Padre Fabián Castro
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Hablando sobre el libro “25+1 Relatos Distópicos” en LNE
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Mi decálogo – Reflexiones sobre el trabajo online
¡Muy buenas, Chuisus por aquí! Hoy no te cuento un trucazo ni una técnica chula de automatización. Esto va a ser puro filosofeo barato, avisado quedas. Llevaba varios días pensando en un “decálogo” personal. En su mayoría conceptos que yo ya me aplico (lamentablemente no todos y no al 100%, pero estoy en ello joder,...
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“…de ser necesario usen palabras” No funciona
Volviendo al tema de Dios en la vida pública, nos encontramos con la columna de Marco Velásquez, donde presta apoyo la idea de eliminar el nombre de Dios de los actos públicos, bajo el pretexto de no usar su Santo Nombre en vano. Señala nuestro hermano:
Muchos piensan que por multiplicar el nombre de Dios en sus palabras, en las cruces que ostentan vistosamente o en sus tradiciones, están asumiendo la gran causa del Evangelio. Lamentablemente, se equivocan porque en la vida del cristiano Dios debe hablar, ante todo, con el leguaje del testimonio personal, con el ejemplo y con las obras.
Muchas veces hemos escuchado esta teoría de que “la vida del cristiano debe ser reflejo de Dios”. O de forma más poética “Prediquen el evangelio siempre, de ser necesario usen palabras”, otra de esas frases que san Francisco de Asís nunca dijo. A estas alturas, la pregunta es ¿Cómo nos ha funcionado eso?
A nivel personal, funciona de maravillas. Para mí, que ni siquiera me atrevo a poner mi nombre completo y mi foto en este blog, es más fácil pensar que mi vida es mensaje para mi familia y amigos, y no andar dando la lata con esto de ser católico. Me evito así que me acusen de cartucho, conservador, latero, prejuicioso, machista o simplemente huevón. Creo que muchos de mis hermanos tienen la misma experiencia, y nos quedamos en silencio tratando de que el testimonio de nuestras obras hable por sí solo.
A mí me dieron ese mismo consejo siendo muy joven como cristianos, y déjenme decirles una cosa: No funciona.
Jamás nadie se me ha acercado para decirme “noto algo diferente en ti, algo que me habla de Dios”. Mucho menos que el mensaje del evangelio y la persona de Jesús se trasunte a través de la vida ejemplar que llevo. Es muy probable que sea porque no la llevo, pero si esperamos a ser santos para aportar a la misión de la Iglesia el evangelio habría desaparecido hace siglos.
La respuesta de Jesús sobre el tema es muy diferente a la famosa frasesita. Según el evangelio, predicar es esencial a la misión de la Iglesia, y debe ser ejecutado antes de que sus miembros alcancen la perfección espiritual, antes incluso que atender a la caridad.
Dice Jesús:
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Este trozo del evangelio de san Mateo fue conocida desde los inicios de la Iglesia como la gran comisión. El último y más importante de los mandatos de Jesús se centra en los sacramentos y la enseñanza, y los primeros cristianos se lo tomaron en serio. El evangelio lo expresa en términos directos: nuestra salvación eterna depende de hablar de Dios ante los hombres, y quien niegue a Jesús ¿recibirá misericordia? ¿otra oportunidad? ¿acompañamiento pastoral? ¡De ningún modo! “Yo también lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos” (Mt 10,33).
No soy solo yo y el evangelio quien dice que eso de “predicar con el ejemplo” no funciona. Los publicistas modernos dicen lo mismo. Siendo un consumidor moderno de medios, uno se pregunta por qué tal o cual gaseosa o banco le paga millones a You Tube por poner un aviso antes de los videos, sabiendo que el usuario los saltará en cuanto sea posible, en general 5 segundos. La respuesta es que los publicistas y las grandes compañías saben que no es necesario que el consumidor se convenza de comprar un determinado producto. Les basta con posicionar la marca y asociarla con ciertos atributos. En seis o nueve meses más, cuando el sujeto haya visto 100 veces el mismo trozo de comercial y tenga que decidir entre dos gaseosas, los millones de dólares invertidos rendirán su fruto.
Con la religión pasa algo parecido. Si guardamos silencio, si Dios o la Iglesia católica no aparecen por ninguna parte, de modo ostensible, entonces la religión se vuelve algo extraño, un gusto de unos pocos, algo que hacen los raritos que no pueden entretenerse con otra cosa. Es indispensable para cumplir nuestra misión como cristianos que los templos sean grandes y hermosos, mientras más visibles mejor, que los curas usen sotana (¿cómo van a combatir un ejército si sus oficiales son invisibles?), y que los cristianos portemos objetos que expresen nuestra fe.
No lo digo yo, lo dice además el evangelio y una industria multimillonaria.
Por último una curiosidad. Fíjense que, según esta idea de no tomar el nombre de Dios en vano, solo los perfectos e inmaculados podrían hablar de Dios. Para el resto de nosotros, pobres pecadores, estaría vedado mencionarlo, no sea que lo manchemos con nuestros impuros labios. Se da una diabólica inversión especular, donde los que no quieren que hablemos de Dios son los mismo que desearían ver la eucaristía en boca de todos: ateos, protestantes y budistas; adúlteros, ladrones y prostitutas. Cabría preguntarse qué es más sagrado, una palabra o el cuerpo y la sangra de NSJC.
“A Dios queremos en nuestras leyes, en las escuelas y en el hogar”
La Iglesia repite su enseñanza. El mundo queda conmocionado
Pocos días atrás, la Congregación para el Clero renovó las reglas acerca de admisión de jóvenes a la preparación para el sacerdocio. En el documento se reitera la prohibición de admitir homosexuales en el seminario, citando textualmente la instrucción al respecto emitida en el año 2005.
La Iglesia, respetando profundamente a las personas en cuestión, no puede admitir al Seminario y a las Órdenes Sagradas a quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostienen la así llamada cultura gay. Dichas personas se encuentran, efectivamente, en una situación que obstaculiza gravemente una correcta relación con hombres y mujeres. De ningún modo pueden ignorarse las consecuencias negativas que se pueden derivar de la Ordenación de personas con tendencias homosexuales profundamente arraigadas. [negritas nuestras]
Un documento interno, sin novedad alguna, que sin embargo amerita la cobertura de los medios mundiales. Para que luego digan que la Iglesia no es relevante en el mundo moderno.
La reacción más común en las redes sociales es el argumento ad pedofilum, que ya ni siquiera vale la pena mencionar. Solo expresa un repudio a la Iglesia que se encuentra más allá de cualquier discurso racional. La otra estrategia, incluso de algunos católicos, es mezclar esta declaración con el sacerdocio reservado a los hombres, para acusar a la Iglesia de ser patriarcal y machista.
Los demonios deben reír a carcajadas ante la suprema ironía que resulta de atacar a la Iglesia por actuar contra las mujeres y los homosexuales, en circunstancia que hace menos de 50 años era la única que los defendía. En efecto, durante siglos la vida religiosa fue un refugio seguro y socialmente aceptado para las personas con tendencias homosexuales. Para qué hablar de la privilegiada condición de las mujeres en el occidente cristiano, comparada con cualquier otra civilización que haya existido sobre nuestro planeta. En nuestro siglo XXI el péndulo ha llegado hasta el otro extremo, y corresponde denostar a la Iglesia por no haber hecho lo suficiente. Ironía de ironías.
Los ateos gustan de decir que, si los hombres fueran bovinos Dios tendría cuernos, dando a entender que la religión no es más que la proyección de las aspiraciones y deseos humanos. La Iglesia desmiente esa crítica mediante el sencillo expediente de mantener inalterable su enseñanza. ¡Qué fácil sería ganar algunos millones de dólares en financiamiento para obras de caridad, acogiendo las “sugerencias” de la ONU! Así lo hicieron los mormones cuando los Estados Unidos le exigió renunciar a su doctrina sobre la poligamia, o la supuesta maldición de las razas africanas ¡Cuánta paz obtendría la Iglesia si cediera a las presiones de las élites y el pensamiento políticamente correcto! Pero es imposible.
La ordenación sacerdotal reservada a los varones es de institución divina, y eso no puede cambiar. ¿Es Dios injusto por excluir a las mujeres de un sacramento? Claro que no. Dios escogió a los israelitas por sobre griegos, romanos y egipcios, y no por ser los más obedientes, devotos o cultos. Escogió también a María entre miles jóvenes judías de su tiempo, y la adornó de hermosísimas virtudes aún antes que ella pudiera hacer o decir nada. Nos escogió a nosotros para nacer en una familia cristiana y recibir las innumerables gracias del bautismo en la fe. Escogió el domingo entre todos los días de la elevándolo a la dignidad de ser el día del Señor. ¿Fue injusto Dios al tomar cualquiera de estas opciones? Nadie podría decir tal cosa ¿Denota algún mérito intrínseco, aparte de Dios? Nuevamente, la respuesta es no.
Dios no está preocupado por las provincianas ideas de igualdad de algunos en la élite de nuestros días. Él es el Dios de la historia. Por nuestra parte, llega un momento en que hay que dejar a Dios ser Dios y no imponerle nuestros estándares de justicia. Es parte de la fe.
Alejandro Navas: sobre la espiral del silencio y los derrotados por Trump
Los derechos humanos frente al etnopluralismo
El etnopluralismo niega la validez universal de los derechos humanos fundamentales[1]. Reconocer y garantizar los derechos humanos sería algo que el estado nacional sólo puede garantizar a sus propios ciudadanos, a sus propios nacionales y no a los extranjeros. El derecho no sería más que una creación cultural y, como tal, parte de una determinada cultura.
Los extranjeros provienen de otras culturas que tienen su propio derecho. Este “derecho propio” es algo que un extranjero lleva siempre consigo cuando -por alguna razón y por un tiempo- se traslada a vivir a otro país. En consecuencia, el derecho -incluídos los derechos fundamentales- no serían igual para todos, sino que estarían sujetos al origen de la persona que determinaría su estatuto jurídico.
En el fondo, volvemos a una suerte de derecho estatutario. De un “estatuto personal” (del que escuché hablar en otro tiempo y en otro lugar[2] y que pensaba que ya estaba superado en y por la historia. Denominaría a sus propugnadorea historiadores diletantes, que poco y nada sabían de Derecho. Planteaban la existencia de un supuesto estatuto personal que acompañaría a la persona sujeto donde quiera que ésta se encontrara.
Armin Pfahl-Traughber[3] explica que, para los etnopluralistas, el concepto de pueblo no se entiende en sentido político, sino sólo en sentido étnico[4]. Racial diría yo… organicista, colectivista y profundamente anti-individualista y anti-liberal. El hombre sólo existiría como parte de un todo organíco. Estamos pues ante un nuevo organicismo. Colectivismo le llama Pfahl-Traughber, ya que el individuo valdría algo sólo en cuanto es parte del colectivo. Por tanto, es lógico que no es el hombre -o la mujer- sujeto de derechos, sino el pueblo al que pertenecen.
O, desde un punto de vista “más metafísico”: el pueblo es el único “sujeto de la historia y que lucha por su autodeterminación”[5]. Para el etnopluralismo, el pueblo es el sujeto de derechos y no la persona individual. Para ellos, no existe el individuo, sino sólo el pueblo, el pueblo en que él nació[6]. Para mí, una persona vale no porque pertenezca a un grupo, sino que vale en sí misma.
Sí, el etnopluralismo desprecia el individualismo. Con esto, me temo que gana muchos puntos en nuestra sociedad, siempre dispuesta a criticarlo; pero, en realidad, sumamente individualista. Peor aún: la persona humana pierde su valor en sí y los hombres tienen tan sólo el mérito que les da el ser miembros del grupo étnico[7]. Como dice Schopenhauer: “la especie más barata de orgullo es el orgullo nacional: de aquel al que faltan cualidades individuales de las que podría estar orgulloso; pero que se aferra a las supuestas cualidades de su nación”[8].
No sólo desprecia el individualismo, sino también rechaza la globalización y especialmente el -por ellos odiado- concepto de humanidad. la citada revista Kontrakultur (ver nota 6) nos explica que, a la humanidad global que sería algo abstracto. La realidad humana sólo existe realmente como parte de una identidad etnocultural, organizada en un pueblo organizado y únicamente puede ser percibida como parte de un colectivo étnico-cultural.
Uno de sus más admirados autores, Carl Schmitt (no entiendo que este autor de los años 20, ha sido y es tan popular en el mundo hispanoparlante) dice claramente que: “quien habla de humanidad, quiere engañar”[9] [10]. El autor de “El Führer protege el Derecho” sostenía la existencia de un pluriverso, esto es, de pueblos cuyos integrantes son relativamente homogéneos. Es lo que yo llamo la trampa de la homogeneidad. Postulaba Schmitt que es inherente a la democracia la existencia una población homogénea y el rechazo y explusión de lo heterogéneo.
Con esto, no se opone diametralmente al pensamiento liberal. Especialmente, a Popper quien postula la sociedad abierta que es lo contrario a la Stammesgesellschaft o sociedad tribal, de clan, raza, estirpe o como quieran llamarla (la traducción es difícil)[11]. En consecuencia, se niega a los miembros de “otras culturas”[12], los mismos derechos fundamentales que tienen los integrantes del propio pueblo.
