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18 Jan 16:15

Mi Peluquera

by sara

Cuando empecé mi ultimo noviazgo, ella era una dependiente en un local de atención a extranjeros, allí veía españoles, latinos, asiáticos y también iba una mujer nórdica (noruega): de cabello marrón claro, tiene unos senos preciosos y unos ojos azul claros también maravillosos, para mí es fundamental que me guste el rostro de una mujer y sobre todo aquello que leo en su mirada, no me fió de todos.

Al grano, la conocí por que visitaba frecuentemente el local, de hecho la ayude con los ordenadores un par de oportunidades, coincidimos en el autobús unas cuantas veces y comenzamos una lejana amistad, cambiábamos mensajes de móvil, esporádicas llamadas, etc.  De cara al público siempre me porte distante con ella, guardamos perfectamente las apariencias, siempre me dijo que le parecía un hombre muy guapo y que le gustaba mucho mi rostro, todo se complico cuando mi novia encontró una noche un mensaje suyo (subido de tono) en mi móvil, por lo cuál tuve que distanciarme completamente de ella.

Aún así seguimos en contacto, por casualidad nos encontramos un día en que iba para su casa y me pidió que le acompañara hasta su puerta, me invito a su fiesta de cumpleaños y algo más hablábamos, pero no pudo ser. Lo poco que conseguí fue acercarme a ella y decirle: quiero que sepas como besa un latino, la sujete suave pero firme del cuello y la atraje sin dejar de mirarla a los ojos hasta que nuestros labios se unieron completamente, el beso fue delicioso tiene una forma de oscilar la lengua alucinante, lo hizo igual cuando me la chupo y si lo recuerdo me erecto de inmediato.

Ella dudaba, es 12 años mayor que yo, eso sí, supe entonces que de manera alternativa era peluquera con bastante experiencia, en llamadas sucesivas confirmamos un viernes para quedar y que me cortara el cabello; ese día llegue pronto, sobre el mediodía, un amigo me acerco en coche hasta su casa. Cuando llegue me atendió, me hizo un corte estupendo (es buena en su trabajo), cuando término me sacudió los restos de cabello me limpio muy bien la cara y se entretuvo en mi cuello.

Me levante de la silla y me ofrecí a quitarme la camisa para que pudiese concluir con esta tarea y acepto, cuando estuve frente a ella sin camisa, se quedo un rato observándome el pecho sin hacer nada. Me acerque y despacio empecé a besarla, con dulzura, me gusta la confianza y la intimidad, por encima de su hombro le quite la camiseta y bese su cuello, detrás de sus orejas, mientras lo hacia la despoje con suavidad del sujetador y me extasié en besar y acariciar esos senos grandes y suaves (va mucho al gimnasio), en ese momento ella me detuvo,  me tomo de la mano y me llevo camino de su habitación.  Allí se acostó sobre la cama y levanto suavemente su culo mientras yo le quitaba el pantalón corto y el tanga, ultimas prendas, ahora si que me deleite recorriéndola de arriba abajo con mi lengua, me entretuve en su ombligo y baje despacio hasta su coño depiladito, lo succione y acaricie y deje que mi lengua se perdiese por allí mientras la veía retorcerse de placer.

Entonces fue cuando me acomode sobre su cuerpo, ella misma me dejo los condones y la penetre sin aceleramientos lento y profundo, y de nuevo hacía afuera y hasta el final, oyendo a música de los dioses cada uno de sus gemidos, me excita cuando gimen pidiendo más.

Enlazo sus piernas tras mis pantorrillas y aceleramos el ritmo, gemía cada vez más y llego a un orgasmo intenso y largo, duro un par de minutos; ahora me tocaba a mí. Le pedí que se voltease y disfrute de ella en cuatro patas ofreciéndome sus muslos gruesos y firmes, luego la empuje contra la cama, levante su culo y me senté sobre ella dispuesto a cabalgarla, empecé a penetrarla desde mi posición erguida con los muslos a sus costados, mi mano derecha en su cuello oprimiendo su rostro contra las almohadas e impulsándome tanto como era posible, mientras gemía otro poco yo empecé a sentir mi descarga, que llego abundante y copiosa, sentí que me derramaba frenético, excitado. Caí a su lado lentamente y mientras ella recuperaba el aliento yo me cambie el condón, siempre que encuentro un nuevo cuerpo mi deseo va en aumento.

Completamente excitado y sin perder la erección de nuevo me acerque a besarla, le acaricie la espalda, mordisquee su nuca y acaricie sus nalgas, se negó a entregarme su culo pero girando hacía mí abrió sus piernas lista para recibirme por segunda vez, esta vez fue más largo, disfrutábamos más de la unión y nos acoplábamos ya más conocedores ambos de lo que al otro le gustaba, su orgasmo se anunciaba y yo seguía penetrando, disfrutando, me adapte a su ritmo, sencillamente deje que fuese su deseo el que se satisfaciera al máximo, esta vez sus grititos fueron acompañados por suspiros de placer y gusto. Aún continuamos un poco más cambiando de posición y dejando que fuese esta vez ella quien se hiciese encima y me cabalgase durante un tiempo, pero sabía que no eyacularía pronto y se me acababa el tiempo. Sencillamente se bajo de mí, me quite el condón y poniendo mi miembro erecto sobre sus labios vi como se lo tragaba y limpiaba con su maravillosa lengua, cuando la hizo oscilar sobre la punta de mi miembro me hizo estremecer de la cabeza a los pies, habíamos disfrutado plenamente los dos.

Nos quedamos allí acostados, mimándonos un poco como la pareja que nunca seríamos.

Por ultimo me levante, me duche y salí de su casa dándole un beso en el que nuestras lenguas jugaron a la mayor intensidad, salí para mi casa recibí a mi pareja con un beso cariñoso y aún tuve el valor de mirarle a los ojos y preguntarle si le gustaba mi nuevo corte; le encanto.

Nunca más se repitió, ambos lo sabíamos, yo no arriesgaría mi relación y ella no quería un novio ni nada que se le pareciese, alguna vez nos llamamos para contarnos como estamos (cada vez menos), me alegro de sus éxitos porque la considero mi amiga y le cuento de mí vida diaria con total confianza.

Ahora por problemas económicos ha regresado a su país, quizá vuelva algún día a España, pero ya se que tiene un novio, esta a gusto con él y como alguien que le estima sinceramente le deseó que su relación no se pierda con la distancia.

No hay mucho más que contar, al fin y al cabo soy un romántico que mira con nostalgia y buen corazón los buenos momentos que he vivido.

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18 Jan 16:15

Danni la profesora caliente

by sara

Me llamo Alfredo y esta la historia de una profesora la cual fue motivo de deseo y excitación por parte mía y de mis compañeros. Esto ocurrió en tercer grado de secundaria, ese año fue muy especial debido a que por motivos de salud, las directivas del colegio se vieron en la necesidad de contratar un nuevo maestro de matemáticas. Esta materia era muy aburrida, hasta cuando presentaron al reemplazo del profesor de matemáticas.

El día en cuestión estabamos divirtiéndonos molestando a nuestras compañeras, las cuales se quedaron quietas y calladas cuando entro el coordinador, estaba acompañado de una muy hermosa y sexy mujer, la cual pensamos que era su esposa o algo así. Pero estabamos equivocados, el coordinador nos presento a nuestra nueva maestra de matemáticas, Su nombre era Danni, era rubia, estatura media y sobre todo tenia unos senos muy grandes, un cuerpo muy armonioso, una boquita que invita a la perdición, ojos verdes y unas hermosas piernas. Nosotros no salíamos del asombro, que esta delicia de profesora fuera a dictarnos clase, era un sueño hecho realidad, la profesora cayo muy bien entre los hombres, cosa que no ocurrió entre nuestras compañeras, las cuales decían que era una puta, con solo verla. Tras lo cual reimos todos, en ese momento la profesora creo que nos escucho a todos, y nos dijo que eso no era cierto, con lo cual nos ganamos un castigo, el cual era no tener descanso.

Ese día transcurrió muy lentamente, la clase mas esperada era la de matemáticas, no porque quisiéramos aprender algo, sino porque nos quedábamos viendo como la profesora se movía, lo más caliente era cuando se daba vuelta para borrar y en especial si llevaba una falda ajustada, movió su culito de un lado para otro, diciéndonos entendieron chicos. En otra ocasión se llevo un vestido azul claro con chaqueta y una faldita que le llegada por debajo de las rodillas, además de unas lindas medias negras de seda. Cuando se llevaba ese vestido era motivo de miradas calientes, las cuales deseaban que la bella profesora mostrara algo de su lindo cuerpo.

En una de las clases la profesora decidió que iba a realizar un examen en el tablero a modo de evaluación, pero que lo iba a hacer extrañamente por sexos. Las primeras en entrar fueron las mujeres, tras una hora de preguntas y consultas, algunas chicas salieron alegres, otras tristes y otras llorando. Tras lo cual nos decían que la profesora estaba muy estricta y severa.

Entramos todos los hombres y la bella profesora nos dijo que nos sentáramos. Las preguntas empezaron normales, pero note que la profesora tenia la frente llena de sudor y lo que mas me sorprendió era que se acercaba al tablero, cada vez que alguno de nosotros estaba resolviendo algún ejercicio.

Era mi turno, yo había estudiado pero la profesora me coloco un ejercicio muy difícil, el cual no pude responder, no lo podía creer había perdido matemáticas y me tocaba venir a la semana de recuperación, pense inicialmente, pero la profesora me dijo que la buscara después de clases que ella me iba a decir como podía ayudarme.

Entre a su despacho después de clase y allí estaba la linda profesora, pero estaba sin chaqueta y solo tenia puesta un top muy ceñido, el cual mostraba sus atributos, eso era lo que me faltaba tenia que responder un examen y la forma de vestir de esa profesora no ayudaba en nada. La profesora noto como miraba sus tetas, sin decirme nada, hasta un momento en el cual me encontró con mis ojos viendo directamente sus tetas. La profesora me pregunto que cual era el motivo de mi falta de concentración, me parece que no has estudiado lo suficiente, estas palabras indicaban que no estaba muy bien en mi ultima oportunidad por pasar la materia. Estaba tan nervioso que accidentalmente derrame una taza de café de la profesora, sobre su ropa, la profesora se puso histérica, mientras yo trataba de ayudar a limpiarla, en ese momento la profesora salió apresurada pero no vio su escritorio y se golpeo la cabeza con un mueble, tras lo cual ella predio el conocimiento, yo no sabia que hacer, la profesora y yo solos, ella tirada en el piso inconsciente y con la ropa manchada.

Decidí que debía ayudar a mi profesora entonces la levante con gran esfuerzo y la coloque sobre su escritorio, también observe que su ropa estaba mojada y que la bella profesora podía enfermar. Entonces me dispuse a la tarea de quitarle la falda a la profesora, tras lo cual al sentir mis manos en su cadera, ella pregunto Qué estas haciendo, y yo respondí, solo quería que no se enfermara con esa ropa mojada, la cual tenia puesta, momento en el cual recordó que yo había sido el culpable de este accidente. Entonces la profesora se estaba tratando de parar, y yo estaba tratando de irme pero en un error ella quedo con el culo apuntado a mi verga. No sabia que hacer y más aun quede con mis manos tocando su bello culito, esperaba que la profesora se pusiera de mal humor, pero hizo todo lo contrario estiro su culito hacia mí y coloco sus manos en el escritorio, en ese momento me dijo, no me piensas ayudar a quitarme la falda, mira que esta muy sucia y podría enfermarme, como todo buen caballero, decidí que debía ayudarle, cuando le quite la falda, la profesora tenia puesta una bella tangita roja y unas medias de seda negras, además de su top azul. Ya podrán imaginarse como se puso mi verga cuando la profesora quedo vestida de esa forma y en esa posición.

La profesora aprovecho la situación para decirme, te acuerdas cuando una de tus compañeras te dijo que aprecia puta, y todos ustedes rieron, pensaron que no los había escuchado pero decidí no comentar nada al coordinador porque momentos antes, el coordinador había disfrutado conmigo en su oficina, esto para que me diera el empleo.

Yo no lo podía creer mi profesora era una puta que no tenia inconveniente en utilizar su cuerpo como medio para lograr sus objetivos. Entonces la profesora dio la vuelta y me dijo que estaba muy caliente desde nos vio a todos los alumnos, sin diferenciar sexo, pero que había elegido a los hombres porque son mas fáciles de cautivar y utilizar.

Entonces la puti – profesora empezó a demostrarme como es que había conseguido sus logros, Me coloco sobre la silla y procedió a quitarme la ropa, cuando me dejo desnudo coloco su mano sobre mi polla y empezó a masajearme, cuando noto que estaba en buen estado de erección, procedió a chuparme, la profesora, cuando sacaba la polla de mi boca, me decía que su apodo como profesora en todos los colegios era la chupa – chups y cuando algún profesor quería satisfacer sus deseos colocaba un correo en su e-mail, pero que ella elegía a quien complacer.

Después de terminar con su trabajo oral, la profesora me dijo que era mi turno de darle placer, en el momento en el cual iba a quitarse la poca ropa que aun le quedaba, yo le dije que no lo hiciera, ese trabajo lo quería realizar, solo le quite la tangita, me pregunto la razón y le conteste que ese top era muy sexy.

