ASOCIACIONES DE VECINOS,
¿PARA QUÉ?
MESA REDONDA CON REPRESENTANTES DEL MOVIMIENTO VECINAL VALLISOLETANO
José Manuel Calzada
El Norte de Castilla, 6 de marzo de 1983
- Fotografía de la entrevista (1983).
Los profundos cambios políticos y sociales que se han venido operando en España en los últimos años configuran un marco sociopolítico bien diferente a aquél en que las Asociaciones de Vecinos nacieron.
Sin pretender ningún juicio de valor, se constata que la importancia que adquirió e movimiento ciudadano el anterior régimen fue debido, en buena parte, a su contenido democrático. Las Asociaciones de Vecinos y del movimiento ciudadano en su conjunto desarrollaron una inmensa actividad civicopolítica de carácter democrático y, al mismo tiempo, sirvieron de canal de comunicación entre los partidos políticos y el conjunto de la sociedad.
Podría deducirse que tales movimientos ciudadanos, con la democracia –con sus partidos políticos, sus elecciones, su parlamento, los ayuntamientos elegidos y demás etcéteras-, ya no son necesarias.
Para averiguarlo, para que nos hablen de su por qué y su para qué hemos convocado a sexis personas representativas del movimiento vecinal vallisoletano.
Ellos son Juan Cornejo, presidente de la Federacion de Asociaciones de Vecinos; Luis del Pozo, de la Asociación de la Zona Sur; Carmelo Pozas, de la Asociación del barrio de la Pilarica; Porfirio Barrio, de la Asociación de Huerta del Rey; Ángel Ceballos, de la Asociación de la Rondilla, y Jesús Ojeda, de la Asociación de las Delicias.
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¿Qué tal les ha sentado la democracia a los movimientos vecinales?
JUAN CORNEJO: La democracia que en España es todavía un boceto que está por construir les ha sentado bien a las Asociaciones de Vecinos. En democracia se trabaja mejor y se participa más que en dictadura pese a espejismos que pudieran dar la impresión contraria.
Pero claro que la democracia ha afectado al funcionamiento de las Asociaciones de Vecinos. Lógicamente, sindicatos y partidos, al pasar a la legalidad, han detraído importantes efectivos de personas que antes participaban en el movimiento vecinal. Las Asociaciones de Vecinos han sido cuna y escuela de muchas de estas personas y nosotros nos alegramos de ello, aunque haya sedo en detrimento e nuestra capacidad de actuación.
MÁS CLARIDAD
Se ha llegado incluso a afirmar que os han dejado sin papel en la escena democrática…
LUIS DEL POZO: Yo creo que lo que está ocurriendo es un mejor reparto de papeles. Durante la dictadura las Asociaciones de Vecinos eran un cajón de sastre en el que cabían todo tipo de reivindicaciones y, primordialmente, la reivindicación de libertad, nuestro papel está ahora mucho mejor definido: luchar por la mejora de la calidad de vida en los barrios.
Y en esta tarea ni partidos políticos ni sindicatos pueden sustituirnos.
Personalmente opino incluso que en este momento las Asociaciones de Vecinos estamos trabajando más y mejor que en la época de la dictadura. Es un trabajo más diario, más callado, menos espectacular, pero no menos necesario y eficaz. Y es que antes, además era mucho más fácil estar a la contra, denunciar, reivindicar, que lo que lo es ahora estudiar los problemas, aportar soluciones en positivo, controlar la gestión municipal, participar en los propios órganos de gestión municipal.
Yo opino, resumiendo, que el panorama se ha clarificado para bien. El campo de acciones reivindicativas sobre la calidad de vida de los barrios y a colaborar –cuando se está de acuerdo- en la resolución de esas reivindicaciones con los organismo competentes.
VOTAR Y PARTICIPAR
Si entre los fines de una gestión municipal justa y eficaz está la mejora de esa calidad de vida a la que aludía, ¿no existe una duplicidad de competencias, a favor lógicamente de quien tiene los medios para hacer reales esas mejoras?
JESÚS OJEDA: Esta presunta duplicidad no lo es tal, pues nuestro papel es reivindicar y aportar colaboración y el del ayuntamiento es dar satisfacción a esas reivindicaciones. Nuestra relación con el municipio es, por eso, conflictiva a veces. O bien porque no se atiende a nuestras justas demandas, o bien porque no se nos dala suficiente participación.