(En esta línea, se recurre muy comúnmente al pseudo-argumento: los cristianos no pueden construir iglesias en Arabia Saudita, por lo tanto, los musulmanes tampoco las podrían construir mezquitas en “territorio cristiano”. Una de las características fundamentales de la llamada nueva derecha europea es la negación de la libertad religiosa. Es esta una argumentación tan burda que no creo que sea necesario ni siquiera refutarla).
Si pensamos que Schmitt se refiere a personas, a personas humanas, individuales y distintas entre sí, me parece que su discurso cosifica a la gente. Sí, poco queda del ser humano en una sociedad que lo ve simplemente como un componente más. O, más bien -tratándose del “heterogéneo”- como un no-componente que hay que expulsar. Estamos demasiado cerca del totalitarismo del siglo 20 o más bien, entramos de lleno en él.
Para Henning Eichberg[13] -considerado el fundador de la nueva nueva derecha alemana, en los años 1970- no existen los individuos, sino sólo hay alemanes, franceses o israelíes. No hay derechos individuales sino soolamente derechos de la colectividad. El etnopluralismo niega la universalidad de los derechos de la persona, los que no serían más que una construcción artificial de cada pueblo y, por tanto, no universal. Producto cultural, nada más. Sí, como cada pueblo es diferente a todos los otros, y se ha desarrollado de forma diversa a lo largo de la historia y en su propio hábitat o Lebensraum, el derecho no puede ser universal. De acuerdo al etnopluralismo, no puede hablarse de una universalidad de los derechos humanos.
En concreto, toda esta construcción ideológica se traduce en que la AfD[14], el movimiento identitario y los Pegida, exijan que a los refugiados no se les garantice el derecho a asilo político[15]. La CSU de Baviera no va tan lejos; pero con su exigencia de un “contingente” de refugiados cae exactamente en lo mismo. A la vez, que se grita de voz en cuello que los refugiados deben acatar y cumplir el derecho alemán…
Bueno, ¿en qué quedamos…? ¿Se aplica a los refugiados -o a los extranjeros en general- el derecho alemán? ¿Se les garantiza o no sus derechos como personas? ¿Deben cumplir los refugiados el derecho alemán? ¿Los alemanes, también? La respuesta es evidente. Si nos atenemos a lo que claramanente nos dice la Ley Fundamental[16], que garantiza el derecho a asilo a todos los perseguidos, sin distinción alguna, no hay la menor duda de cuál es la respuesta correcta. Un gran SÍ
[1] Ver mi columna de julio pasado sobre El etnocidio o la muerte del pueblo
[2] A ellos me referí en mi columna ¿En qué se parecen John Boehner y yo? cuando me refiero a los grupos del nacional catolicismo espanol tradicionalista, etc.
[3] Armin Pfahl-Traughber, sociólogo y politólogo alemán, especialista en el tema del extremismo y tendencias similares.
[5] Ver Zur Ideologie des “Ethnopluralismus”: Das Volk als Subjekt “Vielmehr begreift man im kollektivistischen Sinne das ‘Volk’ als Subjekt der Geschichte. Als Triebfeder der historischen Entwicklung gilt der Kampf der ‘Völker’ um ihre “Selbstbestimmung”.
[6] Ver la página Kontrakultur, de tendencia duginista (me refiero a Alexander Dugin, el denominado “ideólogo del Kremlin) pro-Putin Ethnopluralismus und die multipolare Welt: “Anders als eine diffuse Vorstellung von der Gleichheit aller Menschen ist nach ethnopluralistischer Auffassung der Mensch eben kein Wesen welches bindungslos und atomisiert in einer Welt des individualisierten „Nichts“ hineingeworfen wird, sondern immer nur im Zusammenhang mit seinen Bindungskräften betrachtet werden kann, die es aus seiner ethnokulturellen Zugehörigkeit speist.”
[7] Por eso mismo, vemos con demasiada frecuencia, a un montón de patanes que nunca han logrado nada por sí mismos; pero que, como parte del grupo, se sienten superiores a los demás.
[8] La traducción-resumen es mía. El original: “Die wohlfeilste Art des Stolzes hingegen ist der Nationalstolz. Denn er verrät in dem damit Behafteten den Mangel an individuellen Eigenschaften, auf die er stolz sein könnte, indem er sonst nicht zu dem greifen würde, was er mit so vielen Millionen teilt. Wer bedeutende persönliche Vorzüge besitzt, wird vielmehr die Fehler seiner eigenen Nation, da er sie beständig vor Augen hat, am deutlichsten erkennen. Aber jeder erbärmliche Tropf, der nichts in der Welt hat, darauf er stolz sein könnte, ergreift das letzte Mittel, auf die Nation, der er gerade angehört, stolz zu sein. Hieran erholt er sich und ist nun dankbarlich bereit, alle Fehler und Torheiten, die ihr eigen sind, mit Händen und Füßen zu verteidigen”. Hay una traducción en Wikiquote, pero no me parece buena. Mejor es el original alemán, que aparece muchas veces en internet, aquí, por ejemplo.
[10] Recuerdo que el Padre Osvaldo Lira sostenía jocosamente que “nadie ha visto a una señora gorda llamada Humanidad”.
[11] Uno de mis libros favoritos: Die offene Gesellschaft und ihre Feinde (1945). Tengo la edición de 1975.
[12] Como ya no se puede hablar de “razas”, los partidarios del etnopluralismo y de movimientos similares, recurren a la denominación de cultura que reemplaza y la de raza; pero viene a ser lo mismo. Sobre el término “raza”, los invito a leer mi columna Nos guste o no, en realidad todos somos africanos
[13] Sociólogo alemán al que me referí en mi artículo Un fantasma recorre Europa, el fantasma del etnopluralismo
[14] Ver mi columna ¿Qué hacer frente a la AfD?
[15] Sobre este tema, ver El universalismo y los refugiados
[16] §16a de la Ley Fundamental.
Dos Papas, dos formas de ministerio
El libre albedrío existe
Ya analizamos el asunto desde la perspectiva pesimista. Ahora elucidemos si todavía existe esperanza de que la libertad de la voluntad exista.
Destruir suele ser más fácil que construir. Puedes pasar toda tu vida estructurando tu reputación política, solo para verla pulverizada en un segundo, como le pasó al desafortunado Howard Dean. Gastar años de esfuerzo haciendo un edificio para que colapse durante un terremoto de diez segundos de duración. Sin embargo, en la filosofía tenemos la ventaja de que podemos destruir una creencia errada primero, para después comenzar a construir, como se debe, un sistema de proposiciones. En el artículo pasado (lectura recomendada antes de dedicarse a este) expusimos los argumentos más contundentes contra el libre albedrío. Ahora que ya sabemos que la libertad no es algo dado ni obvio, podemos empezar a idear una base sólida para nuestros nuevos pensamientos.
Le agradezco a los individuos que reaccionaron en Facebook con una carita enojada, lo que simbolizaba una petición para este artículo de refutación es bueno saber que existe interés de las dos partes por investigar estos temas, lo que me motiva a escribir muchos más artículos de este tipo en el futuro. Ahora, vamos a ello.
5. La filosofía busca la verdad desde la razón, la lógica y la intuición. La teología lo hace a través de la fe
El hombre que brilla que ven arriba es Santo Tomás de Aquino, el filósofo y teólogo más celebrado de todo el cristianismo y de la época medieval en general. Fue el encargado de fundamentar su religión por medio de interpretar a Aristóteles, principalmente, y tomar algunos conceptos esenciales de Platón. Rechazaba las respuestas fáciles que muchos religiosos daban a las cuestiones filosóficas.
Al enfrentarse a problemas como el de la existencia del libre albedrío, Santo Tomás los abordaba desde una óptica particularmente teológica, por su intensa fe en Dios. Así, Etienne Gilson cuenta en "La unidad de la experiencia filosófica" (capítulo: Teologismo y Filosofía) que Aquino afirmaba que los asuntos que conciernen a Dios (que se encuentra fuera del tiempo y el espacio y es inmaterial) no pueden juzgarse con instrumentos racionales como la lógica. Intentar resolver un aparente problema teológico (como la incompatibilidad entre Dios y el libre albedrío), exclusivamente desde la filosofía es un error. En la teología, lo que vale es la fe. Si se intenta aplicar la razón a la teología es claro que no comprendemos la verdadera naturaleza de esta disciplina.
Spoilers: Dios no vive en el cielo. Fox.
Por este motivo, los juicios que hacíamos en el artículo anterior acerca de que el libre albedrío no puede existir junto a un ser omnipotente y omnipresente, tienen sentido desde el terreno de la lógica y la racionalidad. Pero, según el cristianismo, Dios se encuentra fuera de nuestra comprensión racional. Por tanto, ambos conceptos pueden ser compatibles después de todo, solo que nosotros, como seres materiales y finitos, solo podemos entender a Dios desde la fe.
4. Según Albert Einstein, el universo es completamente determinista. Sin embargo, a nivel molecular, parece ser lo contrario
Contrario a el determinismo absoluto que sostenía Albert Einstein, los mayores exponentes de la física cuántica, nos referimos a Werner Heisenberg (con su principio de incertidumbre) y Niels Bohr (con su regla de nacimiento), afirman que el universo es indeterminado, ya que es imposible predecir la posición de una partícula cualquiera. La ubicación de estas es naturalmente azarosa.
Los científicos que concuerdan con la interpretación de Copenhage, afirman que los constituyentes básicos de la materia se comportan de manera no determinista. Lo que significa que muchos procesos cuánticos son imposibles de medir con precisión. Así, muchos piensan que existe una propiedad ontológica inherente, que no podemos medir aún, que permite este azar.
Y si la teoría de los infinitos mundos paralelos es correcta. Significa que existe un universo en el que Hitler ideó la cura para el cáncer.
Esto tiene grandes implicaciones para el debate del libre albedrío, ya que dicha propiedad podría constituir la causa material que es responsable por la libertad con la que cuentan los humanos. Noción que incluso se podría extender a otras criaturas vivas.
Los neurólogos Bjoern Brembs y Christof Koch piensan que las bases del libre albedrío se encuentran en los procesos termodinámicos aparentemente espontáneos que ocurren en nuestro cerebro. Quizás algún día podremos confirmar empíricamente que contamos con los mecanismos biológicos necesarios que dan origen a la libertad.
Para entonces ya no le importará a nadie porque tendremos 'hoverboards' y seremos felices.
3. La única manera de que exista el libre albedrío no es la abolición del principio de causa-efecto. Jürgen Habermas afirma que la evolución pudo haber sido responsable de dotarnos con la habilidad de decidir
Muchos creen que la única manera de que pueda existir algo como el libre albedrío es que creamos en una especie de alma inmaterial, libre y tomadora de decisiones. El filósofo alemán Jürgen Habermas piensa que hay una alternativa a esto.
Como expone en "Entre el naturalismo y la religión" (capítulo: Naturalismo y Religión-apartado: Libertad y Determinismo), su argumento consiste en que los seres humanos somos el producto de billones de años de evolución. Proceso biológico responsable de elaborar maravillas para adaptar a los seres vivos a su entorno. Considerando nuestras excepcionales capacidades humanas; no sería muy descabellado creer que, durante todos esos siglos, la naturaleza nos proporcionó de algún mecanismo epistemológico que nos permite evaluar diferentes escenarios, usando la razón, y luego decidir acorde a nuestros propios motivos.
"¿Netflix o Fifa?"
Según Habermas: "La explicación científica que se nos ofrece sobre la determinación de nuestros actos según leyes naturales no puede cuestionar seriamente la autoconciencia, anclada en la intuición y acreditada en la práctica, de los actores capaces de responsabilidad". Si algo tan vital como la libertad de la voluntad puede reducirse a una simple ilusión. Entonces ¿cómo podemos estar seguros que todas nuestras percepciones no son un engaño? Si empezamos a dudar tan drásticamente de nuestra subjetividad y experiencias, escogeríamos un camino traicionero que seguramente nos llevaría al post-modernismo.
Llama a su innovador método "naturalización del espíritu". Con este busca fundamentar el libre albedrío de manera realista y material. Alejándose de conceptos dudosos que podrían causar desconfianza en el contexto de las ciencias.
2. A pesar de ser un neurólogo prominente, los argumentos que expone Wolf Singer no cuentan con las pruebas empíricas que necesitan para ser válidos
Debemos agregar que estos también van en contra de la intuición y del sentido común, sin ningún atisbo de modestia. Singer argumenta su posición como si ya hubiera confirmado sus postulados, lo que ni siquiera ha tratado de hacer. Este también ignora el esclarecedor ensayo de Peter Strawson "Libertad y Resentimiento"; el cual enuncia, con impresionante lucidez, que no es necesario tener por seguro si el libre albedrío existe o no para saber si nuestras prácticas penales tienen sentido. Strawson dice que existen una serie de actitudes y sentimientos que los seres humanos expresan a raíz de una injusticia que legitiman nuestras acciones posteriores. Una respuesta mucho más sabia que la que ofrece el alemán.
