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Jugadores: 2-4
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Duración: 30 minutos
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Autores: Matt Leacock y C. B. Canga
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Distribuye: Devir
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Precio aproximado: 18 €
“¡Esto se hunde!” es sin duda la expresión que mejor resumiría este juego. En esta ocasión nos encontramos en una isla formada por 24 lugares distintos (losetas) que se irán hundiendo poco a poco.
A medida que avance el juego, algunas de esas losetas primero se inundarán y luego se hundirán/perderán para siempre. Antes de que eso ocurra deberemos conseguir los cuatro tesoros que hay en la isla y escapar todos en el helicóptero.
Los tesoros a coger ¿nos darán mucho por ellos en la casa de empeños?
Los jugadores seremos cada uno un miembro de la expedición, con una habilidad especial (el piloto puede desplazarse a cualquier parte, el explorador puede moverse en diagonal, etc…) de entre 6 posibles personajes y
habremos de trabajar en equipo para intentar conseguir entre todos el objetivo.
Y es que lo más original de este juego, frente a la mayoría de los juegos a los que estamos acostumbrados, es que se trata de un juego cooperativo. Aquí o ganamos todos o perdemos todos. Somos todos contra la isla.
La “velocidad” con la que se irán inundando y hundiendo las losetas va aumentando y lo que al principio puede parecer un paseo, se puede tornar en una sensación agobiante y contrarreloj. Podremos ir “recuperando” las losetas inundadas, pero no podremos hacer nada por las ya hundidas.
Los tesoros los conseguimos si estamos en una de las losetas indicadas (dos por cada tesoro) y tenemos cuatro cartas con el dibujo de dicho tesoro. Si coincidimos con otro jugador en una loseta, podremos intercambiar cartas para que uno tenga las cuatro cartas. Luego, deberemos reunirnos todos en el helipuerto y tener una carta especial que nos permita salir en helicóptero de la isla antes de que se inunde del todo.
A mí el juego me gusta mucho. Y me sorprende ver, pese a que fue premiado como Juego del año en España en 2011 (o quizás es por eso), la cantidad de “ataques” que está recibiendo, tanto en foros de internet como por amigos míos que lo tildan de juego muy tonto. Creo que son dos los factores que hacen que a cierta gente no le guste el juego, pero esos mismos factores son los que para mí lo hacen atractivo.
El primero es el de que, como ya he comentado, es un juego cooperativo. Parece que hay gente que si no compiten con los demás jugadores, no les interesa un juego. A mí me parece estupendo dejar por un momento de preocuparse por ser el primero o mejor que los demás y jugar a cooperar e intentar encontrar una solución de forma conjunta. Creo que eso hace que este juego pueda ser usado también con fines educativos.
El segundo factor, aireado por sus detractores es el de su, según ellos, enorme simpleza. Los que han jugado al Pandemic (otro juego del mismo autor, Matt Leacock) no dejan de compararlo despectivamente con él, alegando que es en mecánica el mismo juego, pero el Pandemic tiene más chicha, más jugabilidad, y que éste es una especie de versión light o tonta de aquél. Pero es precisamente esa sencillez (o simpleza) de La Isla Prohibida, la que lo hace un juego con más posibilidades de triunfar entre gente quizás “no jugona” que, como sabéis, es el tipo de público al que principalmente va dirigido este blog.
Es cierto, sin embargo, que el azar, tanto al colocar inicialmente las losetas y al repartir los personajes, como al robar las cartas durante el juego, pueden hacer que algunas partidas sean muy cortas o con poco interés, pero también pueden salir otras todo lo contrario.
En definitiva, yo lo recomiendo. Sabiendo eso sí, dónde se meten, en un juego no demasiado exigente pero original y diferente. Espero que sepan nadar
Más reseñas del juego en: Laboratorio de Juegos, El Troll de Piedra, Jugando en Pareja.
Extra-bonus: