pole dancing is for noobs
Ponzonha
Shared posts
pole dancing is for noobs
PonzonhaDel susto que se llevó al verme en bolas.
ivchan: wohre: wtf is up with chile look at it that’s no way to run a country that’s not a...
PonzonhaSo fucking true
- FFFAAFFFAFFFAAFFFAFFFAFFF - AFFUAFFUAFFUAFFUAFFUAFFU -...
PonzonhaA Kelly Kapowsky la ponía yo a brincar...
- FFFAAFFFAFFFAAFFFAFFFAFFF
- AFFUAFFUAFFUAFFUAFFUAFFU
- FUUUFUUUFUUUFUUUFUUU
watching cooking shows
PonzonhaMi padre se los toma muy en serio, aunque no tan exagerado. digamos nivel partido de tenis...
(Image)
PonzonhaEl profe lo leyo o realmente penso que lo de irse por las ramas contaba como bueno...
[Reposted from vermillionlove via oski]
Michael Jordan, Michael Jackson, MaCaulay Culkin.
PonzonhaMítico trío. Las zapas de Macaulay se salen, por cierto.
Michael Jordan, Michael Jackson, MaCaulay Culkin.
Patatas fritas
El otro día andaba yo planteándome cómo hacer patatas fritas de la mejor forma posible. Sí, a todos nos han contado eso de que los belgas las hacen friéndolas dos veces, una vez a temperatura media, para que se hagan, y otra a temperatura alta, para que queden crujientitas. Y no quedan mal del todo, pero no quedan todo lo bien que debieran.
A mi siempre me jodía que las patatas fritas congeladas estuvieran tan bien. Quedan con una textura estupenda, crujientes por fuera y blanditas por dentro, lo que yo querría de mis patatas fritas, y que nunca conseguí. Hasta hoy.
Tras mi pensamiento sobre las patatas, estuve leyendo hace un par de días en Serious Eats un artículo sobre el tema. Y ahí contaban un sistema muy curioso. Decían que lo que había que hacer era hervirlas primero en agua durante diez minutos con una cucharada de vinagre y otra de sal por cada litro de agua, luego freírlas, primero a alta temperatura durante un minuto, dejarlas enfriar (incluso congelarlas) y luego a temperatura media unos 3-4 minutos. Me resultó curioso este método, tan distinto al tradicional. Y hoy decidí probarlo.
Parece que al hervir las patatas con algo de vinagre, no se qué magias pasan con la pectina y los azucares y yo qué sé qué, pero quedan por fuera como si estuvieran casi crudas y por dentro blanditas y suaves. Misterioso, pero así es, que lo he comprobado hoy mismo en persona. Al hacer eso, las sacas y a la vista parecen patatas crudas, pero si las muerdes, parecen patatas cocidas. Luego, las metes en aceite muy caliente. Ojo no meterlas de muchas en muchas, que baja mucho la temperatura del aceite. Al hacer eso, les salen unas pompitas en la superficie, pero muy pequeñas, parece simplemente un poco de rugosidad. Luego las sacas, y las dejas enfriar, al menos media horita. No está mal quitarles un poco de aceite, que no se queden demasiado pringosas. Otra opción es en este paso congelarlas, así uno puede hacer los dos primeros pasos en plan industrial y tener patatas caseras congeladas que quedan estupendas. Luego, se meten a freir a eso de 165-170 grados unos 3 o 4 minutos. Y amigos, quedan mucho mejor que cualquier patata casera que yo haya probado. Quedan con la perfecta textura de las patatas congeladas, pero con todo el sabor de las patatas caseras.
Con esto, doy por resuelto el problema de las patatas fritas, ya tengo el método definitivo para el resto de mi vida. Y ahora vosotros también.
Qué narices quieren
Me preguntan mucho -nunca demasiado- qué quieren ellas de nosotros. Así, a lo bestia. Ellas y nosotros. Norte y Sur. Fichas blancas o negras. Bandos. Problemas. Bueno, al lío -que me pierdo- que me preguntan qué busca una tía, que qué quiere, que qué narices le pasa por la cabeza cuando juzga si ha ido bien o ha ido mal (porque funcionan así, o bien o mal).