Algunos argumentarían que los experimentos de Benjamin Libet prueban que el cerebro decide por nosotros, pero la constitución de dicho ejercicio fue tan simple, que dejó fuera de consideración varios aspectos importantes: la razón porque los participantes accedieron a participar en el experimento, sus ganas de complacer a los experimentadores, los hábitos que condicionaron su llegada al lugar de experimentación (puntualidad, intencionalidad, prioridades.), etc.
Wolf Singer da por sentado que los seres humanos conllevan una complejidad tanto psicológica como existencial en su ser. Por tanto, los individuos que conforman la humanidad no son solo primates avanzados, sino que cuentan con una identidad propia que los caracteriza como especie.
Está claro que la segunda venida de Cristo ya ha sucedido. Su nombre era Steve Jobs.
Uno esperaría que, por sus importantes implicaciones, si los argumentos de Wolf Singer fueran tan convincentes, sus camaradas neurólogos fueran propensos a seguirlo en masa. Sin embargo, esto dista de la realidad. Cuando Singer publicó sus populares postulados, pocos compartieron sus opiniones.
Cornelius Weiller, un experto en neurología de la Universidad de Hamburgo, afirmó que no se sabía suficiente sobre el tema en general, para llegar a las conclusiones que defiende Singer. "Debemos analizar contundentemente las proposiciones que atenten contra la intuición de manera tan irreflexiva".
1. Considerar que nuestros pensamientos son solo meros estados cerebrales-físicos es una reducción tremenda de la realidad
Imaginen que se encuentran en el lugar del individuo de la foto de arriba. Experimentando en primera persona los alucinantes paisajes que ofrece Islandia. Ahora, piensen en todos los elementos que componen ese ambiente: la variedad de colores, el viento rozando sus rostros, el concierto de los animales nocturnos, la esencia de la naturaleza, etc. ¿Piensan que todo esto puede reducirse a simples impulsos eléctricos que viajan por el cerebro, percibiendo el paraíso que tiene ante los ojos? ¿No? Pues el neurólogo y filósofo británico Raymond Tallis estaría de acuerdo con ustedes.
En su excelente libro "Aping Mankind", Tallis argumenta que, al observar el cerebro de alguien a través de un escáner avanzado, el neurólogo solo puede ver la actividad neurológica desde su perspectiva, banalizando completamente el punto de vista del sujeto. Así, no hay nada acuoso en la reacción cerebral de alguien que percibe, por ejemplo, el correr de un río. Ni nada amarillo en la reacción cerebral de alguien que percibe el color amarillo en, digamos, un atardecer. Las representaciones fisiológicas no abarcan la totalidad de la complejidad de nuestro pensamiento. Si tienen tiempo, escuchen su charla sobre el tema, no tiene desperdicio.
Si individuos como Wolf Singer tuvieran razón, esto significaría que, por ejemplo, una experiencia podría ser programada en la mente de alguien de manera tan realista que no podría distinguir el escenario de la vida real. Pero si el sujeto de estudio nunca, por decir algo, ha visitado una playa, será imposible programar la experiencia de estar frente al mar en su cerebro. La experiencia subjetiva es sumamente importante para nuestro entendimiento del mundo.
Si nos encontráramos en una situación similar a la expuesta en la película "The Matrix", las máquinas solo podrían producir escenarios de acuerdo a nuestras experiencias previas. Una red neuronal universal sería completamente imposible.
Reducir la complejidad de la conciencia a meros impulsos eléctricos es algo necio y contra-intuitivo. Evidencia una profunda falta de comprensión de dicho fenómeno. Así, afirmamos que los estudios neurológicos de este tipo deben considerar muchos más factores que solo los impulsos eléctricos medidos a través de escáneres, para que sus investigaciones puedan tener alguna relevancia filosófica o social, más específicamente, en el debate sobre la existencia del libre albedrío.
La combinación de ambos artículos sobre la naturaleza del libre albedrío, exponiendo los argumentos de cada lado, constituye una buena introducción a este denso debate. Si les interesa leer más artículos sobre temas filosóficos, háganoslo saber en los comentarios de Facebook. También apreciaríamos que comenten sugerencias acerca de los tópicos específicos, referentes a la filosofía, que les interesen en particular.
La historia detrás del crack
Carlos Andrés Sánchez Arcosa, hoy, consagrado en River y nominado al Balón de Oro, logró esquivar una niñez sumergida en la pobreza y afrontó el abandono de su padre junto a su madre y sus hermanos. Conocé la historia de este crack del fútbol y de la vida.
2 de diciembre de 1984, en Montevideo, Uruguay, nació Carlos Sánchez. "Pato", como lo apodan en Uruguay por una anécdota con su hermano mayor (cuando eran chicos, un día lo estaban bañando y le dijo: "Mirá el patito", y ahí empezaron a llamarlo así).
Ya pasaron cuatro años desde que el charrúa se abrió y contó en una entrevista con El Gráfico lo complicada que fue su infancia: "Cuando tenía 8 años mi papá nos dejó en la calle, así de simple. Nunca se lo perdoné", reveló el mediocampista. Su tío materno fue el sostén para él, su madre y sus 4 hermanos (actualmente son 10, de cuatro padres distintos).
Carlitos buscó refugio en el fútbol desde pequeño, incluso cuando el hambre atacaba: "Yo jugaba en el barrio, todo el día pasaba en la calle detrás de la pelota, cuando había para comer tampoco me enteraba porque yo estaba jugando al fútbol en la calle, el fútbol me salvaba de todo eso" relata el nominado al Balón de Oro y reconoce cómo pasaba algunas de sus noches: "Agarraba el vaso, le ponía la leche en polvo, el agua, y me iba a dormir con ese vaso de leche. Y acompañaba con algún pedacito de pan… si había".
En el potrero yo jugaba adelante y me puse Salas porque lo veía en la tele y me gustaba
Inconscientemente River Plate siempre estuvo presente en su vida. Se probó en el River Plate uruguayo, a la primera prueba en el Colegio Pío para ingresar al Liverpool montevideano fue vestido con una camiseta de River, y cuando festejaba sus goles en el potrero, emulaba la celebración de Salas: "Jugábamos campeonatos en el campito, éramos cinco equipos y cada uno se ponía el nombre de un jugador. Yo jugaba adelante y me puse Salas, porque lo veía por la tele y me gustaba. Entonces festejaba los goles como él", cuenta Sánchez.
Desde chico luce su look característico: "A los 8 años me lo corté casi al ras. Fue por decisión mía. Tenía mucho pelo, rulos, y en su momento empezaban las cargadas en el colegio, que era motudo, y todo eso. Entonces pedí que me lo cortaran. A partir de ahí siempre lo tuve cortito", recuerda el Pato, y también de chico fue cuando se "recibió de hombre" afirma: "Me metí en cada lado para jugar al fútbol, se jugaba por plata, en cancha de tierra, patada viene, patada va, piñas, de todo. Había barrios en que si ganabas, te esperaban con revólver afuera o te cascoteaban el camión en el que te volvías, a partir de ahí ya no le tuve miedo a nada".
Con principios y valores desde la cuna, a pesar de criarse en un barrio donde la droga y los robos corrompían a los jóvenes, Carlos no se desvió: "Nunca se me dio por salir a robar, y eso que en el barrio había de todo. Mi madre me dijo muchas veces, y hasta hoy me lo repiten mis amigos: '¡Qué increíble, pensar que vos estabas donde había drogas y armas y nunca se te pegó nada!'. No les di cabida", relataba el uruguayo en sus primeros meses en La Banda en el 2011 a Diego Borinsky.
La Copa Libertadores era su gran sueño
Llegó su oportunidad en el fútbol grande. Debutó en Liverpool de Uruguay en el 2003 y "las malas" parecían quedar atrás. Pero no. Una rotura de ligamentos cruzados lo tuvo afuera de las canchas dos años: "Por primera vez en mi vida me estaba matando con el gimnasio. Tomaba creatina y sustancias para acrecentar los músculos. Me daba a full con las pesas, muchos dicen que si hacés tantas pesas quedás re duro. Desde entonces, salvo que me pidan que haga un poco como complemento, no hago más pesas. Me rompí en esa época jugando contra Nacional y lo que debió ser ocho meses de reposo terminaron siendo dos años. Estuve mal de la cabeza", afirma Carlitos.
Por un momento pensé que no volvía más
Llegó Godoy Cruz, sus buenos rendimientos lo hicieron escalar a River y empezó el amor con la gente del Más Grande. En el 2013 se fue a préstamo al Puebla de México y admite que sintió temor de no volver a vestir los colores más lindos del mundo: "Por un momento pensé que no volvía más. La verdad que River se extraña mucho cuando estás afuera. Entrar al Monumental y ver el estadio lleno, estar siempre rodeado de gente en los entrenamientos, con tantos periodistas, en México eran 3 o 4 como mucho. Estando afuera, tomás dimensión de lo que es River, esa es la realidad".
Copa Sudamericana, Recopa, Libertadores y Suruga. Todas en la vitrina del Negro, y su apellido protagonista en las cuatro competiciones. Ahora, el vaso de leche como cena quedó atrás. La angustia del abandono paterno también. Porque tal como se ve en una cancha, con ida y vuelta, dejando todo, así es Carlos Sánchez en la vida. Un crack, nominado al Balón de Oro y con una banda que le cruza el pecho.
+ Ranking: Los goles de Sánchez en River
¿De qué signo sos?
Quizás sea una de las preguntas más irritantes. En misma medida comienzo y final de la conversación, si tenés una módica
La entrada ¿De qué signo sos? apareció primero en Círculo Escéptico Argentino.
La verdad sobre las lesbianas de La Biela
Hay inestabilidad permanente en toda hegemonía. Su existencia depende de la continua reproducción de sus fundamentos ideológicos, que refuercen diariamente la ilusión del pensamiento único. Tal reproducción es uno de los campos específicos de la acción política: crear y recrear situaciones que impongan más o menos solapadamente a las personas la forma en la que deben pensar.
Esta es, en pocas líneas, la lógica política subyacente a los hechos acontecidos recientemente en el tradicional bar porteño La Biela. En términos del periodismo hegemónico, los sucesos se dieron así: dos lesbianas se dan recíprocamente muestras de afecto dentro del bar, lo que provoca que los mozos, “homofóbicos” por supuesto, las hagan retirar. Punto final.
Afortunadamente, con Nicolás Márquez pudimos acercarnos a La Biela y efectuar nuestra propia investigación al respecto. Consultamos a una decena de mozos y personal gastronómico, a clientes frecuentes del lugar, a la dueña del quiosco de revistas que se encuentra en la vereda del establecimiento y a los taxistas que tienen su parada justo en la esquina del lugar en cuestión y que conocen a fondo lo que sucede en la zona. Asimismo, investigamos a las lesbianas que protagonizaron el hecho.
Los datos recabados pintan una historia totalmente distinta. En primer término, las dos lesbianas al parecer ya habían intentado generar una similar reacción (sin éxito) en lugares como McDonald’s y Starbucks. Venían buscando hace rato lo que obtuvieron en La Biela. ¿Pero por qué? Muy simple: la realidad es que son militantes políticas. ¿De dónde? De grupos feministas neomarxistas y “queer” como Colectiva Lohana Berkins, al cual se vincula María Belén Arena, la que mayor visibilidad pública adquirió tras el episodio.
Comparsa revolucionaria integrada por activistas de la “diversidad”
El hecho fue que sus intentos en McDonald’s y Starbucks no fructificaron. El fracaso en estos lugares está dado por factores como el tipo de servicio (fast-food, no hay mozos), la dinámica del lugar (comer rápido y retirarse) y el tipo de público que asiste. Pero en La Biela la cosa fue distinta: montaron un show (son actrices) en el cual escenifican una pelea, luego se reconcilian, se besan y se empiezan a manosear en partes íntimas, frente a la clientela del lugar.
Las quejas, así, no tardaron en llegar. Fueron los mismísimos clientes los que solicitaron al personal del bar que le pidiera a la pareja lesbiana que guardara las formas. En palabras de los mozos, “daba igual si eran lesbianas o heterosexuales, se estaban toqueteando frente a todos y acá eso molestó a la gente”. Un mozo se acercó a pedirles a las mujeres que adecuaran su conducta a las reglas del lugar, y explotó el conflicto. Era lo que las militantes lesbianas estaban buscando: reforzar la hegemonía de la dictadura de género a costa de perjudicar a un comerciante y a su personal, vendiendo una historia deformada de “homofobia y discriminación” a los grandes medios (siempre prestos a servir al pensamiento políticamente correcto), y luego convocar un “tortazo”, marcha lesbiana de repudio contra el establecimiento.
Nuevamente, los medios mostraron sobre el “tortazo” lo que convenía mostrar: un par de lesbianas besándose en La Biela, sin hacer mayores disturbios. Pero silenciaron lo más importante: el escrache no fue afuera del lugar, sino adentro, y no fueron un par de lesbianas, sino unas 150 personas metidas por la fuerza en el establecimiento (todas militantes), subidas muchas de ellas a las mesas y a las sillas. El personal del lugar nos comentó que fue un día completamente perdido; sus clientes se retiraron de inmediato, y el salón quedó luego lleno de mugre y panfletos que ellos después tuvieron que limpiar.
