defendieron durante meses. Oyarzábal habría dicho que dudar de esas cifras sólo podía proceder de mentes periodísticas pesimistas o, aun peor, malintencionadas.

La culpa es de los periodistas que no se creen las cifras falsas del Gobierno, las previsiones irreales y los anuncios incompletos porque faltan las cosas de las que no se puede hablar.

Supongo que al menos Oyarzábal se habrá garantizado un escaño para la siguiente legislatura con ese mensaje. Que igual al final es de lo que se trataba.

01 May 18:07

Developing digital books with user-centred design

by Experientia
london-book-fair-press-photo

Digital books are software. The more interactive the experience, the more complex that software is to develop – and the greater the risk of creating a digital product that alienates.

Taking a user-centered design approach to developing digital products helps to mitigate against that risk.

Zelda Rhiando of The Publishing Training Centre presented a toolkit on this subject at the 2013 London Book Fair. It’s a set of methods that help you to frame and present that narrative, and use it to create products that delight and inform.

01 May 17:51

Campo de distorsión de la realidad...

by L@ S@l@m@ndr@
Recuerdo cuando leí la biografía de Steve Jobs, su biógrafo Walter Isaacson decía de Jobs que sufría de *campo de distorsión de la realidad, Steve convencía a los demás cuando quería algo, creaba un mundo diseñado a su medida con su poder de persuasión y de su mente. Jobs se aferraba a cualquier teoría que él defendía, Jobs ejercía una atracción personal nunca vista, convencía con su carisma, encandilaba e hipnotizaba a su interlocutor, eso le permitía lograr que los demás creyeran en su visión del mundo que había creado a imagen y semejanza de él.
Un campo de distorsión de la realidad lo sufrí a mediados de la década de los dos mil cuando  evangelizaba  sobre el entorno digital en el sector editorial, el libro electrónico y su futuro, algunos pre-emigrantes digitales me escuchaban extrañados aferrados a su actual entorno analógico, nunca más supe de ellos. El tiempo me ha dado la razón, ellos ni se han enterado ni recuerdan nada de lo que les conté, ahora todos están en el digital, enarbolando una bandera en los medios, todos quieren salir en la fotografía y ahora sufren de campo de distorsión de la realidad, algunos sufren de baja memoria histórica de lo que les conté en su día, el refranero español dice: ¡A buenas horas mangas verdes! Esta expresión se suele utilizar cuando algo que era muy esperado se produce o se presenta cuando ya no sirve para nada. 
En la actualidad ha llegado una nueva tecnología y ellos no lo saben, tendremos que volver a los orígenes y volver a evangelizar otra vez...
La falta de memoria es el origen de la ignorancia y de la forma más peligrosa de la ignorancia, que es la demagogia. 

* Fallos inconscientes de las neuronas encargadas de la memoria.

Actualizado 05.05.2013

01 May 08:51

Cómo aumentar la circulación con suscripciones digitales

by Juan Varela

Las ediciones digitales de los diarios norteamericanos ya superan el 19% de la circulación total en marzo de 2013. Un crecimiento de cinco puntos sobre el año pasado gracias a la explosión de los paywalls y el pago digital, adoptado ya por más de 400 diarios siguiendo la secuela de The New York Times y con el gigante local Gannett como principal abanderado de un nuevo negocio.
El éxito de la suscripción digital a The New York Times, con más de 676.000 abonados, le permite sobrepasar por primera vez a USA Today en difusión total, sólo por debajo de The Wall Street Journal, el más antiguo abanderado del pago digital.
Los datos de la Alliance for Audited Media (AAM, antes Audit Bureau of Circulations) son todo un espaldarazo para el nuevo modelo de negocio de la prensa, como se ha apresurado a celebrar la Newspaper Association of America (NAA).
Pero como ha explicado Neal Lufols, vicepresidente de la AAM, y reconoce la presidenta de la asociación de diarios, los datos "do not capture the full story".

En realidad indican un cambio de estrategias de circulación y modelo de negocio mucho mayor y complejo que el mero crecimiento de las ediciones digitales de pago.
La circulación total de los diarios norteamericanos ha descendido un 0,7% y los domingos un 1,4%. Pero lo que ha crecido enormemente en algunos diarios es la difusión digital y las branded editions (productos complementarios, ediciones zonales y comunitarias, suplementos, ediciones patrocinadas, etc.).

La circulación pasa de ser un negocio de suscripción y venta al número en papel a fundarse en una estrategia de distribución y abono de pago multiplataforma con dos estrategias bien diferenciadas:
aumento del precio de la suscripción para los usuarios que lo quieren todo en multipantalla;
utilización de la multiplicidad de ediciones (print, digital y branded) para engordar la circulación total.


Esas estrategias han permitido a la prensa norteamericana aumentar sus ingresos de circulación un 5% en 2012, muy al contrario que en otros países. Si se observan los datos de la NAA (gráfico) el crecimiento de los ingresos de los diarios llega del pago digital, la publicidad online y los nuevos ingresos de marketing, incluidas branded editions y otras soluciones de marketing personalizadas y multiplataforma.
Las fuentes de la recuperación de ingresos de circulación están en realidad en el aumento de ingresos de publicidad, marketing y en la difusión gratuita.

La clave es el cambio del modelo de venta o suscripción por el de abono (al estilo de la televisión por cable, ahora TV Everywhere en todas las pantallas), en la mayor capacidad de gestionar los datos y el consumo de los abonados, y también en la laxitud de las nuevas reglas de circulación que permiten ajustar los números entre diferentes plataformas.
El pago por el acceso multipantalla sin límite en cualquier dispositivo (all you can eat) ofrece una mayor capacidad de regular los productos que se entregan al abonado y permite aumentar el portafolio de los medios para defenderse de la caída de inserts y publicidad convencional con nuevas estrategias de marketing directo, promociones y productos patrocinados (digitales o papel).
El all you can eat que apasiona a la audiencia es una gran herramienta para mejorar la efectividad comercial y regular los ingresos y el ebitda.


Cuando se comparan las cifras de marzo de 2013 con las anteriores, como las de septiembre de 2012 (gráfico), se puede observar como los diarios con más apuesta por la circulación de pago digital consiguen mejores resultados que los que mantienen la versión online gratuita.
La difusión print crece más en los diarios con suscripción digital porque los nuevos modelos de abono, especialmente la suscripción digital con entrega de la edición digital el fin de semana, permite engordar los datos totales y atraer más ingresos de publicidad y promociones.
El crecimiento está en el abonado digital y en las ediciones promocionadas o segmentadas. Un cambio estratégico en el modelo de negocio y la circulación que va mucho más allá de poner un candado de pago a la web, el móvil o la tableta.
29 Apr 17:03

James Patterson Thinks That Books are Precious Snowflakes That Need to be Rescued From Oblivion

by Nate Hoffelder

JPSaveOurBooks_NYTBR NEWLIST.inddJames Patterson is a well-known and well-respected author, but lately that hasn’t been enough for him. It looks like he recently decided to also take on the role of the publishing industry’s curmudgeon emeritus, a job that Scott Turow has more than adequately filled of late.

Last weekend Patterson bought full page ads (at right) in major newspapers which called for the government to take steps to rescue books, the publishing industry, bookstores, and libraries from the scourge of technological progress.

Yeah, it doesn’t make any sense to me either but Patterson has been getting press attention. Earlier this week he gave an interview for Salon.com in which he laid out his complaints:

Tell me about the decision to place the ad.

I do a lot of things to try to raise level of awareness of what’s going on in country right now. This is an unusual and different time for books, the most unusual in the history of this country. E-books are fine and dandy, but it’s all happening so quickly, and I don’t think anyone thought through the consequences of having many fewer bookstores, of libraries being shut down or limited, of publishers going out of business — possibly in the future, many publishers going out of business.

If you are thinking that he sounds like an old man screaming “get off my lawn you damn kids”, you’re not alone. But before you write me off as simply a jerk let me explain exactly why Patterson comes across that way.

He laments the death of bookstores, libraries, and publishers when in fact the first has been withering for the past 30 years, the second is dying an unrelated death, and the third isn’t dying out so much as it is being replaced.

Bookstores aren’t suddenly going out of business as a result of increased ebook sales; they’ve been under attack by the major bookstore chains and Walmart for the past 30 years. It was big box retailers and their deep discounts that harmed bookstores the most, and while the move to online book sales and then ebooks exacerbated the effect the root of the situation started in the mid 1980s.

Where was Patterson 20 years ago when B&N and Borders were doing their best to kill off the competition? Where was Patterson 10 years ago when Amazon was doing the same?

I’ll leave that question to my readers.

Libraries are struggling to stay open, yes, but it’s disingenuous to mention them in the same breath as publishing and bookstores and it’s foolish to ask the government to rescue them. The biggest threat to libraries is a lack of funding, and given that tax revenues are down in most states it’s a little unrealistic to demand that libraries get more funding.

But never mind bookstores and libraries; it’s when Patterson calls for the rescue of publishing that I feel he has truly missed the point. Patterson is lamenting what he sees as the demise of the publishing industry when it’s really not dying at all. First, as a reader has pointed out, much of the industry is turning a profit. What’s more, the AAP reported that the industry as a whole saw an increase in revenue in 2012. Rather than a dying industry what we have here is one that is growing and changing into something new, and at worst it is being replaced by a new industry that is going to fill many of the same roles.