Pues bien. Todo está en el fotograma de ahí arriba, me temo. Intenten prescindir de lo obvio. Obvien a Gosh, el musicón, la chupa y el six-pack. No se trata de eso (o sí, pero no hoy). Hay que mirar más allá. Un poquito más allá. Me refiero a la pose, el tono, el tacto. Todo está bien. Todo va a salir bien. La protege pero no la humilla. La cuida sin poseerla. El silencio. El respeto. La aventura.
Eso quieren.
(Image)
PonzonhaSi, te han tangado por bobo. Habéis probado la crema de brocoli? Ta güena.
[Reposted from Miziou via kazalagoopagoo]
PANTONE SkinTone Guide
We all know PANTONE as being the #1 authority of all things color in the design industry and now they’ve released a new collection of real skin colors in their new PANTONE SkinTone Guide.
The new guide was based off of “more than 1,000 human skin measurements” which lead to the 110 shades in the new library. Each large-sized swatch has perforation to allow for easy visual matching.
Each color is assigned a four-digit PANTONE number where the first two reference the “hue or undertone of the skin” and the last two reflect the “tone or lightness and darkness of the skin.”
This reminds us of Brazilian artist Angelica Dass’ Humanæ PANTONE/skin-matching project - check that one out.
Share This: Twitter | Facebook | Discover more great design by following Design Milk on Twitter and Facebook. © 2012 Design Milk | Posted by Caroline in Art, Home Furnishings, Style + Fashion, Technology | Permalink | 1 commentZapatero confirma que el fin del mundo será el 2012
PonzonhaMirad lo que he encontrado entre los viejos feeds. Hay que joderse...
El presidente Zapatero, en un nuevo alarde de iluminación, confirma la predicción que hicieron los mayas , los inventores del zero zapatero, segun la cual, el 2012 es el fin de su calendario, y por tanto, el fin del mundo.
El comunicado lo realizó este lunes, según recoge el prestigioso diario Libertad Digital, cuando “Z” dijo que en España no habrá parados en 2012 !!!!
Es decir… para que no haya parados en España para el 2012, la unica manera es que desaparezca España, ergo el fin del mundo está cerca y España y sus parados desaparecerán…
Si es que los mayas tenian razón…
Photo
PonzonhaSi mano no cubre...
(Image)
PonzonhaGracias, nunca me habían conmovido tanto con un regalo...
[Reposted from beautygirls]
Nineteen Seventy Three
PonzonhaLo compartí en twitter el otro día. Merece la pena leerlo entero.
On 12 November 1971, in the presidential palace in the Republic of Chile, President Salvador Allende and a British theorist named Stafford Beer engaged in a highly improbable conversation. Beer was a world-renowned cybernetician and Allende was the newly elected leader of the impoverished republic.
Beer, a towering middle-aged man with a long beard, sat face to face with the horn-rimmed, mustachioed, grandfatherly president and spoke at great length in the solemn palace. A translator whispered the substance of Beer's extraordinary proposition into Allende's ear. The brilliant Brit was essentially suggesting that Chile's entire economy--transportation, banking, manufacturing, mining, and more--could all be wired to feed realtime data into a central computer mainframe where specialized cybernetic software could help the country to manage resources, to detect problems before they arise, and to experiment with economic policies on a sophisticated simulator before applying them to reality. With such a pioneering system, Beer suggested, the impoverished Chile could become an exceedingly wealthy nation.
In the early 1970s the scale of Beer's proposed network was unprecedented. One of the largest computer networks of the day was a mere fifteen machines in the US, the military progenitor to the Internet known as ARPANET. Beer was suggesting a network with hundreds or thousands of endpoints. Moreover, the computational complexity of his concept eclipsed even that of the Apollo moon missions, which were still ongoing at that time. After a few hours of conversation President Allende responded to the audacious proposition: Chile must indeed become the world's first cybernetic government, for the good of the people. Work was to start straight away.
Stafford Beer practically ran across the street to share the news with his awaiting technical team, and much celebratory drinking occurred that evening. But the ambitious cybernetic network would never become fully operational if the CIA had anything to say about it.
Conversando con un viejo amigo
PonzonhaLeedlo, que aparte de ser un amigo, es muy bonito.
Después de mucho tiempo, vuelvo al mismo lugar. La primera vez que estuve aquí fue el 16 de octubre de 2005. Entonces, como ahora, él está en el mismo sitio. Parece como si me estuviese esperando.De alguna manera, creo que sabía que volvería a pasar por allí Aquel día fue una casualidad, pero hoy no lo es.