Foto “simpática”: Esta es la imagen “inofensiva” que publicaron los grandes medios en torno al escrache a la Biela.
Acá una que nosotros conseguimos, más acorde a la realidad: las personas invadieron la propiedad ajena, no para consumir, sino para ensuciar y molestar a la gente
Y aquí vale hacer un comentario sobre algunos de los amigos libertarios, esos que siempre son tan funcionales al neomarxismo y que desde sus redes sociales festejaban el escrache como una manifestación legítima de la libertad. La libertad es una función del derecho de propiedad; de éste se deriva el derecho de disponer de la propiedad y, por tanto, admitir o no admitir ciertas conductas dentro del establecimiento privado. El derecho a escrachar es sólo compatible con el ideario liberal cuando no afecta ni la libertad ni la propiedad de los demás, algo que por supuesto no ocurrió en el caso de La Biela, por una razón muy simple: el objetivo de las organizaciones que están atrás de estas movilizaciones políticas es precisamente afectar la libertad individual y la propiedad.
Y el final de esta historia no podría haber salido mejor para el reforzamiento de la hegemonía a la cual nos referíamos al inicio. Gramsci decía que el Estado es “hegemonía acorazada con coerción”. Pues el Estado no pudo dejar de intervenir en este asunto, ejerciendo coerción para mantener la hegemonía de la dictadura de género: sometió al personal de La Biela a sesiones de adoctrinamiento en ideología de género, las cuales se llevan a cabo frente a los clientes del lugar como claro mecanismo de humillación para los mozos, quienes obligatoriamente tienen que dejarse adoctrinar por los burócratas del gobierno de la ciudad de Buenos Aires bajo el riesgo de perder su trabajo.
Cuando le preguntamos a los mozos en qué consistían estos cursos, nos dijeron que no “sacan nada en limpio”, porque les enseñan que “si un hombre se cree mujer, entonces es mujer; y si una mujer se cree hombre, entonces es hombre”. Es decir, los adoctrinan en el error, en eslóganes ideológicos que van a contrapelo de la ciencia y el conocimiento de la realidad. Y lo peor de todo: el adoctrinamiento lo pagamos con impuestos entre todos, incluidos los adoctrinados.
Toda una bajada de línea relativa a los peligros de sacar los pies del plato del pensamiento políticamente correcto.
Una sugerencia acerca de cómo haber organizado el encuentro interreligioso de Asís
"El porro no hace nada (y yo me la creí)"
La carta se viralizó en las redes sociales y corresponde a alguien que hace todo un alegato sobre la marihuana. No se sabe quién escribió estas líneas, pero vale la pena leerlas. No todo es lo que parece:
Mi padres siempre me dijeron que la droga mata, sin embargo veía tantos chicos fumar marihuana y ninguno se moría.
Pero eso sí, veía que mis amigos, cuando fumaban, empezaban a reírse y a divertirse.
Ellos te dicen: lo que mata es el cigarrillo de tabaco, por eso yo fumo marihuana.
Pero yo me pregunto, ¿el faso no se hace con tabaco? Se desarma un cigarrillo, se saca el tabaco, se mezcla con marihuana y se enrolla en un papelito.
O sea que igual pasa todo a los pulmones, y encima no tiene filtro como el cigarrillo de tabaco.
Ante la duda voy a preguntar si la marihuana mata, directamente a la fuente, o sea a los que fuman, y me responden que no, que son mentiras, relaja, te divierte y te sentís bárbaro.
Ante esta certeza, los padres también se dejan convencer.
“Lo hacen todos, fuman en todos lados, te hace estar bien, es un pasatiempo.” Con este panorama los padres quedan sin armas: ¿cómo le voy a sacar a mi hijo esta golosina, que tanto le gusta, si lo hacen todos? Y encima, si dicen que no, parece que estuvieran en contra de la sociedad y, si muestran su preocupación a otros padres, es probable que estos no les vuelvan a dirigir la palabra, porque el hijo de ellos se puede contagiar.
Mis amigos siguen convencidos de que fumar no te causa ningún problema, y me convencieron.
Y estaba bueno, porque me gustaba hacerlo.
Aunque después empezó a haber problemas en mi casa.
En mi familia me decían que no se me podía hablar, que reaccionaba mal, estaba más irritado.
Es que no quería que se metieran en mis cosas, yo con la marihuana encontré la tranquilidad que necesitaba.
Tenía unos problemas en el colegio que no me dejaban dormir, y con el porro estaba bien.
Hasta mi novia me dejó, pero ya no me importaba nada.
Dejé de ir al Club, y estaba con los muchachos inclusive en los horarios que tenía que ir a la escuela.
Mi mamá se enojaba porque a casa iba sólo a comer y a encerrarme en mi pieza.
Juan, mi amigo que nunca consumió, dice que yo sentía que estaba bárbaro, porque no me daba cuenta de la realidad.
La marihuana altera lo que yo percibo o lo que capto de las cosas y veo una realidad diferente al que no fuma.
Según el nivel de marihuana que tenga en mi cerebro, proyecto, vuelo, medito sobre mi vida.
Me hacía unos castillos fantásticos, en el aire, pero después no concretaba nada.
Y, como es variable, cambiaba mis proyectos semana a semana, año a año, abandoné la escuela, o cada año cambié de carrera universitaria.
En realidad, me costaba estudiar, me pasaba horas sobre la misma página del libro, y me costaba memorizar, empezaba a olvidarme algunas cosas.
Yo pensaba que la manejaba, que estaba más de cinco días sin fumar y no me pasaba nada.
A esto, mi amigo me respondía que, como la marihuana queda depositada en el cerebro, se hace una reserva de cannabis.
Entonces, siempre tenía una dosis diaria, por lo que la abstinencia o la desesperación con nerviosismo, enojo, ansiedad, sudoración, por no fumar aparecen recién como a los 10 días más o menos.
Es una abstinencia física o psicológica, o sea que me desespero y tengo muchas ganas de estar con mis amigos consumidores.
Si uno fuma muy seguido, se tarda como un mes en desintoxicarse totalmente.
Es increíble, puedo pasar 3 semanas sin fumar, y en cambio el análisis de orina sigue dando positiva a tetrahidrocannabinoides (cannabis-marihuana).
Hoy tengo 24 años y estoy en una comunidad terapéutica.
Mis padres, cansados de que yo siga “vegetando” y no concluyendo nada, me internaron.
Yo me negué siempre, y decía que era mayor de edad.
Ellos me plantearon que si elegía seguir con la misma vida, no me iban a mantener más.
Y yo en ese momento, ¿qué trabajo iba a conseguir?, si no terminé nada! Las changas que siempre hago no me alcanzan para alquilarme nada.
Entonces, por más que esté pasado de marihuana, no soy un tonto, “como no tengo para alquilar o comer, me quedo en un centro de rehabilitación, así lo dejo tranquilos por un tiempo y después volvería a lo mismo”, así lo pensé.
Al dejar el porro, empiezo a tomar más conciencia de la realidad, y cuando miro para atrás, me doy cuenta de cómo me engañé por tanto tiempo.
A veces me siento como un estúpido, infantil, que llora por su mamá o por una pequeña frustración, parece que todavía tuviera 14 años, que hubiera dejado de madurar el día que me enganché y me enamoré de la marihuana.
No aprendí a resolver problemas, no aprendí de las experiencias, todo tapaba con un porrito.
Entre el alcohol y la marihuana, que me planchaban tanto, a veces tenía que enchufarme un poco con cocaína.
Eso sí, a veces me asustaba, porque terminé en el hospital dado que el corazón parecía que se me salía del pecho.
Cuando entré al centro de rehabilitación no me quería quedar por que había varios chicos chapita-chapita, y yo era sólo marihuanero.
Pero después supe que empezaron como yo, enamorándose del porro.
Escuchaban voces (alucinaciones auditivas), hablaban solos y no coordinaban mucho lo que decían, a pesar de estar ahí desde hace varios meses sin consumir drogas.
La marihuana en algunas personas desencadena una psicosis (no tener contacto con la realidad, entre otras cosas), en algunos mejora con medicación y si no fuman más marihuana y, en otros, lamentablemente no se recuperan más de su enfermedad mental, y se diagnostica una esquizofrenia.
Para entender un poco mejor empecé a leer, y supe que las drogas estimulan la liberación de una sustancia (neurotransmisor) que se llama dopamina.
Esta sustancia estimula una zona del cerebro, que se llama Centro de Recompensa, dando como resultado una sensación de placer.
La persona quiere repetir esta sensación, aumentando la frecuencia y la cantidad del consumo, siendo muy difícil decir que “no” a “eso” que le da placer, y encima “lo hacen todos”.
A medida que se aumenta el consumo, las neuronas se acostumbran, se van adaptando al nuevo invitado químico, produciendo cambios en sus estructuras, con el tiempo, y posteriormente se hace muy difícil o imposible dejarlo.
Por eso se dice que la adicción es una enfermedad, ya que intervienen mecanismos biológicos, no sólo psicológicos y no se cura sólo con la voluntad.
El Centro de Recompensa es también estimulado por la comida, el agua, sexo, deporte, entre otras cosas.
Pero el placer llega más lento que con la droga.
Esta es la propiedad mágica de la droga, que hace sentir placer inmediatamente, y cuanto más rápido se logra este efecto, más adictiva es, o sea más riesgos se corren de no querer abandonarla.
Uno se enamora, se casa, y lo mas triste es que no te podes divorciar.
Creo que ese es el desafío del comercio actual, cada vez la mezclan con más sustancias raras, para hacerlas más adictivas.
Cuánto tiempo perdí por creer que la marihuana no hace nada.
Los retos de una exposición informativa amateur continua y sin filtros
Muy interesante el artículo del New York Times que leía este fin de semana sobre el impacto que tiene el consumo de información no filtrada (EN), en clara alegoría a lo que cualquiera de nosotros acaba por encontrarse en su timeline.
La pieza tiene a grandes rasgos una lectura para nada halagüeña, como intentando dejar claro que el papel del periodismo de la vieja escuela sigue siendo crítico ya no solo para estar bien informado, sino también para evitar “caer en el abismo de la depresión” (que conste que no exagero, :)), pero sí acierta a mi forma de ver adelantando algunos puntos bastante curiosos.
Generalmente un servidor analiza este nuevo ecosistema informativo desde la óptica contraria, intentando dilucidar cómo sería un entorno informativo donde el usuario tuviera realmente el control de lo que consume, y haciendo hincapié en la necesidad de labrarse por parte de cada uno de nosotros una capacidad crítica que nos ayude a separar el grano de la paja, siendo conscientes de las limitaciones del medio, y anteponiéndonos, en la medida de lo posible, a ellas.
Sin embargo, no hay que obviar que en Internet se juntan dos elementos que trastocan el sentido que hasta ahora le dábamos al consumo de información: el acceso democrático y la exposición continua.
El feed nunca termina, y está continuamente auto-abasteciéndose de nuestra curiosidad
Antiguamente, podíamos consumir la información vertida por un periódico o un programa televisivo con el conocimiento de que lo que allí encontraríamos era finito.
Es decir, que no tendríamos control de lo que consumíamos, y que previsiblemente estaríamos expuestos a una línea editorial que sigue en nuestros días dependiendo de factores antagónicos a la ética periodística (algo que en el artículo del NYTimes dejan esbozado de refilón en apenas una frase), pero sí teníamos control sobre esa exposición.
Sabíamos que en el periódico habría X noticias, y que ese programa televisivo duraba X minutos. Existía en cierta medida un control temporal y espacial que a día de hoy, en la red, se ha difuminado.
No porque en esencia no podamos decidir estar X minutos consumiendo esto, o ponernos un límite de información al día, sino porque ya no hay barreras que limitan esa experiencia, generando entonces una suerte de continuidad de la que resulta difícil separarse.
Este es el último vídeo que veo. Venga, un click más y lo dejo. Tres actualizaciones de estado más y me pongo a trabajar… ¿Le suenan algunas de estas sentencias?
El que toda la industria digital se levante en torno al interés de permanencia del usuario en sus fronteras no es nada nuevo (la televisiva hacía lo mismo), pero es que ahora a la audiencia se le ha dado una manzana envenenada: el supuesto control de la experiencia.
Somos nosotros los que hacemos click en esa noticia, o decidimos qué contenido consumir en relación a una búsqueda previa. Somos nosotros quienes en esencia elegimos el programa, y en ese instante en el que el medio delegó el control al usuario, también creó una suerte de relación de reciprocidad que nos anima a continuar.
Por detrás, una verdad a medias, en la que la información llega a nosotros en base a nuestros actos, pero también en base a una serie de KPIs que no depende exclusivamente de nuestro control.
Facebook es, como veíamos recientemente, un periódico creado a medida para cada usuario… siempre y cuando entendamos que un usuario es la suma de todos los intereses de esa persona mostrados digitalmente más la suma de todos los intereses de sus círculos de conocidos más las limitaciones de los sistemas de recomendación a los que tanto ese usuario como su círculo de conocidos están expuestos.