I get the sense that Patterson worships publishing as the guardians of culture, and that he thinks that the great and classic books of yesteryear would not exist without the publishing industry. Given that this is the same industry that publishes celebrity bios, I have to wonder about his selective vision.

But in spite of everything legacy publishing has created some lasting works. Can the same be said about the new publishing industry?

It’s too early to tell, really, but I don’t see how that is relevant. The role of a publisher is to be a business and make a profit, not to create a lasting work of literature. To pretend otherwise is to simply ignore reality.

All in all, I don’t see Patterson’s full page ad as a plea to save books so much as it’s an admission that he doesn’t understand the culture that surrounds him. It has changed too much from the one he grew up in, and he wants the govt to change it back.

Good luck with that.

 

The post James Patterson Thinks That Books are Precious Snowflakes That Need to be Rescued From Oblivion appeared first on The Digital Reader, a site you can support by shopping at Amazon.

28 Apr 10:54

Book Design: Pages or Spreads?

by Joel Friedlander

Post image for Book Design: Pages or Spreads?

When independent authors get started publishing a book these days, their projects usually include plans for both print books and eBooks. And that makes a lot of sense. With the growing popularity of E-readers like the Kindle, it’s important to ensure the book you’ve worked so hard on is available to readers no matter which format they prefer.

But there are big differences between print books and eBooks. For instance,

  • Print books can be manufactured in different sizes and proportions, while eBooks are mostly just a text file.
  • Some fonts or layouts might work great in print books, but will mostly be lost in eBooks.
  • The basis of the design of print books is quite different than the design for eBooks.

It’s this last point that we’ll focus on today. First, some background.

The Book as Two-Page Spreads

What is a book? Seems like a simple question, doesn’t it? But the basic form of the traditional book comes from binding pages together inside a cover.

What this means, if you think about it, is that all the pages are connected to each other in a printed book. When you open the book, what you see is two pages side by side, or what we call a spread.

The page spread has historically been the basis of book design, since you never see just one page all by itself.

book design

When we design books, we can use lots of design elements to help readers navigate them, and many of these elements are based on the two-page spread. Here are some elements that use the spread to create well-designed print books:

  • Putting your running heads at the outside margins of the pages will make your book look more solid.
  • Putting the running heads on the inside page margin will give the layout a very open look due to the negative space at the top of the pages.
  • You can center your running heads and put your folios (page numbers) at the bottom outside margins of the pages, for a classic look.
  • For a change try running feet – these are exactly the same as running heads, but placed at the bottom of the page instead of the top.
  • Combine the running feet with page numbers (folios) on the same line, with the folios at the outside margin and the running foot at the inside margin. This is a very unique look.
  • Create sidebars by enlarging the outside margins. Use a thin rule under your running head to help unify the page, and create text boxes that spread into the sidebar, or run illustrations on the full width of the page, protruding into the sidebar.


You can see there are a lot of variations available when you design with the two-page spread. All of these possibilities use the symmetry of the spread as the basis of their design.

Now Comes the eBooks

Of course, most of those elements don’t apply to eBooks. In the eBooks we have today, the basic unit of design is the screen.

This makes sense because the hardware that’s needed to display eBook files—and the software that interprets the text for a specific E-reader—determines how your book will look.

You can show something that looks like a two-page spread in some eBook readers and tablets, but it’s a software invention designed to make the transition to eBooks easier for people who have been holding bound books in their hands for their entire lives.

The spread is unnecessary and artificial in eBooks. However, a single page fits the screen perfectly, and most E-readers, including the Kindle, were designed quite intentionally to mimic the size and proportions of a trade paperback book page.

book design

All of this means that the basic unit of design for eBooks is the single page, not the two-page spread.

If you’re a self-published author who plans to issue your book in both print and eBook editions, you’ll need to realize that a lot of the design we do based on the two-page spread must be thrown out in the eBook conversion.

If you’ve paid for a professional book design or taken the time and trouble to teach yourself enough to design your own book, this might be disheartening. But it’s part of our production workflow now, and the dual production streams of almost all books have become the norm.

If you constructed your print book with the sole intention of making it easily convertible to eBook formats, you’d likely end up with a different-looking book than you would have if you just designed it for print. It wouldn’t have any of the two-page spread design elements listed above, and there wouldn’t be any sidebars. Material you might have put into a sidebar would simply be styled within the flow of the text.

Design Smarter

So think about what you might do with your book when you move into production.

  • If you’ll mainly be selling print books, design with the spread in mind.
  • If eBooks will be your main sales vehicle, design your eBook based on a single page, and forget about the spreads.
  • If you’re doing both, plan to use two different designs for each form of media.

Templates Solve Problems

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28 Apr 09:33

¿Cómo es posible recaudar tan poco con los tipos marginales más altos de Europa?

by contacto@eldiario.es (J. Ignacio Conde Ruiz)

El hecho de que España sea el país de la OCDE donde más han caído los ingresos como porcentaje del PIB durante la crisis es una señal evidente de que el sistema impositivo no funciona: hemos pasado de recaudar un 41% a recaudar tan solo el 36%. Nuestra crisis fiscal es, por tanto, una crisis de ingresos.

Si analizamos la recaudación por tipo de impuesto, vemos cómo España recauda por debajo de la media en los dos más importantes. En el año 2011, España ingresó un 9,3% del PIB del impuesto sobre la renta, pero la media de la UE-27 es un 11,7% (Italia el 13,8%, UK el 13,2%, Alemania el 11,2% o Francia el 10,1%). Si analizamos el impuesto de sociedades, recaudamos el 1,9% del PIB, frente al 2,5% de la media de la UE-27 (Italia el 2,3%, UK el 3,1%, Alemania el 2,6% o Francia el 2,3%. Incluso Irlanda, casi un paraíso fiscal para las empresas, recauda más que España en el Impuesto de Sociedades: el 2,4% de su PIB.

Uno podría pensar que en España recaudamos menos porque tenemos los tipos impositivos más bajos que la media. No es el caso. En el IRPF, el tipo marginal más alto es el 52% (llegando al 56% en algunas CCAA con el tipo autonómico), mientras que la media de la OCDE esta en el 41,57%. Si miramos el Impuesto de Sociedades, el tipo es el 30%, mientras que la media de la OCDE es el 25,4%.

Entonces, ¿cómo es posible tener unos marginales tan elevados y una recaudación tan baja? La única posibilidad es que las bases impositivas, donde se aplican estos tipos tan elevados, escapen de la aplicación de dichos tipos. Hay tres explicaciones:

La economía sumergida. Ante unos tipos marginales tan elevados, es posible que algunas actividades quieran escapar de ellos pasándose a la economía sumergida. Aunque por definición es imposible medir con precisión el tamaño de la economía sumergida, lo cierto es que los distintos estudios reflejan que en España la economía sumergida es 5 puntos de PIB mayor que la de los países más avanzados en la lucha contra el fraude, como Suecia o Alemania. Es decir, si conseguimos ser Suecia (lo cual no será fácil, llevará unos cuantos años), en el mejor de los casos tendremos un PIB un 5% más grande que, traducido en recaudación, nos daría un 2% de PIB más en ingresos. Aunque no solucionaría completamente el problema del déficit, la lucha contra el fraude debe ser un objetivo de política económica de primer nivel: permitirá a las empresas más eficientes, y que no escapan del fisco, competir en igualdad de condiciones con aquellas que solo son competitivas por no pagar impuestos. Sin embargo, hay que ser conscientes de que, si se elimina el fraude, es muy probable que muchas empresas pequeñas e ineficientes desaparezcan de la economía.

Un país poco atractivo para el capital humano cualificado y el capital físico. El tener unos tipos más elevados que en otros países puede generar que los trabajadores más cualificados o la inversión más productiva decida moverse o instalarse en otro país más atractivo. Si así fuera, el problema sería de primer orden, pues al final solo saldremos de donde estamos si somos capaces de crecer, y la única vía para ello es poner a los más de 6 millones de desempleados a trabajar. Y solo trabajarán si se crean nuevas empresas que los contraten o si las empresas que tenemos se vuelven más eficientes o competitivas y crecen. Lo primero solo se consigue atrayendo inversión y lo segundo atrayendo al mejor capital humano o a los mejores directivos. Ambas cosas, solo se logran con una fiscalidad más atractiva que la media. Durante los próximos años, debido al fuerte endeudamiento publico y privado, solo seremos capaces de aumentar la producción para venderla fuera. Y si el mercado esta fuera, no hay ninguna razón para pensar que la inversión y los mejores directivos tengan un especial atractivo por situarse en España.

Las altas deducciones fiscales existentes. Lo absurdo del sistema impositivo en España es, que a pesar de tener unos tipos elevados, los tipos efectivos son muy bajos. Así en el IRPF el tipo efectivo medio es del 15,1% y el tipo efectivo en el impuesto de sociedades es del 17,7%. ¿Cómo es posible? La respuesta es sencilla: debido a la gran cantidad de deducciones que tenemos, al final lo que se paga es una cantidad muy inferior a la que determinan los tipos. En total, en el año 2011, las deducciones del IRPF ascendieron a más de 11.819 millones (el 17% de la recaudación del IRPF) y las del impuesto de sociedades hasta 2.514 millones (el 15% del total recaudado con el impuesto de sociedades).