– ¿Quieres una Coca-Cola? ¿Una cerveza?
– Puedo volver a verte en otro momento…
– Tranquilo, hace mucho que no entra nadie por aquí.
Me sirve una cerveza bien fría. Pone el posavasos y deja una jarra por la que chorrea la espuma. Después, me deja un cuenco con patatas fritas y un servilletero. Me conoce bien.
– ¿Y qué tal estas? ¿Terminaste la carrera?
– ¡Pues sí! Al final acabé periodismo.
– Me alegra mucho oírlo. Llevaba tiempo pensando en si pasarías por aquí cuando terminases…
– A pedirte ayuda…
– No lo decía con esa idea, amigo. Pero, si puedo ayudarte en algo, dímelo.
– ¿Recuerdas la primera vez que vine?
– ¡Cómo no me voy a acordar! Dabas bastante pena aquel día. Lo acababas de dejar con aquella chica y estabas desconsolado. Era de noche cuando acabaste aquí. Recuerdo que estabas tembloroso cuando abriste la puerta. Y no sabías que iba a ser de ti en aquel momento.
– Tienes buena memoria, no hay duda.
– Aquel día estuvimos hablando largo y tendido. De hecho, saliste de aquí un poco mejor. Te habías desahogado lo suficiente como para poder irte a cenar con tu familia.
Es asombroso la memoria que tiene. Si le preguntase qué zapatillas llevaba, seguro que se acordaría. Creo que me conoce mejor que yo mismo.
– Bueno, ¿y qué te ocurre? – me dice subiéndose las gafas.
– No sé qué hacer. Verás, hace unos días hice una prueba para un máster de radio. De Radio Nacional de España, para más señas. El máster tiene muy buena pinta y, por lo que me han contado, merece mucho la pena…
– ¿Pero?
– Pero… cuesta casi 6000 euros. Eso me preocupa mucho.
– ¿No tienes dinero ahorrado?
– ¡Claro que sí! Y aunque tuviese que pedir un pequeño préstamo, ese no es el problema.
– ¿No? ¿Y cuál es?
– La incertidumbre. El pensar ‘vale, me seleccionan, pago y empiezo el curso’, pero ¿de dónde saco la pasta para mantenerme ese año?
– Vives en casa de tus padres aún, ¿no?
– Sí. Pero bastante tienen. Quiero decir que, con 25 años y sin haber tenido que recurrir a nadie durante la carrera, no quiero tener que pedir nada ahora.
– Pues trabaja, como hacías antes.
– ¿Y si no puedo? Es decir ¿y si el horario no me lo permite? ¿Cómo lo hago? ¿eh?
-Tranquilo, ya se nos ocurrirá algo. Ten en cuenta que las cosas no siempre son blancas o negras. Y esto es como todo, Daniel. Primero espera a saber si te seleccionan. Cuando lo sepas, infórmate, porque tiene que haber becas de algún tipo. Y luego, después de todo eso, ya puedes empezar a preocuparte. Pero, si quieres mi opinión, no es eso lo que te asusta.
– ¿No?
– ¡Claro que no! Te asusta el saber que, por primera vez, estás frente a una decisión importante en tu vida. Cuando empezaste Derecho, al segundo día ya sabías que te ibas a marchar. Y lo hiciste. Y cuando empezaste Periodismo sabías que, durante cinco años, tenías tu vida encarrilada. Y lo sabías porque tenías unos ahorros de cuando estuviste trabajando. Y, bueno, porque luego trabajaste en aquello de repartir periódicos. ¿Te acuerdas?
– ¡Menudos madrugones! En aquella época, además, pasaba algo más que ahora por aquí.
– Es cierto. Pero ¿ves? Me das la razón sin darte cuenta. No me has negado nada de lo que he dicho. Y sí, sé que me dirás que tienes una edad y que deberías haber cotizado más. Esa será tu excusa. Has trabajado desde los 18 y, lo sé, es una pena que lo hayas hecho con contratos basura o incluso en “B”, como cuando estuviste en la biblioteca. Pero no te engañes, lo que te da miedo es no saber lo que va a pasar. El no tener tú el control de las cosas.