Entonces decidí que era el momento de brindarle placer a mi linda profesora, entonces la coloque sobre su escritorio, la abrí las piernas y comencé mi exploración bucal, lamí su bella rajita, la cual estaba perfumada, me decía que se aplicaba un estimulante en aquella parte para estar caliente todo el día, su olor y sabor eran deliciosos, por espacio de 10 minutos lamí su rajita, en ese tiempo la profesora me decía chupa mi raja, eso mi lindo estudiante chupa. Cuando la profesora llego a un orgasmo, decidió que era la hora de mostrarme otro de sus talentos y conocí otro de sus nombres, también era conocida como la "devoradora" de penes, me coloque en la silla y ella se sentó sobre mi verga, la profesora tenia una experiencia envidiable, manejo la situación como una profesional o sea como una puta, me decía que era uno sus mas preciados talentos, la profesora se movía de un lado para otro, saltaba y yo mientras lamía, tocaba y sentía sus bellas tetas. En esos momentos me decía que también era conocida como la "amazona", ustedes ya sabrán el motivo por el cual tenia este bello y atractivo nombre.

Esta mujer era un caja de sorpresas, entonces decidió cumplir y mostrarme el mas preciado de sus talentos, me dijo que era el momento de que le metiera la verga por el culo, que era el placer mas grande y que no importaba a quien satisfacía, ella siempre premiaba a sus elegidos con este regalo, fui colocando mi verga en la entrada de su culo y ella echo hacia atrás su cuerpo, tras lo cual su culo engullía mi verga, y empezó con un ritmo frenético. La profesora se movía como una experta, sin duda era la posición que mas le gustaba. Tras 10 minutos de placer decidí que no aguantaba mas y decidí que era el momento de cumplir uno de mis deseos y derrame mi leche sobre su lindo top, la puti – profesora agradeció el cumplido, vertiendo un poco de mi leche sobre sus tetas.

En recompensa la profesora decidió regalarme su top, la profesora se vistió, no sin antes decirme que debía guardar el secreto que esa la primera de muchas experiencias y que la próxima vez incluiríamos a una de sus amigas en el juego.

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18 Jan 16:15

Seducido por la mejor amiga de mi madre

by sara

Hola, mi nombre es Jesús, y soy Extremeño.

Lo que a continuación voy a contaros, es algo que me ocurrió en junio de 2003.

Era por la tarde, una tarde que hacia muchísimo calor. Llegué a mi casa, y mi madre me dio unas cosas que había traído del campo, para que se las llevase yo a su mejor amiga (Rita).

Rita es una mujer de unos 52 años y es portuguesa. Desde hace mucho tiempo, he querido follarmela, pero nunca me he atrevido a decirle nada.

Cogí mi coche, y me fui para su casa sin avisarla. Al llegar, llamé a la puerta, y me abrió su hijo, que es un gran amigo mío. Le pregunté si estaba su madre, y me dijo que sí, pero que se estaba duchando. Me invitó a pasar, y me dijo, que esperará hasta que saliese su madre de la ducha, porque el se tenía que marchar a trabajar. Me sacó una cerveza, y después se marchó. Al cabo de unos 15 minutos, salió su madre del baño, envuelta en una bata muy fina, y algo transparente. Al verme, se quedó un poco helada, porque no se había percatado de mi presencia, y llevaba un poco abierta la bata, dejando ver un poco sus enormes tetas. Me dio dos besos, me preguntó por mi familia, y me dijo que iba a su cuarto a cambiarse. Al cabo de un rato, salió de su cuarto, con una especie de camisón de seda gris, que dejaba ver la hermosa figura que Rita tenía. Me preguntó si me molestaba que se pusiese así, diciéndome que es que tenía muchísimo calor, y yo le dije que no se preocupase. Empezamos hablar, y me ofreció algo de beber. Yo le dije que no hacia falta, que ya me había tomado una cervecita que me había sacado su hijo, pero ella insistió en que tomase algo con ella. Se fue a la cocina, y trajo una botella de vino portugués. Me sirvió una copa, y brindamos juntos. El día, parecía que prometía.

Pasaron las horas, y subió un poco la temperatura corporal, tanto por la forma en que Rita estaba vestida, como por los vinos, que nos habíamos tomado ya. Me dijo que tenia una película de video que no había visto, y me preguntó si quería verla con ella, porque era mejor verla con alguien. Yo le contesté que si, que no tenía nada que hacer, a si que ella se levantó, y puso el video.

De repente, apareció en la pantalla, una pareja follando, y me quede un tanto perplejo, ella me miró con mirada picarona, y me dijo que esa no era la película, que esa película, sería de su hijo, que habría confundido el estuche. La quitó, y puso la suya, que era de esas románticas, que apetece ver en otros momentos.

Transcurría la película, cuando de repente ella dijo que era un poco rollo, y que si me parecía bien, que volviese a poner la de su hijo. Yo estaba que no me lo creía, y antes de que yo pudiese contestarla, ella la volvió a poner. Yo estaba súper cortado, y sin saber que decir, ella me miraba un tanto insinuante de reojo, pero no comentaba nada. Transcurrían los minutos entre gemidos, y yo ya no aguantaba mas de gusto, parecía que me iba a estallar la polla.

De repente, ella se levantó, y se dirigió hacia mi, me cogió de la mano, y me dijo al oído que fuese con ella a su habitación, porque estaba cachonda como una perra, y quería follarme. Yo asentí con la cabeza diciéndola que sí, con voz entre cortada. Durante el trayecto del comedor a su habitación, no paró de tocarme la polla, y de darme mordisquitos en la oreja. Entramos en su cuarto, y empezó a desnudarme lentamente.

Después, empezó a comerme la polla sin descanso, y ha decirme, que desde hacia mucho tiempo, estaba deseando follarme vivo. Después de comerme la polla, me dijo que me tumbase sobre la cama, que quería sentir mi polla dentro de ella. Yo sin dudarlo, me tumbé en la cama, y ella se sentó sobre mi vientre, y empezó a cabalgarme lentamente, una y otra vez. Subía y bajaba, mientras lanzaba gemidos de placer, y me decía que estaba súper caliente, y que le encantaba sentir mi polla dentro de ella. Yo estaba caliente, como nunca antes lo había estado, sentir el roce de la tela de su camisón sobre mi vientre, me ponía a cien.

Mas tarde, se desprendió de ese camisón, y de una minúscula braguita negra, que pasó una y otra vez por mi cara, y cuyo olor a coño mojado, me excitó aún mas. Mientras, me susurraba al oído, que le encantaba, que se la follasen a cuatro patas. Se levantó, y se coloco en dicha postura, mientras yo le sobaba las tetas. Comencé a fallármela a cuatro patas, mientras que ella se mordía el labio de gusto, y me pedía que no parase, y que le diese mas deprisa. Me agarré a sus tetas, y empecé a darle lengüetazos en su espalda, mientras ella se retorcía de gusto y gritaba como una loca, diciéndome..sigue amormío, sigue fallándome, como lo hacia el cabrón de tu padre.

De repente, me paré en seco, y ella se volvió hacia atrás diciéndome, que si, q mi padre en varias ocasiones, se la había follado. Ella tenía autentica mirada de puta en celo, y yo sin decirle nada, seguí cabalgándomela, con mas fuerza, por la rabia que sentía por sus palabras. Entre follada y follada, me paré, y la saqué de su chocho. Me quité el condón, y volví a metersela, mientras que ella, decía que así, le gustaba mucho mas.

Continué fallándomela, sin parar, una y otra vez..hasta que no puede mas, y me corrí dentro de ella, mientras observaba la foto de su difunto esposo sobre la mesilla de noche. Ella intentó sacarme de dentro, pero yo no la dejé, y escurrí dentro de su chocho, hasta la última gota de mi semen.

Desde ese día, le hago chantaje, con lo de que se había estado tirando a mi padre, y ella por miedo a que se enteren sus hijos y mi madre, no pone impedimento alguno. fin

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18 Jan 16:15

A los cincuenta

by sara

Esa mañana como tantas otras su marido se había ido a trabajar, ya con cincuenta años no aparentados, recordó su juventud , sus primeras relaciones fueron con un noviecito muy conciente (que usaba preservativos velo rosado) , se reía para adentro recordando como la irritaba, como en ese entonces ahora ya menopausica usaba la glicerina para lubricarse por eso de los años, no supo porque fue al baño y después de orinar , sus dedos resbalaban en sus labios vaginales , sentir los flujos como surgían , otra vez la hizo sonreír.

El timbre, la llamo a la realidad, se puso una pollera y una remera y por la ventana pregunto ¿ Quien es? El plomero se dio a conocer, lo reconoció por el parecido a su padre, que fue el albañil que lo había recomendado. El espero que le abriera la puerta, ella se acicalo un poco y le abrió.

El problema en la cocina era que la grasa no dejaba correr el agua, unos ácidos y una máquina de destapar solucionaron el problema en segundos, en un momento tuvo que tirarse bajo la mesada para ver la tapa de registro. Ese fue analizándolo, el instante que inicio todo, seguramente vio su sexo a pleno, puesto no tenia bragas , la pollera en su cara, su sensualidad tan especialmente a flor de piel de ese día o quizás la simple atracción sexual de su cuerpo.

Terminado el trabajo le pidió permiso para pasar al baño. ¿ El olfateo el aroma a sexo? Nunca lo sabremos, al salir no vio a una clienta, a una mujer de cincuenta, ella tampoco un muchacho de veinticinco, sus miradas se entrecruzaron, la mesa de madera sólida fue el necesario sostén a sus nalgas que él sentó sobre la misma.

Mientras levantaba su pollera y la besaba tiernamente, le desajusto el pantalón y se lo bajo, un falo hermoso la incito a abrir sus piernas, el sable abría la raja, sin sacar más que jugos que encharcaban la relación, sentir su leche adentro la hizo despertar ¿Un amante en su vida a estos años? , momentos antes impensado, satisfecha en sus instintos sonreía, tomo su falo lo puso a el sobre la mesa para mamarlo suavemente de abajo para arriba, la leche le brotaba y caía en su boca, ella la tragaba degustando el salado de una verga joven, tomo con su puño a igual que una mamadora profesional, sacaba y ponía succionándolo hasta lograr un buen chorro que pego en su remera , al sentirse en el aire , ella solo atino a poner sus piernas en la mesa y ensartada se sintió feliz.

El trabajo de ese día no lo pago, a la noche pensaba lo bueno que había estado esto del sexo en trampa , su marido se limito esa semana a dormir, nada de caricias, un beso al pasar, ella explotaba en ganas de "hacer uso" recién a la semana se animo a llamarlo, las ganas de sentir nuevamente brotaba en sus labios , él , incomodo solo dijo que a las once iría que no se hiciera problemas.

¿Quizás tenia miedo? Otra remera, una pollera similar, sin bragas, sin necesidad de trabajo alguno, la mesa limpia de cosas. Era el escenario para ellos , sus senos sin sostén , ajustados a la remera llevaban directamente al pecado, el no estaba interesado en otra cosa que hacerla suya , ahora le pidió que lo mamara, ella sumisa lo hizo, tomo su falo acariciándolo lo puso flojo en su boca para casi al instante endurecerlo y jugar con su lengua en el glande.

A punto sobre la mesa una y otra vez entraba y salía de la boca con los labios apretados, el líquido preseminal indicaba que estaba a punto, abrió sus piernas dejando su cueva lista, ahora recibía y gozaba , su amante refregaba sus senos y enloquecía, bien puta y entregada , un dedo jugaba en su culo , el lubricante en esos dedos gruesos abrió su culo y su recto recibió a un ritmo lento y preciso el avance de esa barra.

Quiso besarlo el no la dejo, poco a poco se distancio, al bañarse comprendió que le daba asco besarla con leche en su boca, quizás la vio vieja, fue la última vez.

No fue el último amante, durante tres semanas busco oportunidades , los chicos y jóvenes no le daban bola, fue el cerrajero , un pibe de 23 años, el muchacho no se dio cuenta como "se gano" la viejita , tuvo más cuidado evito los asquitos , después de mamarlo nunca busco su boca, la rutina de la mesa paso a la cama matrimonial, cabalgar en sables jóvenes , hacen de ella una amazona imperdible, es la mina preferida de los servicios a domicilios , es la vieja puta que goza y agradece .

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18 Jan 16:15

La experiencia es un grado

by sara

Comenzar a escribir este relato ha representado para mí todo un reto, y digo un reto pues con él demuestro abiertamente que he sido infiel a una persona a la cual quiero mucho, mas, por otra parte, este acontecimiento ha marcado un antes y un después en mis experiencias sexuales y no podía conservarlo en mi memoria sin más; así pues he decidido compartirlo con vosotros por su morbosidad (al menos la que representó para mí) y que el tiempo sea mi juez.