Y pasaría lo mismo con Twitter, con Amazon (¿acaso piensa aún que lo que la plataforma le muestra no está segmentado?) y por supuesto, con Google.
El Internet de cada uno de nosotros es diametralmente distinto. No porque la red sea distinta para cada uno, sino porque absolutamente todas las herramientas que utilizamos para disfrutar de los beneficios de la misma están, de una u otra manera, editorializadas.
Lo mismo que pasaba con los medios tradicionales, de hecho, pero bajo unos criterios que se antojan más indirectos y confusos de medir.
24/7 expuestos a un contenido no filtrado
Es aquí a donde quería llegar.
En ese afán porque sea el consumidor quien seleccione qué quiere consumir obviamos que en líneas generales, la audiencia es estúpida.
Y como el medio ya no tiene el control directo de lo que ofrece a su audiencia, empieza a enarbolar diferentes estrategias para controlar el discurso.
Esa misma revolución estéril de la que llevo años hablando, con un paso lógico de la hegemonía de los medios de comunicación a la diversidad del cosmos digital, para volver paulatinamente a una centralización de plataformas digitales que cada vez más deciden que podemos y qué no consumir en sus fronteras.
Y lo cierto es que no tiene porqué ser una postura inadecuada para el buen devenir de la sociedad, habida cuenta de que la mayoría de estos servicios siguen sin contar con un sistema de filtrado lo suficientemente completo como para que un usuario sea capaz de en efecto controlar a qué está expuesto y a que no.
El resultado final es un timeline infinito y continuamente alimentado en el que tan pronto encontramos fotos de gatitos como asesinatos grabados en streaming. El artículo del NYTimes se centra en el impacto psicológico de esta realidad no filtrada, y un servidor está más preocupado por la raíz del asunto.
Porque vale que seguramente cada vez nos estemos inmunizando más, y que esto a la vez nos pueda llegar a hacer una sociedad potencialmente menos empática, pero el problema de base no es tanto que cada uno de nosotros tenga en el bolsillo un medio de comunicación (una cámara que mira hacia los dos lados, como dije en su día), y que seamos todavía incapaces de autocontrolar el consumo de información, sino que a esta situación hemos llegado por la falta de credibilidad del entorno anterior.
Aunque previsiblemente fuera más moderado, y salvando contados casos, más adecuado. Aunque en esencia esa pre-moderación por parte de los profesionales de la información se nos antoje más que necesaria.
Siempre y cuando en efecto estuvieran haciendo bien su trabajo. Sin esos intereses (políticos, econonómicos, lobbistas) que han destruido su credibilidad.
El hombre mediocre
Cuenta Jodorowsky en su libro El tesoro de la sombra una historia interesante. “En aquella ciudad las casas tenían ventanas y no se conocía la luz. Las calles estaban en tinieblas porque la atmósfera contaminada formaba un escudo que no dejaba penetrar el sol”. Curiosamente en esa ciudad los habitantes no tenían nariz. Se habían acostumbrado y eran felices con ese modo de vida. “Habitaban en las sombras, solo preocupados de trabajar para llenar su estómago y satisfacer sus deseos… Un buen día apareció una anciana que gritaba: “¡Vendo una lámpara y una nariz!”. Un ciudadano compró los curiosos artículos. Cuando quiso pagar, la anciana se negó a recibir el dinero. En cuanto usó sus nuevas posesiones, un insoportable olor se le metió por la nariz. Luego, encendió la lámpara. Lo que para él era antes un lugar hermoso, limpio, tranquilo, en realidad se trataba de un nido de arañas, basura, alimentos podridos, muebles apolillados, capas de grasa… ¡No pudo permanecer en ese asqueroso lugar!
“Recorrió las calles hasta encontrar a la vieja. Bruja, ¿qué hizo con mi elegante mansión? Antes yo vivía bien, como todo el mundo, pero apenas me puse su nariz y encendí la lámpara, esos dos objetos cambiaron mi mundo. ¿Por qué tanta maldad?”. La anciana respondió: “Tu mundo no ha cambiado: ¡es así! Antes no te dabas cuenta y creías estar bien en un lugar que tarde o temprano te hubiera destruido. Cuando se adquieren nuevos órganos y se hace la luz, sufrimos porque nos vemos como somos realmente y no como imaginamos ser. Ahora que sabes cuál es tu realidad, debes abrir ventanas, matar parásitos, limpiar paredes, desinfectar el lugar, y serás feliz. ¡Entonces dale la lámpara y la nariz a otro ciudadano, como lo hice yo!”.
El hombre mediocre se contenta con cualquier cosa. Como no se conoce, vive feliz consigo mismo. No quiere ver sus defectos y por lo tanto, tampoco ve la necesidad de cambiar.
Decía Chesterton que La mediocridad, posiblemente, consiste en estar delante de la grandeza y no darse cuenta. Con toda seguridad, el mediocre, puede estar rodeado de descuidos, abandonos, perezas, injusticias, comodidades y desidias y no darse cuenta. Mejor dicho, no quiere darse cuenta.
El mediocre padece una crisis en el amor, la vocación a la que está llamado todo hombre. La falta de amor lo lleva a abandonar el empeño por querer ser mejor. El deseo de felicidad, que solamente se encuentra en la generosidad de dar y darse a los demás, se sustituye por el egoísmo lleno de compensaciones mezquinas. El insaciable “yo” contagia todo lo que toca e intenta suprimir la tristeza con bienes materiales, en una carrera loca detrás de placeres o buscando una fama que es solo apariencia; porque en el interior, la persona mediocre padece el vacío y la pobreza más absoluta.
La mediocridad es una enfermedad de la voluntad que paraliza. Es una falta de decisión por ser mejor. Cansancio crónico ante lo que comporta esfuerzo. Desilusión y tristeza ante todo lo que frustre los deseos omnipresentes de comodidad a toda costa.
Pero no se puede pasar una vida de esta forma. El que no avanza, retrocede. El que no se complica la vida comprometiéndose en hacer el bien, la vida le tiende lazos que le amarran a los vicios más bajos y viles.
El mediocre no se exige y por ende, es incapaz de exigir. Busca quedar bien con todos. Es como el ciego que no quiere ver, como el sordo que no quiere oír y como el mudo que no quiere hablar. Todo para evitar chocar con nadie. No toma postura ante nada. Es el perfecto camaleón que cambia de color de acuerdo a las circunstancias porque… es más cómodo así.
Pero esta postura es insostenible. Si la mediocridad se instala, su tristeza característica va apagando y devorando cada vez más a esa persona. Si no se reacciona a tiempo, se huye entonces de la realidad y se viaja con la imaginación a mundos ficticios donde no existe ninguna obligación molesta que lance reproches que no se desean escuchar. El panorama se oscurece y se mira únicamente lo que alaga la propia mediocridad.
La solución comienza por reconocer con sinceridad esa triste situación. En poner los medios para revitalizar el amor en las realidades concretas del día a día. En asumir con valentía el sacrificio que comporta en hacer bien, acabadamente, las propias obligaciones. La mediocridad desaparece cuando aparece el esfuerzo por convertir en obras de arte, poniendo el corazón, lo que tengamos entre manos. La solución al final, está en hacer cada cosa por amor a Dios, como si de ello dependiera el destino del universo entero.
Juan Carlos Oyuela
Tegucigalpa, 4 de septiembre de 2016
www.eticaysociedad.org
@jcoyuela
La generación ignorada
98 cosas que Facebook sabe de ti (y que usa para mostrarte publicidad relevante)
Quizás alguna vez te hayas encontrado en esta situación: estás echando un vistazo al feed de noticias de Facebook, y de repente ves un anuncio relacionado con algo personal: camisetas con dibujos de tu serie favorita, tiendas donde comprar el regalo perfecto para el cercano cumpleaños de un amigo, o productos relacionados con una búsqueda que has hecho hace poco en Internet.
¿Te está espiando Facebook? No... y sí. Lo cierto es que gran parte de la información que tiene Facebook sobre sus usuarios (que ya es mucha) se la proporcionan ellos mismos voluntariamente; pero otro buen número de datos se obtienen a través del seguimiento de su actividad en la red social y en otras páginas web, la información que comparten con empresas, su ubicación... Así se obtienen casi un centenar de puntos que conforman un retrato muy exacto de cada uno de sus usuarios, y que Facebook acaba de desvelar.
Saber que Facebook tiene mucha información sobre sus usuarios, como decía antes, no es nada nuevo. Si en tu perfil pones dónde trabajas, añades información sobre tu cumpleaños o tu estado civil, o subes fotos de tus últimas vacaciones, todo eso son datos que Facebook va recopilando sobre ti.
Pero una cosa es tener una idea aproximada de lo que pueden saber, y otra ver una lista de absolutamente todos los datos que Facebook puede obtener de sus usuarios. Éstos han sido presentados ahora en una nueva sección de la red social, destinada a explicar de forma muy sencilla y totalmente transparente cómo funciona la plataforma publicitaria de Facebook y las opciones de configuración de la misma al alcance de los usuarios.
"Creemos que los anuncios que ves en la familia de apps y servicios de Facebook deberían ser útiles y relevantes para ti", recoge la página de presentación de esta sección informativa. En ella Facebook explica cómo los anunciantes usan su plataforma (y los datos recogidos de los usuarios) para definir a quién quieren llegar, según su edad, sexo, ubicación, intereses, etc.
Pero lo más llamativo es la explicación de Facebook sobre cómo decide a quién mostrar según qué anuncios. Aquí la red social explica las cuatro fuentes de información principales que usa. La primera, y la más obvia, es la actividad del usuario en el propio Facebook: páginas que marcas con un "me gusta", lugares donde haces check-in, datos que compartes en tu perfil de Facebook y de Instagram...
Una segunda fuente de información evidente es la ubicación del usuario. No sólo la ciudad que pongas en tu perfil, claro, sino la localización exacta desde la que te conectas, gracias a la dirección IP de tus dispositivos, y al uso del GPS en el móvil.
Donde empiezan las sorpresas es en el uso de los datos que puedes haber facilitado a una empresa; ésta puede incluirlos en una lista de clientes que luego se puede enlazar con tu perfil. Cosas como número de teléfono, dirección de email, compras en tiendas, suscripciones a revistas o incluso tarjetas de fidelización de la tienda pueden ser usadas por Facebook para la selección de anuncios.
Y por último, uno de los puntos que quizás levante más polémica: Facebook puede hacer seguimiento de tus movimientos online prácticamente en cualquier web, gracias al uso de los botones de "Share" y "Like" (presentes seguramente en la gran mayoría de páginas que visitas) y del llamado "Facebook pixel", un pequeño fragmento de código que Facebook facilita a las anunciantes para medir y optimizar la audiencia potencial para una campaña publicitaria.
¿Puedo hacer algo frente a estos anuncios?
Leyendo esta información de Facebook a uno se le queda una sensación extraña. No es que Facebook esté haciendo nada perverso o ilegal, pero tampoco es agradable saber que tienes una especie de perro sabueso espiando todos tus movimientos online.
Por eso, Facebook aprovecha esta misma sección informativa para recordar a sus usuarios que tienen a su alcance diversas opciones de configuración con las que delimitar sus preferencias de anuncios y los ajustes relativos a las campañas publicitarias que se llevan a cabo en la red social. En este artículo te lo explicamos con todo detalle.
Reflexionando sobre la noticia, no deja de ser curioso que Facebook lance esta campaña, con un claro objetivo de dar una imagen benévola y transparente sobre el uso que hace de la información en publicidad, justo cuando están inmersos en una batalla contra el uso de ad-blockers. ¿Querrán convencer a sus usuarios de que no los usen?
¿Y la lista?