– Y el dinero, no lo olvides.
– Sí, sí, no lo olvido. ¿Pero sabes qué? Es un año. Y si tienes que estar un año sin salir, lo estás. ¿No puedes ir a cenar con tus amigos? Te aguantas, compañero. El que algo quiere, algo le cuesta. Y si no puedes ir al cine o a cervecear, tendrás que aguantarte. Y lo harás mientras te esfuerzas por algo que llevabas esperando desde que tienes uso de razón.
– Me gustaría estar tan seguro como tú, de verdad.
– En el fondo lo estás, pero te da miedo enfrentarte contigo mismo. Por eso estás aquí. Por eso has venido a verme como aquel día. Asustado. Si no ¿de qué íbamos a estar hablando los dos de esta manera?
Ahora soy yo quien se sube las gafas. Levanto la mirada de la barra, que era donde estaba mirando mientras me echaba aquel rapapolvo.
– Tienes razón, Tabernero. Las cosas hay que enfrentarlas como vienen. No hay que esconderse. Si puedo conseguir la pasta, lo haré. Si no, ahorraré todo lo que pueda trabajando un año entero y el año que viene volveré a presentarme a las pruebas. Volveré a superarlas y podré estar tranquilo en todo momento, pero haré el máster.
– ¡Bien dicho! ¿Ves cómo las cosas no son blancas o negras? Si no es este año, será al que viene. Recuerda que fue lo mismo que te pasó cuando empezaste la Universidad, Daniel. Recuérdalo.
De repente, noto cierta tranquilidad. No es completa, porque faltan 24 horas para saber si tengo la plaza, pero sí que me ha dado tranquilidad en cuanto a si no puedo decir que sí al máster. Mientras hablábamos, me he terminado la cerveza y las patatas.
– Tranquilo, te invito a esta cerveza. Pero no tardes tanto en volver por aquí, ¿eh? Anda, vete a cenar.
– Gracias Tabernero.
– A ti. Al fin y al cabo, estoy aquí gracias a ti.
Mientras dejo atrás La Taberna, pienso en que debo volver más por allí. El Tabernero y yo tenemos mucho que contarnos aún. Y mucho que contar a los demás. Al fin y al cabo, soy el principal parroquiano de La Taberna.
Sí, volveré.
Qué nos gusta (de ellas)
PonzonhaEste tipo sabe lo que dice.
Es curioso lo del Consultorio. Curioso -digo- porque a veces -pocas- entre tanto ruego, suspiro y mandanga te llega un mensaje de esos que -al menos a mí- te conmueve. De los que te exigen una mueca, recostarte en el sillón, arquear una ceja y beber un trago más de palo cortado. “¿Qué os pasa a los tíos? ¿Por qué nos detestáis?” Dos preguntas tan sencillas como implacables. Y de regalo, un reto vestido de interrogante: “¿Qué narices os gusta de nosotras?”.
Mejor te contesto hoy. Aquí. Ahora. Y lo voy a hacer sin retranca ni un pelo de broma. Tú has preguntado y yo te contesto.
Nos gustan las mujeres que no juegan. O mejor, nos gustan las mujeres que saben cuándo jugar. Nos gustan -me gustan- las mujeres que no van de víctimas, esas que no necesitan un padre, un maestro ni un soldado. Solo -como mucho- un amante. Nos gustan las mujeres que están por encima de su clase, las que no sobran en un after ni en la Terraza del Casino. Las que hacen amigos en el infierno y en Rue Saint-Honoré, esas que nadie soporta hasta que no se las ama.
Nos gustan -a veces- las tonterías de cría insoportable pero también la serenidad que transmiten -esto nos encanta- cuando te dicen que todo está bien, que nada es tan grave. Nos gustan las mujeres con reloj de hombre y sin miedo al cajón para uno. Nos gusta una mujer que podamos admirar y -sobre todo- que podamos llegar a conocer (no hagan caso de los estúpidos anuncios de perfumes y la cantilena del misterio de las narices) esas que te conmueven sin necesidad de música ni nostalgia. Nos gustan las tías cuya medida no es otra mujer sino un domingo sin miedo.
Y sí. Una espalda bonita nos gusta.
Mucho.
Donde viven los mostos
PonzonhaA mi me ha cargado 1500 items sin leer. Pero habrá tetas.