Mi abuelo, que en paz descanse, fue un ciudadano bastante acaudalado gracias a sus negocios inmobiliarios; para mi desgracia mi padre era, de los cuatro hermanos, el más marginado. Sus otros hermanos siempre obtuvieron el apoyo de mi abuelo, sin embargo mi padre jamás fue visto con buenos ojos por más años que pasaron; y ni siquiera yo, heredero de su nombre y forma de ser, tuve el más mínimo hueco en su corazón. Siempre he desconocido los motivos, el silencio de mis padres ha sido sepulcral en todo momento, así pues los contactos con mis abuelos paternos han sido pocos, tan escasos que podrían contarse con los dedos de una mano.

Pero algo cambió. Pocos meses tras la muerte de mi abuelo, su mujer (es decir mi abuela) tomó más contacto con esta cuarta parte de la familia. A pesar de ello mi padre y mi madre siempre renegaron de tomar contacto nuevamente, y yo, por supuesto, debía hacer lo mismo.

En fin, yo había pasado muchos años sin ver a mi abuela, incluso no le hice demasiado caso durante el velatorio y el entierro, fue todo hipocresía. Por lo que se ve mi abuela había decidido preocuparse por su nieto, de igual nombre al que fuese su marido y con sus mismas ideas, pensamientos, forma de ser, etc. En mi cumpleaños tuvo la osadía de llamarme por teléfono e incluso enviarme algo por correo. No se personó con aquel increíble regalo (que prefiero omitir aquí), pero al menos tuvo el detalle.

Creo que transcurrieron un par de meses más hasta que mi mente comenzó a maquinar un plan: si se encariñaba conmigo quizá podría conseguir que parte de la herencia, el día de mañana, fuese a parar a mis bolsillos o a los de mi padre. A tal fin decidí aprovechar la semana de vacaciones como motivo de la feria de la ciudad para ir a visitarla en su suntuosa casa de la costa que yo recordaba vagamente. Es una casa de tres plantas, un desván, garaje, una piscina con césped alrededor... y todo ello bordeado por muros de setos verdes. Junto a la casa había otra más formando así una manzana perfectamente rectangular.

Evidentemente mi abuela no vivía sola, tenía una criada peruana que limpiaba, cocinaba, etc. Cuando llegué a la casa con idea de pasar esos pocos días de verano con ella vi que todo seguía igual, excepto por la presencia de mayor número de coches alemanes en la cochera junto a la entrada. Las mismas rejas negras, las mismas hamacas, las mismas sombrillas y la misma criada (un poco más vieja, eso sí).

Una vez crucé el umbral del patio, me disponía a avanzar por el caminito empedrado que llevaba de la puerta del jardín hasta el porche de la casa misma, cuando mi abuela apareció y se dirigió enérgicamente hacia mí con lo brazos abiertos. Me estrujó entre los mismos y me comió a besos. Se trata de una mujer de unos setenta años, pelo blanco, ojos azules, oro por todas partes (incluso en un par de dientes), de figura normal y muy sonriente.

Todo transcurrió con normalidad: almuerzos, cenas, diálogos estúpidos, etc. Mi estancia allí durante el primer día fue de lo más normalita e hipócrita, pero debía conseguir mi objetivo. Mi plan de actuación estaba trazado, pero no contaba con un factor imposible de predecir.

A la mañana del segundo día me levanté algo más tarde que de costumbre, quizás debido a las horas de coche o a la incomodidad de la situación. Lo primero que hice fue acicalarme un poco, la criada me dispuso una serie de toallas para mi uso durante la estancia (sólo faltaba el caramelito encima de la almohada). Utilicé el baño de la primera planta (en el sistema español sería la segunda) y luego bajé a saludar a mi abuela que encontrábase tumbada en una de las hamacas, próxima a la piscina.

Mientras me acercaba distinguí otra figura, recién levantado nunca me pongo las gafas así que me costó desentrañar su imagen. Era una mujer de poco más de cuarenta años, pelo liso, corto y castaño, algo más rellenita que mi abuela, con las manos cubiertas de oro, vestida de blanco y con una espesa capa de maquillaje que le cubría todo el rostro. Me paré en seco y di los buenos días lo más cortésmente posible. Mi abuela me presentó a su vecina, ella se levantó de su lugar en la hamaca, me dejó sus labios rojizos marcados en ambas mejillas y volvió a sentarse mientras hacía un escrutinio de mi figura bajo sus gafas de sol de montura también blanca.

Me retiré con la excusa de ir a desayunar algo y buscar mi bañador. Una vez en la cocina abrí la nevera en busca de algo que llevarme a la boca sin atender a la presencia de la criada. Mi costumbre era servirme yo mismo y eso hice. Mientras contemplaba la bien poblada nevera me di cuenta, aunque tarde, de que tenía mi miembro erecto (suelo levantarme con ese estado de ánimo) y que muy probablemente aquella mujer se había fijado en ello. En fin, de todas formas no le di demasiada importancia, probablemente no la vería más.

Tras comer algunas palmeras diminutas y un gran vaso de leche, bajé nuevamente a la piscina con la intención de bañarme, olvidando por completo mi descuido durante el anterior encuentro. Por suerte mi vecina y mi abuela habían desaparecido, así que me tiré buena parte de la mañana en la piscina. Estaba a punto de abandonarla cuando vi salir a la peruana, probablemente a hacer la compra (¡la nevera estaba llena!). Al abrir la puerta se cruzó con mi abuela y su amiga que volvían. Ellas entraron y se dirigieron a la piscina. Yo me hice un poco el loco y me fui dentro de la casa para evitar más miradas de aquella mujer. No es que su persona me desagradase, incluso diría entonces que para su edad estaba muy bien, daba cierto morbo, pero mi presentación no había resultado ser de lo más acertada.

Salí mojado mientras me excusaba. Fue otro error porque llevaba la bermuda pegada al cuerpo como consecuencia del agua y se me marcaba nuevamente el paquete. Sin duda alguna aquello no había pasado desapercibido para el ojo escudriñador de aquella dama. Tras un leve suspiro entré en la casa, dejé mi toalla colgada y me dirigí al baño de la planta baja. Este era el más grande y mejor decorado. Entré y me dispuse a orinar cuando, casi sin darme cuenta, noté un aliento en mi cogote, luego un par de enormes pechos que se apoyaban en mi espalda y una mano arrugada, de uñas largas y pintadas de blanco y cadenas de oro colgando, que agarraba, como si de una presa se tratase, a mi miembro a punto de orinar.

Mi miembro, lánguido, pequeño y falto de excitación comenzó a ganar tamaño y rectitud al moverse aquella mano masturbadora. Rápidamente mi miembro alcanzó su mayor longitud y pude notar hasta la más mínima arruga de la mano, dedos realmente experimentados, ligeramente tostados por el sol y... ¡las uñas blancas!. Quise mirar hacia atrás pero la excitación me lo impedía, a parte ella comenzó a saborear mi oreja con sus labios mientras que con un susurro decía: "Sigue con lo que estabas haciendo". Fue tan convincente y sensual que lo intenté pero la situación hacía de tal tarea un acto difícil de llevar a cabo. Esta mujer, consciente de lo que me ocurría, utilizó sus dedos para masturbar la punta de mi capullo, con soltura asombrosa. Sentí un cosquilleo que hacía echarme un tanto hacia atrás y cierta fragilidad en mis piernas, encogiéndome. En pocos segundos el roce, casi hecho de memoria, provocó que expulsase la orina que conservaba. Fue todo un placer ver cómo ella me ayudaba en tal acción, incluso creo que llegó a mancharse un poco, y digo "creo" pues mis ojos precisaban cerrarse de pura excitación.

Ella continuó como si nada, mi garganta profería leves gemidos que iban a chocarse contra el techo del baño, mi miembro dejaba escapar las últimas gotas, y su mano no paraba de masturbarme con suma eficacia y experiencia, tanta que la eyaculación era inminente. Sus sedosos labios en mi oreja, sus pechos en mi espalda, una mano en mi pecho (para compensar mi falta de equilibrio) y la otra masturbando mi miembro. No sé cuánto tiempo duró aquello pero supongo que fue lo suficientemente rápido como para que mi abuela no se alarmase. Finalmente eyaculé sobre la taza del water mientras ella continuaba manoseando mi miembro, manchándose y extendiendo el semen por toda la extensión del mismo al continuar con sus movimientos casi instintivos. Fue un goce inaudito. Me soltó y me apoyé junto a la pared, ella me miró y se lamió dulce y ligeramente la mano, acto seguido se las lavó, se las secó y abandonó la estancia no sin antes echarme una última mirada de complicidad y silencio.

En cuanto me encontré en condiciones de dirigirme hacia mi cuarto, salí no sin antes ocultar pruebas y me marché escaleras arriba. Una vez en mi dormitorio no paraba de darle vueltas a lo acaecido. Por una parte había resultado ser una experiencia nueva: era una mujer mucho mayor que yo. No podía decir que me repugnaba si no al contrario, me dio mucho gusto y creo que había descubierto mi verdadera vocación: las maduras. Así que el resto del día, en su mayor parte, anduve fantaseando a la vez que intrigado por mis nuevos y recién descubiertos gustos.

Todavía quedaban cinco días por delante, durante los cuales esperaría acontecimientos. Mi ética no me permitía hacer nada más pues en aquellos momentos vivía una hermosa relación.

Pero los acontecimientos que yo aguardaba con impaciencia (sin querer) llegaron con el día a día. El primero de ellos no tardó en absoluto, fue al día siguiente y casi sin esperarlo. Fue nuevamente por la mañana. Me levanté como siempre, me aseé un poco antes de bajar al comedor y descendí las escaleras que me conducían a un nuevo encuentro.

La voz de mi abuela y la de alguien más, manteniendo una conversación acerca de cual sería la crema solar más recomendable para una mujer con su piel. La otra utilizaba sugerencias de lo más elocuentes, o al menos a mi abuela se lo resultaban porque yo no tengo ni idea de cremas raras. Sabía sobradamente quién era la acompañante de mi abuela en esa tertulia mañanera: era ella. Me detuve un momento, sin saber qué hacer, si entrar y aventurarme nuevamente a que sucediera algo o, por el contrario, quedarme en mi cuarto en espera de que se marchase. ¿Y si no se iba y me quedaba recluido toda la mañana en él?, no, probablemente saldrían, ¿y si venía alguna de ellas o la criada a despertarme?, ¿qué hacer?. Al final decidí dejarme llevar pues ¿qué era lo que realmente quería?, sin duda alguna sentir el tenue tacto de su piel sobre la mía. Así pues crucé la esquina que llevaba al comedor y atravesé la puerta.

Tras los típicos saludos llenos de cordialidad e hipocresía me senté frente a aquella mujer y junto a mi abuela. Para que os hagáis una idea la mesa era cuadrada, de madera ricamente adornada de dibujos que podían verse a través del grueso cristal que los protegía. Mi abuela tenía ambos brazos echados sobre la mesa, con la barbilla sobre ellos. Por su parte, la dama que me evocaba morbosidad (lady morbo), encontrábase apoyada al respaldo de su silla, casi echada.

Mi abuela ordenó a la criada que me trajese algo para desayunar. Pedí, si mal no recuerdo, un sandwich de bacon y queso fundido (me encantan) y un zumo de naranja. Ambas mujeres continuaron discutiendo las mismas memeces que antes de mi interrupción. La criada me trajo casi al instante el desayuno; no di un par de mordiscos al sandwich cuando, ya que me disponía a dar el primer sorbo del zumo de naranja, noté un pie. Sin duda provenía de ella, odiada y amada, que volvía a por más. Casi escupo el zumo de la sorpresa pero pude contenerme.

Al principio sus dedos buscaban mi miembro. Una vez hallado la planta de su pie se apoyó sobre él y comenzó a masajearlo con gran profesionalidad. Los pantalones que utilizo para dormir son extremadamente finos con objeto de combatir el calor nocturno (que no es poco), con algún botón que otro a modo de "bragueta". Pues bien, mi miembro no tardó en abrirse paso y salir a la luz, bajo la mesa claro está. Su pie parecía casi una mano, me lo acariciaba fina y exquisitamente, tanto que casi no podía ocultar mi rostro de placer delante de mi abuela. Cuando mi excitación iba en aumento ella logró separar tanto los dedos pulgar e índice de su pie que el grosor de mi miembro casi entraba en aquella oquedad improvisada. Con esa postura ella continuó masturbando mi miembro una vez más. No hubo tiempo para que eyaculase pues mi abuela se irguió en su silla y a ella no le quedó más remedio que apartar el pie.

Por suerte o por desgracia no la vi en lo que restaba de día. Durante el siguiente me encontraba observando las numerosas maquetas de coches y barcos (mi abuelo había sido marinero en sus tiempos mozos) que llenaban estanterías enteras. Sin embargo mi mente viajaba una y otra vez a aquellos momentos en los que ella me tocaba, con la mano o con el pie, igualmente deliciosos, y me ruborizaba enormemente.

Mi plan había quedado apartado, pero intenté aprovechar el tiempo perdido, pasando más tiempo con mi abuela y haciéndole los mimos oportunos. Al día siguiente (jueves ya) tampoco vi a aquella dama, lo cual representó una ventaja pues mi plan seguía en marcha.