El casi centenar de elementos que Facebook sabe de ti y usa para dirigirte los anuncios más relevantes se puede obtener repasando las diferentes fuentes de información facilitadas por la red social en su sección informativa. Pero si tienes curiosidad por verlas ya, aquí tienes la lista completa:
- Ubicación
- Edad
- Generación
- Sexo
- Idioma
- Nivel educativo
- Especialización
- Colegio
- Afinidad étnica
- Ingresos y valor total
- Propiedad y tipo de vivienda
- Valor de vivienda
- Tamaño de propiedad
- Metros cuadrados de vivienda
- Año de construcción de vivienda
- Composición familiar
- Usuarios que celebra un aniversario los próximos 30 días
- Usuarios que están lejos de la familia o la ciudad natal
- Usuarios que son amigos de alguien que celebra un aniversario, acaba de comprometerse o casarse, acaba de mudarse, o cumple años pronto
- Usuarios en una relación a larga distancia
- Usuarios que han iniciado una relación
- Usuarios que tienen un nuevo trabajo
- Usuarios que se acaban de comprometer
- Usuarios que se acaban de casar
- Usuarios que se han mudado recientemente
- Usuarios que cumplen años
- Padres
- Padres que esperan un bebé
- Madres, divididas por "tipos"
- Usuarios con probabilidad de meterse en política
- Conservadores y liberales
- Estado de relación
- Empleador
- Industria
- Título laboral
- Tipo de oficina
- Intereses
- Usuarios que poseen una motocicleta
- Usuarios que planean comprar un coche (y de qué tipo o marca, y cuándo)
- Usuarios que compraron repuestos o accesorios de coche recientemente
- Usuarios que probablemente necesiten servicios o repuestos de coches pronto
- Marca y tipo de coche que conduces
- Año en que compraste el coche
- Edad del coche
- Cuánto dinero es probable que gastes en el siguiente coche
- Dónde es probable que compres el siguiente coche
- Cuántos empleados tiene tu empresa
- Usuarios que tienen pequeños negocios
- Usuarios que trabajan en dirección o son ejecutivos
- Usuarios que han donado a caridad (dividido por tipo)
- Sistema operativo
- Usuarios que juegan juegos canvas
- Usuarios que tienen una consola de videojuegos
- Usuarios que han creado un evento de Facebook
- Usuarios que han utilizado Facebook Payments
- Usuarios que han gastado más de la media en Facebook Payments
- Usuarios que administran una página de Facebook
- Usuarios que han subido fotos a Facebook hace poco
- Navegador web
- Servicio de email
- Early adopters de tecnología
- Residentes en el extranjero (divididos por su país de origen)
- Usuarios que pertenecen a una cooperativa de ahorro, un banco regional o un banco nacional
- Usuarios que invierten (dividido por tipo de inversión)
- Número de líneas de crédito
- Usuarios que utilizan tarjetas de crédito activamente
- Tipo de tarjeta de crédito
- Usuarios que tienen una tarjeta de débito
- Usuarios que normalmente tienen saldo en la tarjeta de crédito
- Usuarios que escuchan la radio
- Preferencias en programas de televisión
- Usuarios que tienen un dispositivo móvil (dividido por marcas)
- Tipo de conexión a Internet
- Usuarios que han comprado un smartphone o tablet recientemente
- Usuarios que se conectan a Internet a través de un smartphone o tablet
- Usuarios que utilizan cupones
- Tipo de ropa que la familia del usuario compra
- Época del año en que la familia del usuario hace más compras
- Usuarios que compran gran cantidad de cerveza, vino o bebidas alcohólicas
- Usuarios que compran comestibles (y de qué tipo)
- Usuarios que compran productos de belleza
- Usuarios que compran medicamentos contra la alergia, resfriado, dolor y otros medicamentos sin receta
- Usuarios que gastan dinero en productos para el hogar
- Usuarios que gastan dinero en productos para niños o para mascotas, y qué tipo de mascotas
- Usuarios cuya familia hace más compras que la media
- Usuarios que suelen comprar online
- Tipo de restaurante que el usuario frecuenta
- Tipo de tienda donde compra el usuario
- Usuarios que son "receptivos" a ofertas de empresas de seguros de coche online, educación, hipotecas, tarjetas prepago y televisión por satélite
- Tiempo que el usuario ha vivido en su casa
- Usuarios que probablemente se muden pronto
- Usuarios que están interesados en los Juegos Olímpicos, fútbol, cricket o Ramadán
- Usuarios que viajan con frecuencia, por trabajo o por placer
- Usuarios que se desplazan al trabajo
- Tipo de vacaciones que suele hace el usuario
- Usuarios que han vuelto recientemente de un viaje
- Usuarios que han usado recientemente una app de viajes
- Usuarios que participan en una multipropiedad
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La noticia
98 cosas que Facebook sabe de ti (y que usa para mostrarte publicidad relevante)
fue publicada originalmente en
Genbeta
por
Elena Santos
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Nos guste o no, la burka no se puede prohibir
A mí no me gusta la burka; pero me gusta más que no se pueda prohibir.
Cito al ministro del Interior de Alemania Thomas de Maziere, “No se puede prohibir todo lo que reprobamos”[1]. O, para hablar con el vicepresidente de la social democracia, Ralf Stegner, “A mi tampoco me gusta la burka; pero no podemos prohibir todo lo que no nos gusta”[2].
A mí tampoco me gusta, creo que se puede decir mucho en contra de la burka y de cualquier pañuelito que tape la cara en verano (los pasamontañas son sólo para el invierno) y cuando no hay tormenta de arena… Sin embargo, no es el estado (ni la comuna, ni la ciudad, ni casi nadie) quien pueda prohibir una prenda de vestir. Si no estamos de acuerdo, podemos convencer; pero no prohibir. Sensibilizar y educar; pero no sancionar, me parece que es lo correcto..
Cito nuevamente al Papa Benedicto (idealizado hoy en día, por algunos de quienes son partidarios de la prohibición del burka… o de la burka, como deseen llamarla/o). “En lo tocante al burka, no veo razón alguna para una prohibición general. Se afirma que algunas mujeres no llevan el burka de forma libre y voluntaria, y que se trata propiamente de una violacion de la mujer. Por supuesto, con eso no se puede estar de acuerdo. Pero si libre y voluntariamente quieren llevarlo, no sé por qué hay que prohibírselo”[3].
O en mi traducción del aleman: “Los cristianos son/somos tolerantes y, por ende, permitimos a los otros lo que a ellos les parece que es totalmente normal (…). En lo relativo a la burka, no veo ningún motivo para una prohibición general. Se dice que algunas mujeres no la usan en forma voluntaria y esto es, realmente una violación de la mujer. Naturalmente, no podemos estar de acuerdo con ello. Sin embargo, si llevan la burka de manera voluntaria, no sé por qué se la debería prohibir.”[4]
Okay, hay que relativizar esta afirmación. Sí hay un código de vestirse que puede ser sancionado jurídicamente en algunas ocasiones. Por ej., ante un tribunal no se puede usar nada que tape la cara. En manifestaciones, en protestas, en marchas o, en general, en acciones políticas públicas, tampoco. Las leyes anti-máscaras o la prohibición de “enmascararse” son antiguas y han sido -hasta ahora- correctas. Entre paréntesis, una de las leyes anti-máscaras más antigua es norteamericana que se dictó para prohibir que los miembros del ku klux klan se taparan la cara[5].
Pienso que tampoco se debería usar en colegios, ni en universidades, ni en general, en establecimientos educacionales. Creo que los bancos y otras insituciones financieras tiene el perfecto derecho a prohibirlo en sus inmuebles y cajeros automáticos, tal como prohíben que los conductores de motocicletas ingresen con casco a sus edificios. Pero esta prohibición de uso de la burka o de otra forma de taparse la cara, es aceptable, e incluso recomendable por razones de seguridad pública, en determinados inmuebles o en situaciones, en aeropuertos, estaciones de tren, estadios, eventos deportivos (salvo que sean de ski, por el frío), en cuarteles militaresn (salvo que pertenezcas a un comando de fuerzas especiales). También, si manejas auto, es preferible no taparse la cara, por una infinidad de razones.
Algo muy distinto ocurre en parques, plazas, calles, etc. La Corte Europea de derechos humanos sentenció[6] que la prohibición francesa, de 2011, de taparse la cara por parte de mujeres musulmanas, es de acuerdo a derecho, puesto que el no mostrar la cara puede mermar la convivencia, ya que ver la cara de la otra persona juega un papel importante en la interacción social[7]. Esto es sin duda una -por decirlo suavemente- un invento bastante innovador de la Corte, ya que define un objetivo social impreciso que tendría la ley prohibitiva francesa como algo claramente definido[8].
Dos juezas de la Corte (la alemana Angelika Nußberger y la sueca Helena Jäderblom, lo que no deja de ser significativo) expresan en un voto de minoría[9], que la prohibición es iliberal. Recuerdo lo que nos dice Barbara John, en el sentido que, si estamos convencidos de la atractividad de nuestra sociedad, no le daremos tanta importancia a cada costumbre de otras personas, por absurda o sin sentido que nos parezca[10].
Como Uds. pueden suponer es también lo que pienso yo, como expresé ya en mi columna ¡Sácate la burka! Si hubiese una obligación o mandato de convivir permanentemente con los demás, en calles, plazas y parques, llegaríamos al absurdo de prohibir el uso de audífonos mientras caminas por la calle, mientras corres o haces deporte. Por ej. O se prohibiría leer un libro, el diario, una revista, el IPad, hablar por teléfono o hablar con la persona que está a tu lado y no con todas las demás.
Las dos juezas dicen que la democracia implica aceptar la pluralidad, también en la forma de vestirse. Yo diría que la pluralidad dentro de la sociedad “prohíbe” imponer a nadie un dress code determinado, válido para una sociedad determinada. Hacen ver que no hay ninguna razón para suponer que las mujeres que se tapan la cara, sienten desprecio por quienes se encuentran por la calle o pretenden ofenderlos de alguna forma[11].
No hay obligación de comunicarse con nadie, de entablar conversación con desconocidos (como se le inculca tan insistentemente a los niños) por la calle. Es cierto que la comunicación es esencial en nuestra sociedad; pero también es elemental el derecho a no comunicarte, a la vida privada, a ser un outsider[12]. El llamando right to be an outsider Nadie tiene el deber de entrar en comunicación, en lugares públicos, en contra de sus deseos, aclara el voto de minoría.
Nuestra sociedad liberal no es un ámbito de sociabilidad[13] ilimitado, sino que es también un lugar donde tienes el derecho a no entablar comunicación con todos. En el fondo, advierten las dos juezas, con la prohibición, se sacrifica un derecho fundamental individual, en aras de un principio abstracto hacen ver Nußberger y Jäderblom.
Si bien es cierto que la convivencia, este “vivir juntos”, requiere la posibilidad de intercambio interpersonal, en que mostrar la cara tiene un papel importante en la interacción humana, no se puede sostener que, a la inversa, la interacción humana sea imposible si no se muestra la cara o toda la cara. Pensemos en casos, perfectamente arraigados en la cultura europea como las actividades de ski y el motociclismo con cascos o el uso de trajes durante el carnaval. Como demuestran estos casos, la gente puede relacionarse sin mirar necesariamente en sí los ojos. Expresa el citado voto de minoría. Como amante de los deportes acuáticos, pienso también en los buzos.
Paradojalmente, en algunos países como Francia y Bélgica, se prohíbe y, en otros, se prentende prohibir el uso de la burka o del Niqab -que usan mujeres provenientes de algunos países musulmanes, no de todos- en calles, plazas y parques, justo en una época en que se generaliza el no cortarse la barba, con lo que también se oculta la cara[14]. Asimismo, los mismos que insisten en prohibir la burka son quienes más critican a GogleEarth y quienes pixean sus casas y edificios y los rostros de los paseantes (lo que no está mal). Y ¿qué me dicen del scanner corporal que te deja virtualmente desnuda al pasar frente a la pantalla en el aeropuerto? De alguna manera, su argumentaicón es inconsistente.
Nußberger y Jäderblom señalan, en su voto de minoría que se coloca así a la mujer -que es la afectada por la medida, lo que es para mí, aún peor- en un gran dilema: o romper con su fe religiosa, con su cultura y su convicción personal o ser fiel a su tradición y quedarse en la casa sin salir. O salir y enfrentar una sanción penal. Las dos juezas sostienen que es preferible la sensibilización y la educación (de paciencia y de comprensión, hablaría yo) y no tantas sanciones, amenazas y prohibiciones.
No sé qué opinen Uds.; pero pienso que la prohibición francesa no ayuda en nada ni a la integración, ni tampoco a la convivencia, a ese vivir juntos que el legislador francés pretende defender. Creo -y lo he visto en muchas amigas mías procedentes de países musulmanes- que nuestra forma de vivir abierta, liberal, tolerante, pluralista, multicultural tiene una fuerza de atracción muy grande, inmensamente más grande que las prohibiciones y las exigencias de asimilación forzada.
[1] “Man kann nicht alles verbieten, was man ablehnt”. No coloco link, porque la cita es super conocida y ha sido ampliamente citada por los medios.
[2] “Mir gefällt das mit der Vollverschleierung auch nicht (…) Aber man kann nun wirklich nicht alles, was einem nicht gefällt, verbieten”. En entrevista con ARD SPD-Vize Stegner: Burka-Verbot nicht grundgesetzkonform
[3] Citado en Benedicto 16 sobre la burka. Agradezco nuevamente a Ljudmila Hribar, por facilitarme el texto del libro en castellano. Ljudmila es la autora del blog JUAN PABLO II, maestro, padre, pastor, amigo….beato, santo! que recomiendo.
[4] En ¡Sácate la burka! Texto original en alemán: “Christen sind tolerant, und insofern lassen sie auch den anderen ihr Selbstverständnis. (…) Was die Burka angeht, sehe ich keinen Grund für ein generelles Verbot. Man sagt, manche Frauen würden die Burka gar nicht freiwillig tragen und sie sei eigentlich eine Vergewaltigung der Frau. Damit kann man natürlich nicht einverstanden sein. Wenn sie sie aber freiwillig tragen wollen, weiss ich nicht, warum man sie ihnen verbieten muss”.
[5] Ver artículo en Wikipedia en castellano
[6] Links al respecto en dejiure.org
[7] Citado en Die Burka verleiht die Freiheit, Außenseiter zu sein: “Der Gesichtsschleier könne das Zusammenleben beeinträchtigen, weil das offene Gesicht eine wichtige Rolle für die soziale Interaktion spiele”.