Por otra parte, mejorar la calidad de vida de los barrios no es solamente asfaltar calles, poner farolas, plantar árboles, ordenar el urbanismo… Es eso u mucho más. Y es eso, pero de otra manera: dando una mayor participación a los “administrados” por parte de la Administración; que los vecinos no sólo se vean “representados” sino protagonistas en la gestión y en el control de la misma.
¿Creéis que todavía estamos en una democracia de “representación”, pero n de “participación”?
ÁNGEL CEBALLOS: Yo creo que esa es la raíz del problema. Y lo que se plantea es cómo pasar de una esquema de representación a otro de participación, que ambos tienen carta de naturaleza en nuestra constitución.
Por razones obvias, ya que no creían en ella, los anteriores gobiernos de UCD marginaron la democracia directa o participativa. Esto ha hecho que nuestra sociedad tenga en estos momentos un escaso rodaje auténticamente democrático.
Y esto no sólo nos preocupa a nosotros. A poca conciencia que tenga, un gobierno socialista tiene que ser consciente de que “socialismo” no es equiparable a democracia representativa. Aunque la experiencia de cuatro años de Ayuntamiento socialista no nos permita hacernos demasiadas ilusiones, porque los pasos que en cuatro años ha dado en este terreno han sido demasiado tímidos, cuando no contradictorios, con este proceso hacia una mayor participación.
Los movimientos sociales son incómodos, qué duda cabe. Interesa contar con ellos para “legitimar” ciertas decisiones, para apoyarse e ellos en determinadas circunstancias, pero no tanto cuando incordian, cuando exigen, cuando se oponen. En estos últimos casos se les margina o se hace creer que ya no tienen pito que tocar, con la frustración vecinal que esto genera…
CONSTRUIR LA DEMOCRACIA
CARMELO POZAS: Yo creo, al hilo de lo hasta ahora expuesto, que la democracia tendría que servir para que la sociedad se organice un poco más y mejor. Y creo que el movimiento vecinal puede ser una elemento importante en esta tarea para que lo sociedad esté menos atomizada y con una mayor base democrática capaz de defender el sistema, capaz de hacerlo progresar.
Yo creo que los poderes públicos no han entendido hasta ahora que las Asociaciones de Vecinos puedan ser ese elemento dinamizador de la democracia. Quizás por falta de conciencia política –tanto de los partidos como de los que integramos el movimiento vecinal- que sigue creyendo que las Asociaciones de Vecinos son y deben ser organismos meramente reivindicativos. Y no se está educando a la población para que las Asociaciones de Vecinos lleguen a ser algo más que meros grupos de presión.
Hace falta, por tanto, un mayor énfasis por nuestra parte sobre nuestro papel y un cambio e mentalidad de los poderes públicos respecto al papel democratizador que podemos realizar.
Los partidos políticos y los sindicatos no son las únicas formas de organizarse la sociedad y no pueden ni deben cubrir todo el espectro de posibilidades de organización. Las Asociaciones de Vecinos son una de esas formas posibles y yo creo que necesarias. Aunque para que esto sea operativo hace falta una legislación que lo reconozca y que lo apoye, y se necesitan unos poderes públicos que crean en ellos y lo apoyen económicamente, como apoyan sus propias formas organizativas de partidos y sindicatos.
Todos los asuntos públicos que afectan a los vecinos de un barrio no sólo precisan de una solución o una respuesta dada por el poder y desde el poder, sino que para lograr soluciones auténticamente democráticas es necesaria la existencia de organizaciones de base –unitarias y pluralistas- como son las Asociaciones de Vecinos. Y son necesarias porque democracia significa que la sociedad en su conjunto participa en la solución de sus propios problemas, y las Asociaciones de Vecinos son una de las formas de organización que persigue este objetivo. Y esta forma de organización no la suplen ni sindicatos ni partidos porque el carácter unitario y pluralista de las Asociaciones de Vecinos y su marco geográfico delimitado de actuación las diferencia claramente de aquéllos, siendo expresión de una sociedad democrática como lo puedan ser ellos.
Si se quiere una sociedad democrática fuerte, ésta ha de ser una sociedad “organizada” y organizada desde la base, una base que con su apoyo, que con su crítica no hace sino defender intereses colectivos y defender la propia democracia.
Y si esto es necesario siempre, lo es mucho más ahora en España, porque nuestra sociedad ha recorrido un túnel histórico de individualismo y atomización muy largo que hace que no tengamos ni sentimientos ni tradiciones ni prácticas de comunidad para gestionar los asuntos públicos.
En algunas ocasiones, a las Asociaciones de Vecinos se nos echa en cara que lo que queremos es ser concejales o tener cargos públicos. Rotundamente, en cuento Asociaciones de Vecinos, no. Ni nuestro deseo ni nuestra tarea es la de gestores, sino la de reivindicar una gestión que atienda mejor a los intereses colectivos que representamos, y la posibilidad de controlar esa gestión.