En resumen: tenemos un sistema impositivo muy ineficiente con tipos marginales muy distorsionantes que apenas recaudan y con tipos efectivos muy bajos debido a la gran maraña de deducciones fiscales existentes. Es lo peor de ambos mundos: un sistema fiscal que, en apariencia, parece muy estricto (y no es nada atractivo para la inversión extranjera), pero que en la práctica recauda muy poco por la enorme cantidad de deducciones.

Si el Gobierno rebajase el máximo del IRPF para situarlo en la media de la OCDE (41,57%), dejaría de recaudar un máximo de 1.940 millones de euros, ¡seis veces menos de lo que el Estado deja de ingresar con las deducciones en dicho impuesto! Es decir: bajar el marginal al 41,57% y eliminar las deducciones podría suponer unos ingresos de cerca de 10.000 millones de euros (un 1% del PIB).

Hay que cambiar la filosofía. La redistribución no se hace con los ingresos, sino con los gastos. Es absurdo usar las deducciones como política de gasto, pues al final los que se benefician de ellas no son los más necesitados, sino los que generan renta suficiente para poder aplicárselas. Lo que en apariencia es una política redistributiva, acaba siendo justo al contrario, y son los contribuyentes con más ingresos quienes más se benefician del modelo fiscal. Es obvio el atractivo político que las deducciones tienen sobre nuestros dirigentes (tanto nacionales como regionales); las usan para satisfacer a sus lobbies y clientelas. Pero esta práctica ha generado unos impuestos que recaudan muy poco, elevan mucho los tipos marginales y dañan el crecimiento.

A este respecto, una reflexión: si lo que se pretende es aumentar los impuestos que pagan las familias más ricas ¿por qué no introducimos un nuevo impuesto a la riqueza? Tenemos el ejemplo de Francia, donde el impuesto de las grandes fortunas recauda el 0,23% del PIB. Es mucho más eficiente que una subida en el impuesto sobre la renta. La renta es un flujo que puede no producirse (si la imposición la hace poco rentable) o hacerse en otro país (si la imposición en otro país es más atractiva). La riqueza es un stock que, en muchos casos, es imposible de mover. La renta puede esconderse en un paraíso fiscal, pero es más complicado llevarse una mansión a Suiza.

27 Apr 20:34

Sr. Gallardón: ¿ha leído usted a Delibes?

by DesEquiLIBROS Rafael Ballesteros
Eso parece, cuando lo cita interesadamente para justificar la reforma de ley del aborto que tiene previsto aplicar. O quizá no; o, cuando menos, ha hecho una lectura fragmentaria y tendenciosa. Así que no creo que le importe que yo haga lo mismo.

El Delibes de “No hay nada más progresista en la vida que defender la vida”, es el mismo de Los Santos Inocentes. Y usted, señor Gallardón, se comporta como el señorito Iván en su cortijo:
- ¡no tire, señorito, es la milana!
pero el señorito Iván notaba en la mejilla derecha la dura caricia de la culata, y notaba, aguijoneándole, la represión de la mañana y notaba, asimismo, estimulándole, la dificultad del tiro de arriba abajo, en vertical y, aunque oyó claramente la voz implorante del Azarías,
¡señorito, por sus muertos, no tire!
no pudo reportarse, cubrió al pájaro con el punto de mira, lo adelantó y oprimió el gatillo y, simultáneamente a la detonación, la grajilla dejó en el aire una estela de plumas negras y azules, encongió las patas sobre sí misma, dobló la cabeza, se hizo un gurruño, y se desplomó, dando volteretas, y, antes de llegar al suelo, ya corría el Azarías ladera abajo, los ojos desorbitados, regatenado entre las jaras y la montera, la jaula de palomos ciegos bamboleándose ruidosamente en su costado, chillando,
¡es la milana, señorito! ¡me ha matado a la milana!
y el señorito Iván tras él, a largas zancadas, la escopeta abierta, humeante, reía,
será imbécil, el pobre,
como para sí, y, luego elevando el tono de voz,
¡no te preocupes, Azarías, yo te regalaré otra!
milana bonita, milana bonita,

y el señorito Iván, a su lado
debes disculparme, Azarías, no acerté a reportarme, ¡te lo juro!, estaba quemado con la abstinencia de esta mañana, compréndelo…
(…)

y el señorito Iván,
a ver si aciertas a consolar a tu cuñado, Paco, le he matado el pájaro y está hecho un lloranduelos,
reía, y, a renglón seguido, trataba de justificarse.
Tú, Paco, que me conoces, sabes lo que es una mañana de aguardo sin ver pájaro ¿no? bueno, pues eso, cinco horas de plantón, y, en éstas, esa jodida graja pica de arriba abajo, ¿te das cuenta?, ¿quién es el guapo que sujeta el dedo en estas circunstancias, Paco?

explícaselo a tu cuñado y que no se disguste, coño, que no sea maricón, que yo le regalaré otra grajilla, carroña de ésa es lo que sobra en el Cortijo
(…)

Como dice haber leído a Delibes, le entiendo conocedor de cómo acaba la historia. Ni por un momento sospeche que le deseo el mismo desenlace, pero sí que modifique su comportamiento de señorito Iván y deje de tratarnos como Azarías.


Detesto a los políticos de prostituyen la literatura para ponerla a su servicio. Porque me obligan a hacer lo mismo.

La próxima vez que quiera parafrasear a un "escritor" le recomiendo el mucho más afín Juan Manuel de Prada y su inefable "Yo no soy de derechas; yo soy premoderno". Le pega mucho más.
27 Apr 19:02

Diderot, el conocimiento y la propiedad intelectual

by Joaquín Rodríguez

“Entre las diferentes causas que han concurrido a librarnos de la barbarie, no se puede obviar la invención de la imprenta”, escribía Denis Diderot en el siglo XVIII. “Desanimar, abatir, envilecer este arte es actuar a favor del retraso, es aliarse con la multitud de enemigos del conocimento humano…”.

Probemos a cambiar una sola palabra: imprenta, para actualizar el discurso del renovado Diderot.

“Entre las diferentes causas que han concurrido a librarnos de la barbarie, no se puede obviar la invención de Internet”, escribiría Denis Diderot en el siglo XXI. “Desanimar, abatir, envilecer este arte es actuar a favor del retraso, es aliarse con la multitud de enemigos del conocimento humano…”.

No soy partidario de las descargas sin control en contra de la voluntad de sus autores que, de manera legítima, pueden desear una compensación económica justa por el fruto de su trabajo. No soy partidario de que algunas páginas web se lucren indirectamente mediante el tráfico que generan y redirigen hacia contenidos ilegalmente incorporados a la web.

No soy partidario, tampoco y correlativamente, de la prolongación innecesaria del derecho a la propiedad instigada por Lobbys interesados; de las prácticas abusivas de algunas sociedades de gestión de derechos y de la manipulación risible de las cifras que aluden a la proporción de la piratería.

Soy partidario, en contra de los enemigos del conocimiento humano, de propiciar una pedagogía integral de la propiedad intelectual que permita comprender a los autores que la liberación de los contenidos que producen -sobre todo en determinados ámbitos, como el científico-, puede producir beneficios colectivos incalculables. Y soy partidario de usar internet con ese propósito, para librarnos de la barbarie.

Hoy, Día Mundial de la Propiedad Intelectual, Diderot nos asiste.

27 Apr 18:42

El Gobierno que no ve, no escucha y no habla

by Iñigo Sáenz de Ugarte

El Mundo retrata de forma brillante al Gobierno, aún más con las fotos que con el titular. No sé si esa era la intención, pero me ha recordado otra imagen bastante conocida.

 

Pero quizá hay otra imagen similar que define aún mejor al Gobierno.

 

En una situación de emergencia nacional, la vicepresidenta se reía, el ministro de Economía se sumergía en un lenguaje tecnócrata indescifrable y el ministro de Hacienda se lanzaba a sus divagaciones de costumbre con frases que quedaban suspendidas en el aire sin un final coherente.

¿Está muerto el Gobierno? No lo sé, pero hay algunos días que lo parece. El viernes fue uno de ellos.

27 Apr 08:23

La segunda mitad del tablero de ajedrez

El profesor irlandés John Naughton propuso en cierta ocasión el siguiente ejercicio mental, que me influyó enormemente cuando lo leí:

Las primeras biblias salieron en 1455 de la imprenta de Johannes Gutenberg en la ciudad alemana de Mainz. Imagínate que unos pocos años más tarde (¿20?) eres una especie de encuestador medieval que se sitúa en un extremo del puente mayor de Mainz y les haces a los transeúntes unas cuantas preguntas, en plan sondeo de opinión. Una de ellas es la siguiente:

En una escala del 1 al 5, donde 1 significa "Con muy poca probabilidad" y 5 "Con gran probabilidad", con qué probabilidad cree usted que el nuevo invento de Herr Gutenberg va a:

     a) Socavar la autoridad de la Iglesias Católica
     b) Impulsar la Reforma Protestante
     c) Facilitar la ascensión de la ciencia moderna
     d) Crear clases sociales y profesiones completamente nuevas
     e) Cambiar nuestra concepción sobre la infancia como un periodo protegido en la vida de las personas

Es evidente que nadie en aquella época, ni siquiera el propio Gutenberg, podría haber imaginado que este aparentemente insulso invento iba a cambiar tanto la historia y el transcurso de la humanidad en los siguientes siglos. De hecho impactó de manera profunda en todo lo que se menciona en la "encuesta" y en muchas otras cosas, sólo que a un ritmo muy lento.