[8] Critica Wolfgang Janisch, autor del artículo de la Süddeutsche recién citado: Die Burka verleiht die Freiheit, Außenseiter zu sein
[11] Citado por Maximilian Steinbeis en su artículo del blog de derecho constitucional Burkaverbot: Grundrechtsschutz auf Proportionalitäts-Fläschchen gezogen
[12] “It can hardly be argued that an individual has a right to enter into contact with other people, in public places, against their will. Otherwise such a right would have to be accompanied by a corresponding obligation. This would be incompatible with the spirit of the Convention. While communication is admittedly essential for life in society, the right to respect for private life also comprises the right not to communicate and not to enter into contact with others in public places – the right to be an outsider”. Texto citado por Maximilian Steinbeis en su artículo del blog de derecho constitucional Burkaverbot: Grundrechtsschutz auf Proportionalitäts-Fläschchen gezogen
[13] Raum der Geselligkeit lo denomina Anna von Notz en el Verfassungsblog: Der unendliche Raum der Geselligkeit
[14] Cfr. Jost Müller-Neuhof en Tagesspiegel: Rechts-Kolumne “EinSPRUCH” Kein Recht für Außenseiter
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¿Alguna vez se ha parado a pensar en el impacto que tienen los algoritmos en nuestro día a día?
Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos somos esclavos, en mayor o menor medida, de las decisiones de estas piezas de código. Tanto a la hora de abrir nuestro correo, como a la hora de elegir el mejor camino para llegar al trabajo, como en la información que consumimos de los medios a los que estamos suscritos, de las actualizaciones de nuestros conocidos, como a la hora de hacer la compra, o a la hora de decidirnos por uno u otro producto, como en lo que vamos a hacer este fin de semana, o en las relaciones que mantenemos con nuestros círculos.
Cada vez con mayor presencia, la algoritmia dirige nuestras decisiones, y no debe resultarnos por tanto extraño que este escenario sea el epicentro del interés de las grandes corporaciones, de los gobiernos y demás organizaciones de alto poder en la escala social.
Facebook ha demostrado ser ya una gran herramienta para controlar el discurso. Incluso para dirigir el voto. Y esto mismo se extrapola al resto de servicios, siendo nuestra presencia digital el blanco de todas las miradas.
Esa misma presencia que puede ser crítica a la hora de encontrar una pareja, a la hora del sí o el no a la petición de una hipoteca, a la hora de calcular el precio que tendrá ese seguro que queremos contratar, a la hora de poder o no entrar en un país.
Nuestra vida es cada vez más dependiente del buen quehacer de estos algoritmos, y el problema radica en que en líneas generales estamos supeditados a desarrollos que no son abiertos, que no pueden ser auditados por la propia sociedad, y que dependen a su vez de intereses puramente económicos.
A este paradigma hay que unirle otro que todavía complica más las cosas: Incluso en un escenario abierto, la propia idiosincrasia de muchos de estos algoritmos hace que en esencia operen bajo un “mens rea” difícilmente auditable.
Quería hablar por tanto en este artículo de cómo las redes neuronales y la inteligencia profunda suponen un verdadero quebradero de cabeza a la hora de comprender y solucionar posibles tergiversaciones en su funcionamiento
Comencemos.
Algoritmos oscuros
Bajo esta terminología se englobarían todos aquellos desarrollos que operan bajo licencias privativas y que tienen un impacto en la sociedad relativamente alto.
El buscador de Google, utilizado en el 87% de las búsquedas globales, o el algoritmo de recomendación de Facebook o Twitter, usado por millones de personas para estar “actualizados”, serían algunos ejemplos de algoritmos oscuros, habida cuenta de que su receta, pese a ser profundamente crítica en la sociedad, no es de dominio público.
Por supuesto, se conocen a grosso modo algunas de las variables que conforman ese sistema de organización, como puede ser el interés mostrado por un enlace históricamente, nuestra afinidad para con quien lo ha publicado, los gustos e intereses que entiende el sistema que tenemos como usuarios, y así un largo etcétera. Pero el algoritmo es custodiado por las compañías que lo han desarrollado como principal activo para mantener su posición dominante sobre el resto.
Si acortamos el abanico, nos encontramos con escenarios aún más convulsos, como el que presentaba COMPAS, un algoritmo que sirve de “asesor” a los jueces de EEUU a la hora de implantar una u otra pena a aquellos declarados culpables.
Como ya hemos comentado en alguna que otra ocasión, las deficiencias de aquellos que lo han programado ha acabado por demostrar que COMPAS tiende a considerar más “de alto riesgo” a aquellos sujetos de raza negra frente a los culpables de raza blanca (EN).
Una consideración que de seguro no ha sido implantada de forma consciente en su desarrollo, pero que viene motivada precisamente por el proceso de aprendizaje imperfecto al que se ha sometido la máquina (que está a su vez basado en el proceso de aprendizaje humano).
En el paper Systematic Bias and Nontransparency in US Social Security Administration Forecasts (EN), publicado por varios investigadores de la Universidad de Harvard, aluden a esas mismas limitaciones que afectan en este caso al sistema social de la administración estadounidense, encargado de ofrecer las pensiones a los ciudadanos, y que en síntesis opera bajo criterios poco transparentes, cuando no directamente supuestos.
Existe una la falta de confianza, de auditoría, que pueda demostrar que en efecto los criterios considerados son los adecuados y contemplan de manera neutral el mayor abanico de problemáticas.
Pero lamentablemente hablamos de desarrollos contratados a empresas privadas bajo el modelo de servicio, y por ende, inaccesibles a su código fuente.
Las garantías difícilmente contrastables de un algoritmo inteligente
Y aunque quien escribe estas palabras es fiel defensor de la transparencia de datos, no hay que obviar que bajo este escenario encontramos otro problema mayor, que ha quedado reflejado recientemente en los accidentes que han tenido dos clientes de Tesla.
El pasado mes moría (ES) un hombreen Florida “al volante” de un Tesla Modelo S controlado por Autopilot, el sistema autónomo de este vehículo, y hace dos semanas ocurría otro accidente (ES) semejante en Pensilvania, afortunadamente sin víctimas mortales.
Por supuesto, el funcionamiento interno de Autopilot es secreto, y plantea un verdadero reto de cara a considerar quién ha sido el culpable de estos accidentes.
Ya no solo porque en efecto dependamos de los datos que la compañía quiera suministrar (son datos privados, y por tanto, puede aludir que hay conflicto de intereses a la hora de entregarlos a las autoridades), sino que además, al basarse Autopilot en un sistema de big data gestionado por un aprendizaje profundo, encontrar la causa y evitarla en un futuro se vuelve aún más complicado incluso para la compañía.
Estas redes neuronales se basan, como ya he explicado anteriormente, en crear sistemas de confianza categorizando diferentes elementos (esto es un camión, esto es un árbol, esto es un coche,…). Para ello hace uso de unos cálculos matemáticos muy complejos, y se reordena constantemente los resultados en base a los millones de impactos a los que el sistema está sometido constantemente.
Presuponiendo que en efecto en el primer accidente, el Model S entendiera el camión que venía en dirección contraria como un elemento que no presentaba obstáculo para el vehículo, encontrar la raíz de ese problema (en algún punto dentro de ese ingente árbol de conocimiento estará esa morfología de camión relacionada con variables no obstaculizables) y solucionarlo resulta, a priori, prácticamente imposible.
¿Qué características de la imagen dieron como resultado el error? ¿Se debió a factores externos (luz intensa de frente, poca visibilidad,…), a un sistema defectuoso (un sensor expuesto a demasiado ruido, quizás) o a elementos propios de la forma (un ángulo específico que hizo al sistema no reconocer el camión como un camión, un adorno que confundió al sistema de aprendizaje,…)?
Toyota está trabajando junto al MIT en encontrar una manera de que los coches autónomos (y en esencia, cualquier sistema inteligente) sean capaces de explicar los razonamientos que les han llevado a tomar una decisión específica (EN).
De nuevo, un problema que ejemplificaba recientemente en ese artículo-relato sobre Sarah, el robot de limpieza, que tantos problemas acabó causando.
Por ahí creo que deberían ir los tiros de aquí en adelante.
.@PYDotCom: ‘Algoritmos abiertos y sistemas auto-explicativos como escenario confiable de IA’
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Si esperamos que estos sistemas presenten la suficiente confianza como para depositar en ellos nuestro bien más preciado (la vida), no solo basta con que en efecto sean desarrollos sujetos a la auditoría de terceros, sino que además sean capaces de encontrar un equilibrio entre aprendizaje profundo y rendición de cuentas al órgano competente, que espero sea un ente neutral (un regulador, por ejemplo), y no únicamente la compañía que vive de ello.
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Si cree que el trabajo que hago por esta página le sirve para estar bien informado, sepa que puede invitarme a lo que vale un café (o incluso a lo que vale un café con churros) de tres maneras distintas :).
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Lanzan proyecto para crear ADN sintético
En un nuevo paso en la carrera biotecnológica hacia el dominio de las técnicas de ingeniería genética, se anunció el “Proyecto Genoma Humano Escrito” (“The Human Genome Project–Write” – “HGP-Write”), como iniciativa de un grupo de 25 científicos encabezados por Jef D. Boeke y George Church, a través de una publicación en la revista Science del 2 de junio de 2016 (doi: 10.1126/science.aaf6850).
El nombre del proyecto apunta a complementar lo que denominan la primera parte del proyecto Genoma Humano que estuvo concentrada en la decodificación (lectura) de la secuencia completa del ADN (The Human Genome Project “HGP-read”). Señalan los autores que este proyecto que se completó en 2004 revolucionó la ciencia y la medicina. Si bien afirman que se sigue secuenciando, analizando y editando el ADN a un ritmo veloz, es muy limitada la capacidad de construir secuencias de ADN. Consideran que ello restringe la posibilidad de manipular y entender los sistemas biológicos.
Por ello sostienen que facilitaría la comprensión del plan del genoma la construcción de una mega base de datos con la información del genoma de plantas, animales y humanos, que permita desarrollar herramientas y métodos para facilitar la síntesis y la edición en escala masiva de genoma. Con esta finalidad proponen el Proyecto Genoma Humano Escrito (HGP-write).
Sostienen que la edición genética humana ha despertado un intenso debate moral, especialmente cuando se aplica a la línea germinal. Y entienden que es necesario un esfuerzo científico coordinado para comprender, discutir y aplicar las herramientas de ingeniería genética. Admiten que este proyecto requiere participación pública y una consideración de sus implicaciones éticas, legales y sociales (ELSI)
El proyecto pretende pasar de la observación a la acción y reducir los costos de la ingeniería genética. Entre los beneficios alegados se encuentran: desarrollar órganos humanos para trasplantes; crear cultivos de células inmunes a los virus y al cáncer; acelerar la producción y bajos costos de vacunas y desarrollos farmacéuticos usando células humanas y “organoides”.
Primeras consideraciones bioéticas
Junto con los beneficios que podrían tener algunas de las aplicaciones vinculadas con la genética, podemos adelantar primeras consideraciones bioéticas:
1) Principio de precaución: ante todo, este tipo de anuncios reavivan la actualidad del llamado “principio de precaución” que señala el deber de no adoptar decisiones que puedan tener consecuencias y daños irreversibles para las personas y el ambiente.
2) Afectación del derecho a la vida: en el anuncio no se aclara si estos experimentos involucrarán manipulación y destrucciones de embriones humanos, lo que significaría una grave afectación del derecho a la vida. Ello ha sido motivo de particular controversia en torno a la técnica llamada “edición genética humana” (CRISPR) cuando se aplica a los embriones, que es mencionada en el nuevo proyecto.
3) Riesgos para la integridad física: los experimentos sobre personas humanas no deberían realizarse sin las condiciones de seguridad y eficacia que garanticen que no se producirán daños a la salud y la integridad física de los involucrados. Ello refiere particularmente a supuestos de edición genética, o desarrollo de órganos sintéticos.
4) Afectación de la integridad de la especie humana: las manipulaciones al genoma podrían alterar la composición genética de la especie humana, con irreversibles e insospechadas consecuencias a futuro, especialmente si tales modificaciones se aplicaran a gametos o embriones y fueron transmisibles a la descendencia.
5) Discriminación genética: la existencia y expansión de las posibilidades de alteración genética de las características de una persona podría dar lugar a la creación de nuevas formas de discriminación para los que no reúnan tales características y sean excluidos por formas sutiles de distintos niveles de participación (salud, educación, etc.)
6) Eugenesia: una aplicación de estas técnicas en alianza con las técnicas de procreación artificial podría dar lugar a la pretensión de crear seres humanos genéticamente modificados según características deseadas.
7) Implicaciones económicas: Finalmente, debe señalarse que muchos de estos anuncios apuntan a captar fondos para la financiación de proyectos en lo que actualmente es una gran carrera por liderar las aplicaciones biotecnológicas de ingeniería genética. También este tipo de incentivos debe ser estrictamente regulado para garantizar el respeto de la dignidad humana y el bien común.