Este importante papel creo que podemos cumplirlo las organizaciones populares perfectamente, y de una forma más independiente y autónoma que los partidos o sindicatos que sustentan al gobierno o al poder autonómico o municipal.
TAREA POLÍTICA Y CULTURAL
Desde esta perspectiva, ¿se puede decir que el papel de las Asociaciones de Vecinos es político?
LUIS DEL POZO: Nuestro interés por participar en la gestión pública no es caprichos sino un derecho que tenemos en tanto destinatarios de esa gestión. Pero es que, además, el hecho de participar educa y ayuda a cambar las pautas de vida, nos hace más solidarios y más profundamente demócratas. En este sentido es política nuestra tarea y no ha dejado de tener sentido con la democracia.
Prueba de ello es que nuestra Asociación tenía 400 asocios en 1975 y ahora somos 1.250.
PORFIRIO BARRIO: Un matiz que yo quería portar es que otra de las razones que avalan la necesidad de las Asociaciones de Vecinos es su intención de lograr que la vivencia en el bario sea más solidaria, que la gente que lo habita lo conozca, que conozca a sus convecinos, que conviva con ellos. Creo que esta es también una tarea importante y muy necesaria dada la poca conciencia cívica que tenemos.
JESÚS OJEDA: Y conste que esta es una parcela que todas las Asociaciones de Vecinos vallisoletano han cultivado mucho a pesar de sus pocos medios. No hay Asociación de Vecinos en Valladolid que no tenga su programación cultural y festiva, que no fomente el espíritu regionalista, que no festeje el mero hecho de vivir juntos.
CARMELO POCAS: Respecto a lo de la escasa conciencia cívica, es algo con lo que hay que contar si tenemos en cuenta el estilo de sociedad que hemos mamado. Lo que es más criticable es que tuviéramos unos poderes públicos que, pudiendo educar a la gente, no utilizaran los medios que tienen para hacerlo. Si los programas de enseñanza, por ejemplo, no tienden a promover una conciencia colectiva, la necesidad de organizarse, etc., los poderes públicos están haciendo un flaco favor al movimiento ciudadano y a la sociedad en su conjunto.
Y si esto no se hace ahora, dentro de veinte años nos encontraremos con que la gente sigue sin tener conciencia ciudadana. A los medios de comunicación les cabe también ahí una gran responsabilidad.
ÁNGEL CEBALLOS: De todos modos, incluso ahora, la gente de los barrios considera muy necesaria la existencia de las Asociaciones de Vecinos. Una reciente encuesta realizada en Valladolid nos muestra que más de un 90 por ciento de los vecinos de los barrios consideran que las Asociaciones de Vecinos son necesarias. POCOS Y POCOS MEDIOS
Pero este dato, del que no dudo en absoluto, contrasta con la escasa participación del conjunto de vecinos en este tipo de colectivos. Si hablamos de estadísticas, son muy pocas las personas que están en las Asociaciones de Vecinos.
CARMELO POZAS: Como tampoco son muchos los militantes de los partidos políticos o los sindicatos y, sin embargo, la discriminación de medios que pesa en contra de las Asociaciones de Vecinos es muy grande. Las Asociaciones de Vecinos podrían y deberían ofrecer muy variados servicios pero, ¿de dónde sacar medios para poderlo hacer?
Para movilizar a la gente en defensa de sus intereses vecinales no se necesitan muchos medios y se dice, sin embargo, que las Asociaciones de Vecinos han perdido gran parte de su capacidad movilizadora.
ÁNGEL CEBALLOS: Este es uno de los capítulos que hay que apuntar en el pasivo de “esta” democracia y no de las Asociaciones de Vecinos. Los poderes públicos son, en gran parte, los responsables de esta movilización popular, sea por acción o por omisión. Y no quiero que nadie crea que intento ideologizar sin datos concretos. En nuestro bario, por ejemplo, llevamos años y años sin locales sociales teniéndonos que reunir en la calle, en domicilios particulares, en los bares… Mantener aglutinada a la gente sin poder contar con el mínimo soporte físico que proporcionan unos locales es tarea imposible. A ver si esto no es un problema de medios y a ver quién es el responsable de que nos regateen esos medios. Porque mientras el Ayuntamiento de Valladolid no ha regateado medios para acondicionar el edificio municipal, por ejemplo, las inversiones en barrios para locales han sido escasísimas.