Esto me lleva de nuevo a los procesos exponenciales, de los que empecé a hablar en mi anterior post. Es muy difícil (en realidad imposible) calibrar el impacto que están teniendo en la sociedad, la economía y el mundo en general los avances tecnológicos de la época que nos está tocando vivir.

Existen dos motivos principales: la lógica falta de perspectiva, y el hecho de que el progreso tecnológico actual es exponencial.

En lo primero estamos más o menos en igualdad de condiciones con los paisanos del siglo XV, pero en lo segundo es mucho peor de cara a vislumbrar el futuro, pues el avance de la tecnología -y por lo tanto sus efectos- son mucho más rápidos.

Existe una fotografía, que recientemente también me ha hecho reflexionar bastante, y que refleja de manera muy visual la progresión a la que estamos siendo sometidos. Se trata de la que publicó el mes pasado el programa de televisión americano Today Show en su cuenta de Instagram, durante la proclamación del nuevo papa:

Vatican2005-2013

En 2005 no existían los smartphones como ahora los conocemos (ni mucho menos tablets), la conectividad no era ubicua como ahora, Facebook o Twitter ni siquiera se estaban gestando, y si propusieras a alguien la idea de poder recorrer las calles de cualquier ciudad del mundo desde la comodidad de tu sofá te tacharían de majadero…

Parece que fue ayer, pero en tan solo 8 años y sin apenas darnos cuenta decenas de innovaciones que han cambiado la sociedad se han instaurado en nuestras vidas sin posibilidad de retorno. Y si nos trasladamos a hace 15 o 20 años y pensamos en tecnologías que ahora damos por sentadas, entonces nos parecerían verdadera ciencia-ficción. No tenemos coches voladores todavía, pero sí algunos avances que hace muy poco parecerían increíbles.

Y no, en modo alguno estoy comparando la influencia de la imprenta con la de los móviles (que la mayoría de la gente usa para jugar al Angry Birds y decir chorradas por Whatsapp con los amigos). Lo que quiero transmitir es que la revolución digital y todo lo que la rodea está evolucionando según un proceso exponencial. Y como (creo que) dejé claro en mi anterior post con el ejemplo del lago y los nenúfares, sus efectos son realmente difíciles de prever.

Ray Kurzweil acuñó la frase "estar en la segunda mitad del tablero de ajedrez" haciendo una analogía con el relato del tablero de ajedrez que mencioné también en mi anterior post. Con ella señala el punto en el que la evolución tecnológica llegará a un nivel de progresión en el que las innovaciones se acelerarán tanto que llegará un momento en el que serán casi instantáneas. Los cambios para entonces producirán también de manera muy rápida todo tipo de efectos sobre la sociedad, el planeta e incluso el ser humano. Su teoría tiene acérrimos defensores y detractores feroces. Y como hace 20 años suenan también ahora a ciencia-ficción irrealizable.

No voy a entrar aquí a comentar la verosimilitud o no de sus predicciones, pero lo cierto es que cada dos años se dobla la capacidad de cómputo de los dispositivos electrónicos, según la Ley de Moore. Ésta lleva cumpliéndose décadas. Aunque los límites físicos de miniaturización harán que alrededor del año 2019 la actual tecnología no pueda conseguir esos progresos, existen otras tecnologías alternativas prometedoras que con toda probabilidad harán que se siga cumpliendo durante mucho más tiempo.

Aunque seamos conservadores y asumamos que desde que se realiza un avance técnico significativo hasta que es absorbido por la sociedad pasa un tiempo prudencial (cada vez menor, todo hay que decirlo), y que el periodo de duplicación de la progresión no es por tanto de dos años sino mayor: ¿Cuánto tardaremos en llegar a un punto en el que los efectos de las innovaciones sobre la sociedad tengan un impacto tan grande que realmente la cambien para siempre de manera irreversible?

Ya está pasando, sólo que a un ritmo todavía contenido. Pero los cambios tecnológicos están trayendo ya hoy en día cambios sociales que nos deberían interesar mucho a todos. Por la cuenta que nos trae.

A mi en particular me interesa mucho la influencia que tiene la tecnología -y sobre todo la que en unas décadas puede llegar a tener- en la organización del trabajo y en el futuro de la sociedad trabajadora. Y ya está siendo mucho más de la que pueda parecer a simple vista. Ese será el tema de mi próximo post :-)

25 Apr 17:16

¿Lo peor de la literatura son los lectores? (2ª parte)

by Bernat Ruiz Domènech

BXP52527- Imagen: imagenesfotos.com -

En mi anterior artículo hablé de los lectores y de la actitud que como editores podemos adoptar hacia ellos. En este me centraré en los autores y sus motivaciones. No hablaré de literatura, sino de ensayo y libro académico. Para hacerlo tomaré como referencia un artículo de Daniel Cassany, filólogo, doctor en filosofía y profesor titular de Análisis del discurso de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, publicado en el diario El País el pasado 17 de abril.

Cassany comienza su artículo, titulado Confesiones de un autor pirateado, con los siguientes párrafos:

Vayamos primero a los hechos. Desde hace dos o tres años es corriente encontrar copias piratas de algún libro de mi autoría en los repositorios digitales. En enero del 2012, había en Scribd cinco textos completos en varias versiones, que sumaban un total de 8.000 descargas. Estaba Enseñar lengua, de 576 páginas, escaneado página por página, con el sello en varios lugares de la biblioteca de la Universidad de Concepción, en Chile. Mi asombro inicial se convirtió poco a poco en cabreo, más tarde en un cierto orgullo y finalmente en un “lo mismo da” y “déjalo estar”.

Por supuesto, avisé a mis editoriales, que escribieron al administrador norteamericano del repositorio y a los pocos días se habían eliminado dichas copias. Pero meses después se habían subido otras. O sea, esto es como las verrugas, que las quemas pero salen de nuevo. Algunas de mis editoriales han contratado los servicios de una empresa —”carísima”, dicen—, para limpiar la red, pero no parece que sea muy efectivo.

El artículo de Cassany, con el que estoy bastante de acuerdo, diagnostica con acierto la cuestión, pero no entra al trapo; al final se limita a decir que él es escéptico, que la edición tradicional se muere, se hunde. Como en la película E la nave va, una sociedad decadente y decrépita se precipita hacia su final sin que nadie quiera, pueda o sepa hacer nada. Él tampoco, aunque está acostumbrado a pensar sobre el lenguaje como herramienta y está familiarizado con el libro –ha escrito siete y ha colaborado en muchos otros- como vehículo de contenido y conocimiento. Sin embargo de ahí no parece haber sacado ninguna idea clara de lo que implica publicar un libro; no parece tener respuesta –o se la guarda- para una pregunta muy sencilla pero muy poderosa: ¿Por qué –o para qué- escribimos?

Hay varias respuestas a esa pregunta. Soslayando las más cercanas al ego, a veces una monografía es publicada como libro de ensayo más o menos divulgativo; otras, ve la luz como obra académica; las editoriales especializadas encargan libros con la intención de armar manuales universitarios. Las motivaciones de la literatura suelen ser más sencillas –aunque de fondo vital más torturado- pero lo vertido aquí también les aplica.

Pongamos que Cassany escribe por dinero. Crea, reúne, ordena y ofrece contenidos útiles y de aplicación directa en la profesión de muchos. El propio Cassany reconoce en su artículo que lo que él escribe […] tiene fecha de caducidad, como las enciclopedias o las guías telefónicas. O los yogures, esos que Arias Cañete se come caducados. Los libros también se pueden leer después de la fecha recomendada para su lectura y no pasa nada.

La remuneración por derechos de autor se parece mucho a la lotería, a la ruleta de un casino o a las subastas benéficas del Domund. Es una forma muy poco seria de valorar el trabajo del autor. Cuando nacieron los derechos de autor, a principios del siglo XVIII, tenía cierto sentido ofrecerle una parte de los beneficios del impresor –que hasta entonces hacía lo que le venía en gana- porque había muy pocos autores, el Estado los consideraba valiosos y deseaba proteger y fomentar su obra. La primera ley moderna que protegía sus derechos es el Estatuto de la Reina Ana y establecía un período de sólo 14 años, tras los cuales la obra pasaba al dominio público (pronto esos 14 se ampliaron a 14 más, hasta llegar al desaguisado actual). La idea era que el autor pudiera ganarse la vida a la vez que se le invitaba a seguir publicando, o de lo contrario en pocos años se quedaría sin ingresos derivados de sus obras. O pedaleaba o se caía de la bici. También se protegía al impresor-librero –la figura del editor estaba en mantillas- que decidía apostar comercialmente por la obra. Todavía faltaban un par de siglos para que los familiares del autor, a menudo poco más que una corte de aprovechados, pudieran vivir a su costa una vez muerto.