Por fin llegó el viernes y con él mi pasión por aquella mujer de unos cuarenta y dos años aumentó hasta límites insospechados. Ello derivó de un nuevo encuentro, esta vez en la piscina. Yo me encontraba inmerso en la misma mientras mi abuela tomaba algo en su hamaca en una mañana de lo más calurosa. La puerta sonó y la criada acudió a la misma. Pocos segundos después vi aparecer a aquella mujer vistiendo un bañador negro de pieza única, unas gafas también negras y una pamela a juego. Ah, también llevaba un fino pañuelo de vivos colores, pero sin importancia.

Se sentó junto a mi abuela y tomó algo mientras yo me hacía un poco el "distraído" dando vueltas por la piscina, buscando la mejor excusa para evadirme, pero sin querer hacerlo. Sumergido en mis pensamientos y en el agua vi que ella se decidía a entrar a la piscina por la escalera de aluminio de la parte menos profunda (opuesta a mi posición). Con cortas brazadas fue avanzando hacia el centro mientras animaba a mi abuela para que se bañase ella también, que hacía mucho calor. Tras insistirle un poco mi abuela terminó por acceder diciendo: "Bueno, voy al baño un momento, me cambio y vuelvo para bañarme con vosotros. Esperadme".

Yo me acerqué a lady-morbo para hablarle cara a cara acerca de lo acontecido los días anteriores. Durante la discusión, corta por cierto, no me quedó más remedio que confesarle que me había gustado. Mis razones no le valieron, ni siquiera el hecho de que estuviese manteniendo una relación estable actualmente. Casi sin pensárselo, o eso creo, metió su mano de forma inclinada dentro de mi bañador y comenzó a masturbarme otra vez, sólo que de forma distinta. Un minúsculo grito escapó de mis labios y ella me besó profusamente para callarlo.

Terminó por bajarme el bañador, yo le dije que mi abuela estaría al venir pero ella negó con la cabeza y afirmó diciendo: "Cada vez que tu abuela va al baño tarda una eternidad, créeme". Entonces se acercó, tanto que su canalillo quedaba bajo mis ojos. Su sonrisa era malévola pero me gustaba, así que esta vez fui yo quien la besó a la vez que la agarraba entre mis brazos. Ella se agarró a mi cintura, unió su cuerpo al mío, me echó contra el borde de la piscina y, allí apoyado, comenzó a frotar su sexo, aún oculto, contra mi miembro desnudo y pasado por agua.

No puedo explicar la cantidad de emociones distintas que pasaron por mi cabeza. Ella estaba allí, el objeto de mi deseo, frotándose suavemente al principio y posteriormente con mayor celeridad. Disfrutaba como la primera vez, casi con miedo e inexperimentado. Era un roce cuantioso y lleno de pasión, el tacto de aquella tela estaba por volverme loco. Mis gemidos se hicieron cada vez más pronunciados, pero ella, diccionario abierto del sexo, giraba mi rostro y lo encaraba hacia el suyo para volver a besarme y así acallar mis casi lamentos de placer.

En una de sus acometidas, de las más lentas hasta entonces, eyaculé dentro de la piscina, permitiendo que el semen se esparciera en la misma y se perdiese entre el agua. Tras unos roces más para calmarme se apartó. Me lanzó un dulce beso y se aproximó a al zona profunda de la piscina. Por mi parte me subí el bañador e hice como si nada hubiera sucedido (como diría Pynn: "Gran don de los jóvenes"). Lo cierto es que mi abuela tardó aún más de lo necesario en llegar. Pero bueno, por ahora estaba bien, hubiera preferido más tiempo pero pienso que ella había marcado los suyos propios, ¿acaso me estaba preparando para algo?.

Mi pregunta no iba a tardar demasiado en recibir respuesta. Un día más tarde (sábado) mi abuela me anunció que esa noche, como despedida, íbamos a ir a una fiesta, allí me presentaría amistades suyas y de mi difunto abuelo y que, con algo de suerte, daría con alguna joven de talante y porte distinguidos. Fue entonces cuando recordé a mi amada, que muy probablemente estaba en su casa, esperando noticias mías. Lamento lo que hice pero me llamaba demasiado la atención como para no hacerlo.

Mi intención era no volver a ver aquella mujer, y si para ello debía abortar mi plan pues mucho mejor, así abandonaría la hipocresía que hasta entonces me inundaba. Qué decir... nuevamente tuvimos que encontrarnos. Por la mañana mi abuela quiso llevarme de tiendas, yo insistí en que llevaba ropa de fiesta si era eso lo que pretendía comprarme; no importó, ella quería hacerme ese regalo y no me quedó más remedio que acceder. Por descontado su vecina iba a acompañarnos.

Me conciencié lo mejor que pude y salí junto a mi abuela hacia el taxi que había solicitado por teléfono. La vecina estaba allí esperándonos vestida con un traje rosa, una falda un tanto corta, una camisa que dejaba ver su largo canalillo y el pelo mojado, símbolo de que se acababa de duchar.

Subimos al taxi, mi abuela delante para indicar los lugares de compras correspondientes al conductor y la vecina y yo detrás. Estuvimos en mil tiendas lo menos, en cada una de las cuales tuve que probarme miles de pantalones, corbatas, camisas, chalecos, etc. Y creo que en cada sesión de probador la vecina intentaba distinguir algo a través de las cortinas. Llegué incluso a pensar que tendría la osadía de introducirse en el probador para acosarme.

Finalmente abandonamos la zona de tiendas y nos subimos a nuestro taxi (un servicio especial y muy caro según creo). Tras cargar los bultos tomamos nuestras posiciones y nos dirigimos a casa. Lady-morbo es una mujer observadora, de sangre fría y calculadora. Descubrí esto cuando ella tramó un astuto plan en el mismo taxi. Dicho vehículo no tenía el retrovisor interior pues los cristales eran tintados (creo que eso es ilegal) y no servía para nada o para más bien poco. Mi abuela, debido al ajetreo, inclinó su cabeza hacia un lado y parecía dormir como si nada. Entonces fue cuando nuestras miradas se cruzaron, sin saber qué hacer tragué saliva y me contuve. Ella, sin perder ni un segundo más, tomó mi mano y la dirigió a su sexo, que comencé a tocar con ganas por encima de la falda. Ella dibujó una mueca en su rostro e introdujo mi mano por la falda, por la parte de arriba, rozando así su delicioso estómago.

Tras eludir una masa de pelos di con su sexo y comencé a frotarlo con gran habilidad. Ella parecía estar en la gloria pero no emitía ruido alguno para que el taxista no se cerciorase de lo que estaba ocurriendo justo detrás de él. Me gusto mucho ese tacto, lo tenía muy grande, muy abierto, lleno de vello, muy natural. Me gustó tanto que mi miembro quería saltar del pantalón y estrellarse allí donde mi mano derecha se encontraba. Tras frotar introduje uno, luego dos y finalmente tres dedos. Su cavidad era asombrosa a la vez que acongojante. Me hubiera tirado así todo el día, viéndola disfrutar, pero el coche llegaba a casa y lo dejamos. Mi mano olía a esencia de sexo: húmedo y morboso. Tras despedirnos acabé con mis sufrimientos con una prolongada y relajante masturbación en mi dormitorio.

La noche, final de mi travesía por unos canales de placer que no sé si volveré a surcar. Ni jóvenes, muy jóvenes, vírgenes, lesbianas, fetichismo, masoquismo ni gente de otras razas, nada, absolutamente nada, era comparable al hecho de hacerlo con una mujer experimentada y mucho mayor que yo.

Para la noche estaba decidido a darlo y a aguantarlo todo. Acabaría ella conmigo o yo con ella, el caso es que me daba igual con tal de dar la talla. Así que me puse el espléndido traje negro que me acababa de regalar mi abuela, los zapatos a juego y los gemelos plateados. Iba hecho un señorito de las más altas esferas (no, no me refiero a Yog-Sothoth). Mi abuela esperaba abajo, muy maquillada y con un traje blanco de falda y mangas largas, un bolso blanco de cierres dorados a juego y nos pendientes de perlas a juego con el collar. Salí con ella de la mano y al encontrarnos con la vecina hice lo propio. Ella vestía una falda de un color un tanto singular, era entre marrón y blanco, como con manchas, encima una camisa que transparentaba su sujetador blanco adornado de los más finos bordados (me recordaban a la armadura de Aquiles descrita por Homero). Sus tacones y bolso a juego, su pelo corto, ¡poco maquillaje y adornos! , lo mejor de todo, sus piernas cubiertas por unas medias en forma de red.

Fuimos a la fiesta, era en una casa suntuosa de patio mayor que el de mi abuela. Fui presentado a numerosa gente, tanto mayores como menores que yo. Incluso vi algún que otro famosillo pero no es cuestión mencionarlos aquí. Mi abuela insistía en presentarme a las típicas niñas pijas solteronas que en su vida han probado un buen polvo. De hecho bailé con muchas, la mayoría de ellas entre los 15 y 19 años; pero mis ojos buscaban a mi lady-morbo.

En un baile lento la invité a salir y nos introducimos abrazados entre el tumulto de parejas bailando. Nos aproximamos mucho el uno al otro, su cabeza se apoyó en mi hombro y con suaves palabras me dijo: "Nos iremos ya mismo, ¿verdad?". Afirmé con un movimiento de cabeza y ella comenzó a urgir su plan.

No más de media hora después la vecina manifestó a mi abuela la necesidad de dirigirse a casa, sufría de jaqueca y no estaba en condiciones de permanecer durante más tiempo en la fiesta. Mi abuela, con algunas copas de más, intentó convencerla para que se quedase entonces fue cuando entré en escena. Caballerosamente me ofrecí a acompañarla hasta casa y volver o bien, si no tenía demasiadas ganas, a quedarme en casa. Mi abuela, despreocupada, me dio sus llaves.

Así que tomamos un taxi y nos marchamos como almas que lleva el diablo.

Llegamos a su casa, ella abrió la puerta mientras yo esperaba ansiosamente observando su trasero. Rápidamente pasamos al salón y allí comenzó nuestra aventura. Me despojé del chaleco y de la corbata, luego ella comenzó a desabrocharme uno a uno los botones de mi camisa celeste mientras me besaba con sus suntuosos labios. Posteriormente bajó, besando mi pecho descubierto, hasta caer de rodillas. Acto seguido quitó la correa, bajó la cremallera de mi pantalón y de él sacó mi miembro desproporcionadamente excitado. Mientras lo contemplaba con ojos voraces y sedientos, se quitó la parte superior de su conjunto permitiendo que me deleitase con sus pechos, no demasiado grandes pero de la medida justa.

Miembro en mano se lo introdujo en la boca chupándolo hasta le límite. Una de sus manos ayudaba a la boca mientras que la otra masajeaba mis testículos. Su mano bajaba y subía girando sobre sí misma a la vez que movía horizontalmente su cabeza, tocando con sus deliciosos y experimentados labios mi otro y. Su lengua jugaba exquisitamente con lo que iba quedando dentro de la boca a cada movimiento. Era sublime. De vez en cuando dejaba de chupar para sacar su lengua y lamérmelo de arriba abajo, rozando con sus dientes la punta del mismo.

Era una profesional. Sus uñas alargadas rozaban mi piel y me producían dulces cosquillas, consecuencia de ello eran gemidos por mi parte. Eso parecía excitarle: los gemidos, saber que me tenía a su merced. Sus lametazos eran alargados, profundos, extasiantes, cada milímetro de mi miembro sufría espasmos, símbolo de que estaba a punto de eyacular. Dándose cuenta de lo que estaba a punto de suceder, se lo sacó de la boca y tiró de él hasta su pecho aún "enguantado" en sujetador. Hizo recorrer la punta por toda la extensión de sus alzados pechos provocando así un "gustillo" que no podría describir con otra palabra que no fuese esa.

Entonces eyaculé, era inminente, y todo el semen fue a parar a sus pechos, desparramándose por ellos mientras ella dibujaba con él sobre sus pechos a modo de pincel. Recorrió cuanto puedo, y yo tuve la impresión de que aquellas cotas estaban siendo inundadas por la nieve. Jamás había eyaculado tal cantidad. Por fin su mano se despegó de mi miembro, que cayó exhausto; luego, con algunos dedos, limpio parte de aquel líquido espeso pegado a su pecho para introducírselo en la boca con todo el morbazo del mundo.

La cosa no iba a acabar aquí. Yo me dejé caer sobre el sofá blanco de tres piezas y ella marchó hacia el baño probablemente. Al poco rato apareció desnuda en su mayoría, y digo en su mayoría porque aún llevaba puestas las bragas, unas bragas que antaño fueron blancas y que ahora, tras lavados y más lavados, tenían un toque amarillento. Su pelo corto suelto, su mirada traviesa, su cuerpo vencido a leves arrugas, algo de barriga y piernas un tanto afectadas por la celulitis, la piel no era del todo morena, si acaso anaranjada, pechos de tamaño normal, similares a bellotas (no me refiero al tamaño, si no que sus pezones eran grandes, de ahí el símil), brazos caídos y mucha, mucha naturalidad.