LUIS DEL POZO: Yo quisiera ver a otras organizaciones con nuestros medios a ver de lo que eran capaces de hacer. Pocas serían capaces de mantener una línea de actuación tan constante y lograr tantas cosas como las que hemos logrado. Y esto indica, además, que hay un gran entusiasmo detrás.
JESÚS OJEDA: Yo quiero también apuntar algo sobre el tema de la participación en las Asociaciones. El que el número de socios no sea muy grande no creo que invalide nuestra capacidad de convocatoria, que sigue siendo muy grande en algunos temas de gran trascendencia para el futuro de cada uno de los barrios. Lo que ocurre es que necesitamos más medios para poder trabajar sin agobios y un mayor soporte legal. Estimamos que es muy importante, por ejemplo, que se apruebe cuanto antes la nueva Ley de Bases de Régimen Local y que ésta contemple y potencie la participación ciudadana. Y, cuando menos, que se ponga en práctica el Estatuto de Participación Ciudadana de Mayo del 81, que el Ayuntamiento aún tiene por estrenar en su mayor parte.
Estamos asistiendo en estos momentos a un resurgimiento de organizaciones populares de muy distinto tipo que necesitan apoyo y cauces legales para desarrollarse o cuando menos que sea las margine como se ha venido haciendo.
ASOCIACIONES Y AYUNTAMIENTO
¿El Estatuto de Participación Ciudadana que aprobó el Ayuntamiento puede ser uno de los cauces legales que impulsen a las organizaciones populares?
ÁNGEL CEBALLOS: Puede ser. Debería ser, más bien, ya que por lo acontecido hasta ahora no lo está siendo.
Ha habido por parte del Ayuntamiento muchos titubeos en este tema y algunos errores de bulto. Y uno de ellos ha sido el nombrar delegado de participación a un concejal que ya estaba sobrecargado de trabajo ya que estaba también al frente d la Delegación de Urbanismo.
CARMELO POZAS: Yo creo que la creación de de la delegación de participación ciudadana ha sido un error y un parche. Porque considero, en primer lugar, que no debe haber un delegación de participación ciudadana, sino que toda la gestión municipal tiene que estar vertebrada por la participación ciudadana.
Y si por lo que sea –inexperiencia, fallos, planteamientos- resulta que la gestión municipal no es participativa, no se arregla nada con inventarse un parche que venga a tapar este agujero-. ¿Mejor es ese parche que nada? Quizás sí, a corto plazo, con tal de que no impida ver para el futuro que es la globalidad de la gestión municipal la que debe estar abierta a la participación ciudadana. Y para ello se necesitan ideas claras y medios para hacerlo posible.
PORFIRIO BARRIO: Yo creo que alguien en el Ayuntamiento se inventó esta delegación al comprobar que la mayoría de los concejales no estaban por la labor de hacer una gestión global realmente participadora. De hecho, por experiencia hemos comprobado cómo no hay más de tres o cuatro concejales en la actual corporación que crean en la participación ciudadana.
LUIS DEL POZO: Yo quiero decir dos cosas. Primera, que pienso que la creación de la delegación de participación ciudadana fue una forma de aplazar un tema al que no sabían hincarle el diente, ya que no ceo que hubiese voluntad real de resolverlo. Y segunda, que creo que las Asociaciones de Vecinos hemos tenido en una gran parte culpa porque no hemos sido capaces de dar una alternativa válida a un tema complejo.
En las únicas áreas donde hemos tenido las ideas claras: cultura, deportes y Empresa Municipal de Transportes, hemos logrado participar algo.
ÁNGEL CEBALLOS: Yo creo que, bajo el punto de vista de la participación, la gestión de este Ayuntamiento ha sido francamente mala. Por un lado, las distintas áreas de gestión han funcionado como compartimentos estancos, dificultando una participación global y, por tanto, tampoco han permitido una participación puntual en la mayoría de esas áreas.
¿Cómo diseñaríais, en dos palabras y para terminar, un modelo de municipio o de administración pública auténticamente participativo?
ÁNGEL CEBALLOS: Muy brevemente. Que la Administración o los poderes públicos doten de medios suficientes a los movimientos sociales. Y que informen clara y personalmente de su gestión, establezcan mecanismos de comunicación más fluida con los movimientos sociales, y permitan una participación en las deliberaciones o incluso en la toma de decisiones que afectan a un área o problema puntual de un barrio concreto.
En cuanto a la Administración Central, con que se lograra que las Asociaciones de Vecinos fueran contempladas como entidades de utilidad pública nos daríamos por satisfechos.