Hoy en día la situación se ha invertido: vamos más que sobrados de autores con talento en cualquier género. Ganarse la vida sólo escribiendo libros está al alcance de unos pocos privilegiados con más suerte que talento. No niego su capacidad, pero si se ganan tan bien la vida es porque en la moderna cadena del libro el ganador se lo lleva todo, el que consigue colocar un best-seller tiene muchos números de colocar el segundo, el tercero, el cuarto… etc. Es decir, que a la lotería de la remuneración se suma la ruleta del éxito, estar en el momento oportuno, en el lugar adecuado, con el libro conveniente. No lo critico, sólo lo expongo. La inmensa mayoría de autores debe conformarse con ventas inciertas y ganancias tristes, convencerse que escriben por vocación y compromiso con lo que hacen, para aportar algo de luz en las sombras de la ignorancia humana. Al ego le va bien, pero la nevera no se llena con autoestima.

Citaré otro párrafo de Cassany:

Pero me gustaría seguir escribiendo y publicando en papel y en digital, en editoriales con proyección y buena distribución en todo el mundo. No es tanto el dinero que gano —alguna editorial hace ya dos años que no puede pagar—, como la posibilidad de lanzar un producto más elaborado, maduro y atemporal, que llegue a otros lugares y a audiencias distintas. Pero cada día está más difícil, porque las editoriales se tambalean, cierran las librerías, el libro digital no despega y cada año se venden menos libros…

Asombroso. El propio Cassany relata, unos párrafos antes, que sus libros se piratean en universidades y otros foros profesionales, esos mismos lugares a los que pretende llegar. Pero ahora nos dice que bueno, que vale, que tampoco es por dinero, que es para llegar más lejos y mejor a mucha más gente y más interesante; si algo demuestra la distribución ilegal de su obra, es que ésta ya llega donde él quiere. Entonces, ¿en qué quedamos? No hay ninguna relación directa entre la posibilidad de lanzar un producto más elaborado, maduro y atemporal y cobrar por ello. No suele ser necesario ganar más dinero para escribir mejor, que es lo que se desprende de las palabras de Cassany. Para escribir mejor u ofrecer un producto más elaborado lo que se necesita fundamentalmente es tiempo y de algo podemos estar seguros: ningún sistema de remuneración compensa a (casi) ningún autor por el tiempo que ha invertido en su obra ¿Necesita tener detrás una editorial potente, capaz de defender sus derechos de autor, capaz de distribuirle hasta en el fin del mundo y pagarle más que bien, para escribir mejor? Pues, desgraciadamente para él, las cosas ya no funcionan así. No me alegro por ello, me limito a describirlo.

La digitalización separa el éxito de público del éxito económico. Es el caso de Daniel Cassany: teniendo en cuenta que escribe para minorías, la difusión de sus obras –algunos libros se han reimpreso hasta siete o nueve veces- es admirable. El problema es que parte de dicha difusión se realiza al margen del sistema legalmente establecido y eso le perjudica económicamente… según el sistema de remuneración actualmente en boga. Cassany tiene un trabajo a tiempo completo por el que percibe un sueldo y los libros son un complemento. Por cierto, lo que él no menciona es que si puede escribir esos libros es, en buena parte, porque su trabajo está relacionado con el mismo tema con lo cual… es imposible saber qué parte de los libros escribe como autor independiente y cuáles los escribe como profesor de la UPF. Obviamente es imposible separar una cosa de la otra, esa mezcla forma parte de las reglas del juego y eso enriquece la obra de millones de autores. Dichos autores, como Daniel Cassany, deberían empezar a exigir el cobro por pieza, por encargo, dejando a la editorial que se gane la vida vendiendo los ejemplares, sean estos muchos o pocos.

Quizás debamos empezar a separar el hecho creativo e intelectual –escribir un libro- de su explotación industrial –editarlo y distribuirlo- porque con el cambio de paradigma ambos aspectos no siempre casan bien. Puede que los autores pierdan la posibilidad de recibir grandes e improbables ganancias, pero obtendrán la certeza de una remuneración segura. La lotería les toca a muy pocos. La mayoría se conforma –debe hacerlo- con mucho menos. Aunque no quiera.


22 Apr 17:09

¿Lo peor de la literatura son los lectores? (1ª parte)

by Bernat Ruiz Domènech

FERNANDO VII-

Comentaba en mi anterior artículo que hay lectores que se sienten cómodos con una literatura sencilla, arquetípica, sin grandes complejidades. Su abundancia también explica, en buena parte, la estructura de la cadena de valor del libro en España y la importancia que la literatura popular –también calificada como basura- tiene en nuestro país. De este tipo de lector comemos todos y eso es algo que pocos valoran en su justa y cruda medida.

Hace unos días el periodista Enric González dijo lo siguiente en una entrevista para el blog Revolcasmo –si no se han suscrito todavía, háganlo antes de seguir leyendo:

Esto que voy a decir es una auténtica grosería, pero es verdad. Lo peor del periodismo son los lectores. Son sectarios, ignorantes y sensacionalistas. Y tú tienes que venderles las noticias a ellos y ellos quieren que les des la razón. Que les des una noticia y les hagas sentir un poquito culpables…pero no mucho. Piden muchas cosas. Si el periodismo se hiciese en serio, habría que vender unos paquetes de cojones y la gente se los tendría que estudiar. Empezando por el sesgo ideológico. El lector tiene su ideología, hay cosas que ya no admite porque no encajan con su cosmovisión.

Hay en las palabras de González cierto fatalismo. Se da por sentado que el periodismo y especialmente los periódicos –los españoles, pero es un mal común a lo que entendemos por Occidente- empezaron a hundirse en el descrédito cuando los grupos de comunicación que los adquirieron les exigieron una rentabilidad que, como producto y modelo de negocio, no podían dar. Eso es cierto pero, con mucho, sólo explica la mitad del drama. La otra mitad es secular, casi diría que eterna; la otra mitad está hecha por el público y en España ese público es irremediablemente español. Enric González prosigue:

[…] sobre todo del español. Porque somos lo que somos. La prensa española es lo que es así mismo como su lector. España ha tenido una historia desgraciada. De modo que el lector es, al mismo tiempo, la solución y el problema. La solución porque sin lector no existes. El problema porque creo que en España no hay una masa crítica de lectores lo bastante curiosos y sin prejuicios como para mantener un buen periódico. No digo sin ideología, pero sí honesto y más o menos independiente. Periódicos como podrían ser The Financial Times, The New York Times o Le Monde en sus mejores momentos.

Donde dice prensa, léase edición y donde dice periódico escríbase editorial. Los ejemplos citados podrían equipararse a otros referentes editoriales tanto francófonos como anglosajones: en España no se edita mejor porque nuestra masa crítica de público culto es muy fina y tristemente reciente. No hacemos mejores libros porque no podemos, no porque no queramos, porque el talento sobra. No hace ni doscientos años que Fernando VII entraba en Madrid en un carro tirado por el populacho al grito de ¡Vivan las cadenas! Aunque en aquellos momentos los franceses también sufrían su siniestro revival borbónico, su exitosa Revolución había cambiado demasiadas cosas para que todo siguiera igual.

Sin lectores nada tiene sentido, González lo tiene claro y ese pragmatismo es el que debe permitirnos trabajar. Cada lugar tiene los lectores que tiene y son el resultado de su historia; por eso el trato que los españoles dispensan al libro es adecuado a la realidad del país. Por eso en España ni se lee mucho, ni se lee poco: se lee lo esperable dados el país, el paisanaje y sus circunstancias. Partiendo de esta realidad, lo que no funciona en la edición es culpa de la edición.

Bajo ese punto de vista, ¿lo peor de la edición son los lectores? Llevemos la pregunta al absurdo y veamos qué sucede: ¿lo peor de la oftalmología son los miopes? Cuando uno trabaja con seres humanos debe olvidarse de ideales platónicos, ideales que no resultan ni con lo inanimado. Cuando Johannes Kepler se convenció que la realidad se daba de hostias con su Misterium Cosmographicum no se retiró a lloriquear en un rincón; refinó las mediciones de Tycho Brahe y, en un alarde de coherencia y humildad intelectual, se bajó del burro y enunció las tres leyes que llevan su nombre y sobre las que Newton, más tarde, levantaría parte de su Ley de Gravitación Universal. Es decir: que si Kepler no se hubiera bajado del burro y hubiera optado por encajar a martillazos su elegante teoría con la prosaica realidad –cosa que hizo Claudio Ptolomeo, y su geocéntrico invento se sostuvo más de mil quinientos años- hubiéramos tardado un poco más en saber por qué se nos cae la gorra al tropezar.

No hay editor sin su lector ideal, ese que se deja guiar por su sabiduría pero a la vez es capaz de entender y aceptar la complejidad. La intelectualidad editorial parece agarrarse a ese platónico lector que no existe; ni siquiera los lectores cultos son así porque, acostumbrados a pensar por sí mismos, leen lo que les da la gana. Curiosa paradoja: el lector lerdo es gregario y responde razonablemente bien al marketing y a la industrialización del libro, mientras que el culto, tan deseado, piensa por sí mismo y es inasible. Quien sólo quiera editar lo que le guste, quien quiera editar para el lector ideal, deberá hacerlo en casa y en sus ratos libres. El resto, aquellos que tengan que ganarse la vida editando, deberán identificar un público, escucharlo, conocerlo, saber qué le gusta, ofrecerle un producto competente, ponerle un precio, añadirle un margen y ponerlo a la venta. Que el público sea culto o lerdo condicionará el tamaño del negocio, pero no le dará más o menos barniz cultureta al asunto.

Puede que los lectores sean lo peor de la literatura, pero sin ellos todo este tinglado no tiene ningún sentido. Necesitamos una aproximación desapasionada hacia el público. Necesitamos que muchos bajen del burro, que cambien su actitud intelectual hacia quien paga por leer. ¡Hay gente que paga por leer! Puede que sean lo peor pero, en primer lugar tengamos el tacto de no decírselo a la cara y, en segundo lugar, tengamos la inteligencia de dejar de pensarlo. Eso no cambiará la realidad, pero sí la actitud que tenemos hacia ella.


21 Apr 10:07

La generalización del concepto de autor como nuevo modelo de negocio

by Dolors Reig
Bernat Ruiz Domènech

El concepto de Mayordomo 2.0 no es nuevo, Negroponte ya hablaba de ello en los 90...

Leía el otro día sobre un nuevo término para bautizar al Community manager de cuentas  personales: el “Mayordomo 2.0”.  Lo lanzaba una agencia alemana recientemente y comentaba en twitter que el neologismo me produce entre escalofríos y risa, así que no lo traigo aquí más que como anécdota que resulta interesante en tanto en cuanto representa la emergencia de nuevas profesiones en épocas necesitadas de ello.

De lo´que sí quería hablaros es de una nueva forma de reinvención del periodismo que podría, como en otros casos, resultar trasladable a la evolución que vivimos en todos los sectores. Me encuentro la noticia antes de impartir una nueva sesión de la asignatura “Nuevos modelos de negocio en la economía digital” y me parece un ejemplo excelente del valor añadido que debemos dar a cualquier iniciativa que quiera destacar o competir con las muchas formas de información libre en la web: el personalismo. Es también uno de los Valores generativos de Kelly, que añaden ventajas a lo gratuito y que ampliábamos hace un tiempo:

-Autoría, Reputación: Cuando el propio autor sustituye el papel del contenido y se convierte en producto.  Ponentes, expertos, “maestros” pueden generar de forma libre contenidos de calidad que después rentabilizarán (como en el mundo de la música) en sus apariciones públicas.

Aunque entonces mencionábamos solamente sus apariciones públicas, podríamos actualizarlo hoy a las muchas nuevas profesiones o servicios que podríamos denominar “de autor”, basados en lo que algunos han denominado la marca personal  y que dibujan un panorama prometedor, de nuevo, para las pasiones profesionales del individuo que no quiera fusionarse en ninguna institución. En este sentido ayer mismo veíamos cómo en esa capacidad de generar micronegocios, de desarrollar pequeñas pero suficientes iniciativas empresariales en los múltiples sectores posibles que internet posibilita (la larga cola, Anderson) de posibilidades o nichos de mercado para satisfacer cualquier posible vocación en Internet, está una de las grandes oportunidades para el emprendimiento hoy.

Así, a imagen y semejanza de la  “cocina de autor” aquella por la que pagábamos en virtud del nombre del cocinero, ahora llega ahora el periodismo “de autor”.

La noticia viene de Países bajos, donde un  periódico online está empezando a ofrecer suscripciones exclusivas por autor, potenciando la relación entre este y los lectores. Se trata de De Nieuwe Pers (The New Press), que permite que los lectores de cada periodista o redactor puedan suscribirse a sus actualizaciones por  €1.79 al mes.

No es una idea lejana a la de los lectores de noticias personalizados (en formación a la de los Entornos personales de aprendizaje), repitiendo la idea de la información “a la carta” y no de las suscripciones monolíticas a grupos de noticias. También puede ser una evolución del concepto de “Curador de contenidos”, el que aquí llamábamos Intermediario crítico del conocimiento,  alguien a quien seguimos o en este caso pagamos porque consideramos que tiene el criterio suficiente como para hacernos llegar información de calidad.

“Las noticias son hoy más personales, nos dice Alain van der Horst, editor jefe  de De  Nieuwe Pers, la gente quiere conocer las opiniones de determinados periodistas y no de personas anónimas”.

En fin.. que aunque sigue sin gustarme el término, sí creo que se trata de un nuevo modelo de negocio basado en la “marca personal” que puede ser generalizable a muchos otros ámbitos, como el de la formación, el e-learning, etc.

La institución coordina, organiza, optimiza los recursos y esfuerzos (como lo hacen iniciativas como Udemy, Coursera, etc.) pero en ningún caso anula la individualidad de sus miembros, que son personas, más importantes en sí mismas que cualquier marca o institución.  De hecho parece que la idea podría aumentar también la libertad de prensa, la de cada autor sobre su publicación, en nuestro caso, la libertad de curriculum de cada formador.

Aparece aquí una nueva función profesional, la de organizadores de la inteligencia colectiva, que también hemos dicho en varios artículos que estaría entre las emergentes en distintos sectores.

Veremos si la idea triunfa o es otra de las que se ha adelantado a su tiempo. De entrada no parece algo tan distinto de lo que los bloggers llevamos haciendo  durante años: ser referentes temáticos e intentar rentabilizar nuestro trabajo, vivir de ello.   Sistemas como Flattr de filiaciones y simpatías más puntuales han sido iniciativas también innovadoras que no han logrado, creo, demasiada popularidad.

No he podido dejar de ver algo de todo ello en la Academia El caparazón, que deriva a medias del trabajo que llevamos realizando siete años aquí y de mi experiencia en elearning y formación desde que inicié mi trayectoria laboral. Quizás estemos elaborando  un nuevo modelo de pequeño negocio, el de la formación de autor, que veremos proliferar en los próximos tiempos.

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21 Apr 08:52

Hipotecas a tipo variable: un lastre para la recuperación económica

by contacto@eldiario.es (Daniel Fuentes Castro)

Mucho se ha escrito sobre el funcionamiento deficiente del mercado hipotecario español y sobre su papel en la crisis económica actual: conflictos de interés entre entidades financieras y agencias de tasación, falta de transparencia en la comercialización de préstamos hipotecarios, subestimación de riesgos, sobreendeudamiento, etc. Aunque todos son temas que merecen la mayor atención, existe un asunto especialmente inquietante cuyas consecuencias macroeconómicas aún no hemos visto: el predominio abrumador de los préstamos hipotecarios a tipo variable y su efecto sobre la evolución futura de la demanda agregada.

Según el Banco Central Europeo, en el año inmediatamente anterior a la explosión de la burbuja inmobiliaria las hipotecas a tipo variable representaban el 91% del total de préstamos para la compra de vivienda en España, frente al 15% en Alemania y en Francia y el 47% en Italia. La fotografía no ha mejorado desde 2007 (según el INE el 94,4% de las hipotecas constituidas en enero de 2013 en nuestro país utiliza un tipo de interés variable), siendo además que la vivienda en propiedad representa el 83% del mercado en España (por solamente un 17% de hogares en régimen de alquiler o cesión, de acuerdo con los últimos datos disponibles en Eurostat) frente al 53% en Alemania, el 62% en Francia y el 72% en Italia.

Es decir, que en España se compra más vivienda que en las demás grandes economías de la zona Euro y además se financia casi exclusivamente con préstamos hipotecarios a tipo variable. Esto hace que los hogares españoles sean particularmente sensibles a cambios en el Euribor (que es el tipo oficial de referencia para la revisión, normalmente anual, de las cuotas hipotecarias y que a su vez depende del tipo de interés oficial fijado por el Banco Central Europeo).

Cabe preguntarse por la razón de ser de esta peculiaridad del mercado hipotecario español. Las entidades financieras probablemente argumentarán que sus clientes optan por endeudarse a tipo variable porque prefieren un producto más barato antes que otro más caro que les permite cubrirse frente a la evolución incierta del Euribor. También es probable que una mayoría de clientes interprete que las entidades financieras incentivan las hipotecas a tipo variable proponiendo tipos fijos excesivamente elevados. El hecho es que el mercado hipotecario español considera que la diferencia entre el coste de las hipotecas a tipo variable y el coste de las hipotecas a tipo fijo no compensa la incertidumbre sobre la evolución futura del Euribor. Aquí tenemos el primer problema: ¿somos realmente conscientes del riesgo que se asume al firmar un préstamo hipotecario a tipo variable a veinte o treinta años?