Tal que así se sentó encima de mí. Su pelo caía sobre mi cara y me besó; nos comimos mutuamente la boca. Inmediatamente comencé a sentir su sexo frotarse contra el mío mientras su lencería los separaba. Debo reconocer que el roce era un tanto correoso hasta que poco a poco me fui acostumbrando, y ello de debió a que sus bragas empezaron a humedecerse. Yo no comprendía cómo me sentía con tantísimo vigor después de lo ocurrido, tal vez ella me había estado preparando a consciencia para esto. Lo cierto es que volvía a estar erecto.

Como he dicho el roce pasó a ser más líquido y gosozo. Ella, debido a la calentura que le corroía, desprendía un delicioso líquido desde su sexo que se encontró con el muro de la tela, lo atravesó y después fue a encontrarse con mi miembro. Así que los movimientos se hicieron más rápidos y alargados mientras que yo intentaba aferrarme lo mejor posible a aquel sofá para no caer sin fuerzas y así estropear la escena. Me besaba allí donde pillaba a la vez que continuaban con sus movimientos que emulaban la penetración. Yo intentaba alzar mi pelvis por encima del nivel del sofá demostrando así cuánto estaba gustándome aquello.

Ya totalmente mojados, con su líquido derramado por todo mi miembro y más abajo, sus movimientos se volvieron un tanto más lentos pero duros. Sus gemidos se pronunciaron aún más y yo los acompañé sin querer. Pronto llegaría la segunda eyaculación y de hecho así fue. En una acometida más, casi dolorosa e impregnada de todo líquido, volví a dejar escapar inmensas cantidades de semen. Pero la cosa no acabó a ahí, a pesar de mi grito de finalización, ella frotó y frotó expandiendo el maravilloso líquido aún más, manchándose las bragas si más cabría aún y gimiendo como una loca. Yo ya estaba prácticamente muerto pero por suerte terminó de forma inminente, dejando escapar un grito del más rico de los placeres y abrazándose a mí con tal ferocidad que llegó incluso a arañar mi espalda.

Fui al baño y me aseé lo mejor que pude. Ella me aconsejó que fuese a su habitación, arriba. Subí de manera casi inconsciente, sin tener muy claro lo que ocurriría a continuación. Al tiempo ella subió, totalmente desnuda, permitiéndome ver ahora su sexo, inundado del pelo más oscuro, rizado y bello que jamás pueda imaginarse.

Su habitación era digna de la niña más mimosa y joven. Toda de rosa y blanco exquisitamente combinados; casi podría decirse que era la habitación de la Barbie. Su cama era grande, con columnas enroscadas de color blanco que subían hasta una parte superior (no sé cómo se llaman) de telas rosas y bordados blancos. De dicha zona caía una tela fina y blanca que permitía ver el interior.

Ella se introdujo tras aquellas cataratas de tela blanca sedosa y se tumbó justo en el centro de la cama. A continuación se abrió totalmente de piernas dejándome que me deleitase nuevamente viendo aquello que en el taxi había tocado y que tanto placer me había ofrecido hasta ahora. Con un gesto de su dedo me invitó a pasar. Imitando a un gatito fui a cuatro patas por su gran cama hasta donde se encontraba ella. Bruscamente tomó mi cabeza y la hundió en su peludo sexo, hecho que agradecí comiendo como mejor sabía: introduciendo mi lengua, expandiendo mis labios para abarcar el mayor terreno posible, besando cada centímetro de piel...

Me acariciaba la cabeza mientras gemía dolorosamente. No interrumpí mi marcha y seguí disfrutando de aquel manjar del cual yo era digno en aquel instante. Algunos pelos se desprendían sobre la suntuosa cama, otros se enredaban y se esparcía por mi rostro, pero no por ello cesaba en mi empeño. Su sexo era mío. Mis lametones recorrían los bordes, luego introducía la lengua, acto seguido entraban en juego los labios que apretaban y tensaban su piel al besar. Casi sin darme cuenta estaba en procesos de erección otra vez.

Cuando sus gritos resultarían inconfundibles en tres manzanas a la redonda escalé puestos. Me puse a su altura, cara con cara, e introduje mi miembro en su sexo de un tirón. Comencé a moverme mientras que mi ideal d morbosidad agitábase frenéticamente por la cama. La sacaba y metía procurando sentir el roce en toda su plenitud (incluso contándolo ahora estoy erecto). Respiraba profundamente, movía mi pelvis casi de manera acompasada a mi respiración, hundiendo todo aquello lo más profundamente posible (que no era poco). Quiso que cambiásemos de posición, así que me puse detrás y se la volví a introducir por la misma cavidad a la vez que besaba su cuello y masturbaba sus pezones con la mano que me quedaba libre.

Sus pechos eran aptos para estar tocándolos todo el día. Veía su cuerpo moverse gelatinosamente a cada acometía que le daba. Disfrutábamos, "aaaaaaah" era la palabra que más usamos durante aquel día. Perdía fuerzas, así que la ayudé levantando su pierna con la mano mientras la acariciaba, de arriba abajo. Me gustaba aquello. Sus gritos eran cada vez más y más prolongados. Parecía que pronto iba a estallar pero no era así; lo que hizo fue revolverse sobre sí misma y tumbarme, luego cogió y se puso encima y empezó a botar como una loca, como una posesa más bien.

Iba a destrozarme la pelvis con cada bajada. El ritmo era frenético así como nuestros gritos. Apoyó sus manos sobre mi pecho cuando disminuyó un tanto el ritmo. Ahora todo más suavito pude tranquilizarme y contemplar aquellos senos de pezones duros que caían sobre mi pecho y lo rozaban. Tras un lametón en sobre mi boca volvió a erguirse. Mirándome realizó fuertes acometidas acompañadas de profundos gemidos. Era evidente que trataba de excitarme aún más, y de hecho lo consiguió.

Dicen que la tranquilidad acontece a la catástrofe, y esta no fue una excepción. Las aguas calmadas volvieron a formar olas. Puso sus brazos en la cintura a modo de jarra, e hizo unos movimientos de pelvis, unos movimientos lentos y en círculo, dándole vueltas a mi miembro oculto. Eso me gustaba más que nada en este mundo y sentía renovadas fuerzas y deseos de eyacular.

Rítmicamente ascendió su velocidad de rotación o giro hasta que mis ojos se desorbitaron. Ante tal síntoma volvió a botar de forma exagerada. Yo iba a eyacular una vez más, casi sin nada que echar, pero ella me rogó que aguantase. Era muy costoso esperarle quería hacérmelo ya, ella, entre gemidos, pedía paciencia. Yo gritaba de dolor, mi estómago se revolvía, a cada instante me imaginaba terminando, cada segundo era eterno, cualquier acometida me haría explotar. Así que ella aumentó su ritmo, con lo que el roce apenas se sentía pero se oía de forma inconfundible y totalmente placentera. Al cabo de no sé cuanto tiempo descargó sobre mí y yo dentro de ella. Una masa de líquidos nos mojó y nos dejó muertos. Mi miembro abandono aquella cavidad sin dificultad gracias al agente lubricante. Caímos uno enfrente del otro y estuvimos así un rato.

En cuanto pude volví a casa de mi abuela y, a escondidas, me fui a la cama. Al día siguiente partí con el deseo de volver a verla y el de no volver a tener nada que ver con ella. Mi plan no dio sus frutos por culpa de lo sucedido con la vecina.

Ahora mismo me encuentro en un debate conmigo mismo, si doy a conocer esto a mi pareja nuestra relación se desmoronará. Además no estoy seguro de lo que quiero en este momento, si olvidarla y proseguir con mi feliz relación o volver a los brazos de la morbosidad personificada.

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18 Jan 16:15

Las mujeres maduras y la fotografia artistica

by zoraya

Chico madrileño 23 años, busca amistad con mujeres maduras de mas de 40, soy fotógrafo y NO busco sexo en principio, solo la posibilidad de pasar un rato agradable con una mujer y hacerla un BOOK de fotos eróticas y sensuales en B/N o Color posando, con distinto tipo de ropas fotos preparadas.. con el cuerpo embadurnado de aceite Johnson, un antifaz o careta y purpurina por los pechos.. etc.

Las fotos únicamente son para mi carpeta personal de trabajos no haciendo ningún uso poco ético de ellas, te hago las fotos tenemos una charla amena… y cuando las revele, te adjunto tus copias. No cobro por ello, simplemente como concepto de revelado el mismo precio que un laboratorio de fotos para mayor tranquilidad tu marido puede estar presente mientras te hago la sesión de fotos así estarás mas suelta.

Un beso Oscar

Así empezaba mi anuncio, empecé a recibir e.mails y llamadas de mujeres simplemente para curiosear y pedir información sobre mi trabajo, me interesó una de ellas, se llamaba Maribel y tenia 45 años. Me mandó un par de fotos suyas una vestida con un traje de fiesta y la otra con un bikini minucuslo de color amarillo fosforescente, realmente Maribel estaba buenísima, para sus 45 años, su cuerpo no tenia nada que envidiar al de una chica de 25. Me llamó varios días por teléfono para charlar y por fin para concretar una cita para hacerla el book de fotos. Acudí a la dirección que ella me dijo, era una urbanización en las afueras de Madrid, estaba un poco perdido y asustado quizás porque uno no sabe lo que se va a encontrar cuando queda con alguien de esta forma.

Llame a la puerta y me abrió, era una mujer maravillosa, muy simpática, me invito que pasase a su casa, y que me sentase me ofreció algo de beber, yo lo acepte gustosamente y comenzamos a charlar mientras le enseñaba algunos de los book que le había hecho a otras mujeres para que viese el tipo de fotos que me gustaba sacar. Yo fui preparando mi cámara, los carretes, el objetivo y los filtros a la vez que buscábamos una zona para hacer las fotos, en su habitación en la parte de arriba ella se puso a cambiarse de ropa sin ningún pudor por estar yo delante, y se vistió muy provocadora con una falda de látex, medias de liga negra lisas, unos zapatos de tacón negro preciosos y una camiseta de tirantes ajustada.. mmm como estaba de buena… fue haciendo poses y mi cámara iba disparando captando toda la sensualidad y belleza que se esconde detrás de una mujer como ella.. fue posando en lencería para mí, en bikini, en la bañera recubierta de espuma mostrando un poco sus pechos… yo me estaba poniendo muy caliente y creo que a ella también le excitaba la situación de estar posando para un chico joven con una cámara de fotos, además sin tirarme el pegote pues creo que estoy muy bien cuidado, porque me pego buenas machacadas en el gym, y me ha costado mucho tener un buen abdomen.. unos buenos brazos… y demás.

Al terminar las fotos ella se sentó a mi lado y seguimos charlando y riéndonos un rato un poco de todo. Yo seguía terminándome el refresco cuando note que ella me cogió la mano y la puso en sus muslos para que se los acariciase por dentro.. yo no supe como reaccionar así que me deje guiar por su mano, le toque el coño por encima de las bragas y se la notaba muy excitada ya que estaba empezando a mojar sus bragas, realmente estaba que no me lo creía así que no me lo pensé y me decidí a aprovechar ese cuerpazo que Dios le había dado a mi modelo madurita y soltarle un morreo impresionante, nuestras lenguas jugaban y se enredaban en un torbellino de pasión que no se sabia muy bien de donde había surgido. Sin duda, Maribel era un volcán imparable, se quito el sostén y dejo verme sus preciosas tetas la envidia de muchas de mis amigas de mi edad, una talla 105 de pecho, con unos pezones que apuntaban al cielo, unas tetas muy firmes nada caídas para su edad, su vientre plano.. su culo perfecto, ni un solo michelín, su piel suave.. era una maravilla que una mujer que tiene 45 años y ha sido madre tres veces se conservase así.

Empecé a comerle las tetas.. estaban muy calientes y realmente sus pezones eran grandes y me encantaba saborearlos, meterlos en mi boca y jugar con mi lengua en ellos… fui acariciándola y bajando mas y más hasta sentir el aroma que salía de su cuerpo, ese aroma de mujer que me vuelve loco, ese olor a sexo y a hembra que me lleva en un viaje maravilloso hacia otros mundos, realmente no hay otra cosa que me vuelva mas loco en el mundo que tener la oportunidad de hacerle sexo oral a una mujer… bese sus muslos y seguí hacia dentro.. lamiendo sus labios, besándolos, chupandolos.. sintiendo como el clítoris me llamaba a gritos.. lo aprisione con mi lengua y mis labios en forma de O y chupe, lamí… jugué con mi lengua en círculos sobre su clítoris, cambiando el ritmo de ve en cuando, cambiando de sentido… ella estaba empapada y era delicioso su olor y poder saborear todos esos flujos que emanaban de Maribel.

Ella se puso de rodillas y me saco la polla bajándome el bóxer, yo estaba muy bruto así que mis 17cm salieron como un resorte de su escondite… la verdad no tengo una polla excesivamente grande… pero al estar circuncidado, el glande queda muy bonito, reluciente con su tono rosáceo… y mis 17cm se ven compensados porque tengo una polla bastante gorda.. unos 6 centímetros de diámetro… lo que me ha hecho tener algunos problemas cuando enculo a alguna mujer que tiene el culo poco abierto o poco entrenado para esas practicas… sentir los labios ardientes de Maribel, besando mi polla me ponía a tope.. en un principio pensé que me correría ya mismo pero decidí relajarme y pensar que algo tan alucinante no se podía terminar tan pronto. Ella jugaba con mi polla, lamía el glande.. y pasaba su lengua por toda la longitud de mi polla como una autentica viciosa, sin duda estaba claro que Maribel había chupado muchas pollas a lo largo de su vida.