Fuente: http://science.sciencemag.org/content/early/2016/06/03/science.aaf6850
Informe de Jorge Nicolás Lafferrier
Las redes sociales no matan
Las redes sociales no matan de Denken Über
Por @laclaux (*)
Esto es lo que sé: las redes sociales no matan a nuestros niños. Escribo esta oración con una náusea profunda, porque no se me ocurre nada más bajo y siniestro que contradecir las palabras de una madre sometida al mayor horror imaginable. Lo escribo con dolor, y sin embargo, con la certeza de que es necesario alzar la voz y decirlo fuerte, claro. Nuestros niños no son víctimas de las redes sociales. Nuestros niños son víctimas de la desprotección, la soledad y el desamparo de tener padres analfabetos digitales. El culpable es un tipo enfermo que jamás debió tener contacto con esa niña inocente. Por eso es imperioso internalizar la idea de que hoy niños y jóvenes forman parte de una generación que como nunca antes está adelantada en el conocimiento respecto a sus mayores. Ese desequilibrio muestra sus consecuencias con rostro de inenarrable horror. Es hora de poner la balanza en su lugar otra vez.
¿Dejarías a tus hijos solos en tu casa con la puerta abierta de par en par? (No). ¿Por qué dejarías entonces abierta una puerta al mundo sin ninguna clase de control, de reglas, de parámetros? ¿Por qué habrías de desentenderte de lo que tu hijo hace en los diversos dispositivos mediante los cuales tiene acceso al mundo entero que es Internet? La vida conectada de forma omnipresente y continua no debería ser en ningún caso sólo la excusa para vociferar que “los chicos de ahora están tiki tiki todo el día con el celu”. Requiere un entendimiento fundamental y definitivo de que ese transcurrir en la conectividad nos plantea nuevos desafíos como adultos responsables del bienestar de esos niños, niñas y jóvenes que cada vez desde edad más temprana se conectan o son conectados como por default a un espacio en el que conviven al mismo tiempo todas las maravillas de nuestro tiempo y todo el horror del que los seres humanos somos capaces.
Sexualidad responsable, alcohol, drogas, bullying y prevención a la hora de usar Internet: bienvenidos a los tópicos sobre los que todo adulto responsable debería hablar a su debido momento con sus hijas, hijos, hermanos, sobrinos, nietos y ahijados. No son esos tiempos para desentendernos: niños y jóvenes nos necesitan más cerca que nunca para transcurrir en un mundo cada vez más complejo y en el que las atrocidades renuevan sus formas. No se me ocurre una sola cosa buena que pueda surgir del asesinato de una nena de 12 años, ni siquiera este debate sobre el tema. Sólo la prevención construida sobre la base del involucramiento adulto colectivo puede evitar que esos monstruos que andan sueltos encuentren nuevas víctimas para su locura.
Al fragor de la angustia y de la desesperanza que me trajo la madrugada de ayer, comparto este listado de recomendaciones para repensar la manera en que construimos en nuestros hogares la relación de los más jóvenes con la tecnología, y cómo generar una serie básica de recaudos para su seguridad y para nuestra tranquilidad.
#1 Aprendé ya a usar las redes sociales. Decir “yo de Facebook/Twitter/Snapchat no entiendo nada” no es viable si tus hijos los usan. Si ellos lo usan, vos también. Conocé sus funcionalidades básicas para entender la interacción con terceros y qué tipo de material que se puede compartir a través de ellas.
#2 Supervisá a quiénes agregan como contactos y pautá reglas al respecto. Así como querés saber a la casa de quién va después de la escuela, mientras más joven el usuario, más importante el conocimiento de la red de contactos que arma. Establecer pautas sobre a quiénes acepta, con quién se comunica y qué tipo de información comparte en sus perfiles es una precaución básica.
#3 Conocé sus contraseñas. Una buena forma de poder supervisar la actividad en redes es, entre los más jóvenes, ser el propietario de sus contraseñas y convertirte entonces en el canal necesario para acceder a ellas. La cosa se pone más compleja cuando hablamos de pre-teens o adolescentes mayores a 15 años. Cada padre dará su propia batalla. Las redes sociales no son un diario íntimo que queda guardado en un cajón para que nadie lo lea. Son exactamente lo opuesto a eso. Si saber las contraseñas de tus hijos te parece un poco extremo, considerá que hay demasiado que puede ocurrir fuera de tu vista. Y que el pataleo y la discusión valen la pena.
#4 No des acceso irrestricto a dispositivos. No entiendo por qué motivo, razón o circunstancia una criatura menor a 15 años debería tener acceso irrestricto a dispositivos que lo conecten a Internet sin supervisión de un adulto. Eso significa que una compu en la habitación no es una buena idea, y que ese smartphone que estás pensando regalarle o ya tiene no debería pasar las 24 horas entre sus manos. A mi modesto entender, todo lo que tenga una pantalla debería pasar una limitada cantidad de horas en las manos de los más jóvenes. Ya sabemos que la vida adulta los atará de manera irremediable a ellas: demoremos eso tanto como podamos.
#5 Monitoreá su actividad. ¿Cuándo fue la última vez que miraste el registro de navegación de tu hijo? ¿O pasaste su nombre completo por Google? ¿Usás algun control parental en la compu? Monitoreo suena como una palabra fuerte: dejemos de ser pseudo-progres amigos de nuestros hijos y volvamos a abrazar la idea de que ser un faro para ellos no significa ser un facho. Todo lo que puedas hacer hoy por la imagen on-line de tus hijos lo vas a estar haciendo por su bien, creéme.
#6 Sé parte de su red de contactos en las redes. Soy amiga de mis dos sobrinos en Facebook y al más grande lo sigo también en Twitter. Es una buena forma de saber en qué andan, qué sienten y qué piensan. Es además una manera de educarlos sobre la naturaleza pública de las plataformas, para tratar de regresar a un estado un poco más equilibrado entre lo público y lo privado que está tan pero tan descarrilado en estos días.
#7 Adecuá tus prevenciones a la edad. No es lo mismo una niña o niño de 10 años que los pibes de más de 15. Es imprescindible acompañar la maduración y dar libertades y privacidad acorde a ello. Cada padre tendrá su propio criterio al respecto.
#8 Hablar sobre estas cosas horrendas que ocurren, para que entiendan las precauciones que tomás. Dar contexto, generar un diálogo transparente sobre tus preocupaciones, escuchar las suyas y llegar a un punto común. Confiar en la educación que construiste, y sin embargo insistir en la prevención y en la responsabilidad compartida para que estas herramientas sean fuente de diversión y conocimiento, y no de preocupación.
Bienvenido a la era que nos tocó: somos una de las primeras generaciones de adultos que debe hacerle frente al desafío de que algunas de las más horrorosas aristas de la naturaleza humana encuentran nuevos espacios que hace menos de dos décadas no existían. No hay una fórmula: construyamos conocimiento en común, espacios para compartir estas preocupaciones en colegios, clubes de barrio, grupos de chat de Whatsapp de “las mamis y los papis”.
Metamos las manos hasta el fondo. Nuestros chicos nos necesitan cerca más que nunca.
(*) Clau Alderete, a.k.a @laclaux, periodista, eterno intento de blogger. Llevaré por siempre en mí el #GenPR. Criatura digital en estado de pura experimentación, kaizen como Brand Strategy Manager. #NaciEnMoron. Canto en #nerdrock. A veces me inspiro en Nada Me Importa Menos y paré un poco de engordar en Merienda Tour. Disclaimer: todo lo expuesto en este post representa mi opinión personal y no tiene relación alguna con la compañía para la que trabajo ni mi función en ella.
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De esta foto que acompaña el artículo a la temática de esta pieza han pasado unas cuantas décadas.
Y sin embargo, la síntesis expresada en uno y otro formato se mantiene: ¿La sociedad sigue estando segregada arbitrariamente en países desarrollados?
Es a la conclusión que llegan en el análisis de Bloomberg (EN), en relación a la expansión desigual que ha experimentado el servicio premium de Amazon (Amazon Prime), y que termina con una sentencia devastadora:
En ciudades como Atlanta, Chicago, Dallas y Washington D. C., los clientes negros tienen aproximadamente la mitad de probabilidades de vivir en barrios con acceso a las entregas en el día de Amazon que los clientes blancos.
Una situación que sin lugar a dudas no es aislada. Google Fiber experimentó en su momento unas críticas semejantes (EN), después de que en los planes de expansión del servicio, fueran arbitrareamente excluyendo los barrios pobres de su listado de fiberhoods (barrios con acceso a alta velocidad).
Algo que también un servidor experimentó en su día, con un servicio semejante de ámbito nacional. Al vivir en un barrio del sur de Madrid, se me negaba el envío a casa de paquetes por Correos. Cosa que no ocurría casualmente una manzana más arriba, en la misma urbanización (y algo que pude constatar ya que por otros motivos acabé por trasladarme a otro piso de la zona).
Bajo esta situación, un tema complejo de afrontar, ya que por un lado, hablamos de empresas privadas que tienen la libertad de elegir a quién ofrecen el servicio y a quién no. Compañías de las que se espera antepongan los intereses económicos (presuponiendo que la demanda de sus servicios sea mayor en barrios ricos que en pobres) a los sociales.
Y que por otro lado, reman a contracorriente de ese aparente interés por democratizar y romper las limitaciones sociales de tiempos pasados, unificando el acceso a servicios indistintamente de factores antaño motivo de segregación como la raza, el status social o la procedencia.
El doble rasero de los servicios digitales
Tanto Amazon como Google expusieron en su día como respuesta a la crítica que el índice de clientes de su servicio en estos barrios era inferior a la barrera económicamente sustentable que exigía cubrir dichas zonas, y que en caso de que este índice ascendiera, no dudarían en expandir su servicio en cada barrio.
El problema es que dudo mucho que un potencial cliente de Amazon Prime o de Fiber (de Correos, como era mi caso) esté dispuesto a contratar un servicio por el que no recibirá prestación hasta que en efecto se llegue a una demanda suficiente.
Es decir, que el primer paso lo tiene que acabar dando la compañía, no el potencial cliente.
El equilibrio, por tanto, es difícil de hallar.
Si la compañía antepone los intereses comerciales a los sociales (cosa a la cual tienen todo su derecho de anteponer), tampoco puede esperar que la sociedad acepte como commodity su servicio, ya que en realidad no lo es (no es accesible para todos los interesados).
En este escenario, tampoco tiene sentido defender la democratización que este tipo de compañías han sabido explotar como activo de valor frente a los negocios tradicionales. No hay, de nuevo, democratización, si a ese prado digital se le colocan vallas que no vienen auto-impuestas por limitaciones tecnológicas, sino puramente de negocio.
No hay por tanto interés real en generar un sistema social más justo, sino de hacerlo siempre y cuando a mí, como proveedor del servicio, me salga rentable.
Brecha social como efecto secundario de una segregación 2.0
El tema tiene una lectura aún menos halagüeña, y que me parece, por su propia idiosincracia, más interesante de estudiar.
La cuestión es que presuponiendo que en efecto no hay un interés arbitrario en fomentar esta segregación social (cosa que sinceramente acepto), el efecto secundario es justo el mismo.
Al negar el acceso a este tipo de servicios a aquellos que viven en barrios considerados pobres, se limitan las capacidades que tiene esta parte de la sociedad para prosperar en un escenario profundamente tecnológico, privándolos de los recursos para competir en igualdad de oportunidades con el resto de sus conciudadanos, y esto, a medio-largo plazo, agranda las diferencias sociales.
Es, de facto, uno de los problemas más complejos de afrontar en el mundo tecnológico, y al cual le he dedicado en más de una ocasión unas cuantas palabras.
La expansión tecnológica, con todo lo que ello supone, y pese a que en síntesis ha democratizado el acceso a bienes (como la información o la exposición pública) antaño muchísimo más restringidos, limita también las capacidades que tienen aquellos que por desconocimiento y/o limitaciones como la que nos atañe, para ser competitivos en el mercado actual.
Y el corolario es profundamente pernicioso, puesto que esa misma herramienta que a priori debería generar un mercado más sostenible permite, conforme pasa el tiempo, alimentar una brecha social insalvable.
Haberse perdido en alguna de las fases de la revolución digital es quedar aislado en una maldición de limbo del que resulta complicado salir, ya que el mercado sigue moviéndose a pulsos anuales, mensuales, y no de generaciones, como antaño.
Si falla en alguna de esas fases (la infraestructura, el conocimiento, el propio entorno tecnológico,…), volver a subirse al carro se vuelve cada vez más complicado, ya no solo porque las revoluciones digitales tienden a apoyarse en revoluciones anteriores, sino porque como vemos, el propio mercado es reticente a dar segundas oportunidades, a ser verdaderamente democrático y anteponer el bien común al propio.
De esa manera, ese hombre de raza negra que en su día tenía que beber de un depósito de agua distinto al destinado a los hombres blancos, ahora quizás esté obligado a participar en la carrera tecnológica desde una segunda o tercera fila, bajo conexiones más lentas, con servicios considerados commodity que se le niegan. Y todo por vivir en un barrio considerado “de segunda”, en “el país de las supuestas oportunidades”.
Segregación 2.0, a fin de cuentas. Pese a que seguramente no haya malintencionalidad en las decisiones que nos han llevado a este escenario.