El Banco de España dispone de un simulador en su web con el que es fácil hacerse una idea del riesgo que se asume al firmar una hipoteca a tipo variable. Pongamos algún ejemplo a título meramente ilustrativo. De acuerdo con el INE, en enero de 2013 el plazo medio de los préstamos hipotecarios para compra de vivienda era de 23 años en el caso de las cajas de ahorro y de 21 años en el caso de los bancos. Por otra parte, el Banco Central Europeo estima que la duración más frecuente de una hipoteca en España ronda los 30 años (duración media y duración tipo no tienen por qué ser iguales). Pues bien, con una hipoteca a 20 años y a un tipo de interés medio del 3% los intereses ascienden al 33% (devolvemos al banco un tercio más de lo que nos ha prestado); en este caso, bastaría que el tipo de interés medio subiese un punto para que los intereses pasasen a ser del 45% (una variación media de un punto del Euribor no es en absoluto un escenario inverosímil: su valor medio entre 1999 y 2009 fue 3,5%, frente al 0,5% actual). Si el préstamo es a 30 años los intereses son del 52% cuando el tipo de interés medio es del 3% y alcanzarían el 72% si el tipo subiese al 4%. Por lo tanto, en las condiciones anteriores, por cada 100.000 euros de hipoteca sufriríamos un incremento de 133.000 a 145.000 euros si el préstamo es a veinte años, y de 152.000 a 172.000 euros si es a treinta años…

Estimar a dos años vista el cuadro macroeconómico de un país desarrollado ya es complejo de por sí, pero saber qué ocurrirá con el Euribor en los próximos veinte o treinta años es literalmente imposible (por mucho que nos digan en nuestra sucursal bancaria de toda la vida). ¿Qué hacer para protegerse de este riesgo? Aunque suene a perogrullada, una buena manera de evitar el riesgo ligado a la volatilidad del Euribor es firmar una hipoteca a tipo fijo. No es tan evidente que una hipoteca así resulte finalmente más cara que otra a tipo variable (para saberlo deberíamos esperar veinte o treinta años y hacer entonces las cuentas, una vez conocida la evolución histórica de los tipos de interés) pero hemos de admitir que no tiene nada de extraño que protegerse de un riesgo tenga un coste.

Aquí tenemos el segundo problema: ¿hasta qué punto es razonable endeudarse a largo plazo si no podemos afrontar el equivalente de una hipoteca a tipo fijo (o, dicho de otro modo, si nuestra capacidad de inversión no nos permite protegernos del riesgo de tipo de interés)? Mucho me temo que en España hemos confundido la aspiración legítima de acceder a la vivienda en propiedad con la capacidad económica para hacerlo. La cruda realidad es que el hogar tipo español no tenía ni tiene la capacidad de inversión que cree tener (otro día escribiremos sobre cómo la generación de nuestros padres financió la compra de vivienda); lo que ha tenido es el atrevimiento de endeudarse como sea, alimentado por la ilusión de bienestar y por la codicia irresponsable del sector financiero.

Seguro que la casuística individual es tan diversa como la distancia que separa a un estafado de un estafador, pero es evidente que de manera agregada nos hemos estado haciendo trampas al solitario. No basta con querer ser rico, alto y guapo para ser rico, alto y guapo. Haríamos bien en afrontar la realidad y preguntarnos sobre el verdadero poder adquisitivo de los salarios en España; y sobre la productividad, la inversión en investigación, desarrollo e innovación, la cualificación y formación profesional, los márgenes de beneficio, la eficiencia de nuestro sistema fiscal, etc.

La recesión económica ha llevado al Euribor a sus mínimos históricos. Pero en algún momento la zona Euro, con Alemania a la cabeza, recuperará tasas de crecimiento que obligarán al Banco Central Europeo a incrementar los tipos de interés para controlar la inflación. Esto no sucederá mañana mismo pero, cuando ocurra, se traducirá en un incremento de la carga financiera de los hogares españoles que deprimirá la demanda interna una vez más... será una sinfonía patética tras la sonata al claro de luna.

21 Apr 08:46

Los españoles de bien

by contacto@eldiario.es (Ignacio Escolar)


España se divide en dos mitades: la chusma, esos nazis filoetarras que ladran su rencor por las esquinas, y los españoles de bien. "Nuestros votantes dejan de comer antes de no pagar la hipoteca", dijo María Dolores de Cospedal en una intervención para guardar (que después ha desmentido, con la misma contundencia con la que explicó el despido simulado de Luis Bárcenas). Son esa "mayoría silenciosa" que no protesta, asegura la secretaria general del PP citando a Nixon. Es una mayoría tan callada que nunca hemos sabido de ella; en las estadísticas no aparece. En España hay un 3% de familias que dejan de pagar la hipoteca y también tenemos un 0% de muertos por no comer, así que una de dos: o Cospedal miente, o ya es casualidad que absolutamente todos los hipotecados que pagan sus deudas voten al PP; de hambre no parecen fallecer.

Por supuesto, nadie duda de la buena voluntad de los votantes conservadores. Hay de todo, como en cualquier grupo social de ese tamaño: honestos, esforzados, trabajadores, pero también corruptos y vagos, probablemente en parecidos porcentajes a los que existen entre los votantes del PSOE o IU. La trampa una vez más no está en la estadística sino en la política: en esa polarización que el PP quiere provocar con un discurso victimista, que busca dividir a la ciudadanía entre justos y pecadores, hormigas y cigarras. Un día los que protestan son etarras, al siguiente son nazis y al otro caraduras que no quieren pagar.

Por desgracia para De Cospedal, la realidad no corrobora esa ficción. Las encuestas son rotundas. La mayoría de los españoles confía más en movimientos como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca que en los partidos políticos, también los votantes del PP. La mayoría respalda los escraches, incluso lo hacen los votantes del PP. La mayoría de los ciudadanos pide a gritos una solución al problema de los desahucios, sean o no sean votantes del PP. Una solución: no una permanente campaña de descalificación contra unas víctimas a las que el PP quiere presentar como verdugos.

21 Apr 08:42

Los terroristas son idiotas, nosotros los convertimos en personas inteligentes

by Iñigo Sáenz de Ugarte

Una vez más, las palabras de Obama sonaron con la fuerza necesaria tras conocerse la noticia de la detención del sospechoso del atentado de Boston:

“Fracasaron porque la gente de Boston se negó a ser intimidada. Fracasaron porque, como norteamericanos, nos negamos a ser dominados por el terror. Fracasaron porque no renunciaremos al carácter, la compasión y los valores que nos definen como país. Ni romperemos los lazos que nos unen como norteamericanos”.

Palabras tan bellas como falsas. Los responsables de la ciudad de Boston aceptaron cerrar una ciudad de 600.000 habitantes (cuatro millones con su zona metropolitana) únicamente por la amenaza que presentaba un joven de 19 años. Si aceptamos la idea de que el mayor objetivo del terrorismo, con independencia de cómo lo definamos, es condicionar a la población para que renuncie a sus ideas y valores, en definitiva, a su forma de vida, y hacerles creer a los ciudadanos que todos son combatientes y por tanto objetivos legítimos, ese adolescente y su hermano consiguieron un éxito mayor que el obtenido por la organización terrorista más peligrosa.

Antes de ponernos estupendos, hay que recordar algo obvio. Si varios policías hubieran muerto tiroteados, a nadie se le habría ocurrido convertir Boston en una ciudad fantasma. Fue el hecho de que se tratara de un atentado indiscriminado contra la población civil el que provocó esta reacción sobredimensionada.

En cualquier esquina transitada de cualquier gran ciudad, se junta el número suficiente de personas para que una bomba cause una tragedia. En cualquier centro comercial en fin de semana, puedes provocar una matanza. Pero la idea de que los asistentes a un maratón, como los que asisten a un espectáculo deportivo, puedan pagar con su vida resulta especialmente intolerable. Si el Gobierno no nos puede proteger en esos momentos, ¿exactamente para qué sirve?

Todo tiene más sentido si optamos por actuar de forma racional (a menos que queramos seguir pagando el impuesto del terrorismo).

Una vez más, Bruce Schneier toca las teclas adecuadas. Ya hace tiempo dejó claro que la alternativa era negarse a ser aterrorizado. Hace unos días, poco después del atentado de Boston, volvió a escribir sobre el tema, antes de que viéramos esas imágenes de una ciudad encerrada en sus hogares, no presa de un terror irracional, sino aconsejada por las autoridades, que hasta decidieron interrumpir el servicio de tren entre Boston y Nueva York.

No somos idiotas por pensar que el número minúsculo de víctimas producido por atentados terroristas en nuestras sociedades comparado con los miles de muertos causados por la droga o los accidentes de tráfico representa una amenaza intolerable. No somos muy buenos como especie a la hora de calibrar los riesgos. Por eso, hay tanta gente que tiembla cuando despega un avión mientras que no siente el más mínimo temor cuando viaja en un coche que supera el límite de velocidad. Da igual lo que digan las cifras, es decir, la realidad.

Pero si nuestros valores están en juego, se supone que se nos debe exigir que pongamos en marcha el cerebro a pleno funcionamiento.

Schneier nos recuerda los hechos. No es tan fácil cometer un atentado terrorista y sobrevivir para reincidir. Un Estado puede, a veces con dificultades, aprender de lo sucedido para que sus fuerzas de seguridad y servicios de inteligencia hagan mucho más difícil que se repita esa amenaza. A veces, muy raramente, se produce la tragedia y es más fácil que ocurra precisamente si se trata de un hecho imprevisible, como parece ser el caso de dos hermanos de Boston.

Incluso así, no hay motivos para la alarma. En las sociedades en las que es posible aprender a ensamblar una bomba con los conocimientos adquiridos en Internet sus habitantes tienen una mayor esperanza de vida que en aquellos lugares en los que las organizaciones terroristas cuentan con campos de entrenamiento. Y no sólo por razones económicas. Es más fácil que los segundos mueran por razones políticas que los primeros.

Hay razones que permiten explicar la histeria promovida por algunos dirigentes políticos. Los mismos que se niegan en EEUU a aceptar un mínimo control de los antecedentes de los compradores de armas reclaman a gritos que los hechos de Boston obliguen a reforzar los controles de inmigración. El mal siempre viene de fuera. Los miles de muertos por armas de fuego en EEUU son sólo un precio que gustosamente hay que pagar.