La puse a 4 patas en la cama y le comí un poquito el culo.. mientras ella se masturbaba.. . yo me puse un condón y empecé a penetrarla… es la postura que más me gusta porque es donde más se entrega una mujer, en la postura perrita…. la cogía de la cintura y la iba follando cada vez más rápido, ella gritaba como una posesa.. y yo también estaba que no cabía en mi mismo… su coño estaba caliente y me encantaba esa sensación, era todo un placer poder follar con Maribel.. ella me pidió que la follase por el culo y por supuesto la satisfacía en aquel deseo también me senté en el borde de la cama y ella en cuclillas puso su ano sobre mi pene… y comenzó a meterselo poco a poco tuve que lubricarla un poquito mas en esa zona con mi saliva pero mi polla entro en su culo sin demasiado esfuerzo, me agarro fuertemente las manos y comenzó a cabalgar sobre mi polla como una amazona, yo estaba que me iba a correr la pedí que me corriese en sus pechos preguntándole también si ella prefería mi lechada en otra parte de su cuerpo.

No podía mas y me puse sentado en su vientre apuntando mi polla hacia sus pechos y comencé a correrme como nunca había hecho en mi vida salieron ocho churretones de leche caliente y espesa como nunca que fueron a parar a sus pechos.. ella se lo extendió como si fuese la mas preciada de las cremas… me beso con pasión, nos dimos una ducha juntos y quedamos en que habría mas sesiones de fotos muy especiales… lo que paso cuando revele las fotos y se las entregue es otra historia que quizás os cuente en otra ocasión.

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18 Jan 16:15

Un viaje obligado

by zoraya

Hace unos años falleció una tía que vivía en una Ciudad no muy lejana de la que resido. Habiendo sido víctima de un accidente de tránsito y, siendo su único familiar fui llamado por la policía para hacerme cargo de la situación.

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Si bien vivíamos distanciados, teníamos una relación sumamente estrecha, ya que nos veíamos con cierta asiduidad, ya sea porque ella viajaba o porque viajaba yo y hablábamos por teléfono frecuentemente. Así y todo conocí muy pocas amistades de la gran cantidad que tenía, pues su vida social, pese a sus más de ochenta abriles, era bastante intensa.

Al llegar, el encargado del edificio me informa que la llave del departamento la tenía una amiga de mi tía, que había sido testigo del accidente y recogió sus pertenencias que quedaron desparramadas por la calle.

Inmediatamente me dirigí hasta el domicilio de Silvia, así se llama la amiga de mi tía. En una situación dolorosa como la que me tocaba vivir, no estaba con mucho ánimo como para prestar atención a otra cosa que no sea el motivo de mi viaje, habida cuenta que había tenido que dejar mi trabajo y deseaba volver inmediatamente de atendidas mis obligaciones. Esperaba encontrarme con una mujer similar a mi tía, cercana a los 80, pero para mi sorpresa era muy atractiva, que no llegaba a tener 70 años, confirmado posteriormente por ella, en oportunidad de conversar acerca de lo ocurrido pues ella había presenciado todo.

Me dio las llaves, me ocupé de la situación, ordené los papeles, y dos días después estaba volviendo a mi trabajo, abandonado por estas circunstancias. Le avisé a Joaquín, el encargado del edificio, que en unos días volvería para ocuparme de los asuntos legales producto de la tragedia, dejándole mis teléfonos por si necesitaba ubicarme con urgencia.

Habían pasado unos diez días, era miércoles, estaba escuchando música y leyendo, cerca de las once de la noche y suena el teléfono. Era Silvia. Se disculpó por haber solicitado mi teléfono a Joaquín y me preguntó cuándo iba a viajar para allá pues necesitaba hablar conmigo. Le dije que estaba en mis planes irme al día siguiente, por la noche, para estar allí el viernes temprano y contar con un día hábil para hacer trámites y pasar el fin de semana. Quedé en que la llamaría al llegar. Debo admitir que me sorprendí un poco por su llamado y por algo más que no sabía descifrar qué era.

Efectivamente, como lo había previsto, el viernes por la mañana llegué, dejé mis cosas en el departamento, me duché y salí con intención de realizar varios trámites pertinentes al accidente de mi tía y otros personales. Sinceramente, ni me acordé de llamar a Silvia.

Había terminado de hacer lo que necesitaba, era cerca de las seis de la tarde, tomé un taxi y fui al departamento, haciendo algunas compras en el camino, pensando en preparar algo para cenar. Saludé a Joaquín que estaba en el palier, simulando atender sus obligaciones y tratando de enterarse todo lo posible sobre los pocos vecinos, ya que el edificio sólo cuenta con ocho pisos y un departamento en cada uno. Conversamos mientras nos fumamos un cigarrillo, me ayudó a subir con las bolsas del súper y nos despedimos hasta el día siguiente, pues no pensaba salir.

Me di un baño lento y largo, para aflojar tensiones y relajarme un poco de un día que había sido muy caluroso y por demás complicado en lo que a trámites y diligencias se refiere. Me tapé con una toalla y fui a la cocina para organizar mi cena. Tomé una de las la botellas de vino que había comprado y que abrí antes de entrar al baño, por lo cual en ese momento ya estaba en condiciones de ser saboreada. Me senté en el living a disfrutar de mi vinito y me acordé de que no la había llamado a Silvia. Tomé el teléfono y marqué. Me atendió ella al segundo ring. Me excusé por no haberla llamado antes poniendo como pretexto la cantidad de trámites que tenía que hacer. Le comenté sucintamente lo que había hecho durante el día, hablamos de las complicaciones, del calor y de que finalmente había concluido todo con éxito. En todo momento noté ese “algo” que me había llamado la atención cuando me llamó para decirme que necesitaba hablar conmigo.

Cuando le dije que me disponía a cenar frugalmente, una ensalada preparada por mi acompañándola con mi vinito tinto, sin dilaciones se ofreció para venir y prepararla ella misma. No hace falta que bajes. Tu tía me dio una llave de la puerta de entrada para evitar bajar a abrirme, me dijo. Balbuceé una respuesta y escuché cuando ella colgaba el teléfono después de decirme ” voy para allá”. Inmediatamente sonó. Atendí y era Joaquín que me invitaba a picar algo en su casa y ver el partido de River que yo había olvidado por completo. Desistí amablemente, conversamos algo sobre el partido y nos despedimos. Llamé a un amigo para encontrarnos a tomar un café al día siguiente, por la mañana. Conversamos unos minutos y debí colgar porque sonaba el timbre de la puerta.

Me levanté con toda naturalidad y en el mismo instante en que abría la puerta y vi la figura de Silvia, me di cuenta que estaba descalzo y semidesnudo con sólo la toalla que me envolvía. Silvia comenzó a reírse al ver mi cara mezcla de asombro y vergüenza. Rápidamente me disculpé, la invité a entrar, sentarse y corrí a vestirme más adecuadamente. Me puse un bermuda y una remera pero seguí descalzo tal es mi costumbre pues me da una sensación de descarga de tensiones el contacto con el piso. Ella estaba vestida muy casual, con una blusa holgada sin mangas una pollera muy suelta y sandalias.

Nos sentamos en el living, conversamos muchas cosas. Tomamos la primer botella de vino, me contó todo acerca del accidente, se ofreció a salir de testigo y allí supe que era soltera, que en una oportunidad estuvo a punto de casarse y se vio frustrada, de manera que nunca más lo intentó y su vida se limitó a relaciones esporádicas y sin intenciones de formalizar. Y que la última databa de unos cinco años. Debo mencionar que estar con ella me agradaba, por sus temas de conversación, su manera de expresarse, su forma de pensar y además, seguía sintiendo “eso” que todavía no podía descifrar.

Estábamos terminando la segunda botella de vino y se ofreció para traer la tercera, cuando al levantarse dio un paso, volvió hacia atrás y se cayó sobre el sofá. Quedé anonadado. Inmediatamente me levanté con mucho temor porque en primera instancia me pareció un infarto. La ayudé a recostarse y para mi tranquilidad observé que estaba conciente y que sólo era producto de unas copitas demás. Le traje agua fresca, la abaniqué y le sugerí que se aflojara la ropa, a lo que asintió inmediatamente aflojándose la pollera y, para mi asombro, se sacó la blusa, el corpiño y se puso la blusa nuevamente sin abotonarla.

Allí descubrí “eso” que me intrigaba: Silvia me atraía porque me estaba seduciendo. Y ahora que estaba medio borracha era mucho más notorio. Desde que me conoció que estaba intentándolo. Y después de haber visto sus pechos, al sacarse el corpiño, no tenía intenciones de resistirme.

Sin pensarlo dos veces, mientras ella se reía por cualquier cosa, producto de su borrachera, me acerqué al sofá, le abrí la camisa y sin decir nada comencé a acariciarle los pechos. Por un momento creí que me iba a ligar un sopapo, porque abrió los ojos desmesuradamente; pero de inmediato los cerró como para disfrutar las caricias, con lo cual advertí que esto recién comenzaba.

Me asombré por la firmeza que tenían. Por supuesto no eran ni cerca los de una bebota, pero si muy llamativo para su edad, que para ese entonces sabía que eran 64. Pasé la yema de mis dedos por sus pezones, lentamente apretándolos y luego los tomaba alternativamente entre mis dedos y se los apretaba a lo que ella respondía suspirando en una muestra palpable del placer que le producían mis caricias. Comencé a acariciarlos con la lengua y al mismo tiempo a bajar mi mano con destino a su almejita. Ella delicadamente me allanó el camino abriendo un poco las piernas y guiando mi mano. Para ese entonces yo tenía ya una buena erección y ella una gran calentura.

Seguí hasta encontrar su pubis. Para mi sorpresa, en lugar de una mata de pelo, encontré una ausencia total de bello; si mi tacto no me jugaba una mala pasada, estaría depilada totalmente, cosa que aumentó más mi excitación. Seguí besando sus pechos y levantó levemente sus caderas como invitándome a que le sacara la ropa que le quedaba. Una vez que estuvo totalmente desnuda, tuve mas libertad, como para que mis manos pudieran trabajar más adecuadamente, y seguir arrancando sus suspiros de placer.

Allí me dediqué a acariciar sus labios con mis dedos, lubricado en sus propios jugos que ya asomaban sin contención. Al pasar por el clítoris, noté su dureza producto de la excitación y me dediqué a rodearlo lentamente con la yema de mi dedo mayor y cuando noté que sus caderas se levantaban involuntariamente, señal inequívoca de la llegada de un orgasmo, lo tomé entre mis dedos y lo froté hasta que sentí como todo su cuerpo se estremecía y los labios de su almejita se abrían para dejar paso a los primeros fluidos con destino al sofá.

Cuando noté que había acabado, introduje el dedo lentamente en su cuca, que me sorprendió gratamente por su estrechez, imaginando lo que me haría gozar al penetrarla. Mientras tanto, ella había hurgado en mi bermuda, sacando fuera mi erección, aferrándose firmemente mientras acababa. Al querer retirar el dedo, delicadamente me lo impidió, lo que me alentó a introducirlo más y comenzar a moverlo dentro de ella, lo que aumentaba sus deseos y su excitación.

Intentó tomar otra postura y adiviné sus intenciones de chupármela, así que le facilité las cosas acercándoselo a los labios, mientras seguía dentro suyo moviéndome sin prisa pero sin pausa. Era toda una experta con la boca. Tuve que contenerme para no acabar así que ni bien tuvo su segundo orgasmo me retiré, porque mi primer explosión, quería que tenga otro destino.

Bajé sus piernas al piso, me arrodillé sobre un almohadón, e imaginando y deseando lo que vendría ella abrió las piernas y levantó las caderas, ansiosa porque mis labios beban de su almejita. Comencé por pasar la lengua por el interior de sus muslos, con el objeto de disfrutar del espectáculo visual de su calvicie, que podía percibir pese a la semipenumbra. Una vez saciado mi sentido de la vista, me posé con la lengua sobre sus labios, gozando de sus jugos y de cómo Silvia se volvía a excitar, manifestándolo con el movimiento ascendente y descendente, que hacía prácticamente innecesario que mueva la lengua.

Así fui abriendo ese conejito sudoroso hasta conseguir una leve penetración que hacía sus delicias y las mías. Y con mi lengua en su interior tuvo otro orgasmo fantástico.

Luego me posé sobre su clítoris, moviéndome en círculos, hasta que percibí que iba a acabar de nuevo, entonces lo tomé entre mis labios y lo chupé hasta que mi boca se llenó de sus jugos. Lo cual encendió mas mi pasión que se hacía notar por la dureza de mi erección.

Silvia lo notó y suavemente me indujo a acostarme boca arriba sobre la alfombra. Se sentó sobre mi y puso la punta de mi espada a la entrada de su almejita, introduciéndosela despacio, hasta hacerla desaparecer dentro suyo. No podía creer lo estrecha que era esa mujer a sus 64 años !!! Y qué bien que se movía !!! Tenía cierto temor, porque pensaba que entre mi regular envergadura y su poca estrechez probablemente no fuera demasiado satisfactorio. Pero, afortunadamente me equivoqué.

Mientras ella disfrutaba de tenerme adentro yo apretaba suavemente su pechos y pellizcaba sus pezones aumentando su placer que a su vez me calentaba aún más, teniendo que hacer un verdadero esfuerzo para no acabar antes de que ella esté satisfecha. Allí noté, por sus movimientos más enérgicos que iba a acabar otra vez. Me pidió que yo no acabe y se inclinó hacia atrás con un último suspiro largo y lánguido en señal de haber tenido el orgasmo buscado.

-Para esa lechita tengo otros planes- me dijo

Y así como estaba se levantó, sacó mi pene de su almejita y se lo puso en la cola. Muy despacio se fue sentando sobre él, haciendo mis delicias. No me dejaba que haga nada. Ella se lo iba introduciendo con movimientos ascendentes y descendentes cada vez más profundos. Mientras acariciaba su clítoris con una destreza que me hizo dar cuenta de lo experta que era en el arte de la masturbación. Estaba observando y gozando cuando noté que estaba totalmente dentro de ella. Comenzó a moverse de un modo fantástico y casi de inmediato se disponía a acabar nuevamente cuando me pidió con desesperación que acabe en ese momento.

Yo estaba gozando de esa cola como pocas veces en mi vida y tanto tiempo conteniéndome, no me costó ningún esfuerzo obedecerle sin oposición y descargar todos los deseos acumulados. Acabamos juntos en un orgasmo casi silencioso y largo. Sentía como su cola se contraía y así exprimía hasta lo última gota de mi erección.

Nos besamos en esa posición, se levantó, fue hasta el baño y al rato volvió habiéndose duchado y envuelta en una toalla. Yo todavía estaba tendido en la alfombra teniendo otro orgasmo con mi mente, mientras rememoraba cada minuto de lo vivido con esta mujer que a sus 64 años me hizo gozar como pocas veces. Me duché y volví al living donde Silvia me esperaba con otro poquito de vino que tomamos casi sin hablar. Nos despedimos con un beso y un abrazo. Pensé, sinceramente que no la iba a ver más. Pero nuevamente me equivoqué. Nos seguimos visitando aún hoy, en su ciudad o en la mía y tenemos unas sesiones de sexo maravillosas. La última fue ayer, justamente, en conmemoración de su cumpleaños número 68.

18 Jan 16:15

Patricia, mi alumna caliente

by zoraya

Esto que les voy a contar es una historia real, que me paso en el verano con una mujer a la que yo entrenaba todos los días desde hacia casi dos años.

Yo soy Matías, tengo 22 años y soy profe de educación Fisica. Tengo un cuerpo trabajado por la actividad, ya que soy jugador de voley de hace muchos años.

Ella se llama Patricia y tiene 34 años, es la madre de una amiga de mi hermana y vecina mia. Además de todo eso es casada, tiene un muy buen cuerpo, unas gomas tremendas, buena cola y una cara de perra monumental.

Ahora que ya se las presente les voy a contar la historia.

Resulta que yo iba 3 veces por semana a su casa por las clases de gimnasia, y ella siempre usaba unas calzas apretadísimas con una diminuta tanga encima y un top haciendo juego que le resaltaba esas enormes gomas. Yo siempre la miraba, la tocaba un poco con la excusa de corregirla, pero de ahí no pasaba, ya que apenas me acercaba me ponía al palo y así aguantaba toda la clase.

Pero un día tenia un dolor de huevos impresionante así que cuando termine le pedí pasar al baño y me hice una paja tremenda y acabe en una tanga de ella que estaba allí. Cuando salí y me estaba yendo me anime y le di un beso en la boca, yo pensé en ese momento que se venia el cachetazo, pero para mi sorpresa ella me siguió y me metió la lengua en la boca, bien hasta el fondo.

En ese mismo momento le apreté una teta, y ella me contesto con un tremendo apretón de huevos. Estábamos detrás de la puerta, y cuando sentimos ruido de llaves cortamos, nos despedimos y quedamos para la clase del día siguiente.

Cuando llegó el horario de la clase me abrió la puerta vestida igual que siempre pero me di cuenta de que debajo de la calza no tenia nada. Se me paro la pija al toque. Ella se dio cuenta, pero la clase empezó normal hasta que tuve corregirle un ejercicio y me acerque al mismo tiempo que apoyaba el paquete en el orto. Ella movió el culo como queriendo tragarse la pija con las calzas puestas, fue en ese instante que la di vuelta y comencé a besarla lujuriosamente y a desvestirla. Cuando estaba totalmente en bolas le chupe las tetas y fui bajando hasta su concha depilada que estaba totalmente mojada y comencé a chapársela. Gemía de placer, al tiempo que con las piernas me apretaba la cabeza.

Cambiamos y ella me bajo el short y la pija salio como un animal de se encierro, por lo que la empezó a chupar como un helado y a pasársela por las gomas. En seguida le acabe en la cara. Nos levantamos del suelo y nos fuimos a su habitación. Ni bien entramos me dijo al oído: “cogeme, haceme ver las estrellas en pleno día”, yo acepte encantado, la tire en la cama y de tan mojada que estaba su argolla, mis 20cm entraron de un solo empujón.

Comencé a moverme como loco, al tiempo que ella movía en círculos sus caderas como queriendo exprimirme la pija, al toque tuve como 2 orgasmos seguidos, lo que me calentó aun mas. Después cambiamos de posición, la puse perrito, le metí dos dedos en el culo para dilatar y le apoye la cabeza en la entrada del agujero. Ella me dijo: “por ahí no que soy virgen”, lo que me motivo aun mas por lo que empecé a empujar despacio. Ella se agarra del respaldo de la cama para no gritar, y algún lagrimón creo que se le escapo, pero enseguida me dijo “haceme tener otro orgasmo por el culo, pendejo”, con lo cual me moví como loco y después de una serie de espasmos, llegamos a un violento orgasmo y le llene el orto de leche caliente.

Le dije que me iba a bañar, porque se me hacia tarde y tenia otra alumna. Entonces entro al baño me empiezo a bañar y de repente aparece ella, me empieza achurar la pija y así de parados bajo el agua nos echamos otro polvo fenomenal, nos enjabonamos mutuamente, nos secamos, me vestí y me dirigí a la puerta. Cuando me iba a abrir le doy un beso y se me pone la pija al palo otra vez entones le saco la bata y la cojo un poco por el culo, cambio a la concha y le lleno el nido del amor de leche. Le di un beso y me fui.

Después de ese día, aparte de que me regalo una tanga suya, todos los días en que teníamos clases nos echábamos 3 o 4 polvos, y los días en que su marido no estaba su hija iba a dormir a mi casa, yo ponía la excusa de que me iba a estudiar a la casa de una amigo y pasaba la noche cogiendo como loco en su casa.

Al cabo de tantos polvos sin forro, ella quedo embarazada y hoy ese hijo, su marido cree que es de el, ni se imagina como seguimos cojiendo todavía, y, espero que, cuantos hijos mas le vamos a encajar.

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18 Jan 16:15

Un verano con la vecina de la casa 28

by zoraya

Hola, me llamo Romina y les quiero contar lo que me pasó el verano pasado en la playa. Tengo 18 años y un cuerpo realmente bastante antojable, soy una latina cachonda…

Todo empezó cuando estábamos en la casa de Ixtapa pasando unas vacaciones para descansar de la cuidad, pero valla que las disfruté, cuando llegamos pude observar que no había adolescentes, sólo había madurit@s, algunos si estaban antojables, otros no, pero a mi la verdad no se me antojaba tener algo con ninguno, por lo tanto me asoleaba de lo más a gusto y dejaba que tuvieran fantasías conmigo solamente.

Un día iba volviendo de la playa hacia la casa, y al ir caminando noté que había una mujer de unos 35 años, la verdad es que en toda la semana que llevaba de vacaciones no la había visto, estaba realmente deseable, pues a mi las mujeres no me hacía ni cosquillas, era alta, piel blanca, unos senos grandes, tenía buen cuerpo pues se ve que hacía ejercicio constantemente, y un trasero espectacular…Pasé a su lado sin que se diera cuenta, pues estaba leyendo un libro, me moría de curiosidad de hablar con ella y seguir admirándola así que decidí hablar con ella, me senté al lado de su camastro para poder observarla bien, y así empezamos a platicar, y me había dicho que acababa de llegar, que era de la casa 28, la cual estaba a 2 casas de la mía.

Pasaron 3 días y ya me iba a correr con ella en las mañanas y cada vez me hacía más su amiga, y como nunca les he importado mucho a mis papás no me decían nada. En las noches chateábamos por el messenger y un día me invitó a utilizar la web cam, yo accedí pues me intrigaba ver cómo estaba vestida, pues ya la empezaba a desear, se abrió la ventana del chat y estaba ahí con una playerita blanca que marcaba sus pezones grandes y una tanga del mismo color que no dejaba nada a la imaginación. Sentí como me puse mojada y ella me dijo que le gustaría que yo estuviese ahí a su lado por que se sentía muy sola, y yo me había convertido en una gran amiga para ella, así que nos pusimos de acuerdo que le preguntaría a mis padres que me dejaran ir a su casa una noche a dormir y a ver películas y a ver que les inventaba, y en efecto me dejaron.

En la mañana que fuimos a correr le comenté la noticia y ella sin más ni menos me abrazó de la emoción y me dio un kiko en la boca, lo cual me dejó quieta sin saber que hacer, seguimos corriendo y decidí irme a mi casa pues estaba muy sacada de onda, pero le dije que la veía en la noche en su casa.

Cuando llegué a mi cuarto empecé a ver que ropa tenía para ponerme en la noche, pues después de lo sucedido en la playa, presentía que pasaría algo, y encontré un conjunto de blusa gris de tirantitos y calzón ajustadito a la cadera que se perdía entre mis nalguitas, pues se lo comían…Me veía muy sexy y antojable.

Me aguanté las ganas de masturbarme ,pues estaba que me quemaba de ardor, para matar el tiempo decidí ir a un local donde rentan películas y renté 3 pornográficas, llegué a mi casa y como mis papás salieron a comer, decidí ver una, la de las lesbianas, para ir practicando para en la noche…Por fin llegó la noche y me puse mi conjuntito, enzima mi mini short y una chamarra para que mis papás no se dieran cuenta que iba en ropa interior, en una bolsita llevaba las 3 películas y una cámara de video.

Llegué a su casa y toqué, me abrió la puerta, y traía una bata de seda puesta que le llegaba debajo del trasero, dejando admirar sus largas piernas…Pasé y me invitó a subir a su recámara, la cual constaba de una cama matrimonial un espejo enfrente con centro de Tv. y el baño al lado, el baño era muy tentador pues tenía un yacussi y una regadera que si jalabas la palanca salía agua al yacussi.

Le dije que traía 3 películas, que si no las quería ver, pues no sabía que hacer ni que decirle, después de lo sucedido en la playa, ella me dijo que al rato, que me quería enseñar su casa, y en efecto di el tour y volvimos a su cuarto, me pidió las películas para ver cuáles eran y las miró, me dijo con una cara de picara: Así que te gustan las películas más cachondas y de mujeres he…, no sabía que decir así que sólo dije así es, y a ti?, ella respondió besándome cachondamente y le respondí el beso con mucha pasión…

Me dijo que era mejor que nosotras hiciéramos nuestra propia película aprovechando que traía mi cámara de video, y accedí, pero no teníamos guión, ni experiencia, así que pusimos de fondo música muy romántica y prendimos la cámara y empezamos a besarnos, ella estaba sentada en su cama y yo parada, me quitó la chamarra y me empezó a sobar lentamente mis senos, que estaban ya prendidos, cada vez era más excitante el momento, yo la recosté en la cama y le abrí la bata observando que no traía nada puesto debajo de ella, empecé por lamerle los pies hasta llegar a sus labios vaginales que se podían admirar muy bien, pues no tenía bellos púbicos, eran gorditos listos para darles de mordiditas y así comencé a morderlos suavemente mientras ella gemía lentamente con cara de placer, poco a poco los empecé a lamer y con mi lengua los hice a un lado para poder probar su interior…le pasé la lengua lentamente tres veces y después se la metí por la vagina, metiéndola y sacándola de lento a rápido, cada vez gemía más y yo cada vez me volvía más loca.

Después ella me volteo quedando yo en la cama acostada boca arriba y sacó unas esposas, y al ver su cara de pícara me excité aun más, me esposó en los barrotes de su cama de manera en que no me podía mover, le puso stop a la cámara y me dijo que volvería, mientras yo me empecé a cuestionar e imaginar que me haría, volvió y traía con ella un bote de chocolate líquido y un helado sabor vainilla, también traía una cosa envuelta en la mano que no dejaba ver bien que era. Prendió la cámara y me embarró el helado de vainilla en mis senos, poniéndole en mis pezones el chocolate batido, empezó a lamerlos y a darme mordidas que me dolían pero me excitaban, así hasta terminar, después sólo me embarró el chocolate en mi panza y me lo empezó a quitar igual, de pronto se puso el helado en su concha y me la puso arriba de mi boca para que yo empezara a lamerla, así lo hice, de lamí hasta el último rincón. Me quitó las esposas y me tapó los ojos con un pañuelo, no podía ver nada así que me daba miedo pero cada vez más excitación, me percaté que le puso de nuevo stop a la cámara y me llevó a dar vueltas por toda su casa, así yo perdiéndome sin saber en qué lugar me encontraba.