El presunto autor del atentado de Boston acabó escondido en un bote porque no tenía otro sitio donde ir. No había ningún plan de fuga y ni aun así miles de policías, armados como para ir a una guerra, pudieron encontrarle. La ciudad paralizada le dio un poder que nunca tuvo.

Al final, Dzhokhar Tsarnaev fue localizado gracias a un vecino que, después de que se levantara el ‘toque de queda’, descubrió unas manchas de sangre en el bote que tenía en el jardín y vio a una persona dentro. Todos esos agentes del FBI, la policía de Boston, la ATF o los SWAT no pudieron encontrarlo antes, a pesar de su extraordinaria exhibición de poderío armamentístico.

Como en muchos otros incidentes de delincuencia común, un vecino llamó a la policía y le dio la pista definitiva. En ocasiones, no es LA pista, pero sí una muy importante con la que empezar a trabajar. Todo eso es imposible cuando la operación policial forma parte de la gran “guerra contra el terrorismo” en la que los ciudadanos sólo tienen como función esconderse en sus casas, cerrar las ventanas y subir las persianas.

Las palabras de Obama son aún más falsas cuando conocemos que ningún policía le recordó a Tsarnaev que tenía derecho a llamar a un abogado tras ser detenido, nadie le leyó los derechos de la declaración Miranda. Si hubiera estrangulado a un niño de ocho años, nadie le habría negado ese derecho. Como ha puesto una bomba que ha matado a un niño de ocho años y alguien ha decidido que podría formar parte de una organización terrorista, la ley no cuenta en este caso.

¿Por qué? Por una decisión de la Administración de Obama. Mucho antes de que Tsarnaev pusiera la bomba, el Gobierno había desmentido las bellas, y falsas, palabras de su presidente.

Foto de Eduardo Suárez. Boston en la mañana del viernes.

20 Apr 09:50

76% of US Libraries Offer eBooks, Nearly 2 in 5 Lend eReaders

by Nate Hoffelder

7413758502_b9b95654cb[1]The major publishers might not be all that interested in selling ebooks to libraries but the feeling is not mutual.

The American Library Association released their annual state of the library report today, and in spite of the lack of publisher support the adoption of ebooks and ereaders is up. Over three-quarters of American libraries reported in the survey that they lend ebooks, up from 67% in the previous survey.  The libraries are now using a wide variety of vendors, including ebrary, 3M Cloud library, Axis360, as well as others.

A growing number of libraries are also lending ereaders to their patrons. The report showed that 39% of the 7,200 plus libraries surveyed lent ereaders, up from 28% in the previous survey. That is a remarkable increase, and  I can also confirm this anecdotally. I have seen a number of news reports over the past few months of libraries announcing new ereader collections, including newly purchased Nook Touch ereaders.

This report also shows that more Americans than ever are using their libraries, and libraries are working to meet that demand. Over 91% of US libraries now offer free Wifi and internet, with 62% indicating that they were the only source of free internet access in their communities. Some are even considering following in the footsteps of BiblioTech, the bookless public library located in Bexar County. That library is still on schedule to open in Fall 2013, and it will stock ereaders and tablets for patrons to use or check out as well as a sizable ebook collection.

The data in this report comes from the annual survey which is conducted every Fall, so it is fairly out of date by this point. But even with the age issue this report is sill useful in providing a snapshot of library use.

ALA

image by Muffet

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20 Apr 09:33

Oficios de la edición

by Joaquín Rodríguez

Es obvio que cuando nos embarcamos en una revolución que compromete a la forma y manera en que producimos, distribuímos y usamos los contenidos se produzcan cambios radicales en los oficios y las competencias que deban gestionar y adminstrar esa nueva cadena de valor. Por eso son tan estériles, al menos a mi juicio, los debates sobre la ontología del editor vinculando su capacidad de discernir y entrever al orden del campo editorial del siglo XIX y, sobre todo, a un modo de producción bien pautado en el que cada uno sabía exactamente qué sitio ocupaba y qué funciones desempeñaba. Si hoy, sin embargo, los contenidos se crean, distribuyen y utilizan de maneras hasta ahora inusitadas, surgirán necesariamente nuevas necesidades que se traducirán, progresivamente, en un conjunto de nuevas competencias y, a la postre, de nuevos oficios editoriales.

Así lo entienden muchos y así lo publicó hace un par de meses The Media Briefing, describiendo nueve oficios editoriales diferentes para este ecosistema digital:

  1.  Head of data o jefe de datos: en la red todos nuestros comportamientos como creadores o usuarios dejan alguna traza en forma de dato, lo queramos o no. La agregación de los datos del comportamiento de los usuarios respecto a un sitio, un producto, una tendencia pueden ser, por eso, esenciales para la economía editorial digital (para toda la economía digital, en realidad). Si los editores, antes, en buena medida, barruntaban con cierto conocimiento cuál podía ser el comportamiento de sus lectores, hoy en día cabe realizar un seguimiento mucho más exhaustivo que redunde en la generación de contenidos mejor orientados, en ofertas mejor dirigidas, en campañas de promoción especializadas, etc. No enteraré a considerar, aquí, las múltiples implicaciones que sobre el derecho a la privacidad tiene esta nueva dimensión profesional;
  2. Head of analytics o jefe de análisis: un puesto estrechamente relacionado con el anterior que coadyuva a la disección y mejor comprensión de los datos para, como queda dicho, desarrollar productos que tengan más y mejor en cuenta la voluntad y los intereses de los usuarios; para generar paquetes de ofertas relacionados con las afinidades electivas de los clientes; para lanzar campañas de promoción y comunicación que lleguen con certeza al público interesado.
  3. Head of user experience o jefe de experiencia de usuarios (usabilidad): estábamos acostumbrados, muchos de nosotros, a tomar el libro por una suerte de efecto eterno e imperecedero que nada tenía que ver con la tecnología, pero nada más alejado de la realidad. De la misma manera que pasaron siglos hasta que la arquitectura de los códices y sus elementos constituyentes acabaron convirtiéndose en el libro que conocemos, hoy necesitamos construir un nuevo entorno en el que la experiencia del lector sea satisfactoria (lo que comprende el diseño y el conocimiento profundo de los lenguajes de programación que permiten separar forma y contenido para transformarlos y adecuarlos a los soportes que sean necesarios XML, XSLT, CSS, HTML, XHTML, etc.);
  4. Chief content officer o jefe de contenidos : para explicar este punto remito a mi legión de lectores al próximo número de TEXTURAS y a un artículo titulado “El editor atómico”.
  5. Chief revenue officer o jefe de modelos de negocio: una de las incognitas que pocos han despejado, al menos todavía, es la de cómo rentabilizar en internet las inversiones que requiere y, mejor aún, de qué manera pueden obtenerse márgenes de contribución suficientes para sostener a las empresas editoriales digitales. No es tarea fácil porque requiere del equilibrio entre la covertura de las necesidades inmediatas y apremiantes y la necesidad de plantear un fundamento de los negocios a largo plazo.
  6. Head of premium information o jefe de información premium: ¿habrá, en una economía sobreabundante en información gratuita, quien quiera pagar por servicios de valor añadido basadas en información enriquecida o clasificada? Seguramente sí, y este es el oficio que debería descubrir cuál es esa información y quiénes son los que estarían dispuestos a pagar por ella.

7. Head of social media o jefe de redes sociales: si creemos que los mercados son conversaciones y que todos tenemos algo que decir en ese incesante intercambio de unos con otros, cualquiera, dentro de una editorial, deberá convertirse, potencialmente, en portavoz, en transmisor de los valores del sello para el que trabaja. Siempre deberá haber alguien, claro, que supervise y recomiende estrategias de posicionamiento global en la red, que se asegure de que las conversaciones transciendan y puedan convertirse en productos tangibles.

8. Head of subscriptions o jefe de suscripciones: muchos de los modelos de negocio de la red pasan por revisitar un viejo oficio: el del jefe de suscripciones. Bien sea porque la editorial oferta paquetes anuales con acceso a determinados tipos de contenidos a un precio determinado; bien porque, invocando el apoyo a un proyecto, soliciten la participación de la comunidad afin de lectores; bien porque, como fruto de las conversaciones mantenidas con los usuarios, entienda qué clase de productos son más adecuados para determinados grupos de usuarios, el jefe de suscripciones -en compenetración con el de análisis de datos y de información premium, al menos- debe redefinir su identidad en este nuevo ecosistema;

9. Chief marketing officer o jefe de márketing y comunicación: los jef@s de márketing y comunicación que yo he conocido en el sector editorial padecían todos de un intenso síndrome de desatención y aceleración, y eso que apenas teníamos, entonces, tres o cuatro canales a través de los que comunicar y promocionar nuestros productos. ¿Qué decir ahora de un entorno en el que se multiplican las posibilidades y los canales de comunicación añadiendo mayor complejidad y disparidad al oficio tradicional? Oficio necesario y cambiante, sin duda.

Quizás no perduren los nombres ni las denominaciones, pero eso apenas tiene importancia. Lo que resulta urgente y necesario es reflexionar, en todos los ámbitos de la edición, por las fuciones, competencias, necesidades y cometidos de esos nuevos oficios.