Pude darme cuenta que entramos en una habitación por que cerró la puerta, me amarró la boca dejándome sin poder hablar, me quitó el paliacate de mis ojos, puso la cámara en un ángulo en el que se podía grabar toda la habitación, pude observar que estaba en una habitación del primer piso de su casa a la cual no había entrado cuando dimos el tour, yo estaba amarrada en una silla bastante cómoda, alrededor mío estaba una cama individual en una de las esquinas, la cual era diferente a toda por que era alta, como las que te ponen en los lugres en que te dan masajes (como en un spa), y en las paredes habían muchos cuadros de ella desnuda, otros con varias mujeres y algunos hasta de orgías, eso me excitó más, y la intriga de qué me haría…me dijo que me iba a acostar en la camilla boca abajo, y así lo hizo, una vez que ya estaba acostada así me empezó a dar un masaje suculento en la espalda pero luego empezó un poco agresiva y me dolía lo que me hacía, pero aun así me gustaba la idea de que me maltratara, luego bajo hasta mis nalgas y me las empezó a lamer y apretar muy fuerte, mojándose mi conchita, de repente pude observar que sacó la cosa que traía unas horas atrás en la habitación pasada, me dijo que me iba a meter algo que me haría ver el cielo, me lo introdujo y me di cuenta que era un pene de plástico de unos 18 cm de largo y 6 de ancho, me lo metía y me lo sacaba mientras yo gemía aunque tenía tapada la boca.

Después de varios minutos no aguanté y me vine completamente, me desamarró y nos empezamos a besar, nuestras lenguas parecían succionadoras, era un beso tremendo, después le dije que ahora yo la iba a llevar al cielo, así que decidí llevarla al cuarto principal de nuevo, pero le tapé los ojos, grabé todo el recorrido con la cámara, pero la trataba mal, para que se grabara más acción, la senté en su cama y me metí al baño, prendí el yacussi y le puse un bikini que era transparente, encontré entre sus cosas un calzón de hombre que tiene una como trompa de elefante donde se introduce el pene, y le puse el pene de plástico que anteriormente me había comido entero, me puse el calzón y la metí al yacussi, primero jale la regadera y salió agua fría la cual puso sus pezones duros, la recosté y le empecé a dar un masaje sin que ella percatara mi calzón…le quité el atuendo, y tomé su mano, la puse con el pene de plástico y me dijo que no sabía que estaba agarrando, entonces le dije que se callara y le pegué, le abrí las piernas y saque el pene, se lo empecé a meter de una manera fuerte y ella me decía que le gustaba que también la lastimara, mientras me agarraba los senos y me los pellizcaba terminó con un orgasmo.

Finalmente nos besamos apasionadamente y nos masajeamos lentamente dejando unas velas y la música de fondo que al principio habíamos puesto, nos quedamos dormidas hasta que amaneció y me fui a mi casa.

Volvimos a repetir la experiencia, y ahora que ya casi vienen las vacaciones nos quedamos de ver para repetir lo maravilloso que vivimos, mientras la recuerdo en el maravilloso video que hicimos juntas todas las noches…

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18 Jan 16:15

La Perra era Yo

by zoraya

Me casé a los 20 años y tuve dos hijos que pronto crecieron. Mi marido trabajaba como agente de ventas y siempre estaba viajando, por eso solo venia a vernos una vez por mes, y era solo entonces cuando me cogía. Pero los demás días, me quedaba sin atención y era difícil para mi por mi temperamento tan caliente.

Cuando los niños empezaron a ir a la escuela me quedaba sola en casa. Tenia 35 años cuando comencé a sentir una ardiente necesidad por estar con alguien que me atendiera todo el tiempo. Aun cuando procuraba relajarme con alguna actividad o llamar a alguna amiga para distraerme, de todos modos no lograba calmar esos deseos entre mis piernas.

Fue por ese tiempo que empecé a salirme a los cafés con ellas y a estarme por unas horas charlando de muchas cosas. En particular me gustaba ir con Florencia, que era divorciada y le encantaba andar de loca con los hombres.

Con ella disfrutaba mucho las tardes porque me contaba todo lo que hacía con sus amantes y todo eso me calentaba. Cuando regresaba a mi casa iba ardiendo, y entonces me masturbaba furiosamente para quitarme el ardor.

Cierto día Florencia me invitó a su departamento donde vivía sola. Me fui con ella y estuvimos tomando café por un rato, cuando de pronto sonó el teléfono. Florencia contestó y yo le dije que iría al baño. Cuando entré vi que una pantaleta estaba tirada en el piso. Me senté y me puse a hacer pipi.

Comencé a sentir los picores en mi cuca y, caliente y excitada, agarré la pantaleta de mi amiga. Empecé a olerla y a olerla mientras me tocaba. Después me puse a lamer la parte sucia que le rozaba la concha. Me la metí en la boca y la saboree con los ojos cerrados.

Me metí dos dedos con fuerza en mi bollo hasta que empecé a pujar y me vine como una loca. Agarré la pantaleta y me la metí entre los calzones para llevármela. Esa noche cuando regrese, me revolqué en mi cama como una puta, mordiendo la braga de Florencia hasta que me vine muchas veces.

Pocos días después me llamo Florencia. Me decía que tenía un amigo al que quería presentarme para que lo conociera. Mande a mis hijos con su abuela para quedarme sola y esa misma tarde vino ella con el amigo.

Era un hombre maduro de buen ver que pronto se hizo mi amigo. Comenzamos a salir a escondidas y a los pocos días me pidió las nalgas. Como estaba tan ansiosa por tener a un hombre de cabecera, le dije que sí, y en seguida me llevo a un motel.

Me culió rico, con muchas ganas e intensidad, y me hizo venir un par de veces. Pero lo malo es que el tipo tenía la verga muy delgada y pequeñuela y no me llenó del todo. Yo ansiaba una pija dura y larga de preferencia, que se mantuviera parada por muchas horas.

Se lo comenté a Florencia por la confianza que nos teníamos, y ella me dijo que entonces lo que yo necesitaba era otra cosa. Me comentó que conocía a otro hombre al que le gustaban las orgías y que el podría darme lo que yo necesitaba.

A los tres días Florencia llego a mi casa con un tipo negro, de pelo crespo, musculoso y con rasgos de mono. Le vi el bulto y se adivinaba una buena polla bajo el pantalón. Los pasé a la sala pero mi amiga se disculpo inteligentemente, dejándonos solos después de habernos presentado.

Orestes, que así se llamaba, fue al grano, y luego de cambiar puntos de vista quedamos de vernos en su departamento. Me dio la dirección y una cita para el siguiente sábado. Yo prepare todo para que mis hijos se fueran a quedar con la abuela y el sábado en la noche tome un taxi para ir a la cita.

Llegue y me abrió Orestes. Dentro estaban sus amigos. Eran puros hombres de raza negra, del mismo estilo de Orestes, solo que algunos más jóvenes y otros más viejos. De inmediato sentí el deseo que me quemaba la cuca.

Desde que llegue Orestes me tomó de los brazos y me aventó contra el grupo. Ellos me acogieron y empezaron a tirar de mis ropas, haciéndola añicos. Yo proteste al principio pero no pude hacer nada porque sentí el tumulto de manos agarrándome por doquier, mientras me pegaban dos calcomanías en las nalgas.

Después, algunos se concentraron en apretarme las chiches mientras otros me las chupaban, otros se me bajaron al coño y me metían los dedos, y otros me apretaban las nalgas y me metían los dedos en el culo.

Orestes se encargó de besarme y chuparme el cuello, y así de pie me fueron calentando hasta que me llevaron a la cama. Cuando se desnudaron pude ver la colección de vergas mas grandes que había mirado en mi vida. ¡Y todas estaban más duras que un palo!

Entendí que era todo aquel arsenal de carne dura y caliente lo que yo estaba necesitando, y me abandone a todo lo que quisieran hacerme.

Cuando me acabaron de quitar todo, dos de ellos se tendieron en la cama con las vergas hacia arriba. Me subieron y me obligaron a ponerme a horcajadas sobre la pija mas negra y gruesa que se me fue metiendo hasta las cachas. Después, el que estaba a nuestro lado se acomodo de tal forma que busco el mismo hoyo para meterme también su polla.

Con un poco de problemas logro ponerme la cabeza en la raja y comenzó a empujar. Poco a poco la verga me fue entrando, hasta que tuve dos grandes y jugosas vergas dentro de mi coñito.

Después se quedaron quietos. Otro negro se me puso por detrás y me coloco la picha en el culo. Empujo y empujo hasta que me penetró. Luego vino otro ye hizo lo mismo, intentando metérmela por el mismo hoyo del culo. Pero era algo difícil. Ya tenia tres pollas perdidas en mi ser y la cuarta se negaba a entrar, sobre todo por lo apretado del culo.

Pero Orestes, empeñado en que fuera traspasada con dos vergas por los dos hoyos vino en ayuda del ultimo y el mismo se la fue agarrando hasta que me la insertó.

Y entonces todos empezaron a moverse al mismo ritmo, que pronto se transformó en un ritmo tan salvaje como frenético. El negro Orestes se me puso por delante y me abrió la boca para meterme su pito caliente y lechoso.

Entonces ya estaba llena por todos mis agujeros. Yo estaba tan caliente que solo gritaba y aullaba como una perra embramada, gritando y diciendo palabrotas que pedían que me cogieran, que me culiaran, que me destrozaran el culo, que me destrozaran la concha, que me rompieran la boca.

NO se cuantos orgasmos tuve pero fueron muchos con tantas vergas metidas en mi cuerpo. Pero lo mejor vino cuando ellos sintieron que se venían. Uno de los que me cogía por delante se vino fuertemente y me lleno de leche, pero el otro me saco la polla y quito a Orestes de mi boca para metérmela él.

Se derramó en leche en mi boca y tuve que tragar y escupir como una loca. Después fue otro de los negros que me tenía atravesada por el culo quien me escupió el semen en mi trasero, pero el otro hizo lo mismo y se volvió a venir en mi boquita.

Yo gritaba y gritaba que era una puta, una perra, una zorra, y eso a los negros les gustaba porque me daban de cachetadas y de nalgadas mientras me venia una y otra vez.

Al final fue Orestes quien me echó la leche en la boca y acabé como una zorra sucia, con todo el rostro lleno de esperma caliente que me escurría por todas partes.

El último negro, antes de derramarse en el culo, me la saco y me la puso entre las tetas. Me estuvo tallando la verga en el pecho, en el camino entre las dos bolas, hasta que se me vino en torrentes, llenándome todas las chiches de leche tibia.

Cuando acabaron yo me sentía muy cansada, pero muy llena. Eso era lo que había ansiado desde que era una jovencita, pero no me había atrevido a hacerlo y menos decirlo.

De pronto vi. que apareció mi amiga Florencia, quien lo había visto todo desde un rincón tapado con una cortina, y vi que traía una cámara en la mano.

Me explicó que Orestes tenía por costumbre filmar a las mujeres que accedían a sus orgías y que sólo si yo lo aceptaba podrían comercializar el filme, y que si no, me lo darían para que yo lo guardara y lo viera cuando quisiera.

Les dije que era un peligro que mi marido lo viera, pero me dijeron que eso no era problema porque ellos taparían mi cara editando la película. Entonces acepté porque siempre quise que la gente me viera culpar, aunque me daba pena que supieran que era yo.

Pasó el tiempo y cierta vez que mi marido tomó sus vacaciones, andábamos en uno de los videos de renta de la ciudad y él quiso que viéramos solitos una película XXX antes de coger. Le dije que si, que la escogiera.

Cuando llegamos a casa la puso y entonces me vi a mi misma en plena orgía con aquellos cinco machos negros de vergas tremendas. Al principio me puse nerviosa, pero la cara no se me veía para nada. Mi marido me dijo: Mira nada más que cogida le están dando a esa puta.

Yo sonreía para mis adentros diciendo que si supiera quien era se moriría de la muina.

Esa noche me cogió como hacía tiempo no hacía.

Pero fue gracias a la orgía que hice con aquellos negros que pude recuperar la pasión y el deseo por mi marido, pues de no haberme filmado Florencia y Orestes no hubiera podido ser.

Hoy, siempre que viene de viaje, vamos y rentamos la película y nos ponemos a verla antes de que coger. Una noche mi marido me dijo que el cuerpo de la mujer del video se parecía mucho a mi. Yo no le contesté nada, pero el me volvió a decir que si no fuera por los tatuajes que ella tenía en las nalgas, hubiera jurado que era yo en persona.

Le agradecí a Orestes y a Florencia el detalle.

Y ahora les agradezco también la ocasión por haber recuperado mi matrimonio.

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